jueves, 17 de diciembre de 2020

El reino de la mentira progresista


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Como nunca antes, en estos últimos cuatro años la política en el Perú se ha envilecido al punto de ser el escenario de la mentira y el odio. Nada más que eso es hoy la política. Principalmente de parte del progresismo, quienes lejos de analizar los hechos con objetividad y en busca de la verdad, viven en una competencia permanente de fabulación, creando mitos y mentiras para engañar a la gente. Básicamente viven en la cacería permanente de “culpables”. La izquierda nunca tiene la culpa de nada. Hasta sus corruptos y vándalos son disfrazados como héroes y víctimas. No debe extrañarnos ya que esa es la escuela del comunismo.

Los hechos y las cifras que se manejan a nivel internacional, dicen que el Perú es el país donde peor se manejó la pandemia. Eso nadie lo puede cambiar. Es una realidad que todos vivimos. El gobierno de Vizcarra se dedicó a montar un espejismo mediante el uso de la prensa, para hacerle creer a los peruanos que se estaba controlando la pandemia. Todo fue un show diario. El primero gesto de Vizcarra fue cambiar a la ministra de Salud para poner a un comunista del Frente Amplio a cargo de la pandemia, como si fuera el salvador. Lo que hizo Víctor Zamora fue seguir el manual del comunista en el poder. De inmediato contrató médicos cubanos que nadie necesitaba y nombró comisiones repletas de comunistas, dedicados a diseñar planes descabellados, sin pies ni cabeza, con el nombre de “protocolos”. Algunos tan absurdos que tuvieron que cambiarse apenas al día siguiente, como el uso de guantes.

De allí nacieron los famosos confinamientos con enfoque de género para luchar contra el patriarcado. Ningunearon al sector privado, culparon a las farmacias por la falta de stock de medicamentos, luego de que el público arrasara los estantes. Culparon a las clínicas privadas cuando ni los hospitales del Estado estaban preparados con camas UCI. Armaron una campaña contra las clínicas privadas para tratar de estatizarlas. Copiando la estrategia de Hugo Chávez, montaron el show diario del “Aló presidente” en versión Vizcarra, para dar largos mensajes repletos de retórica y cinismo, solo para hacerle creer a la gente que estaban controlando la situación, cuando todo estaba fuera de control. Los muertos se ocultaron. 

En julio empezaron a hablar de las vacunas y Vizcarra nos aseguraba que estas llegarían. De pronto volvió a cambiar de ministro en plena pandemia y nombró a la Dra. Mazetti. Las cosas empezaron a mejorar en el aspecto sanitario, pero la economía seguía en picada porque al comunismo nunca le interesó este aspecto. Para ellos fue muy fácil paralizar totalmente la economía y cerrar empresas. Posaban como salvadores pero lo cierto era que el país languidecía. La gente perdió sus empleos o redujo drásticamente sus ingresos, mientras la ayuda prometida del gobierno a los más pobres llegaba tarde, mal y nunca. Todo el Estado era un total desbarajuste. Ni siquiera sabían cuántos eran los pobres ni dónde estaban.

Pero Vizcarra salía al mediodía asegurando que todo iba viento en popa. Las vacunas iban a llegar en diciembre. Por lo menos un lote de 50 mil que ya estaba compradas. Felizmente sus palabras están grabadas. Y ahora resulta que no tenemos nada. Ni una sola vacuna.

Frente a la vergüenza mundial de quedarnos sin vacunas, empezó la operación Pilatos por parte del progresismo, en busca de lavarle las manos a Vizcarra. Resulta que toda la culpa es de Merino. El Mismo caradura de Vizcarra salió a los medios a culpar al Congreso por vacarlo. En el colmo del cinismo asegura que justo en esa semana se iban a firmar los contratos de compra. Pero no tienen ni un borrador de contrato que mostrarle a la gente. Ni un cheque girado. Nada. Pero Vizcarra no es el único embustero en busca de eludir sus culpas. Tiene todo un ejército de fieles seguidores que han hecho coro para culpar de todo a Merino.  ¿De dónde sale tanto amor de la izquierda por un incompetente y corrupto embustero? 

La clase política ha desaparecido. Quedan unos pocos a punto de extinguirse, y ni siquiera están en el escenario sino en los palcos, y sus opiniones no resuenan. Quienes ocupan los principales roles de la política nacional ahora, no pasan de ser meros trepadores sin oficio ni altura intelectual, dispuestos a decir cualquier mentira barata sin remordimiento. Allí están copando las portadas y los principales programas de la prensa prostituida por Vizcarra, en busca de culpar de todo al Congreso por haber vacado al corrupto. Piden sanción para Merino y los 105 congresistas. Declaran héroes a dos vándalos muertos enfrentando a la policía. Piden reparaciones para las víctimas del “abuso policial” durante las marchas de protesta por la vacancia del coimero de Moquegua, en las que atacaron salvajemente a la policía. 

El Perú es una farsa política. Todo es mentira y fábula. Quienes tienen el poder político y el control de los medios llenan a la población de cuentos y embustes. Ellos tienen el poder para convertir a cualquiera en culpable, víctima y héroe. Los hechos no interesan sino las portadas y los mensajes desaforados de los entrevistados favoritos de la prensa corrompida. Repetir las mismas mentiras todos los días hasta que la gente se lo crea. Esa es la estrategia. Ya no quedan políticos probos ni periodistas decentes. Los pocos están en el retiro o son censurados.

martes, 24 de noviembre de 2020

Cómo la mafia controla el poder en el Perú

 

Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Empecemos por el principio. Hace una década que todo está corrupto en el Perú. Exactamente desde la llegada de la mafia brasileña -enviada directamente por Lula y el Foro de Sao Paulo- para apoyar la campaña presidencial de Ollanta Humala. Pusieron al frente al todopoderoso estratega Luis Favre y los millones de dólares de Odebrecht y otras empresas mafiosas empezaron a fluir en diversas direcciones, especialmente hacía la gran prensa. Eso no ha cambiado nada hasta hoy. 

En el gobierno de Ollanta Humala esta mafia se consolidó en el Perú. Es la mayor organización criminal jamás vista copando el poder. Se conforma por oenegés y medios de prensa, con fiscales, jueces, abogados y periodistas en planilla, contratados para defender los intereses de la mafia. Se la conoce como “mafia caviar”. Incluso PPK fue comprado por esta mafia y se convirtió de pronto en furibundo antifujimorista y aliado de la izquierda. De hecho, PPK ganó la presidencia gracias al fraude montado por la prensa en contra de Keiko Fujimori, acusándola de narcotraficante una semana antes de las elecciones. Y aunque PPK ganó, el problema era el Congreso. 

Un Congreso controlado por el fujimorismo que se atrevió a vacar al presidente de la mafia era insostenible. Había que hacer algo. Vizcarra fue muy fácil de alinear porque tenía tremendo rabo de paja y los fiscales le respiraban en la nuca. La mafia le ofreció protección a cambio de cerrar el Congreso. El pretexto: la lucha contra la corrupción. Vizcarra siguió el show de los fiscales al servicio de Odebrecht. La prensa mermelera se dedicó a contar el cuento de que la corrupción era Fuerza Popular encarnada en Keiko Fujimori, y que el Congreso “fujiaprista” era obstruccionista y aliado de la corrupción. Ese cuento se repitió hasta el cansancio. Finalmente, la mafia se ocupó de eliminar a Fuerza Popular, a Keiko Fujimori y al Congreso. ¿O hay alguien que no vio esta película? 

Esta misma prensa al servicio de la mafia apoyó y endiosó a los fiscales de Odebrecht, apoyó el acuerdo con la empresa mafiosa, justificó el pago de 542 millones a Odebrecht, transmitió en vivo el proceso de Keiko hasta su prisión, le dedicó 1,200 portadas difamatorias a Chávarry para sacarlo del puesto y recuperar la Fiscalía para la mafia. Esta misma prensa apoyó el golpe de Vizcarra y manipuló las encuestas a su favor hasta convertirlo en ídolo de masas, mientras recibía millones a cuenta de publicidad estatal. Esta es la prensa corrupta que se encarga de manipular conciencias. 

Por supuesto que los tontos que abundan en este país se tragaron completito los cuentos de la prensa, y aplaudieron el show de los fiscales y de Vizcarra creyendo que estaban luchando contra los corruptos. Pobres tontos. El mayor logro de la mafia fue prostituir a la prensa y controlar el Estado con agentes contratados como asesores, o nombrados ministros o viceministros para luego pasar a ser ministros, y así seguir dando vueltas en el Estado en diferentes cargos. Esto ocurre con total descaro a vista y paciencia de todos. Y ahora se repite en el gobierno de Sagasti.  

¿Por qué la izquierda movilizó a sus clásicos tontos útiles a las calles tras la vacancia de Vizcarra? Porque de pronto habían perdido todo el poder. Un fiscal y un par de medios independientes se dedicaron a ventilar las corruptelas de Vizcarra hasta que se oyó la palabra “vacancia”. De pronto salieron los opinólogos a sueldo para decir que Vizcarra no podía ser vacado, que debía terminar su período y ser investigado después, que no podíamos arriesgarnos a la inestabilidad, que estábamos en pandemia y mil pretextos más. Luego aparecieron las encuestas mostrando que el 70% apoyaba a su majestad Vizcarra y no querían vacancia. Nunca antes un corrupto a cargo de un gobierno fracasado había tenido tanto apoyo. La mafia y su prensa estaban aterrados. 

