Alex Bazan. Es domingo – en el único día de la semana en que puedo dejar de lado mi obligada obediencia al despertador – y como de costumbre me dedico a revisar los editoriales de los principales diarios del país, así como las columnas de opinión sobre coyuntura nacional que publican los denominados “lideres de opinión”.
Me llama la atención la publicada en el diario “La República”, bajo la firma de la abogada y periodista Rosa María Palacios (RMP), titulada “Gallina que come huevo, aunque le quemen en pico”. Me detengo en una frase que, tomada a la ligera, podría pasar como una justa declaración de principios o un intento de deslinde de la columnista frente a posiciones distintas a la suya. Me refiero a la frase “Ser caviar hoy es un reconocimiento a todo aquel que no es un mafioso deshonesto” expresada por la abogada en su dominguera columna.
La tarea de definir el significado de la palabra “caviar” ya ha sido cumplida por varios personajes de notoriedad pública, pero para efectos del desarrollo de éste artículo asumiré la aplicada por el periodista Aldo Mariátegui, la cual se puede hallar en éste enlace, motivo por el cual me auto-relevo de mayor detalle al respecto.
La frase de RMP me llamó particular atención porque al momento de leerla me recordó a Antonio Gramsci, el pensador italiano, quien desde su vena marxista sostuvo que el éxito de la revolución no pasaba por colocar como objetivo primario el control político. Lo principal para lograr el objetivo final deseado era – según Gramsci – la conquista del espacio cultural, intelectual y moral en la sociedad civil. No pretendo con lo expuesto sugerir que RMP sea marxista y menos seguidora de Gramsci, solo me interesa relacionar el significado aplicado por ella para la palabra “caviar” con los postulados del filósofo italiano.
Gramsci creía que el trabajo ideológico en la sociedad civil sustentaría el posterior acceso al poder del marxismo, toda vez que las sociedades se encontraban capturadas por el pensamiento capitalista. La estrategia involucraba el manejo de los medios de comunicación, universidades, escuelas, espacios artísticos, es decir el campo de la información, la cultura, la moral y las ideas.
El problema con la teoría de Gramsci radicaba en que la pretensión de penetración en el espacio cultural e intelectual y en la fijación de los cánones morales sociales no permitía la coexistencia de posiciones e ideas diversas, sino – como es clásico del marxismo – sustentaba una visión unipolar de la realidad, lo que en algún momento desembocaría en el sometimiento forzado de los “disidentes”, con el fin de no tener obstáculos para alcanzar el poder.
El marxismo utópico -entendido como la creencia de que la lucha de clases se legitima por la existencia de una clase proletaria explotada por el capitalista, el cual se apropia ilegítimamente de la plusvalía generada por el trabajador- alimenta más que una lucha, una cultura de odio, al sostener que quien es dueño del capital es necesariamente el “malo” y siempre lo será, mientras que el trabajador es necesariamente el “bueno”, aplicando con ello un tipo de “juicio final divino” donde los capitalistas estarían condenados a ver sus nombres registrados en el “libro de la muerte” y los trabajadores, con el registro de los suyos en el “libro de la vida”, encontrarían recompensa a la afrenta del abuso capitalista.
Mas allá de ingresar a sustentar el cuestionamiento a la teoría de Marx – que fácilmente puede desbaratarse si nos dedicamos a verificar que en sus postulados no se tomó en cuenta el costo que significa para el capitalista el obtener el capital y mantenerlo – lo que pretendo destacar es que el marxismo busca colocar al proletariado en un posición “especial” frente a los demás miembros de la sociedad, cuestionando duramente a los otros demás grupos sociales, incluyendo desde luego a los denominados capitalistas, quienes resultan siendo los causantes de todos los males. En ese escenario se desarrollaría un simple cambio de roles, donde el sometido pararía a ser quien somete.
Dato importante a tener en cuenta es que con posterioridad a Marx y Engels, fue Lenin quien al plasmar su propia visión del marxismo sostuvo que la revolución no podía sustentarse en el accionar del proletariado, sino en el actuar de la clase intelectual, toda vez que el proletariado podía se fácilmente seducido por los dueños de capital mediante dádivas o condicionamientos. La intelectualidad, en cambio – según Lenin- debido a su alto estatus moral, podía repeler eficazmente la ofensiva, por tratarse de un grupo conformado por personas que podría diferenciar fácilmente lo bueno de lo malo. A su turno Gramsci fue más allá y estableció la prioridad de la conquista del espacio cultural, intelectual y moral para la revolución, afirmado que la toma del poder cultural precedía y era más importante que la toma del poder político, que resultaba ser la consecuencia.
