domingo, 29 de junio de 2014

Los patanes de la patria


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

El último episodio observado a través del canal del Congreso ha sido peor que cualquier serie de la TV basura. Solo le faltó ser presentado por Beto Ortiz y auspiciado por Relima. Como si tener que soportar a esa plaga de incapaces congresistas no fuera suficiente castigo para el pueblo peruano, encima debemos verlos protagonizando altercados.

La escena corresponde a la sesión en que se votó la suspensión del congresista Alejandro Yovera, otra de las joyitas que utiliza a sus trabajadores del Congreso para beneficios personales. Este es un sujeto de la más baja estofa que tiene un largo prontuario. Hace dos años también fue suspendido 120 días por haber falseado información en su CV, donde había consignado tener una maestría en la Universidad de Piura que resultó ser falsa. Además indicó haber laborado como gerente de una empresa cuendo solo fue encargado de compras. También fue acusado por no cumplir con el pago de alimentos, etc. Y ahora se aprovecha de sus trabajadores para obtener préstamos personales. Es decir, todo un delincuente de marca mayor que ya debería ser expectorado del Congreso.

Lo increíble es que esta clase de inmundicia humana que abunda en el Congreso cuenta con defensores, los que incluso llegan a tener el cuajo de amenazar al congresista Humberto Lay por cumplir su función de ética. Es decir, las amenazas y extorsiones de los delincuentes no solo se dan en los bajos fondos o en los barrios más peligrosos, ni salen solo de los penales sino que están en el mismísimo Congreso de la República. El pastor Humberto Lay ha denunciado haber recibido amenazas de parte de los congresistas Celia Anicama y Jorge Rimarachín. Así están las cosas en ese pozo séptico de la plaza Bolívar. Y para culminar su hazaña gansteril, el impresentable Alejandro Yovera acabó denunciando ser víctima de persecución política.

La cereza del pastel -o mejor sería decir la rata sobre el albañal- fue el congresista Mesías Guevara que no tuvo mejor idea para defender a esa alimaña de Alejandro Yovera que insultar a las damas del fujimorismo, luego de contar una enrevesada historia que no tenía nada que ver con las hazañas y corruptelas de su compañero de bancada. Apelando a las peores artes de la charlatanería de callejón, Mesías Guevara hizo una carambola retórica para terminar sugiriendo que las denuncias venían del fujimorismo y que, como ellos son corruptos, no tenían sustento. Esa es la lógica que hoy manejan los sectores del progresismo, el rojerío y la caviarada. La cantaleta de la izquierda en general.

La indignación de Cecilia Chacón simboliza muy bien la náusea que el país siente frente a estos miserables que no solo han llegado al Congreso desde una cloaca, sino que se han hecho políticos para seguir robando y aprovecharse del cargo en todas las formas. Han llegado incluso a formar sus bandas al interior del Congreso y pretenden ocultarse tras la inmunidad, la mentira, el descaro, la injuria y hasta las amenazas. Nos preocupamos por la delincuencia del país pero esta se encuentra ya instalada en el propio Congreso.Y tiene defensores.

Lo más indignante de la situación fue que al final Cecilia Chacón resultó siendo atacada por toda la jauría de izquierda, encabezada por ese parásito oenegiento y seudoambientalista Marco Arana, quien se dedicó a acosarla por el Twitter. Si hay alguien en el Perú que puede quejarse con propiedad y razón de persecusión política es la familia Chacón, víctima de la feroz cacería antifujimorista emprendida por la caviarada desde el 2001. El general Walter Chacón pasó once años de injusto encierro y tuvo que ser liberado por el Tribunal Constitucional al carecer de sentencia. El proceso abierto contra la familia Chacón es una muestra extrema del nivel de maldad y miseria al que puede llegar el rojerío oenegiento.

Mientras que los delincuentes sigan metidos en el Congreso haciendo de las suyas, y con aliados políticos, dentro y fuera, que los blindan y defienden para utilizarlos como votos a favor, esperar cambios en el Perú es un imposible. Cecilia Chacón llamó cobarde a Mesías Guevara pero en realidad se quedó corta. Toda esa lacra de miserables, mediocres y corruptos merecen mayores epítetos.

viernes, 27 de junio de 2014

El petardo le explota en la cara a la izquierda


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

El petardo de la corrupción con que la izquierda venía tratando de dinamitar a los partidos políticos, en especial al APRA y al fujimorismo, al fin les ha estallado en la cara, al igual que aquellos terroristas negligentes que explotaban tratando de derribar una torre de alta tensión. Hoy es la izquierda en sus diversas variantes la que se encuentra en el foco de las acusaciones de corrupción. De este modo, los eternos guardianes de la moral, que se pasaban la vida llamado "ladrón" a medio mundo, hoy están con sus huesos en la cárcel o a punto de estarlo. Ya no pueden salir con su trillada frasecita "la izquierda nunca gobernó". Gracias a Dios que no lo hicieron porque, de acuerdo a la experiencia mundial, no hay corrupción más grande que la que generan los regímenes de izquierda. Y si no, basta echar una mirada a nuestro vecindario.