Por desgracia para la caviarada, este Congreso que fue resultado del golpe de Vizcarra, tuvo el valor de vacar al coimero de Moquegua, así sin miedo. Fueron 105 congresistas de diversas bancadas los que vacaron al corrupto de Vizcarra amparados en la Constitución. El resto fue mero trámite. El presidente del Congreso, Manuel Merino, asumió la presidencia como manda la ley. Nunca hubo un golpe, como luego cacarearon en las calles. La vacancia por incapacidad moral es una figura que existe en la Constitución y se alcanzaron los votos reglamentarios. Así que a llorar al río. Pero a la mafia le interesa un pepino la ley y la Constitución. Solo ellos determinan lo que es y lo que no es un golpe. Así que salieron todos los progres y caviares a gritar que era un golpe. 

Vizcarra tuvo que aceptar los hechos y salió a despedirse con todo su equipo de gobierno. Quienes no aceptaron la vacancia fueron los jefes de la mafia, las oenegés de izquierda que perdían sus consultorías y encuestas, los medios mermeleros que veían peligrar sus ingresos de dinero público, los típicos odiadores de izquierda que no aceptan a nadie que no sea de su casta, y que sufrieron una crisis nerviosa al ver a tantos miembros de la rancia derecha confesional con Merino en el poder. De inmediato presionaron el botón de alarma y convocaron a sus típicos tontos útiles a marchar a las calles. Los centros federados capturados por la izquierda, las oenegés pro terrucas, los sindicatos comunistas, los colectivos de toda clase salieron a las calles a rechazar el “golpe”.  

El típico recurso de la “marcha pacífica” fue usado una vez más, sabiendo que se iban a sumar los vándalos, las barras bravas, los delincuentes y toda clase de lacra social. Provocaron a la policía y los atacaron con piedras y bombardas hasta conseguir el ansiado muerto. La prensa no tuvo reparos en alentar a los vándalos y defender las marchas. No informaban, sino que alentaban a los jóvenes a salir a protestar. La cobertura de las marchas en la televisión fue permanente y obscena. El relato era una “defensa de la democracia” y “rechazo al golpe”. De esta manera la mafia transformó su feroz batalla por la recaptura del poder en “gesta democrática”. Luego vino la huachafería de idealizar a los jóvenes con la etiqueta de “generación bicentenario”, como si fueran algo especial. Son los mismos tontos útiles que la izquierda saca a marchar en toda ocasión.  

La huachafería caviar ha llegado a niveles más asquerosos que los de costumbre. Manipularon a jóvenes incautos y aprovecharon la muerte de dos vándalos para capturar el poder. Ahora los han convertido en héroes y piden espacio en el LUM. Más huachafos y cínicos no pueden ser. Están felices porque consiguieron sus gollerías, volvieron a ocupar cargos en el Estado y están de vuelta.  El primer mensaje de Sagasti fue para castigar a la policía y lanzarles besos a los jóvenes. Una vez más los jóvenes han sido usados como los tontos útiles de la izquierda y de la mafia caviar. Pero les han hecho creer que son los “defensores de la democracia”. 

domingo, 15 de noviembre de 2020

Un golpe callejero de la mafia


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Entender lo que está pasando en el Perú en estos días es muy simple. Pero debemos primero hacer un necesario y breve recuento del régimen de Vizcarra. Con la vacancia de Vizcarra por corrupto, coimero y embustero, la izquierda perdió el poder que mantenía desde hacía nueve años. Es decir, desde que en el 2011 se instaló Ollanta Humala con toda la mafia de Odebrecht en el aparato del Estado, incluyendo las oenegés caviares y su red de jueces, fiscales y periodistas. PPK solo fue la continuación de Ollanta. PPK pactó con la mafia caviar para ganar con los votos de la izquierda, y mantuvo intacta toda la estructura de poder de la mafia caviar. Incluso heredó un ministro (Saavedra) y varios viceministros. Más adelante la burocracia del humalismo y las oenegés caviares seguirían dando vueltas por los ministerios en un interminable reciclaje permanente.  

Al asumir Vizcarra sin bancada ni partido, fortaleció todos los vínculos con la mafia caviar. Sin ideas ni programa, Vizcarra se dedicó exclusivamente a defender los intereses de la izquierda y ejecutar su plan maestro. Gracias a eso gozó de amplia popularidad en la prensa prostituta. Vizcarra defendió con uñas y dientes a los fiscales del caso Odebrecht y el acuerdo mafioso que sigue guardado bajo siete llaves. Un caso que fue usado por la mafia para perseguir a los enemigos del régimen. El Equipo Especial Lavajato fue creado explícitamente para investigar funcionarios implicados en delitos con las empresas brasileñas, sin embargo, se dedicaron a perseguir a Keiko que nunca fue funcionaria ni firmó un solo contrato. Le inventaron un cargo falso y la metieron presa con excusas ridículas, en un denigrante espectáculo televisivo semejante a un circo romano del siglo XXI, para entretener a una masa de borregos amaestrados durante años en el odio y la mentira. El siguiente paso fue cerrar el Congreso “fujiaprista”, para lo cual inventaron el cuento del “Congreso obstruccionista”. A esto se dedicó Vizcarra  ataviado con su disfraz de luchador anticorrupción. 

El Congreso fue cerrado al caballazo por Vizcarra para impedir que cambien al Tribunal Constitucional controlado por la mafia. Ya antes se habían encargado de capturar el Ministerio Público sacando grotescamente a Pedro Chávarry del cargo de Fiscal de la Nación. En todas estas operaciones mafiosas, jugaron un papel importante los medios de comunicación prostituidos por el gobierno con publicidad estatal. Detrás estuvieron también la red de oenegés caviares, siendo la más visible de todas IDL, con importante influencia en la Fiscalía y el Poder Judicial.  Así crearon al monstruo del “fujiaprismo” que había que derrotar para sanear al país. Esa fue la doctrina oficial del Estado y de los medios de prensa. 

Una vez liquidado el fujiaprismo la mafia gobernaba a sus anchas y se repartían el presupuesto público sin descaro, hasta que llegó la pandemia. Y es allí cuando Vizcarra da muestras de su total incapacidad para gobernar. Nos dimos cuenta de que el Estado era una desdicha total porque nadie se ocupó de equipar bien los hospitales ni del sistema de salud. Ya no había fujiaprismo al que culpar. La primera reacción fue culpar al neoliberalismo, a la Constitución del 93, a las farmacias, a las clínicas y finalmente a los ciudadanos. Las compras en medio del estado de emergencia revelaron la profunda corrupción en que se desenvolvía el gobierno de Vizcarra. Y así llegó el caso Richard Swing, luego los audios de la vergüenza y el primer pedido de vacancia que no prosperó. Las riñas internas en la Fiscalía hicieron posible que se filtrara a la prensa –ya no mediante IDL- las delaciones de testigos que aseguraban haberle dado coimas a Vizcarra. No uno sino cinco testigos. 

Este Congreso fue un aborto de Vizcarra. Es el resultado del cierre inconstitucional del Congreso anterior y de su nefasta reforma política. Nadie calculó que Vizcarra sería vacado, pero sucedió. De inmediato sonaron las alarmas en los cuarteles de la mafia caviar. El ingreso de Merino al poder significaba la pérdida del control del Estado que había tenido la mafia en sus manos en los últimos nueve años. Por supuesto, no se iban a quedar quietos. La poderosa maquinaria de la mafia empezó a moverse para emprender el contraataque. Lo primero que había que hacer es, como siempre, inventar una mentira y atizar el odio. La fórmula típica usada con mucho éxito por la mafia con la complicidad de su amplia red de medios, periodistas, opinólogos y políticos humalistas, siempre prestos a declarar ante la prensa como invitados estelares. El cuento fue convertir en “golpe de Estado” la vacancia presidencial, pese a ser una figura establecida en la Constitución y haberse seguido el debido proceso. No importa. Fue golpe y así se repitió sin cesar. 

El siguiente paso fue convocar a los jóvenes, los típicos tontos útiles de la izquierda. Desde los medios alentaban a las protestas, los opinólogos declaraban sacrosanto el “derecho a la protesta”, los periodistas idealizaban a los jóvenes marchantes, la televisión transmitía en vivo las marchas. Lo que se buscaba era un muerto. Y este llegó anoche. No fue uno sino dos muertos y más de noventa heridos como resultado de lo que insisten en llamar desde los medios “marcha pacífica”. No son para nada marchas pacíficas. Los jóvenes van preparados con mochilas llenas de piedras, petardos y otros instrumentos contundentes. En pleno estado de emergencia marcharon sin ningún permiso hacia el Congreso, enfrentándose a la policía. Han llegado a la cobardía de convocar protestas en la casa de Manuel Merino y en la de Antero Flores Araoz. Los que piden respeto por su derecho a la protesta y a su libre expresión, han saboteado las cuentas de Twitter de varias personas que no apoyan las marchas, tales como Beto Ortiz, Willax y Kike Bravo entre varios otros.  

El resultado de todo este vandalismo desbocado, apoyado e idealizado por periodistas y políticos irresponsables en busca de sus propios intereses, ha sido un par de muertos y varios desaparecidos, además de heridos. Y claro, ahora la culpa es de Manuel Merino y de Antero Flores Araoz. Incluso hay gente que está culpando a Keiko Fujimori “por el país de mierda que tenemos”, dice José Alejandro Godoy sin ningún rubor. La culpa es de todos menos de Vizcarra que fue el corrupto pillado en el cargo de presidente. Nadie se atreve a señalar a Vizcarra que gobernó de la mano de la mafia solo para institucionalizar el odio y la mentira como política de Estado, para liquidar a la clase política. No se culpa a la prensa prostituta que fue cómplice de la persecución política y del culto a la personalidad de Vizcarra. Y por supuesto, nadie culpará a la tenebrosa mafia caviar que tras bambalinas movió todos los hilos del poder para llegar hasta donde hemos llegado. 

