Cuando las nuevas generaciones pregunten cuándo se jodió el Perú, muéstrenles esta fotografía de la traición de PPK, entregando su alma al Diablo para poder ser presidente a cualquier precio. Esta imagen muestra la fase final de la feroz campaña contra Keiko montada por la izquierda en el 2016. Ellos no hacían campaña por Verónika Mendoza sino contra Keiko. La consigna de la mafia caviar era impedir a toda costa el triunfo de Keiko.
Este domingo, Christian Hudtwalcker tuvo la hidalguía de exhibir el fraude mediático perpetrado por la mafia en aquella campaña electoral. Demostró que no existen pruebas ni audios en los que se escuche decir a nadie que Keiko le había entregado $15 millones de dólares a Joaquín Ramírez para que los lavara. Algo que cualquier persona sensata con dos dedos de frente percibe de inmediato como una patraña burda y hasta estúpida. Ningún mafioso anda por allí contándole a cualquier pobrediablo sus fechorías. Y el autor de ese dicho era un auténtico pobrediablo, un reciclador de los barrios latinos de Miami, contratado por la mafia para montar un psicosocial destinado a calumniar a Keiko haciéndola pasar como narcotraficante "investigada por la DEA", en un "informe especial" de Cuarto Poder, el domingo anterior a las elecciones, cuando las encuestas colocaban a Keiko 5 puntos por encima de PPK. La mafia caviar estaba desesperada.
Todo estaba preparado para montar la campaña "Narcoestado". Al día siguiente las cloacas de izquierda ya tenían lista sus pancartas de "No al narcoestado". Las sectas anti Keiko alistaron sus marchas fascistas una vez más con el nuevo eslogan. Poco antes, la izquierda ya se había ocupado de contratar al lobista PPK para que sea parte del andamiaje mafioso, encaramado en el poder bajo los auspicios de Ollanta Humala y Odebrecht, a cambio de la banda presidencial.
Eran los días gloriosos de la mafia brasileña, aliada estrecha de la mafia caviar y de sus oenegés, cuando Odebrecht tenía bajo su planilla de la Caja 2 a periodistas, medios, políticos, ministros, al presidente y a la alcaldesa de Lima. El dinero sucio fluia sin control desde la campaña del 2011, cuando Favre y Lula se encargaron de montar al muñeco Ollanta Humala y hacerle ganar la carrera, para luego financiar la millonaria campaña contra la revocatoria de Susana Villarán y luego su segunda postulación a la alcaldía. Ya nadie se acuerda de los periodistas que en esos días defendían a capa y espada a Nadine y Susana. Una de ellas acabó siendo asesora de PPK en su campaña contra Keiko. En medio de ese ambiente mafioso y enrarecido de una izquierda corrupta, en la campaña del 2016 los dos candidatos de derecha (Keiko y PPK) pasaron cómodamente a la segunda vuelta, donde Keiko llevaba la ventaja. Entonces sonaron las alarmas en los cuarteles de la mafia.
El final de la historia ya lo conocemos todos: la mafia se compró a PPK y montaron sin descaro el psicosocial de "Keiko investigada por la DEA". El domingo siguiente PPK ganó por un puñado de votos y garantizó la continuidad de la mafia en el Estado, recibiendo casi sin cambios el legado de Ollanta Humala. Hasta nombró al mismo ministro de Educación, el afamado Jaime Saavedra, engreído de la caviarada. No solo eso, sino que pese a saber que Keiko tenía mayoría absoluta en el Congreso, no pudo hacer un pacto con ella para garantizar una buena gobernabilidad, porque ya tenía un compromiso firmado con la mafia. Por el contrario, se negó a conversar con ella y empezó a ejecutar el plan de guerra política total contra el fujimorismo, que sería luego llevado a cabo por Vizcarra y toda la maquinaria de la mafia.
Así fue como el Perú cayó en el pozo séptico, luego de una guerra sucia y sin cuartel para destruir al fujimorismo y al Apra, negarle su inscripción al PPC, liquidar a la clase política prohibiendo la reelección, destruir a los partidos con reformas nefastas que les quitaban su autonomía para hacerlos dependientes del Estado (y del poder) y eliminando sus liderazgos naturales con el cuento de la "democratización de los partidos". Y todo eso en aras de "la lucha contra la corrupción". El resultado fue el Congreso que hoy tenemos y el triunfo del analfabeto y ladrón en banda Pedro Castillo.
Toda esta triste historia nos deja como moraleja lo fácil que es engañar a la gente montando un falso psicosocial. Cuando tienes un pueblo de gente ignorante y carente de pensamiento crítico, es muy fácil montar mitos y mentiras porque esta gente se lo cree todo. ¿Alguien podría enumerar la cantidad de mitos y mentiras que la izquierda ha montado contra Alberto Fujimori y Keiko? No solo por memes en las redes sino por falsos reportajes de prensa, notas tendenciosas en los diarios, campañas de difamación de las oenegés y otras organizaciones creadas por la mafia. Y lo pueden hacer porque tienen dinero. Reciben millonarios aportes anuales desde el extranjero sin que nadie los fiscalice, Mientras que los partidos han sido liquidados, las oenegés han tomado el poder.