Desde luego que nuestros corruptos de la izquierda criolla, aun con los bolsillos rebosantes de dinero mal habido, rodeados de pruebas y testigos de sus fechorías, tienen el descaro de llamarse "perseguidos políticos". Más aun, el payaso de Gregorio Santos no ha tenido mejor idea que acusar a minera Yanacocha y al grupo El Comercio de su persecución, y los ha hecho responsables de su seguridad. Así de patético puede llegar a ser este personaje. No sería nada raro que salga culpando a la CIA, a la embajada de EEUU y a los ángeles de Charlie por su destino. Y es que todos estos personajillos del rojerío son exactamente iguales, en Cajamarca como en Venezuela.

Por su parte la alcaldesa Susana Villarán no las está pasando muy bien. Los cuestionados manejos de la Caja Metropolitana que empezaron con un préstamo a la propia alcaldesa, se suman a su poco elegante decisión de retractarse de su palabra para volver a postular con el argumento de que ella es indispensable. A eso hay que sumarle sus enjuagues políticos en busca de un vientre de alquiler a menor costo, así como su maloliente cercanía y respaldo al toledismo, un sector que apesta por la visible corrupción de su máximo líder y por las sucias alianzas que mantiene con el gobierno en busca de blindaje político. Susana Villarán está cada vez más cerca del caldero de las sospechas por sus gastos enormes en publicidad para el autobombo y en un personal que casi ha duplicado la planilla. Hoy un buen sector del progresismo ya le ha quitado su apoyo.

Frente a este panorama la izquierda ha perdido para siempre su cándida imagen de pureza. Pasaron piola cuando nadie se atrevió a investigar los millonarios gastos de la CVR, la comisión más costosa del mundo; pero ahora es imposible que puedan tapar el sol con un dedo. A la CVR por lo menos se le puede acusar de abierta deshonestidad intelectual. El petardo de la corrupción que acostumbraban arrojar sobre los demás esta vez les ha explotado en la cara. Su perversa estrategia hábilmente montada a partir del informe de la CVR para convertir al fujimorismo en símbolo de corrupción finalmente se ha venido abajo. La bandera del apro-fuji-montesinismo convertido hoy, ante la campaña, en apro-fuji-castañedismo, para señalar el lado de la corrupción política se ha despintado. Hoy podemos hablar con propiedad de un goyo-susanismo o de un goyo-susanismo-cvrismo. 

Queda demostrado pues que la corrupción es un mal de la humanidad que afecta a todas las sociedades y países, desde Brasil hasta Japón. Aunque, como se ha comprobado en los hechos, no hay mayor corrupción que en los regímenes de izquierda, como en Venezuela, verdadero record mundial de corrupción con miseria como resultado, tan parecida hoy a Cajamarca. Ahora que la izquierda ha demostrado ser tan corrupta como cualquier otro sector, que ya no vengan a hacerse los inmaculados y profetas de la moral. Se acabó ese cuento. La próxima vez que salgan con su cantaleta del apro-fuji-castañedismo solo hay que responderles con el goyo-susanismo-cvrismo. La izquierda ya no es virgen. Y lo cierto es que nunca lo fue.

miércoles, 25 de junio de 2014

Otro experimento en la seguridad


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

El principal problema del Perú no es por ahora la economía. Los fundamentos diseñados en los 90 funcionan muy bien todavía, pese a la maraña de regulaciones burocráticas que han ido apareciendo a lo largo de estos años. El principal problema hoy tampoco es el terrorismo de izquierdas en sus múltiples variantes, el cual fue eficazmente controlado. Nuestro principal problema hoy es la delincuencia. Para enfrentarlo hace falta lo mismo que se usó para enfrentar al terrorismo y la crisis económica: cojones. Nada más que eso, porque las soluciones las sabemos todos.