El gobierno se desmorona y han empezado a vocearse sucesores de Merino. El inefable Mario Vargas Llosa, aval de todos los corruptos, ha salido a recomendarnos nada menos que a Gino Costa como el sucesor a la presidencia. Debe ser como la cereza del pastel en su larga lista de corruptos recomendados. Al margen de quién sea el sucesor lo que se juega acá es el retorno de la mafia caviar al poder. Cosa que se lograría nombrando a uno del Partido Morado, por ejemplo. No en vano los opinólgos y constitucionalistas de alquiler han salido a expresar que el sucesor debe salir del pequeño grupo que no votó por la vacancia. Como si los que votaron por la vacancia fueran apestados. No existe fundamento jurídico para ese disparate. Otros pretenden que el Tribunal Constitucional anule todo lo actuado y restituya a Vizcarra. Hoy los juristas están de feria y pueden vendernos cualquier disparate jurídico. En medio de este lio la mafia caviar es la más desesperada por volver a tener el control del gobierno. ¿En manos de quién caerá nuestro país? 

jueves, 12 de noviembre de 2020

La marcha de los borricos

 


Escribe: Dante Bobadilla Ramirez

No nos dejemos engañar. Todos estos marchantes callejeros han salido a defender al corrupto de Vizcarra, al que habían convertido en su héroe luego de que les diera el gusto de cerrar al odiado Congreso “fujiaprista” disfrazado de luchador anticorrupción. Y ahora estos infantes salen con el relamido cuento de que marchan contra la corrupción. Pero si son un chiste. 

En este país ya estamos cansados de tantos luchadores contra la corrupción. Tenemos veinte años soportando a esta plaga de luchadores contra la corrupción. Y ahora nos vienen con otra marchita contra la corrupción, justo después de que el Congreso vacara al ídolo de los rojos, progres y caviares, precisamente por corrupto, embustero y traidor. Pero ojo: los marchantes dicen que no es por Vizcarra sino contra Merino. ¿Cuál es el problema de Merino? Hasta donde se sabe, solo es el heredero de la banda presidencial. Quienes vacaron al felón de Vizcarra fueron 105 congresistas de todas las bancadas, incluyendo rojos, naranjas, azules, verdes y descoloridos. Solo faltaron los morados. ¿De qué acusan a Merino? 

Obviamente ni los chibolos que han sido arriados a las calles saben por qué marchan ni qué es lo que quieren. Solo han salido a desatar su frustración porque sacaron a su corrupto favorito. ¿Por qué no marcharon contra Vizcarra cuando ya eran evidentes las pruebas de sus coimas? Lo decente hubiera sido que los jóvenes indignados salieran a marchar exigiendo la salida de Vizcarra por corrupto y ladrón. Pero no. A este corrupto lo aguantaron sin asco. Y es que no hay nada más falso en el Perú que la pose anti corrupción. Todos los ladrones han usado el mismo disfraz de luchador anticorrupción. Es como un accesorio de la banda presidencial. Y todos los tontos útiles de la mafia han salido a las calles a protestar utilizando el pretexto de luchar contra los corruptos. Así fue como los hicieron marchar una y otra vez contra Keiko, mientras defendían a los corruptos fiscales que negociaban con Odebrecht la manera de salvar sus intereses y utilizar el caso para perseguir a los rivales políticos de la mafia.

Los que se pasaron los últimos veinte años posando como defensores de la moral y la democracia, llenándose la boca de condenas al fujimorismo y los noventa, y lloriqueando cada cinco de abril por el cierre del Congreso, por los diarios chicha, la persecución de políticos, la captura de la Fiscalía, la compra de la prensa, etc., terminaron finalmente apoyando al corrupto autoritario de Vizcarra que pisoteó todas las instituciones, aplaudieron su golpe de Estado para mantener al Tribunal Constitucional de la mafia, apoyaron la prostitución de la prensa que hoy es mil veces peor que la prensa chicha de Montesinos, alabaron la captura feroz del Ministerio Público luego de una guerra de gánsteres contra Chávarry, callaron ante la presencia de mediocres en el gabinete elegidos solo por sus cualidades serviles, cerraron los ojos ante las evidencias de la corrupción de Vizcarra en su gestión. Ya pues, no frieguen.

Ahora no hay nadie que pueda vendernos el cuento de la lucha contra la corrupción, y mucho menos los que le sirvieron de guaripoleras a Vizcarra. Toda esa mafia de oengés de izquierda que han vivido del Estado corrupto, los ilustres caviares que pasaron por algún ministerio o sirvieron de asesores ya están descalificados para dar lecciones de moral. Todos han sido concubinos de la corrupción. Al fin se les acabó el cuento del antifujimorismo con que les lavaron el cerebro a los chibolos de la generación milennial. Ya no hay fujimorismo a quién echarle la culpa de nada. En el escenario solo están Vizcarra y sus caviares. Y ahora mandan a sus chibolos imberbes a marchar contra la corrupción. No sean payasos.

Pero los chibolos marchantes no están solos. Ellos solo son los tontos útiles de la izquierda, prestos a salir al primer campanazo de las oenegés pro terrucas, de los centros federados de estudiantes terruquitos, de los sindicatos comunistas infiltrados por terrucos y de los partiduchos de izquierda violentista que siempre se apoyan en la juventud por su idealismo y estupidez natural. A ellos se suman los trepadores que quieren liderar a las masas. En el 2000 le funcionó muy bien a Toledo, quien se puso la vincha y apareció como el gran timonel guiando la marcha de los cuatro suyos. Ahora es Julio Guzmán disputándose ese rol con Verónika Mendoza, aunque parece que a estos chibolos no les caen en gracia. 

No podemos dejar de lado el rol de la prensa mermelera que no ha dejado de dar amplia cobertura a las marchas infantiles contra Merino. Conductoras sin decoro no tienen reparos en apoyar a los vándalos y convocar a los “ciudadanos” a plegarse al caos callejero. Juristas y políticos en busca de cámaras hablan de un supuesto “derecho a la protesta” que no existe en ningún lugar de la Constitución. Incluso el siempre desubicado Defensor del Pueblo ha mentido cobre este tópico, repitiendo el mito de que hay un “derecho a la protesta”. Mientras tanto, la marcha que no tiene ningún sentido práctico real ni objetivo político claro, empieza a ser capitalizada por la izquierda radical para pedir “nueva Constitución”. Parece que todos están dispuestos a dinamitar a la República. Unos por sus intereses políticos y otros por su estupidez.

Hay que estar atentos. No debemos permitir que la izquierda utilice a los jóvenes como carne de cañón, buscando generar un caos que lleve a una ruptura constitucional grave. Es todo lo que les queda por hacer ya que no tienen ninguna otra posibilidad. Seamos firmes en la defensa de la República. Cuidado con los jóvenes que son los tontos útiles, con las guaripoleras de la prensa prostituta y con los politiqueros y juristas de alquiler. Esos no tienen conciencia.


martes, 10 de noviembre de 2020

La caída de Martín Vizcarra y la mafia caviar

 


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Finalmente el Congreso decidió vacar al presidente Martín Vizcarra, en una corta sesión y con una abrumadora mayoría de más de los dos tercios requeridos. Así termina la turbulenta era de Vizcarra que comenzó con un acto de traición en marzo del 2018. Su vacancia fue una especie de justicia divina, ya que Vizcarra había cerrado el Congreso anterior en una bravuconada típica de todo dictador que usa el apoyo popular y mediático para hacer su entera voluntad, pasando incluso por sobre la ley y la Constitución. Anoche, el Congreso que fue fruto del golpe de Estado perpetrado por Vizcarra, le devolvió el gesto. 

Describir el panorama tras la vacancia nos da una idea precisa de quiénes estaban detrás de Vizcarra, encaramados en el poder y en el usufructo del dinero público. En primer lugar están las guaripoleras de la prensa que no tardaron en gruñir contra el Congreso, al que llenaron de epítetos de toda clase. Algunas incluso lucieron al borde de las lágrimas en la pantalla del televisor. La mayoría de estos periodistas -que hace tiempo olvidaron los principios de su profesión para convertirse en activistas de Vizcarra- llamaron “golpe” a la vacancia, y no faltaron quienes alentaban a los ciudadanos a salir a protestar. Esa es la prensa prostituida por el gobierno que nos deja Vizcarra. Nunca la prensa había caído tan bajo en este país. Como dicen quienes tienen memoria: las guaripoleras de Vizcarra ganaron por goleada a las geishas de Fujimori. Y es que la era Vizcarra ha superado con creces todo lo visto en los noventa.

Luego aparecieron los indignados caviares, muchos de los cuales sirvieron al régimen como asesores y hasta gurús de las reformas políticas perpetradas con autoritarismo por Vizcarra. Fueron los primeros en ser llamados por la prensa vizcarrista para que muestren su indignación ante el público. Abrazados periodistas y caviares, se pusieron a rajar en vivo y en directo del Congreso, y no paraban de asustar a la gente con el cuco de la postergación de las elecciones, cuento inventado por ellos mismos y repetido hasta el cansancio. Enseguida fueron llamados a opinar los constitucionalistas de bolsillo acostumbrados a las interpretaciones alucinógenas de la Constitución para avalar las tropelías de Vizcarra. Allí fue cuando Omar Cairo llamó “golpe de Estado” a la vacancia e invocó a las FFAA a no obedecer a “un gobierno usurpador”. Ya antes habían dado varias vueltas al universo dilucidando lo que significaba la “incapacidad moral permanente”, tratando de que Vizcarra no encaje en esa definición.

