Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
Muy peligrosa es la situación en que está colocando al país el presidente Vizcarra. Lo más lamentable es que al parecer a nadie le interesa el país. El stablishment progrecaviar y la prensa mermelera sólo se dedican a una cosa: combatir y fustigar al fujimorismo, sin importar si para eso deben acabar con la democracia y el Estado de derecho, cerrando el Congreso al caballazo. ¿A tanto llega el odio y la estupidez de estos enfermos?
Frente al paquete de reformas que el Ejecutivo ha planteado de manera prepotente, interponiendo una ridícula cuestión de confianza carente de sentido, los sectores progres y caviares solo han salido a aplaudir la actitud desafiante de Vizcarra, sin tomarse la molestia de analizar esas reformas. Todo lo que quieren es que Vizcarra cierre del Congreso. Se lo piden a gritos todos los días.
Claro que estos zombies comecerebros esconden sus colmillos justificando su actitud demencial de curiosas maneras. La primera de todas es la pose de superioridad moral. Sí, así como lo oyen. Se creen superiores. Pero en esa masa de borregos están los sectores más ignorantes de la sociedad. Si no miren nomás a la cloaca del colectivo No a Keiko, y a los que salen a marchar contra Keiko y contra el Congreso. ¿Alguien puede decir que ese colector séptico de rojos, progres y caviares que discurre por las calles en una marcha fascistoide es superior en algo al fujimorismo?
Se han pasado los últimos 18 años estigmatizando al fujimorismo y los últimos tres, atacando al Congreso, al punto que hoy ese redil de borregos se se ha convencido de que los malos son los fujimoristas y que la República solo se salvará si los desaparecen. Allí tienen al delirante trosko de Nicolás Lúcar ladrando todos los días contra el Congreso y pidiendo a gritos que lo cierren. Hoy el insigne termocéfalo y resentido social de César Hildebrandt tiene el cuajo de decir que si el Congreso cambia algo de la reforma, Vizcarra debe cerrarlo.
Los sectores más pensantes de la sociedad, los especialistas, los que tienen cierto recorrido en la política, etc., todos ellos han señalado que las reformas presentadas por el Ejecutivo al Congreso no pasan de ser barbaridades sin criterio. Desde las elecciones "primarias" abiertas y obligatorias para elegir a los candidatos de cada partido, hasta la lista con paridad de géneros, solo son delirios sin sentido de gente sin oficio político. En nada van a favorecer a la democracia. Se trata de puros caprichos ideológicos y experimentos peligrosos inventados por intelectuales de salón que no tiene idea de lo que es un partido ni de qué trata la democracia.
El trasfondo de estas reformas es la demagogia y la guerra política contra los partidos. No tiene ningún sentido real para mejorar absolutamente nada. Exigir que los condenados en primera instancia no puedan ser candidatos corre el riesgo de imopedirle su participación a un inocente, pues hasta que no exista condena firme del Poder Judicial existe la presunción de inocencia. Hay reformas del reglamento que bastarían para manejar mejor el asunto de la inmunidad. Pero utilizar eso como insumo para la demagogia y las reformas dacronianas es peligroso.
De modo pues que no podemos exigirle al Congreso que apruebe esas disparatadas reformas sin cambio alguno. Lo tienen que cambiar. Incluso los deben arrojar a la basura. Es de tal magnitud el despropósito de algunas reformas que parecen hechas ex profeso para que sean descartadas, y así tener el pretexto para cerrar el Congreso. Esto es lo que ya están adelantando los profetas del odio antifujimorista. Es decir, los enfermos han colocado al país en la disyuntiva absurda de aprobar unas reformas disparatadas y aberrantes, o cerrar el Congreso. En cualquier caso, el país va a pagar las consecuencias. No tenemos salida.
Es por eso que hay voces que reclaman una reacción republicana en defensa de la democracia y del Estado de Derecho. Los sectores pensantes deben salirle al frente a estos enfermos de odio y frenar sus ínfulas antidemocráticas y totalitarias. No porque detestan al fujimorismo vamos a dejar que hagan lo que quieran con el Congreso y con el país. El fujimorismo no es ni mejor ni peor que los otros sectores políticos. La izquierda tiene tantos o más corruptos que los que puede mostrar este fujimorismo que ni siquiera ha pasado por el poder. La gran mayoría de la bancada de Fuerza Popular son invitados. Es decir, no son fujimoristas. De los que son fujimoristas, la gran mayoría son nuevos. No se les puede achacar absolutamente nada.
En cambio la izquierda y los caviares sí tienen las manos sucias. Han copado las instituciones con sus miembros y son parte del gran negociado de las consultorías. También son afectos a blindar a sus allegados, desde Toledo hasta Pablo Sánchez. Siempre lo han hecho. Controlan gran parte de la prensa e influyen en el gobierno. No son pues santos de ninguna manera. No son dueños de la moral. No tienen autoridad para tachar a nadie. Así que no debemos permitir que en nombre de una falsa superioridad moral, que no tienen, ni con el pretexto de una superioridad intelectual, que tampoco tienen, nos impongan un mamarracho de reformas o nos amenacen con acabar con la democracia.
Quien te engañó que eres un ser pensante, cuando lo que escribes solo refleja que eres un fanático apristoide facista.
ResponderEliminarNo te das cuenta que tus amos corruptos de "la prensa mermelera" y "el club de la construcción" les han bajado el dedo a Uds. Apristas y al fijimorismo por ser ya impresentables políticamente para reemplazarlos por caras nuevas.
Todo el pueblo es testigo que el apra históricamente ha copado el Poder Judicial y la Fiscalía para no ser sentenciados por Corruptos.
Eso de los "progres y caviares", "superioridad moral", es solo un pretexto para disfrazarte de "Republicano,defensor de este Congreso" impresentable. El mensaje de tu escrito: un clamor a tus amos para
decirles basta, TODOS SOMOS CORRUPTOS EN EL PERU. No hay superioridad moral. Sabes que estas equivocado.