Por desgracia el gobierno de Ollanta Humala se distingue por todo menos por los cojones. Prometió de todo pero a la hora de los loros, siempre recula. Inició su gestión con el circo de la Comisión Nacional de Lucha Contra la Corrupción y la Inseguridad Ciudadana, o algo por el estilo, sentando en una mesa a varios personajes, y todo no pasó de show. Resultados cero. La delincuencia sigue imparable. Ahora un nuevo ministro aparece en escena y la plana mayor de opinólogos le ha dado la bienvenida a piñazos, sin esperar a ver su gestión. Así está la gente de aburrida.

Cambiar ministros en un sector tan complicado no es muy bueno, pero lo más curioso es que se cambien personajes tan disímiles. Acaba de salir un angelical abogado de DDHH que de seguridad no sabía ni la "A" y ahora entra un general dinamitero, lo cual hace pensar que el presidente no tiene siquiera idea de la clase de persona que requiere al frente del sector. ¿Sabrá lo que es nu perfil de puesto? Al menos el nuevo ministro Urresti ha empezado dando señales positivas: ha sacado a los policías a las calles a hacer operativos, que es lo que tienen que hacer siempre. Ojalá siga así.

Pero más que cambios de personas lo que se requiere es un cambio de mentalidad. No vamos a resolver nada con el mismo esquema burocrático de modificar leyes o hacer nuevas leyes para inventar nuevas tipificaciones y aumentar penas, crear prohibiciones y licencias absurdas. Eso nunca ha servido para nada. La gente está mal acostumbrada a creer que las cosas se arreglan con leyes, con prohibiciones y con licencias. Al hampa hay que perseguirla en las calles, ir a buscarla a sus guaridas, decomisar sus productos robados, cerrar sus mercados negros, acosarlos en cada esquina sin darles tregua, meterles bala sin miedo. No hay otra manera. 

Crear licencias estúpidas solo fastidia al ciudadano honesto que tiene que perder tiempo haciendo colas para poder tener lunas polarizadas en el auto o portar armas. Los delincuentes ni se intimidan por esas tonterías. Ellos roban las armas o se las alquilan a los propios policías, roban camionetas con las lunas polarizadas para cometer sus atracos. ¿A quién entonces fastidian con las licencias? Solo a la gente decente. Además de absurdas, las licencias crean un mercado para los policías corruptos. Y todavía están por crear una licencia para motociclistas. ¡Paren con esa estupidez! Al hampa no se le combate con tonterías burocráticas sino con acciones directas. Hay que ir a las calles a buscarlos, a detenerlos, a revisar sus autos y sus bolsillos. Eso es lo único que funciona.

Pero la lucha contra la delincuencia involucra a más de un sector. Supongamos que Urresti sea el iluminado que buscábamos en Interior. ¿Pero qué pasa en los penales? ¿Qué pasa en los juzgados, en las fiscalías? Para todo eso se necesita un liderazgo mayor. Ese es el que le corresponde al presidente. Por desgracia no parece que Ollanta Humala esté a la altura del reto.

martes, 24 de junio de 2014

La falta de liderazgo y algo más


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Roberto Abusada comentaba recientemente que las reformas económicas que se implantaron en los 90 ya las tenían claras en el 80, cuando se iniciaba el segundo gobierno de Fernando Belaúnde, pero no se hicieron. Y no se hicieron por falta de carácter. Se prefirió dejar las cosas como estaban durante una década y solo cuando nos vimos con la soga al cuello reaccionamos. Esa parece ser una constante de la política peruana: esperar a que el problema estalle, que el mal asuma dimensiones de plaga bíblica para recién actuar. Así ha ocurrido con la economía heredada del velascato, el terrorismo, la delincuencia, la minería informal, etc. ¿Por qué se actúa así?

La política es un escenario que requiere personas de carácter firme, ideas claras y vocación suicida, es decir, que no esté cuidando su imagen pública, que no tema enfrentarse a los grupos de poder, las mafias y los medios. No es precisamente lo que nos sobra en la política. Acá nadie quiere crearse problemas y mientras menos hagan mejor la pasan. Para colmo están infectados con la ideología barata de la izquierda angelical y su máxima hazaña consiste en ayudar a los pobres directamente. De la política solo se ocupan de administrar los problemas conviviendo con ellos y cambiándoles de nombres a las cosas como grandes hazañas. 

Luego de los radicales cambios del velascato que trastocaron los cimientos de nuestra sociedad, la economía y hasta de la cultura, porque los comunistas no dejaron nada sin meterle la mano, el país inició su declive imparable en todos los escenarios hasta llegar al caos de los 80. La siguiente gran época de cambios radicales fueron los 90, pero básicamente fueron cambios en el terreno económico. Todo lo demás se dejó igual, incluyendo la educación. En realidad quedaron muchas otras reformas pendientes. Nunca se terminó la reforma del Estado y los gobiernos que pasaron desde el 2000 padecieron el miedo a las reformas radicales, y prefirieron disfrutar en paz la época de bonanza asegurada por el esquema trazado en los 90.