Por último está la plaga entera de la izquierda variopinta, que no tardó en salir a las calles a armar sus clásicos berrinches y llenar las redes sociales con su activismo desbocado. Políticos de pacotilla como Julio Guzmán y Verónika Mendoza se mostraron “indignados” por lo que llaman “golpe”. Y son los mismos que le pedían a gritos a Vizcarra cerrar el Congreso anterior como sea, y que luego aplaudieron emocionados el golpe express de Vizcarra. Es así como se conducen estos hipócritas de la izquierda que nunca han sabido defender la democracia ni las instituciones ni la Constitución. Ellos solo defienden sus propios intereses políticos. Y Vizcarra era parte de sus intereses, ya que les servía como el tonto útil que estaba destruyendo a la clase política tradicional para luego quedarse como únicos dueños del mercado electoral. 

Pero los peruanos debemos sentirnos satisfechos por haber expulsado del poder a un fantoche sin escrúpulos que solo se dedicó a pisotear las instituciones, a quebrantar el equilibrio de poderes y el orden democrático, y a prostituir a la prensa a con dinero público. Eso y poco más es lo que hizo Vizcarra. Si no hubiese sido por la pandemia, su labor hubiera quedado en la simple destrucción de las instituciones y la liquidación de la clase política con reformas perversas, hechas no para mejorar el nivel de la política sino para eliminarla. No tienen otros propósitos la prohibición de la reelección de congresistas, la imposición de de la paridad y la alternancia en las listas, la obligatoriedad de las elecciones primarias intrapartidarias bajo supervisión de la ONPE y otros disparates por el estilo, inventados por asesores caviares que jamás han salido de sus ONG ni han pisado nunca un partido político.

El saldo final de la era Vizcarra es la captura del Ministerio Público a manos de la mafia caviar, la consagración de fiscales que en vez de querellar a Odebrecht para cobrarle sus fechorías, usaron el caso para perseguir políticos de oposición y favorecer a Odebrecht. También debemos a Vizcarra los abusos fiscales contra líderes políticos que fueron vejados sin un juicio justo, y uno que prefirió el suicidio antes que la humillación. Todo eso no se podía haber perpetrado sin el apoyo incondicional de una prensa abyecta, que se dedicó al activismo descarado en apoyo de Vizcarra y en contra de los enemigos señalados por el dictador. Ya está en los anales de la historia negra del periodismo peruano las 1,500 portadas difamatorias contra Chávarry, en busca de recuperar el control del Ministerio Público para la mafia caviar. 

Nunca olvidaremos la obsesión y desesperación de Vizcarra por cerrar el Congreso. Una tarea vil que le fue encomendada por la mafia, como parte de la estrategia integral para eliminar al fujimorismo y al Apra de la escena política. Luego vendrían las prisiones de Keiko y Alan, los allanamientos a los locales partidarios, estudios jurídicos y a las empresas que tuvieron el atrevimiento de aportar a la campaña de Fuerza Popular. Toda la clase empresarial fue amenazada por la mafia a través de sus fiscales chacales por apoyar a FP. Luego vinieron las reformas políticas para prohibir todo apoyo privado a las campañas. Vizcarra solo fue el tonto útil de la caviarada. De allí la desesperación de la izquierda en pleno por su vacancia. Pero el legado de Vizcarra no cambiará. Nos deja un país envilecido, dividido y con las instituciones debilitadas y en manos de la mafia caviar.

martes, 20 de octubre de 2020

Vizcarra atrapado en su telaraña de mentiras

 


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

A estas alturas los peruanos parecen haber perdido la capacidad de indignarse por tener a un sinvergüenza, corrupto y embustero caradura en el cargo de presidente de la República. Más bien –por lo visto en los últimos veinte años- es ya casi un requisito poseer estas cualidades para ocupar el sillón de palacio de gobierno. Debe ser por eso que no se ven mayores muestras de repudio ante los destapes que involucran a Martín Vizcarra en actos de corrupción. Claro que los defensores de la corrupción institucionalizada que administra la izquierda desde sus oenegés, nunca saldrán a las calles en contra de su corrupto de ocasión. 

Los tontos útiles de izquierda solo son convocados para marchar contra el fujimorismo. La última vez que se les vio en las calles estaban pidiendo el cierre del Congreso. Eso fue después de que marcharan en defensa de los fiscales de Odebrecht. Pero ahora que el gobierno apesta a corrupción, mediocridad e incompetencia, solo aplauden felices desde las redes sociales. Por su parte, los opinólogos de izquierda que antes cuestionaban la corrupción de sus enemigos, ahora dedican sus columnas a fustigar al Congreso por el intento de vacancia, y despliegan sus artes retóricas para convencernos de la inconveniencia de vacar al felón de palacio.  Nos dicen que Vizcarra es fundamental para superar la pandemia, para llegar a las elecciones y para la estabilidad. Hemos pasado así del “roba pero hace obra” al “roba pero da estabilidad”. 

Pero nada es más nauseabundo que oír al mismo Vizcarra enredándose en su propia telaraña de mentiras. Se ha atrincherado en sus embustes llegando al colmo de negar las fotos que lo muestran con Camayo. Solo le faltaba cantar como Mary Trini “ese no soy yo”. Insiste en el cuento de que no conoce a Richard Swing, pese a que él le abrió las puertas del Ministerio de Cultura para gozar de contratos mal habidos. Nadie más que él pudo haberlo hecho. Y así lo relatan los testigos e implicados. Pero Vizcarra no cambia su versión. Hasta llega a afirmar que no conoce a Richard Swing. Así de caradura es Vizcarra.

Ante las denuncias de los colaboradores eficaces de la Fiscalía, que señalan a Martín Vizcarra como un vulgar coimero durante sus épocas de gobernador regional de Moquegua (y hasta durante su gestión como ministro de Transportes de PPK), Vizcarra simplemente lo ha negado todo. ¿Qué otra cosa saben hacer los sinvergüenzas? Cree que su palabra será más valorada que la de los colaboradores de la Fiscalía, que no solo han señalado montos de las coimas sino detalles precisos de los pagos que coinciden con los hechos conocidos. Vizcarra tampoco ha sabido explicar para qué iba a las oficinas en Lima de la empresa ganadora de la licitación para el hospital de Moquegua. Ha tenido la desfachatez de decir que iba “a coordinar”. Ahora sabemos que -siendo ya ministro- reclamó por el último de los pagos faltantes para llegar al monto acordado de la coima, el cual se le entregó en una reunión en la que abundan testigos.

Pero no solo ha negado todo el caradura, sino que ha contraatacado. Se ha atrevido a decir que lo quieren vacar para no realizar las elecciones. Una estrategia vulgar para echar sombras sobre el Congreso. La vez anterior supo capitalizar muy bien la torpeza de Merino al llamar a los comandantes generales de las FFAA, pero esta vez se ha atrevido a mentir. Ha dicho que le han propuesto postergar las elecciones sin señalar nombres. Ante la insistencia, solo ha mencionado a los dos principales partidos del Congreso: AP y APP, pero ambos han rechazado la versión  presidencial. Además, tampoco tiene sentido que los partidos que quieren vacarlo le propongan quedarse en el cargo más tiempo. Se trata claramente de otro embuste de Vizcarra. Estamos pues frente a un embustero y caradura cuya palabra no vale nada.

La última estratagema de Vizcarra ha sido acusar indirectamente al diario El Comercio, uno de los medios que ha destapado sus coimas en portadas, de atacarlo porque “he tocado a Odebrecht”. También dice que los poderosos lo atacan porque ha chocado con sus intereses al haber hecho aprobar leyes como el de los octógonos y los genéricos, y porque ha hecho que el TC apruebe el cobro de la Sunat sin prescripción de deudas. En fin, el sinvergüenza ya no sabe qué más inventar. Pero todos sus embustes han sido respondidos. En primer lugar, la misma presidenta del TC le ha dicho a Vizcarra que él no tiene nada que ver en las decisiones del TC. También le han aclarado que esas leyes que menciona vienen de afuera y las aprueba el Congreso porque son populistas, y que si ha tocado a Odebrecht ha sido solo para pagarles. 

Este es el panorama sombrío de Martín Vizcarra, otro aventurero que llegó al poder empujado por las circunstancias. A nadie le sorprende saber que es uno más de la larga lista de corruptos gobernadores regionales que se dedicaron a coimear desde su cargo. Ya su ex premier César Villanueva está con prisión domiciliaria. Esperemos que la Justicia no tarde mucho en poner a Martín Vizcarra tras las rejas. Mientras tanto, los peruanos tendremos que soportar la vergüenza de ser gobernados por este sujeto de la peor calaña, que aprovechó la presidencia para destruir las instituciones, disfrazado de luchador anticorrupción. 

martes, 13 de octubre de 2020

El neocomunismo del siglo XXI

 


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Tal parece que la advertencia de Marx “un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”, no solo no ha pedido vigencia luego de 170 años, sino que se ha extendido a Latinoamérica e incluso a los EEUU, donde la izquierda amenaza con tomar el poder, luego de haberse tomado ya las calles, en feroces y salvajes acciones de vandalismo y terrorismo urbano que van desde Seatle en los EEUU hasta Valdivia en Chile. Pero claro que ya no se trata del comunismo original promovido por Marx, sino de una versión intelectualmente más pobre pero de un accionar tan radical y letal como su versión primigenia.

