sábado, 30 de noviembre de 2019

Persecución implacable de la mafia


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La liberación de Keiko Fujimori, ordenada por el Tribunal Constitucional en ajustada votación, sin duda ha sido un duro golpe al establishment progre-caviar que control los hilos del poder en el Perú, y cuya misión primordial es desaparecer de la faz de la Tierra al fujimorismo. La verdad es que tenía pocas esperanzas de que esto sucediera. En primer lugar porque el golpe de Estado que dio Vizcarra fue específicamente para salvar a este Tribunal Constitucional (TC) evitando que el Congreso cambiara a sus miembros. Eso aceleró el cierre intempestivo del Congreso.

Una de las razones que tenía la mafia para salvar al TC mediante una disolución express del Congreso, era mantener a sus cuatro miembros prevaricadores en él: Manuel Miranda, Marianella Ledezma, Eloy Espinoza y Carlos Ramos, los cuatro angelitos que fraguaron una sentencia para permitir que los ex marinos implicados en el caso El Frontón de 1986, sigan siendo procesados por la justicia y por lesa humanidad. Estos cuatro magistrados que fueron acusados ante el Congreso y defendidos con uñas y dientes por la mafia caviar, hasta que corrieron a la CIDH para gritar "¡ampay, me salvo!"·

Sabiéndose que se venía la vista del habeas corpus a favor de Keiko Fujimori, era indispensable para la mafia mantener a sus agentes en el TC, obviamente para evitar la libertad de la lideresa de Fuerza Popular. Por todo esto fue una sorpresa que el magistrado Carlos Ramos hubiera votado a favor del habeas corpus, aunque por sus propias razones. Un golpe duro para la mafia.

Meter a Keiko en prisión fue una de las más grandes proezas de la mafia, conseguida gracias a sus agentes infiltrados en el Ministerio Público. Para nadie es un secreto que el fiscal demente José Domingo Pérez y su jefe Rafael Vela, son miembros del cartel de la mafia caviar dirigida desde la ONG IDL, especializada en la defensa legal de terroristas. Son estos fiscales quienes proveen a IDL de las filtraciones de las diligencias reservadas que se llevan en el caso Lavajato. En especial, todo lo que se refiere a Keiko Fujimori. No es casualidad que cada vez que el Poder Judicial tenía que ver el caso de Keiko, aparecía un nuevo escándalo en los medios. 

En esta ocasión no fue diferente. Poco antes de que el TC viera la causa de Keiko, los fiscales de la mafia soltaron a lo medios el escándalo de los aportes de campaña de los grandes empresarios en favor de Keiko Fujimori. No contento con esto, en pleno desarrollo del CADE 2019, el fiscal de la mafia corrió a las oficinas de la Confiep para allanarla, en un acto de pura felonía mafiosa, ya que todos los documentos que él requirió a esta entidad le fueron entregados hace tiempo. Es obvio que el operativo se desplegó para intimidar a los empresarios y ponerlos bajo amenaza para que nunca más se atrevan a apoyar a Fuerza Popular.

Todo esto revela que estamos viviendo en un Estado Gestapo dominado por la mafia caviar. El Perú vive en una dictadura donde el gobierno reside en las sombras. Es la mafia caviar la que controla los hilos del poder político y hasta manipula a Vizcarra como su muñeco de trapo. Por eso mismo Vizcarra fue enviado al CADE un día antes, para facilitar el allanamiento de los fiscales de la mafia a la Confiep. Todo ha sido un operativo al mejor estilo de la Gestapo nazi.

Lo que debe quedar meridianamente claro a cualquiera que tenga dos dedos de frente y no se compre el show de la prensa basura, es que vivimos en una dictadura de la mafia caviar, un rezago de la mafia que Odebrecht dejó instalada en el Perú en los tiempos gloriosos de Ollanta Humala y Susana Villarán, época en que la izquierda creció como la mala hierba. No solo compraron funcionarios, entre ministros, viceministros, gobernadores y presidentes, sino instituciones enteras y prensa. No nos olvidemos de esos periodistas que le reventaban cohetes a Nadine y a Villarán, que se paseaban por todo el país dictando talleres de periodismo por cuenta de Odebrecht. Nada de eso se recuerda ahora porque la prensa sigue comparada por la mafia.

El objetivo principal de esta mafia es desaparecer al fujimorismo. Para eso montaron el operativo de persecución del Fuerza Popular, remontándose al 2011 porque saben que allí hubo aportes de Odebrecht. ¿Y cómo lo saben? Porque el mismo Odebrecht se los dijo. Pero lo curiosos es que los aportes de campaña no son delito. No importa. La mafia inventó el cuento del "lavado de activos" para perseguir a FP y a Keiko. Luego inventaron una patraña para meterla presa "preventivamente" por tres años, mientras investigan. Así es como actúa la mafia. 