Han transcurrido ya 20 años desde las últimas grandes reformas y es ya hora de hacer otras. No se puede tener un país más de 20 años sin acometer reformas radicales. Hoy el Estado ha vuelto a crecer en demasía. Si bien ya no tenemos las docenas de empresas públicas que eran focos infecciosos de corrupción e ineficacia, sangrando la economía del país, hoy el Estado está repleto de organismos públicos que consumen presupuestos enormes y se dedican a obstruir el dinamismo de la sociedad y la actividad empresarial, gracias a una maraña de regulaciones montadas con la fantasía del control del Estado.

Ya basta de crear ministerios rimbombantes y organismos floridos. Es tiempo de podar el Estado, eliminar y/o fusionar ministerios y otros organismos, simplificar drásticamente las regulaciones, reducir impuestos y dedicar todo lo ahorrado a mejorar las actividades básicas del Estado que son la seguridad nacional, la salud y la educación. Es la época de introducir reformas radicales en estos campos. No podemos seguir construyendo parques jurásicos, refinerías de petroleo sin tener petroleo, ni haciendo leyes a favor del clima cuando los hospitales están colapsados y la delincuencia amenaza nuestra existencia todos los días. No podemos exigir a las empresas que paguen al Estado 30% de su renta cuando ellas mismas deben ocuparse de su seguridad y encima pagar extorsiones.

domingo, 22 de junio de 2014

Encantadores adefesios burocráticos


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La tan mentada desaceleración de la economía no era fantasía ni campaña antigobiernista sino realidad. A pesar del fácil recurso del piloto automático el país se iba frenando. Ollanta Humala sintió el frenazo pero prefirió culpar a factores externos anunciando que llegaban las vacas flacas. Después de ver cómo el paciente perdía el pulso sin que nadie hiciera nada, de pronto apareció el ministro de economía anunciando un paquetazo económico tratando de inyectarle suero a la economía en busca del dinamismo perdido. 

Sin embargo, como ya lo han advertido muchos, este ha sido un paquete tibio de medidas cobardes que no solucionan de raíz los problemas que nos afectan. Se ha preferido el maquillaje y el parche. Por ejemplo, algunas atribuciones del Ministerio del Ambiente han sido asumidas por el Concejo de Ministros, en lugar de simplemente eliminar de cuajo ese adefesio burocrático creado por Alan García con pose de gran demagogo. Y es que los políticos suelen ser muy generosos para crear toda clase de organismos públicos rimbombantes, pero muy cobardes para eliminarlos, pese a comprobar sus nefastas consecuencias en la vida del país. Y hemos comprobado en los hechos el efecto negativo de los ministerios creados por el alanismo posero y populista.

No han sido pocos los que han venido advirtiendo desde hace tres años que la permisología estaba asfixiando los proyectos de inversión. El tiempo que demanda sacar las casi 180 licencias para un proyecto minero había pasado de dos años a casi cuatro, aumentando los costos de inversión. Se sabe que varias compañías mineras y hasta hoteleras han prefrido irse a otros países para evitar esa pérdida de tiempo. Varios expertos señalaron que la creación de los ministerios de cultura y ambiente habían impactado negativamente en el escenario de la economía y el crecimiento. 

Pero claro que la intelectualidad de izquierda, el progresismo vendehumo, expertos en la paja mental y la idealización de conceptos y sueños de opio, defenderán esos ministerios apelando a su exquisita retórica y charlatanería versada, pues los consideran una gran conquista del pensamiento progresista. Estos conocidos fumones de la izquierda intelectualoide prefieren sus verdes alucinaciones de progreso espiritual por encima de la realidad concreta. Pretenden que el Perú, un país subdesarrollado que aun vive exportando piedras y está muy lejos de la industrialización, tenga las mismas regulaciones ambientales que los países superindustrializados como EEUU, China o Canadá. Creen que eso es estar a la vanguardia. 