Los promotores del comunismo se han extendido en el ambiente académico. Ya no profetizan la rebelión de las clases oprimidas para tomar el poder e imponer la dictadura del proletariado. Esa profecía fallida de Marx ya no vende en estos tiempos. Las “clases oprimidas” nunca les hicieron caso y jamás estuvieron más oprimidas que bajo el yugo del comunismo. Hoy los intelectuales de izquierda prefieren la versión del apocalipsis climático “a causa del capitalismo salvaje”, y ven como toda salvación el cambio del modelo económico. Se impone la tesis de un Nuevo Orden Mundial, defendida no solo por intelectuales de izquierda sino también por la burocracia internacional desde la ONU y sus agencias. Y como si eso fuera poco, también debemos incluir al Vaticano en su moderna versión progresista bajo el papado de Francisco. 

Las posturas del establishment y de la izquierda intelectual, apuntan ahora a desestabilizar y destruir el sistema capitalista mediante el repudio general hacia los valores socioculturales que le dieron sustento, tales como el cristianismo, la colonización civilizadora del Nuevo Mundo, los principios jurídicos que encendieron la chispa de la libertad y la tolerancia para formar una nación pujante, donde el progreso definió su curso histórico a pesar de los problemas sociales que siempre conviven con la especie humana. El activismo de esta izquierda ambientalista y snob se ha extendido como una epidemia cultural que atrae a los más connotados personajes del progresismo mundial, desde artistas de Hollywood hasta movimientos políticos que solo tienen el ambientalismo como bandera, y pasa por promover actos tan ridículos como cursis, desde la llamada “Hora del Planeta”, en la que se insta a apagar las luces, hasta los plantones de la adolescente sueca Greta Thunberg, convertida por los medios y las oenegés en heroína por su “lucha” contra el tenebroso “cambio climático”.

La prueba de que el ambientalismo es solo una fachada del comunismo mundial para combatir el capitalismo es que su principal exigencia es el cambio hacia un “nuevo modelo económico”, además de que las críticas del ambientalismo se centran en la actividad industrial, utilizando esto como fundamento para detener las actividades extractivas (mineras y petroleras) y dejar sin energía y materias primas a la industria. Esta actitud del ambientalismo actual es muy radical y extremista. Claramente están forzando las cosas. El activismo ambientalista se inicia originalmente en los años 60, como genuinos actos de defensa de la flora y fauna amenazada por la caza y pesca indiscriminadas, así como la actividad industrial irresponsable. Desde entonces existe abundante legislación para proteger el medio ambiente, así como organismos especializados en esta tarea. La EPA (Agencia de Protección Ambiental) del gobierno de los EEUU fue creada por Richard Nixon en 1970. Así que los esfuerzos del propio capitalismo en la defensa del medio ambiente preceden con mucho al progresismo socialista disfrazado de ambientalista, que solo busca detener la actividad industrial en seco.

Los gastos multimillonarios hechos por la ONU en el activismo ambiental sobrepasan de lejos la ayuda a los países más pobres en el último medio siglo. La conferencia anual sobre cambio climático que moviliza al mundo entero de país en país para oír tediosas conferencias sobre el apocalipsis climático, no han logrado consensos ni han resuelto nada, pero contribuye a mantener viva la flama del ambientalismo para que pueda ser usada por los ejércitos del progresismo mundial para incendiar la pradera con acciones vandálicas contra los proyectos mineros, petroleros, portuarios y hasta de carreteras, paralizando la inversión y el desarrollo. A ellos se suman los que protestan contra los valores occidentales y usan como pretexto el racismo y el colonialismo, mediante una revisión absurda de la historia.

De manera pues que hoy estamos frente a la segunda ola del comunismo, con una versión que trata de esconder su versión fracasada del siglo pasado. Desde la caída del muro de Berlín y el desplome del comunismo mundial, solo tardaron veinte años en recoger sus ladrillos y crear una versión moderna pero igual de peligrosa y letal. Debemos hacerles frente, pero -sobre todo- desenmascarar sus causas y responder sus falsos argumentos.

sábado, 10 de octubre de 2020

Ministerio de Cultura sigue financiando películas de homenaje a izquierdistas

Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Una vez más el nefasto Ministerio de Cultura, cuya única utilidad parece ser el de servir como agencia de empleos del régimen, acaba de financiar otra película “progresista” que rinde tributo a nada menos que Javier Diez Canseco, funesto personaje de la izquierda patológica de los turbulentos años 70 y 80, y que no tiene absolutamente ninguna relevancia positiva en la vida de la República. Una vez más nuestros impuestos son robados por la ideologizada burocracia del MINCUL, para financiar el festival de cine progresista que no se cansa de rendir tributo a toda clase de esperpento de izquierdas, desde el dictador Juan Velasco Alvarado hasta el criminal Hugo Blanco, pasando por el joven guerrillero Javier Heraud. Como que ya es demasiado ¿no? Esto ya es un robo profundo.

Javier Diez Canseco Cisneros es el máximo representante de la izquierda farisea y pituca miraflorina, que apareció en los 60 y 70 como una infección cultural provocada por la revolución cubana y la influencia del comunismo soviético. Formó parte de una casta de niños bien que, luego de pasar por los mejores colegios religiosos de Lima llegaron a la PUCP, donde acabaron en la militancia marxista soñando con ser el Che y jugar a la revolución proletaria. Esta izquierda no surgió de las fábricas ni del campo sino de los clubes sociales de sectores acomodados, donde sobresalían apellidos como Dammert, Lynch, Villarán, Letts, etc. Hijitos de papá que prefirieron jugar a la revolución mientras otros se hacían hippies. Era una izquierda aristocrática que pretendía tomar el poder por las armas, con el cuento de “liberar a los oprimidos”, pero que luego –como se vio en Cuba- se quedan en el poder para vivir como reyes mientras oprimen más a los supuestos “liberados”.

Javier Diez Canseco formó algunos de los tantos partiduchos de la izquierda delirante de los 70. Era un resentido social con sentimientos de culpa que detestaba a los de su propia clase. No debe sorprendernos que acabara apoyando al terrorismo en su versión castrista del MRTA. Nunca olvidemos que quienes protegían a Abimael Guzmán a la hora de su captura final no eran campesinos ni obreros sino un grupito de gentita bien, chicos lindos de la izquierda snob miraflorina con apellidos notables. Maritza Garrido Lecca, la custodia de Abimael Guzmán era una dulce, bella y noble señorita educada en el Sophianum y en la PUCP, dedicada a danzar valet. No nos confundamos por la alcurnia, clase social o currículum de estos candelejones izquierdistas. El mismo Abimael Guzmán estaba muy lejos de ser un pobre campesino. Tanto él como su esposa, fundadores de Sendero Luminoso, pertenecían a familias de clase social acomodada. No fueron pues obreros ni campesinos ni proletarios los que se levantaron en armas en el Perú. Fue la noble pituquería que hoy andan todavía en sus ONG, con su nuevo disfraz de defensores de DDHH.

Javier Diez Canseco formó el movimiento "Clase Obrera" sin haber pisado jamás una fábrica, ni saber lo que es un salario ni un horario de trabajo. Se dedicó por entero a la agitación política, aprovechando la comodidad de su posición económica. A los 30 años, en medio del vendaval izquierdista, ingresó a la Asamblea Constituyente de 1978 donde Hugo Blanco obtuvo la mayor votación de izquierda. Desde entonces, JDC se pasó el resto de su vida como un “infiltrado” en el Congreso, siempre obstaculizando la labor de las FFAA en la lucha contra el terrorismo. Tuvo el desparpajo de iniciar un proceso judicial para que el Estado le pague los años no cobrados (ni trabajados) de su período congresal tras el golpe de Fujimori. Y pese a acusar de “dictador” a Fujimori nunca dejó de participar en los procesos electorales. En el 2006 se presentó como candidato a la presidencia, pero solo obtuvo el 0.5% de los votos.

Para nadie es un secreto que JDC estuvo vinculado al grupo terrorista MRTA, al que llenaba de elogios y justificaba su accionar cada vez que era invitado a las reuniones del Foro de Sao Paulo. Existen documentos y reportes de inteligencia internacional que lo prueban. Fue fundador de Aprodeh, una ONG dedicada a defender terroristas capturados del MRTA, grupo por el que abogó ante el Parlamento Europeo pidiendo excluirlo de la lista de grupos terroristas. Así que no nos hagamos los ciegos. Javier Diez Canseco fue un funesto personaje cercano a los sectores más radicales y violentos de la izquierda. Todos fuimos testigos del trato preferencial que el terrorista Nestor Cerpa Cartolini le dispensaba a JDC en la residencia del embajador japonés, capturada por el MRTA, formando parte del primer contingente de liberados luego de sus intentos de servir como interlocutor para lograr una salida negociada entre el MRTA y el gobierno.

Si la izquierda quiere hacer una película sobre este nefasto personaje, que lo haga, pero con su plata. Los peruanos no tenemos por qué financiar con nuestros impuestos cintas de apología a esta clase de personajes que nunca le aportaron nada positivo al país. Ya es hora de ponerle un pare a esta actitud vergonzosa del Ministerio de Cultura. Que dejen de robarnos. 

viernes, 2 de octubre de 2020

Gobernados por una mafia


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Lentamente empieza a correr el telón para dejar al descubierto la opereta de Palacio de Gobierno, en donde un clan de amigos íntimos del presidente Martín Vizcarra Cornejo se dedicaba a las fechorías más vulgares aprovechándose del poder. Desde luego que la responsabilidad y participación del mismo presidente Vizcarra en todo ese entuerto de favoritismos y contrataciones ilícitas están descontadas. Más aún, él es el cabecilla de la banda que opera al amparo del poder y al margen de la ley. En estos momentos los personajes menores de la tragicomedia palaciega están procesados por la Fiscalía y con detención preliminar que, si se sigue el libreto fiscal ya conocido, debe proseguir con una prisión preventiva. ¿Adónde conducirá todo esto?