Personalmente no tengo ninguna simpatía por la señora Keiko Fujimori, a quien considero una persona sin formación política y sin ideología ni doctrina política. He sido un crítico de su manera de hacer política y de armar sus listas de candidatos al Congreso, rellenadas con voleybolistas y otras clases de personajes de poca relevancia política, como el "Angelito del Once". Eso me parece llenar la política de basura, para no hablar de sus alianzas religiosas con iglesias basura. Pero nada de esto me impide ver que estamos en manos de una dictadura caviar y bajo el régimen de la mafia. Ojalá Keiko aprenda la lección que le da la vida y deje de jugar a la política barata. 

jueves, 21 de noviembre de 2019

El último show de la mafia


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Un nuevo escándalo conmociona a la ciudad, las redes sociales y medios de prensa. Una vez más el fiscal Pérez hizo otra de sus típicas jugadas antes de que el TC vea el caso de Keiko y filtró información a sus amigos de la prensa: el BCP había aportado a Fuerza Popular US$ 3.5 millones de dólares en la campaña del 2011. Enseguida tuvimos que aguantar el clásico y patético espectáculo de “indignados” lloriqueando y maldiciendo al BCP, cortando sus tarjetas de crédito y amenazando con retirar sus CTS. 

Pero con todo y eso, hasta ahora no han logrado probar absolutamente nada contra Keiko Fujimori. Todo lo que tienen es solo humo y floro para convencernos de que todo cuanto rodea a Keiko es criminal. Es el mito que el progresismo se esfuerza en contarnos todos los días. A nadie le interesa ya la verdad. Lo que quieren es linchar a Keiko y desaparecer al fujimorismo. Periodistas de características de prensa chicha prefieren posar como indignados y proferir sospechas anti Keiko para ganarse al público en vez de ejercer su profesión con dignidad y valor, aclarándoles cómo son las cosas en realidad.

Sería muy simple de explicar que en todas las campañas electorales existen donantes privados, entre ciudadanos y empresas, que tienen todo el derecho a mantener en reserva sus nombres, si así lo desean. Así es como funciona la democracia en cualquier país civilizado y a nadie le escandaliza. Pero en vez de decir algo tan simple como esto, periodistas que no merecen este título, prefieren darle basura a su público y alimentar los odios mediante la sospecha malintencionada y la pose del “indignado”. 

Casi no hay un periodista con algo de dignidad que se alce por encima de toda esa basura antifujimorista con que nos cubre la maquinaria mafiosa, repitiendo el mito ridículo de la “organización criminal” con que se acusa a Fuerza Popular. Se sospecha de todo cuando se trata de Fuerza Popular pero nunca sospechan del fiscal de la mafia que filtra sus datos en los momentos precisos para perjudicar a Keiko cada vez que otras instancias están por analizar su libertad. Allí nadie sospecha del fiscal ni de sus testigos ni de sus amigos de la prensa. Todos los sabios del periodismo son ciegos para ver los movimientos mafiosos de este fiscal, a pesar de que casi siempre se trata de un “testigo” que declara sin aportar una sola prueba. Nadie se percata de la maquinaria mafiosa que se mueve desde IDL, La República, Canal N y América TV, entre otros.

Y al final resulta que hasta ahora el fiscal de la mafia caviar no tiene absolutamente nada concreto contra Keiko. Pero nadie se atreve a analizar el caso con frialdad y objetividad. Tampoco invitan a los expertos que tienen una opinión distinta al fiscal Pérez y a la linea del antifujimorismo patológico en que se adoctrina a la población. Una gran irresponsabilidad de la prensa para quienes la verdad ha dejado de ser un valor hace tiempo. Para ellos es mejor caerle bien a la mafia y sumarse al cargamontón anti Keiko que pide la proscripción del fujimorismo, objetivo que la mafia caviar persigue obsesivamente como parte de su programa político. 

Los expertos han dicho miles de veces que los aportes de campaña no constituyen delito y menos lo eran en el 2011. Nada de eso cae en la figura del lavado de activos. El caso del fiscal Pérez es una farsa que se vendría abajo en un juicio. El pitufeo, los aportantes fantasmas y hasta las firmas falsas son vicios procesales y permanentes de casi todos los partidos políticos en todas las campañas. Nunca se usaron para armar un caso penal contra nadie. La mafia caviar ha usado todo eso inventando una serie de cargos ridículos y maniobras sucias para mantener presa a Keiko, sacarla del escenario político y desmantelar a la principal fuerza política de oposición. Eso es todo lo que persigue la mafia. Hay que decirlo con claridad.

La mafia caviar ha actuado con la complicidad de una prensa prostituida y de funcionarios corruptos. Para eso anularon la Ley Mulder, para poder seguir comprando a la prensa. Luego armaron la feroz campaña contra Chávarry para mantener el control del Ministerio Público. Hasta dieron el golpe de Estado para mantener el control del Tribunal Constitucional. Y ningún periodista parece darse cuenta de que vivimos en manos de una gran mafia que hace lo que quiere con el país.