Lamentablemente el ambientalismo se ha convertido en la nueva religión de izquierda. Se asemeja más a un movimiento místico que pretende adorar el ambiente y combatir todo lo que consideran una amenaza al ecosistema. Claro que a ellos les interesa más combatir a la gran minería antes que a los mineros informales que arrasan impunemente con ríos y bosques enteros. La izquierda mundial utiliza hoy el psicosocial del cambio climático para detener el avance del capitalismo industrial. De paso es una plaza muy interesante de empleo para toda clase de parásitos e inútiles de izquierda, incapaces de insertarse en un medio productivo. De hecho, los ministerios del Ambiente y de Cultura ya están plagados de abogados, sociólogos y antropólogos. Casi el 80% de sus funcionarios son abogados. 

La cuestión es muy simple, y puede considerarse una ley científica: a más Estado menos desarrollo. Lo que ha frenado el desarrollo del Perú desde las reformas de los 90 es el incremento incesante del tamaño del Estado, culminando con el golpe de gracia que ha significado esos dos ministerios del alanismo. El Perú no necesita más organismos públicos ni más leyes. Lo que se necesita para dinamizar la economía y la sociedad productiva es que el Estado deje de fastidiar a las empresas y se dedique más a hacer lo suyo que es garantizar la seguridad, ampliar la infraestructura con grandes obras y mejorar sus servicios públicos. La mejor medida que para dinamizar la economía es eliminar burocracia y cancelar regulaciones absurdas. El único responsable de la informalidad es el Estado con su maraña absurda de regulaciones laborales.

Ya es hora de podar el Estado. Tenemos demasiados ministerios de adorno que se obstruyen en sus funciones. El Ministerio del Ambiente es un pavo real que solo estorba. Lo único que ha hecho es poner un enorme huevo burocrático que es la OEFA, un organismo regulador que, para colmo, se pretende que sea mantenido con un aporte adicional de las empresas mineras. Concha que le dicen. En otros ambientes eso se llama simplemente extorsión. Ya basta de burocracia y de obstruir el desarrollo.

sábado, 21 de junio de 2014

Venganza Conyugal de ayer y hoy


Escrito por: El Hdp

Cuando el ex Presidente Alan Garcia denuncio una "venganza conyugal", detrás de la Megacomisión que investiga los indultos aprobados durante su gestión, picó mi curiosidad. Entonces me avoqué a la noble tarea de hallar situaciones parecida denunciadas por otros y vaya sorpresa!

SOCRATES: "Solo se que nada se y ni de la venganza conyugal estoy seguro"

LA BIBLIA: "Mia es la venganza conyugal y la retribución..."  Deuteronomio 32:35

MAO TSE TUNG: "El poder nace de la venganza conyugal"

CARL MARX: "La venganza conyugal, es el opio del pueblo"

EVO MORALES: "Comer mucho pollo produce venganza conyugal"

NICOMEDES SANTA CRUZ: "A cocachos aprendi, la venganza conyugal"

MINISTRO DEL INTERIOR: "La venganza conyugal es solo una percepción"

SUSANA VILLARAN: "Si votan por el NO a la revocatoria, no buscare venganza conyugal"

HERIBERTO BENITEZ: "Yo meto las manos al fuego por la venganza conyugal"

ROSA MARIA PALACIOS: "Ya viene el audio sobre la venganza conyugal"

LOURDES FLORES: "Que se metan su venganza conyugal al poto"

ERIC OSORES: "Matematicamente, la venganza conyugal aun no esta eliminada"

MAGALI SOLIER: "La venganza conyugal asustada"

SUSY DIAZ: "Vive la vida y no dejes que la venganza conyugal te viva"

CARLOS BRUCE: "Soy una venganza conyugal y me siento orgulloso"

MHOL: "Si no apoyas la venganza conyugal, eres homofobico"

GASTON ACURIO: "Es un venganza conyugal, ser de izquierda"

APRA: "A mas venganza conyugal, mas aprismo"

Y podriamos continuar con mas hallazgos pero seria demasiada venganza conyugal de mi parte.

viernes, 20 de junio de 2014

Se impone la consigna


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La aprobación en el Congreso del informe de la megacomisión sobre los narcoindultos es algo que no debe sorprender a nadie. Se trata, una vez más, del voto por consigna. Y de una consigna que ya viene de muy atrás, incluso desde antes de que el gobierno nacionalista inicie su gestión. La meta es solo una: inhabilitar a Alan García y, si es posible, meterlo preso. Con ello el rojerío y la caviarada tendrían a sus dos mayores enemigos políticos derrotados. Y es que el segmento rojicaviar vive del odio al APRA y a Alberto Fujimori.