Por ahora debemos poner algunas cosas en claro. En primer lugar, a Vizcarra ya se le cayó el disfraz de luchador anticorrupción que vino usando para encandilar a las masas y atacar al Congreso "fujiaprista" en busca de pretextos para cerrarlo. Al igual que sus predecesores Ollanta Humala y Alejandro Toledo, que usaron el mismo disfraz de luchador anticorrupción para llegar al poder y gobernar atacando a sus enemigos, Vizcarra ha resultado ser un fraude y un corrupto más en la larga lista de presidentes sin moral ni talla de estadistas. Y seguramente, tarde o temprano, Vizcarra seguirá la misma suerte que ellos y acabará con su chaleco de detenido antes de acabar en prisión. 

Pero Vizcarra está muy por encima de todos sus antecesores en varios aspectos. Por ejemplo, ninguno de los anteriores se atrevió a erigirse como un dictador y gobernar pisoteando la Constitución, invadiendo los fueros de la Fiscalía y el TC dirigiéndoles mensajes aleccionadores, o interfiriendo en las facultades del Legislativo para emprender cambios constitucionales. Y todo esto mientras daba discursos de respeto a la Constitución, a la institucionalidad y a la separación de poderes, con el más descarado acto de cinismo que jamás se haya visto. Nunca antes habíamos estado frente aun completo caradura carente del más mínimo sentido de vergüenza al momento de proferir sus mentiras y embustes en sendos mensajes a la nación, tanto para decir que era respetuosos de la Constitución como para asegurar que en su gobierno no funcionaba el tarjetazo. 

La obra cumbre de este caradura fue sin duda el golpe de Estado que perpetró cerrando el Congreso para evitar que se cambie a los miembros del Tribunal Constitucional, porque ese y nada más que ese fue el detonante del golpe. ¿Tan importante era mantener en sus cargos a los miembros del TC? ¿Quiénes estaban detrás de esta conjura? Vizcarra es un hombre solitario, sin partido ni bancada ni cuadros. ¿Qué interés podía tener en defender la permanencia de estos miembros en el TC hasta el punto de dar un golpe de Estado y cerrar el Congreso? Todavía quedan muchas preguntas por responder y esperemos que algún día, con mejores tiempos democráticos, se abra una investigación profunda de lo que hubo detrás de ese extraño y desesperado golpe de Estado de Vizcarra. Y por supuesto, esperemos que todos los implicados en ese golpe paguen con cárcel su osadía. 

Acá no se trata de si el Congreso era bueno o malo o si blindaba a los supuestos "corruptos" señalados por una prensa mafiosa al servicio del poder de turno. Todos los congresos son malos. Y acá son de lo peor siempre. Pero nada de eso justifica un golpe de Estado. Así que quienes defienden el golpe de Vizcarra con el ridículo argumento de que ese Congreso era muy malo, deberían aprender un poco de lo que significa la democracia y el Estado de derecho. Es una lástima que por sus odios, algunos acaben aplaudiendo a un dictador corrupto y sinvergüenza que ha llevado al Perú al desastre. Y lo peor es que estos mismo adoradores de Vizcarra son los más críticos de Fujimori, lo cual demuestra su falta de criterio republicano y su doble moral. 

Ahora que Vizcarra ha quedado sin su mascarada de luchador anticorrupción y está convertido en el cabecilla de una banda de trepadores y aprovechados de poca monta y baja estofa, ahora que Vizcarra nos ha conducido a la hecatombe de la crisis económica, el déficit, el desempleo y la muerte, ¿quedarán todavía peruanos que apoyen a este incapaz? 

martes, 15 de septiembre de 2020

El imperio contraataca

 


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Y como era de esperar, el presidente Vizcarra salió ayer en público, pero no a dar el pecho y responder preguntas de la prensa, sino -como ya es su costumbre- a dar otro de sus consabidos mensajes a la nación, desde algún rincón de palacio de gobierno. Su estrategia -bien montada- no consistió en decir la verdad sino en mentir y engañar para crear un relato que convierta a sus perseguidores en los malos de la película. Una típica estrategia de medios que -sin duda- fue resultado de algún asesor de imagen, de esos que viven haciendo "media training" a políticos y funcionarios en problemas, antes de que den la cara y abran la boca ante los medios. 

El libreto de Vizcarra estaba escrito. Lo leyó incluso con dificultad. La estrategia preparada por sus asesores fue inventar el mito de la conspiración. Algo que nunca falla ya que a la gente le encantan las historias de conspiraciones. Para dar credibilidad a sus palabras, soltó sendas mentiras muy efectivas, como que el presidente del Congreso ya tenía listo su gabinete. Cuentazo que hoy reproduce en primera plana La República. mientras que El Comercio, más mesurado, solo dice "Presidente implica a titular del Congreso en un conspiración". El montaje perfecto.

Está claro que esta campaña del gobierno y sus medios de prensa apuesta a la estupidez de la gente, pues la teoría de la conspiración es insostenible. Casi siempre lo es pero la gente siempre los cree. Estos audios no han sido grabados por los congresista (señalados ahora como los malos de la película) sino por el personal íntimo y de confianza del propio presidente de la República. Y no son de esta semana sino de hace meses atrás, cuando reventó el caso Richard Swing y la fiscalía inició sus investigaciones. Lo más probable es que las secretarias de palacio hayan decidido grabarlo todo para salvar su responsabilidad, dado que les estaban obligando a mentir y ocultar pruebas. Es obvio que olieron que todo ese asunto apestaba. 

Este chupo ha saltado porque la fiscalía y una comisión del Congreso empezaron a presionar al personal de palacio indagando por los jugosos contratos de Richard Swing en el Ministerio de Cultura. Así que la teoría de la conspiración es lo más ridículo que han podido montar los asesores de Vizcarra y su prostiprensa. Para colmo, siguiendo lo que parece ser su accionar, Vizcarra ha hecho que uno de sus ministros mienta, para afirmar que dos congresistas de Acción Popular (sin decir nombres, obviamente) lo llamaron para garantizarle que en un eventual cambio de gobierno, él seguiría en su puesto. Este cuento no solo es inverosímil sino hasta ridículo. Está fabricado para darle credibilidad a la teoría de la conspiración. Acá lo importante es crear el mito y confundir a la gente hasta hacerle dudar. 

Por su parte, todos los agentes de la mafia caviar han salido a demoler a Edgar Alarcón y Manuel Merino, movilizando todos sus recursos. Ya tienen harta experiencia en esta clase de operativos. ¡Cómo olvidar la furiosa, asquerosa y sostenida campaña de demolición de Pedro Chávarry y Keiko Fujimori, así como la inmunda campaña de desprestigio y satanización del Congreso anterior! Así crearon el ambiente propicio para el golpe de Estado, perpetrado finalmente para salvar a los miembros del Tribunal Constitucional, evitando su renovación con el cierre apresurado del Congreso. Todas estas operaciones mafiosas se han dado en perfecta coordinación entre palacio de gobierno, los medios de prensa, oenegés caviares, el Ministerio Público y el Tribuna Constitucional. 

Una vez más vemos a los mismos personajes que antes defendían ardorosamente -desde sus programas de radio y columnas de prensa- a personajes como Ollanta Humala, Nadine Heredia y Susana Villarán, dedicados ahora a la defensa abnegada de Martín Vizcarra, invocando la gobernabilidad y la pandemia, y atacando con furia a los congresistas que osaron ventilar los nuevos audios de la vergüenza, a los que ignoran con increíble desdén, como si no existieran. ¡Qué diferencia con los audios que IDL soltaba en momentos precisos para complicarle la existencia a algún personaje de oposición! Bastaba que dijera un nombre y lo llamara "hermanito" para condenarlo y convertirlo en corrupto. Ya es bien evidente que estos periodistas utilizan su espacio en los medios para ponerse al servicio de ciertos intereses, y no lo hacen gratis. De hecho, viven de eso y para eso están. 

El panorama esta mañana pinta a favor de Vizcarra. Ya los astros han sido alineados a favor del presidente gracias a las maniobras de la poderosa mafia caviar. Merino y Alarcón caerán en desgracia. El Tribunal Constitucional romperá todos los récords para resolver a la brevedad necesaria, el recurso absurdo presentado por la ministra de Justicia, un alegato mamarracho que parece bajado del "Rincón del vago" y cuyo único fin es servir de pretexto para que los amigos del TC suspendan la vacancia. No sería la primera vez que este gobierno se sale con la suya apelando a leguleyadas. No estamos en un estado de derecho sino en manos de una mafia que apantalla sus movimientos con recursos legales. El pueblo peruano será una vez más burlado por la mafia que, finalmente, seguirán controlando todo. Acá no ha pasado nada. 