Si extrapolamos en pensamiento de Gramsci a la realidad peruana actual, se podrá advertir que la conducta de los denominados “caviares” se relaciona claramente con sus postulados, al menos en lo siguiente;
- La tacha de corruptos e inmorales a todo aquel que no comulgue con su pensamiento, colocándose en la postura de “censores” del la sociedad.
- El uso del arte para expresar sentimientos de rechazo a las “injusticias” sociales.
- La penetración en los jóvenes, a través de prédicas en Universidades e Institutos, para colocarlos al frente de marchas y protestas contra el “sistema”.
- La prédica del colectivismo, por encima de la individualidad, recurriendo al asambleísmo, a los colectivos y a las plataformas de lucha.
- El rechazo a las FF.AA, bajo el argumento -siempre escondido- de una supuesta “inferioridad” intelectual.
- El uso del termino “Derecha BRUTA y achorada” (DBA), aplicado a los sectores de centro derecha y derecha que no piensan como ellos, dando relieve nuevamente a una supuesta “inferioridad” intelectual o moral.
- La imposibilidad de brindar concesiones o ceder posturas, debido a que su “superior posición” y “alta catadura moral” no les permite aceptar posiciones diversas ni llegar a puntos de equilibrio.
Al verificar éstos elementos se podrá advertir que el actuar de los denominados “caviares” se sustenta generalmente en la construcción de una auto-imagen de moralidad e intelectualidad. No cabe otra explicación cuando vemos, por ejemplo, que quienes conducen las marchas de protesta contra el indulto a Alberto Fujimori son precisamente estudiantes, en su mayoría universitarios, que manejan un unívoco discurso plagado de intolerancia, convencidos de que el estatus de defensores de la moral colectiva y los derechos humanos les permite colocarse por encima de la sociedad para definir lo que ” es bueno” para ésta.
Recordemos que hace unas semanas, en una de las marchas contra el indulto humanitario para el expresidente, un grupo de jóvenes agredió a un transeúnte que durante el recorrido tuvo la mala suerte coincidir con ellos y expresar una posición diferente, a favor del indulto. Lo agredieron físicamente porque no pensaba como ellos. El hecho fue difundido por los medios. O el caso, también de público conocimiento, referido al actuar de una joven universitaria en una de las tantas marchas en el centro de Lima, quien argumentando estar “en contra” de la política de gobierno del Presidente Humala en el caso Conga, pintarrajeó con spray el monumento al General San Martín, afectando un bien público. Asimismo tenemos el reciente caso de una exposición de “arte” en la que se exhibió un cuadro que representaba a un grupo de militares asesinando a una humilde campesina, sin base real de tipo alguna y sin hacer mayor rechazo del actuar de los movimientos terroristas – realmente genocidas- durante la época del terror.
Volviendo al tema del indulto, si tratamos de aplicar las siete características del que denomino “plan caviar” anotadas en líneas anteriores, se podrá verificar lo siguiente:
- “Indultar a Alberto Fujimori es inmoral”. Obedece a la estrategia de “Tachar de corruptos e inmorales a todo aquel que no comulgue con su pensamiento, colocándose en la postura de “censores” del la sociedad.
- Elaboración de caricaturas, afiches, cuadros y exposiciones con el lema “no al perdón”. Obedece a la estrategia de “Uso del arte para expresar sentimientos de rechazo a las “injusticias” sociales”.
- Implementación de marchas contra el indulto, integradas por estudiantes universitarios, como los miembros del Centro Federado de Estudiantes de Derecho de la Universidad San Marcos. Obedece a la estrategia de “Penetración en los jóvenes a través de predicas en universidades e institutos para colocarlos al frente de marchas y protestas contra “el sistema”.
- Creación del Colectivos contra “el olvido”. Obedece a la estrategia de “Prédica del colectivismo por encima de la individualidad, recurriendo al asambleísmo, a los colectivos y a las plataformas de lucha”.
- “Fujimori permitió que las Fuerzas Armadas cometan asesinatos”: Obedece a la estrategia de “Rechazo a las FF.AA bajo el argumento, siempre escondido, de una supuesta “inferioridad” intelectual”.
- “ Quien apoya el indulto forma parte de la DBA”: El “Uso del termino “Derecha BRUTA y achorada” (DBA) aplicado a los sectores de centro, centro derecha y derecha que no piensan como ellos, poniendo relieve nuevamente una supuesta “inferioridad” intelectual”.
- “Alberto Fujimori no puede ser indultado incluso si se encuentra enfermo: debe pagar por lo que hizo”: Evidencia la “Imposibilidad de brindar concesiones o ceder posturas, debido a que su superior posición y alta catadura moral no les permite aceptar posiciones diversas ni llegar a puntos de equilibrio.”
Una sociedad abierta, libre y multipolar es garantía para el sistema democrático. Por ello, es mejor que las ideas de Gramsci queden únicamente en la mente de los que hacen de la intolerancia una práctica de vida.
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