La consigna de perseguir a Alan García fue tan evidente que la primera acción del régimen nacionalista, coludido con el rojerío, fue formar la megacomisión que se encargaría de investigar toda la gestión del gobierno alanista bajo la premisa de que Alan García es un delincuente y solo con el propósito de hallar las pruebas incriminatorias. Para tal perverso fin todo servía. La megacomisión fue encabezada sin pudor por el propio régimen, a cargo de un perfecto incompetente como Sergio Tejada. Se le dotó con todos los elementos necesarios para llevar a cabo su patraña: millones en presupuesto, oficina equipada, computadoras y un ejército de asesores y personal auxiliar. Algo inédito en la historia de la república: una comisión parlamentaria encargada de buscar pruebas para acusar al ex presidente.

Evidentemente, luego de tres años de investigación y circo, la megacomisión tenía que cumplir con el fin para el cual había sido creado: inculpar a Alan García. Y así lo hizo. No les importó que los informes estuvieran siendo cuestionados por sus irregularidades y que el propio Poder Judicial hubiera declarado nulo todo lo actuado por haber trasgredido las formas mínimas del debido proceso, empezando por determinar desde un principio de qué se le acusa concretamente a Alan García. Pero la megapayasada de Tejada es un proceso ejemplar de la jurisprudencia rojicaviar en el Perú, ya famoso en el terreno político, pues empieza con la condena y luego va en busca del sustento de la acusación. La megacomisión es un disparate del derecho. 

Lo penoso del espectáculo que vimos es que el fujimorismo decidió no votar. De este modo le devolvían los favores al aprismo por haber apoyado la extradición y su silencio en el linchamiento de Alberto Fujimori por parte de las mismas hordas de izquierda. El fujimorismo olvida que Alberto Fujimori persiguió a Alan Gacía, pero no legalmente sino físicamente, rodeando su casa con tropas al día siguiente de dar el golpe. Fujimori le dio a Alan García el pretexto perfecto para huir, luego de pedir asilo en la embajada de Colombia. Si Alan García nunca pudo ser procesado por la justicia fue por esa torpe maniobra de Fujimori, pues Alan se quedó afuera todo lo que duró el fujimorismo, y sus posibles delitos prescribieron. 

De todos modos el rojerío y la caviarada oenegienta nunca descansaron en sus intentos de incriminar a Alan García. Se la tenían jurada por acciones como las del Frontón, donde la Marina pulverizó a un centenar de terroristas amotinados que no quisieron rendirse. En el pizarrón del rojerío pro terruco siempre estarán los rostros de Alan García y Alberto Fujimori como los enemigos a quien cobrarles la venganza a cualquier precio. El antiaprismo es una condición mental de la izquierda desde los días de Mariátegui y Haya, pues el APRA contuvo el crecimiento de la izquierda marxista y la redujo a una expresión delirante. A eso se ha sumado en el presente siglo el antifujimorismo, que es hoy la esencia de la izquierda moderna, post CVR.

El antiaprismo y el antifujimorismo definen a la izquierda pues ellos siempre se definen por condiciones anti: son antimperialistas, anti EEUU, anti liberalismo, anti empresa, anti libre mercado, anti ricos etc. En esencia no saben bien lo que son pero si saben a quiénes combaten y odian. Ahora bien, es una lástima que frente a un escenario en el que están siendo agredidos por esa izquierda delirante y rencorosa que se ha pasado la vida tratando de traerse abajo todas nuestras instituciones, los fujimoristas pretendan hacerse los ciegos. 

Todo esto demuestra la chatura de la política peruana. Los políticos carecen de una visión de país y de futuro. Andan más preocupados por revanchismos idiotas y venganzas por el pasado antes que ocuparse de conseguir alianzas duraderas mirando el futuro. Los fujimoristas prefieren concederle a la izquierda una victoria antes que ganar un aliado para luchas futuras. La política no consiste en una lid de chaveteros de partido sino en un tarea de conjunciones y alianzas. Los estúpidos de la política crean divisiones y pretenden erigirse como los únicos salvadores de la patria luchando contra todos los demás que son los enemigos. Así actúa el chavismo y la izquierda en general, así actuaba también el APRA germinal y así actúa hoy el ollantismo. 

La política consiste en construir puentes mirando el futuro y no linchando o ayudando a linchar a los únicos que quizá puedan ser los aliados democráticos del mañana. Hay que saber diferenciar a los amigos y a los enemigos no por cómo te miraron ayer sino por los valores que defienden. La política se hace en base a principios y no a vendetas. Un político es un constructor y no un chavetero. Se define por metas y valores democráticos y no por posiciones anti.