Lo más triste de esta penosa historia no es que el Perú siga en manos de una mafia, cuya especialidad es el complot y las campañas de medios para mantener al pueblo hipnotizado mientras mantiene los hilos del poder, sino que -efectivamente- podemos advertir que los peruanos defienden ahora a Vizcarra, pese a ser sin ninguna duda el peor presidente de la historia, un hombre mediocre sin estatura mental ni moral, cuya gestión se ha reducido a la guerra política para servir a los intereses de la mafia, y que no tiene absolutamente ninguna obra material que mostrarle al pueblo. ¿Hasta cuándo los peruanos seguirán siendo tan mansos y vivirán manipulados como borregos viviendo en un mundo de ficción? 


domingo, 13 de septiembre de 2020

Vizcarra llama a sus amigos

 


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

A medida que pasan las horas pierde fuerza el intento de vacar al presidente Martín Vizcarra. No porque los argumentos y las pruebas de sus fechorías se desvanezcan, sino porque empiezan a salir los matones que defienden al gobernante por razones que nada tienen que ver con lo jurídico. Hemos visto aparecer a los chaveteros de la prensa oficialista, publicando espumosas columnas dedicadas a gruñir, rasguñar y mordisquear con ferocidad la imagen del congresista Edgar Alarcón y del presidente del Congreso, a quienes han llenado de escupitajos y epítetos en cada columna.

Por su parte, las redes sociales se han cubierto de indignados y novedosos "defensores de la democracia" y han aparecido, como de costumbre, multitud de expertos "constitucionalistas" afirmando que el intento de vacancia es inconstitucional, que la figura de "incapacidad moral permanente" es inaplicable, que la carta magna no quiere decir lo que dice, que primero hay que definir los conceptos "moral" y "permanente", que se debe consultar al TC, a la RAE, a la CIDH y a Venecia. Han resucitado los muertos para defender a Vizcarra. Incluso ha salido de la nada un nieto de Fernando Belaunde, bramando contra los congresistas de Acción Popular que mancillan la imagen de su abuelo.
    
Pero nada ha causado más revuelo que el show del jefe de la PCM, Walter Martos, escoltado por los altos mandos de las Fuerzas Armadas, dando un mensaje de rechazo al intento de vacancia iniciado por el Congreso, al que llama "intento de alterar el orden constitucional" cuando el Congreso está acatando paso a paso el texto constitucional. Y -desde luego- Martos se desató en elogios a su jefe Vizcarra de quien dijo que "lidera un gobierno democrático, respetuoso de la separación de poderes" lo cual ya sabemos es absolutamente falso. Vizcarra es un dictador. Lo demostró desde el primer momento en que se puso la banda y se dedicó a pisotear al Congreso anterior hasta disolverlo inconstitucionalmente.

A diferencia del golpe express que perpetró Vizcarra al cerrar el Congreso anterior, al que se dedicó a bombardear con pedidos de confianza sin ton ni son, buscando infructuosamente una excusa para disolverlo, hasta que -impaciente y desesperado- en un solo día ejecutó su vil artimaña para impedir que se cambiara a los miembros del Tribunal Constitucional, esta vez se tienen que seguir unos pasos requeridos por el debido proceso para vacar al felón que ostenta la banda presidencial. Esto da tiempo de reacción a toda la mafia que lo sustenta desde diferentes sectores: oenegés caviares, izquierda progre, prensa mermelera, políticos tibios y cobardes y las FFAA que han sido convocadas para la foto de rigor.

Lo que hemos visto en las últimas horas ha sido la reacción en cadena de todos los sectores que están detrás del monigote de Vizcarra, al que prefieren mantener en el cargo, pese a ser un perfecto incapaz y un taimado trepador dedicado a fechorías infantiles aprovechándose del poder. Ya sabíamos que Vizcarra es tan o más mentiroso que Toledo, y que está al mismo nivel de vulgaridad en sus actos y felonías. Vizcarra es de lejos el peor presidente de lo que va el siglo. Nos ha conducido a la hecatombe. Hubiera sido un buen momento para librarnos de este sinvergüenza, aunque sea por los pocos meses que restan, pero las fuerzas oscuras que lo sustentan lo prefieren. Sus intereses están por encima del país.

Acá la gente parece ignorar que no hay nada peor para un país que estar en manos de la izquierda. Y el Perú lo está. Vizcarra no es más que un monigote de la izquierda. No tiene partido ni bancada pero sirve a los intereses de la mafia caviar oenegera y odebrechera. Y mientras sea el tonto útil de las izquierdas, lo mantendrán en el cargo limpiándole el camino, tal como hicieron cerrando el Congreso anterior con el aval de una caterva de "constitucionalistas" de bolsillo, del TC, la prensa y las oenegés. La gente parece no darse cuenta de nada de lo que viene ocurriendo en los últimos tres años. Están hipnotizados por la prensa que le revienta cohetes a Vizcarra mientras este nos conduce a la crisis económica y al desastre, con gabinetes llenos de ministros mediocres.

Ya han salido los tibios y cobardes de siempre a posar como "defensores de la institucionalidad", sin percatarse que solo le hacen el juego a la izquierda y ayudan a hundir más al país. Desgraciadamente, en política el único sector que tiene claro sus objetivos es la izquierda. Todos los demás solo tienen intereses particulares, como se puede apreciar en el Congreso actual, un archipiélago de líderes de poca monta tratando de ganarse alguito para sí mismos. Ellos prefieren posar para la foto como buenos chicos que defienden la estabilidad, como si el país estuviera en un remanso de progreso y no rumbo al abismo. Solo la izquierda la tiene clara. Y no les importa poner en el poder a un pelele, un ignorante, un monigote, un criminal o un genocida. Les da lo mismo. Al final convierten al genocida en santo, como ya ha ocurrido tantas veces. Y si el país acaba en la miseria, lo celebran.

Así que vamos a ver hasta dónde llega nuestra precaria clase política. Van a tener que enfrentarse a toda la maquinaria de la izquierda y a la intimidación de los militares. Vamos a ver si les queda el valor para seguir el proceso de vacancia hasta sus últimas consecuencias o arrugan finalmente agachando la cabeza ante el dictador. 

viernes, 11 de septiembre de 2020

La hora final de Vizcarra

 


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Una vez más la política peruana entra en crisis por unos audios que pueden conducir ahora a la vacancia del presidente Vizcarra. Ya es una situación tradicional de nuestra política, y setiembre parece ser el mes más indicado. Pero la novedad ahora es que quien está contra las cuerdas es un protegido de la mafia caviar y un engreído de las izquierdas. Por eso vemos hoy a toda esa casta progrecaviar movilizada en defensa de su monigote palaciego, invocando serenidad, reflexión y patriotismo.

Los hechos son simples. En los audios queda claro que Vizcarra maquinaba con su personal más cercano, las maneras de librarse de las investigaciones en la fiscalía y el Congreso por las fechorías y cuchipandas cometidas en el gobierno para favorecer a Richard Swing, el amigo predilecto de Vizcarra. Desde coordinar para mentir hasta la adulteración de documentos oficiales es lo que ha quedado en evidencia. En general ha quedado al descubierto la vulgaridad con que se conducen en palacio de gobierno Vizcarra y su corte de allegados para favorecerse entre ellos y mentir al país.

Los audios dan material y motivo suficiente para vacar a un presidente que debió ser vacado el primer día de funcionamiento de este Congreso por el cargo de golpe de Estado. No importa lo que haya establecido por mayoría de votos el Tribunal Constitucional, un tribunal que fue justamente el motivo de la discordia y que resultó favorecido por el golpe. Su decisión está en entredicho por ser juez y parte beneficiada por el golpe. Lo concreto es que el cierre del Congreso fue un golpe de Estado perpetrado por Vizcarra de manera alocada y vergonzosa, para impedir la renovación del TC. Solo por eso merece ser vacado y apresado.

Pero las razones son otras y ahora es cuando los golpistas de ayer salen a defender con descaro y poca vergüenza lo que pisotearon hace un año. Ahora es cuando progres y caviares aparecen invocando serenidad y reflexión en defensa de la institucionalidad, ahora sí invocan a la Constitución y a ley, y desde sus medios mermeleros piden "pensar en el Perú". Es un denigrante espectáculo de la clásica doble moral de la izquierda. La misma izquierda que luego de pasar varios años lloriqueando por el golpe de Fujimori, organizó a la jauría que pedía el cierre del Congreso por el pecado de tener mayoria fujimorista. Esos golpistas nos piden ahora serenidad y respeto por la institucionalidad que nunca les importó.

Las artimañas para defender a Vizcarra son de las más burdas. Hasta el mismo Vizcarra ha hecho uso de esas tretas al leer un guión armado por alguno de sus leguleyos constitucionalistas palaciegos. Primero es poner en duda la autenticidad de los audios, lo segundo es cuestionar al mensajero: Edgar Alarcón. Vizcarra se tomó bastante tiempo para dejar en claro las acusaciones que pesan sobre Alarcón, como si eso disminuyera la gravedad sus propios actos. Pero eso revela lo desesperados que están. Por último, apelan a la ley para advertir que no hay delito o que debería haber investigación, y -eventualmente- sanción, pero luego de que Vizcarra haya culminado su período.  No señores. La vacancia es una figura política. Lo único que se necesita es un motivo claro y los votos suficientes. El motivo ya está a la vista. Ahora esperemos que los votos alcancen.

La mafia caviar en pleno ha salido a defender a su monigote de palacio. La ONG Transparencia sacó un comunicado pidiendo reflexión, el sumo sacerdote de la caviarada, Allan Wagner, pide serenidad, los mastines de la prensa mermelera hoy exigen defender la institucionalidad y no poner en crisis al país. Es decir, piden pasar por agua tibia las fechorías de Vizcarra y la gentuza de palacio que viene haciendo de las suyas con total descaro. Piden tolerancia con el corrupto golpista moqueguano. ¿A qué se debe tanto amor por este sujeto ruin y despreciable que ostenta irregularmente la presidencia?

La vacancia de Vizcarra no pondrá al país en una peor crisis de la que ya está. Al contrario, pondrá fin a la crisis que se generó desde que Vizcarra se puso la banda presidencial. ¿Qué ha significado para el país el gobierno de Vizcarra sino vivir de crisis en crisis política? ¿Acaso no se dedicó por entero a la guerra política contra el Congreso? ¿No se pasó un año entero enviando pedidos de confianza en la búsqueda inútil de un pretexto para cerrar el Congreso? ¿No se dedicó a perturbar el ambiente político mediante reformas absurdas vendidas como panaceas? ¿No nos obligó a un referendum inútil solo para obtener popularidad? ¿Y no cerró el Congreso si importarle un comino la institucionalidad ni la Constitución?

No vengan pues a decirnos que la vacancia de Vizcarra provocará una crisis política, cuando Vizcarra ha sido el artífice de todas las crisis políticas de los últimos dos años, acatando los mandatos de la mafia caviar y jugando en pared con la prostiprensa mermelera. En todo el gobierno de Vizcarra el Perú no ha avanzado un metro en su desarrollo. Todo lo contrario, solo nos ha hecho retroceder. Su gobierno pasará a la historia como el peor de todos. Su vacancia sería una muestra de justicia divina porque sacaría del poder a un fantoche golpista que se prestó a los intereses de la mafia caviar.

Vacar a Vizcarra sería lo mejor que podría hacer este triste Congreso improvisado. Sería una manera sutil de devolverle al dictador moqueguano la cortesía del golpe de Estado al cerrar el Congreso anterior. No deja de ser curioso que un Congreso transitorio saque del poder a un gobierno accesitario. Pero hay que decirlo con todas sus letras: Vizcarra merece ser vacado. Y acá no va a pasar nada. Merino asume la presidencia por los meses que restan hasta 28 de julio. Las elecciones ya están convocadas. Acción Popular volvería a regentar el país por unos meses, como ya lo hizo con Paniagua. Siempre estaremos mejor en manos de un partido que en manos de un monigote sin partido ni bancada.  
   
La pandemia no puede ser la excusa para dejar de vacar al corrupto de Vizcarra que no ha aportado mayores soluciones para contener la plaga. Al contrario, empeoró todo convocando a la izquierda más ideologizada. Con Vizcarra o sin Vizcarra la pandemia seguirá su curso. Merino y AP tienen mejores cuadros que Vizcarra y sus reciclados del humalismo y del Frente Amplio. Así que dejen de usar al cuco de la pandemia para defender a Vizcarra. Es hora de recuperar la dignidad de la nación. Si Vizcarra no es vacado pese a todo lo expuesto por los audios, seremos una nación de pacotilla. Vizcarra ha dejado de tener autoridad moral, y sin eso nadie debería gobernar.

martes, 4 de agosto de 2020

Debut y despedida de Cateriano



Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Hoy los peruanos despertamos con un nuevo capítulo de la política peruana, convertida en una serie de intrigas, guerras de intereses y ansias de poder. Esta madrugada, el Congreso le negó la confianza al recientemente armado gabinete de Pedro Cateriano, tras su larga presentación de más de tres horas, en las que expuso una agenda de gobierno bastante ambiciosa, como si fuera el inicio y no el final de la gestión de Vizcarra. De inmediato han salido los analistas a condenar esta actitud del Congreso, llamándolos "irresponsables" por no usar la misma etiqueta que le achacaron al Congreso anterior, al que tildaron de "obstruccionista" para luego aplaudir su cierre.

Ya se ha dicho que en el Perú siempre podemos estar peor. Esta es la paradoja que nos deja la historia tras la disolución del Congreso anterior, al que se le hizo una guerra sin cuartel desde los medios de prensa al servicio de la mafia odebrechera caviar, con la consigna de destruir al fujimorismo en todos los frentes. Para nadie es un secreto que acá se desató una guerra política contra el fujimorismo montada desde la izquierda, y cuyo propósito es liquidar como sea a Fuerza Popular, apresar bajo cualquier pretexto a Keiko Fujimori para sacarla del escenario político y electoral, y cerrar al caballazo el Congreso de mayoría fujimorista, con apoyo de la prensa mermelera y la caviarada. Esta guerra está encubierta con falsas etiquetas como la "lucha contra la corrupción".

Lo que tenemos ahora es el resultado de esa guerra de destrucción de la política. El nuevo Congreso está dominado por improvisados arrimados a combis electorales que no tienen ninguna bandera política. Son como piratas a disposición de cualquier tipo de interés. Lo que queda de Fuerza Popular votó a favor del gabinete Cateriano, pese a ser uno de los más rabiosos antifujimoristas y defensor del golpe de Estado de Vizcarra. Por su parte la izquierda votó en contra, porque no les gusta el perfil pro empresa de Cateriano y su discurso pro minería. La bancada del viejo partido Acción Popular -asesorada por Yonhy Lescano- se dividió entre los que votaron en contra y se abstuvieron. Este es el Congreso que inventó Vizcarra tras el golpe de Estado y sus reformas electorales eliminando la reelección. Son contados con los dedos de una mano los congresistas capaces de emitir juicios razonables y en buen castellano.

Si hay que señalar a un responsable de este desastre político ese tiene que ser obviamente Vizcarra. No hay otro. Ha sido Vizcarra el que montó desde el principio su guerra política contra el Congreso y el fujimorismo, apoyando a los fiscales chacales que perseguían a Keiko y Alan García, combatiendo a todo aquel que no se alineara con la mafia caviar y el acuerdo entreguista con Odebrecht, como Pedro Chávarry y Tomás Galvez, imponiendo a la fuerza sus reformas políticas destinadas a debilitar al Congreso y a los partidos, convocando ilegalmente a un referendum y manipulando esas elecciones. Hoy Vizcarra cosecha lo que sembró. Ahora tiene un Congreso que no le tiene miedo y que -a diferencia del anterior- no está dispuesto a agachar la cabeza para que el dictador se la corte.  

Vizcarra es responsable de la crisis por preferir la confrontación antes que el diálogo y el consenso. La política es el arte de lograr acuerdos, pero para Vizcarrra es el oficio de la guerra para destruir a todos los que no piensan como él ya que los ve como enemigos. Vizcarrra tiene la escuela del típico dictador latinoamericano que se cree el mesías, el salvador de la patria, el fundador de la nueva República, el que hará un antes y un después en la historia. Lamentablemente Vizcarra no es más que un sujeto mediocre, muy pobre de recursos intelectuales, carece de pericia política. De allí sus aires de dictador, su afán protagónico, su charlatanería barata, su demagogia populista, su patanería grotesca para confrontar al Congreso y entrometerse en otras instituciones y su desfachatez para dar un golpe de Estado express. 

Los otros responsables son, desde luego, la prensa adulona que vive aplaudiendo cada gesto de Vizcarra sin ningún rubor, los ayayeros que lo encumbran como el gran presidente que no es, la chusma que lo apoya ciegamente porque le encanta el show de la guerra contra el Congreso y el fujiaprismo, guerra que la prensa les ha vendido como "lucha contra la corrupción" y contra el "Congreso obstruccionista". La culpa también es de los abogadillos oportunistas que fungen de constitucionalistas de alquiler, dispuestos a fabricar recursos retóricos y jurídicos para darle una apariencia de legalidad a las pachotadas anticonstitucionales de Vizcarra. Y la culpa es del TC que avaló el golpe en lugar de cumplir con su misión de defender la Constitución, la separación de poderes y la institucionalidad democrática.

Cuando todos creímos que tras el golpe de Estado que disolvió al caballazo el Congreso, y que tras la liquidación judicial del fujimorismo a cargo de los agentes de la mafia, las aguas se iban a calmar y que Vizcarra se iba a dedicar a gobernar, empezó esta pandemia que nos cogió con el gobierno más incompetente que se haya tenido en la historia, con un gabinete presidido por un incapaz como Zeballos y repleto de comunistas, y gente de segundo nivel, reciclados de la burocracia del humalismo. Todo eso nos llevó a la situación crítica que hoy vivimos, una pandemia sin control y una economía en crisis. Y cuando el agua empezó a llegarle al cuello al gobierno, Vizcarra dio un giro desesperado a la derecha y llamó a Cateriano. 

No estaba tan mal la idea, pero el problema es que Cateriano tampoco es un sujeto dialogante que busque consensos. Además ya ha creado muchos anticuerpos en el ambiente político. Ya nadie le cree el show del diálogo con los partidos. El diálogo tiene que hacerse antes que cualquier otra cosa. El gabinete debería ser fruto del diálogo y del consenso de las fuerza políticas. No al revés. No se puede poner a alguien como Cateriano, un gallito de pelea sacado del galpón del humalismo y entrenado en la pelea a navaja contra el fujimorismo y el Apra, para luego ir a dialogar. Una muy mala estrategia de Vizcarra y un pésimo momento para Cateriano, quien cavó su propia tumba política.

Queda esperar a ver si Vizcarra aprendió la lección o insistirá en formar un gobierno por su propia cuenta y riesgo pese a no tener partido ni bancada. ¿Volverá los ojos a la izquierda o se atreverá a convocar a un outsider, un empresario que tenga valor de ponerse el fajín? Lo peor que podría suceder ahora es que Vizcarrra ante su orfandad política, se deje seducir nuevamente por la izquierda.