Quienes han convertido el Congreso en el callejón de las siete puñaladas son los mismos que viven combatiendo el Estado de derecho y que hacen lo posible por destruir el sistema, no solo dinamitando torres sino desprestigiando instituciones y personas. Hay que detener este deporte indigno de armar una pira con el gobernante anterior. Si hay algo de qué acusarlo, dejemos que la justicia haga su trabajo. La política es otra cosa. Y los peruanos estamos esperando hace tiempo que los políticos estén a la altura de las circunstancias. Ya estamos hartos de estos mediocres que hoy dominan el escenario.

martes, 17 de junio de 2014

El triunfo de las FARC


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

El triunfo electoral del presidente de Colombia Juan Manuel Santos debe interpretarse como un triunfo de las FARC, desde que esta banda delictiva hizo público su apoyo al presidente y pidió a la población que votara por su reelección, tal como ha ocurrido. Además de esto, la campaña reeleccionista estuvo centrada en el díalogo del gobierno de Santos con los delincuentes de las FARC, llamado candorosamente "proceso de paz". Esta es la sutil forma en que se ha enmascarado la política de distensión que el gobierno de Santos mantiene frente a esa banda de criminales de las FARC, quienes han sentado al Estado de Colombia en una mesa en La Habana, para dialogar de igual a igual, al amparo de la tiranía castrista.

Desde luego que son malas noticias para la democracia de la región. El panorama no puede ser más turbio. Por un lado tenemos a un presidente que ha sufrido una curiosa metamorfosis, muy cercana al lavado cerebral que practicaban los comunistas soviéticos, que lo ha llevado de ser lugarteniente de Alvaro Uribe en la lucha contraterrorista, a conciliador amigo de los delincuentes de las FARC. 

Las FARC no son otra cosa que una vieja y muy bien organizada banda de criminales que practica toda clase de delitos de los más salvajes, tales como el secuestro masivo de ciudadanos que son recluidos en campos de concentración por años, hacinados en condiciones infrahumanas para mantenerlos como escudo de protección y materia de chantaje y negociación con el gobierno; coches bomba que dejan decenas de muertos, incluso en pleno "proceso de paz", homicidios selectivos, extorsión, narcotráfico, etc. No hay nada en todo el Código Penal que les falte trasgredir, no una sino muchas veces, llegando incluso a delitos de lesa humanidad como moneda corriente. Esa es la clase de inmundicia humana que son las FARC.

Desde luego, las FARC carecen del más mínimo rastro de moral y ética, ignoran lo que es el respeto a la ley y al Estado de derecho, les importa un bledo la convivencia civilizada y pacífica y el respeto por la persona y la sociedad. Hay que decirlo con toda claridad y sin eufemismos: son basura en su máxima expresión. A esa inmundicia solo queda combatirla y desaparecerla. Diversas circunstancias han impedido que el Estado colombiano enfrente con rigor esa plaga de delincuentes, entre esas circunstancias está precisamente el chantaje humano que las FARC usan como estrategia.

Las FARC son expertas en diálogos de paz. Tienen más de treinta años dialogando con varios gobiernos, y siempre han usado ese diálogo para una sola cosa: hacer retroceder a las FFAA y al Estado, y para fortalecer sus cuadros. Las FARC, como buena escoria humana que son, carecen de palabra, son expertos en traicionar la palabra empeñada y en incumplir los compromisos adquiridos. Nunca han respetado nada. Es obvio: son delincuentes. Lo curioso es que ante semejante escenario y luego de tanta experiencia previa, el gobierno de Juan Manuel Santos levante nuevamente las banderas de la paz y del diálogo. ¿Es idiota?

Algo se pudre en Colombia. El gobierno de Alvaro Uribe tuvo los cojones para enfrentar sin miedo a esa caterva de delincuentes armados ocultos en la selva pero amenazando a todo el país. Al final del gobierno de Uribe las FARC quedaron muy maltrechas y en su punto más débil de su historia. Era cuestión de darles el tiro de gracia. Sus líderes principales habían muerto y las FFAA los tenían cercados, la punto en que se dieron el lujo de rescatar con vida a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt al cabo de 5 años de infame secuestro y reclusión. 

En el plano internacional Alvaro Uribe tampoco flaqueó a la hora de encarar verbalmente a Hugo Chávez y Rafael Correa, cómplices y financistas de los delincuentes terroristas. Hugo Chávez se empeñaba en llamar "combatientes" a los delincuentes narcoterroristas y les ofreció cabida en Venezuela. Correa hizo lo mismo en Ecuador y se vio sorprendido y humillado cuando el ejército colombiano bombardeó el campamento de Raúl Reyes en territorio ecuatoriano. Correa protestó enérgicamente por la agresión de Uribe pero nunca dijo nada por la penetración de las FARC a su país. Por su parte, los gobiernos del ALBA comandados por Hugo Chávez no reconocen a las FARC como grupo terrorista, antes bien han solicitado en todos los foros que el gobierno de Colombia les otorgue el estatus político de "grupo beligerante". Por otro lado, Álvaro Uribe tuvo que hacer frente a la tremenda campaña de desprestigio que la prensa de izquierda de todo el continente emprendió contra él, llamándolo genocida y acusándolo, como siempre, de crímenes de lesa humanidad. 

Lo sorprendente es que Juan Manuel Santos, ex ministro de defensa de Alvaro Uribe y artífice de todas las operaciones contraterroristas hoy se siente a dialogar con ellos sabiendo que están a un paso de ser vencidos. ¿Qué gana Colombia con esto? Nada. De hecho no ganará la paz. Lo firmamos. No hay manera racional de dialogar con delincuentes de esa magnitud. No tienen ética, moral ni principios. Tal como lo han venido haciendo desde hace 30 años, los delincuentes de las FARC usarán el diálogo para fortalecerse. No van a renunciar al dominio del tremendo negocio del narcotráfico. Lo que quieren es legalidad e impunidad. Y por supuesto, el progresismo regional ya está trabajando para torcer las leyes y crear nuevos modelos de justicia que interpreten a su favor la circunstancia colombiana. Para eso es que sirven esos intelectuales de izquierda.

Como decíamos al inicio, la reelección de Juan Manuel Santos ha sido una muy mala noticia para la democracia de América Latina, tan venida a menos por regímenes totalitarios de izquierda. 

lunes, 16 de junio de 2014

El socialismo acaba con el milagro chileno

 

Por: María José Gutiérrez

Axel Kaiser es columnista de algunos diarios y viaja constantemente a dictar charlas acerca de la crisis financiera, la crisis del euro y, principalmente, filosofía política. Sus ideales liberales a nivel económico y social sacan ronchas en las redes sociales. 

Son estas ideas las que defiende desde la Fundación para el Progreso, un “think tank” independiente de partidos políticos, que tiene como fin la formación de jóvenes. Y cuyo presidente y vicepresidente del directorio son los empresarios Nicolás Ibáñez y Dag von Appen. “A la gente que apoya el proyecto ni siquiera les beneficia, porque las ideas que defendemos van en contra de las grandes empresas, buscamos que haya más competencia”, dice Kaiser mientras se toma un jugo natural. “Ellos entienden que la sociedad más justa también es a base de más libertad individual y a la responsabilidad de cada persona por su propio destino. No que cada vez más el Estado se esté haciendo cargo de todo. Son las ideas que llevaron a Chile a ser el país más rico de América Latina y lo que hay que tratar de proteger”.

Decir que le importa más que un país tenga más riqueza a que sea más igual es muy poco popular…

Sí, es poco popular y cuando el clima está cargado, decir la verdad es un acto de rebelión.

¿Por qué prefiere la riqueza que la igualdad?

Porque a mí me importa que la gente esté mejor, no que esté igual. No entiendo por qué si me está yendo bien, me tiene que molestar que al vecino le vaya mejor. Mi tesis es que la desigualdad no es un problema, si no los niveles de riqueza, la riqueza es un bien que hay que perseguir. Mientras más ricos seamos todos, mejor, no mientras más iguales. Y si lo planteas en términos más sencillos todavía, si tuvieras que elegir entre una sociedad muy rica pero desigual, o una sociedad muy igual pero muy pobre, yo prefiero una sociedad muy desigual, muy rica.

Pero los países árabes, por ejemplo, son muy ricos y tienen una desigualdad enorme…

Bueno, pero tienes países como Estados Unidos que según algunos indicadores de concentración de patrimonio es un país súper desigual en relación a otros, pero donde la gente está mucho mejor que en países africanos que tienen mayor igualdad. La gente se va de África a Estados Unidos buscando riqueza. Quieren más prosperidad, no igualdad.

¿Y por qué cree entonces que el 62% de los chilenos votó por Michelle Bachelet, cuyo eje de su campaña era efectivamente terminar con la desigualdad?

Tres cuartos de la gente que puede votar en Chile no votó por el programa de Bachelet. Si de verdad el ansia por cambiar el modelo, la igualdad y todo fuera tan grande no habría habido una abstención de más de un 50%.

¿A qué cree que responden todas estas demandas sociales, el movimiento estudiantil, el cuestionamiento al modelo?

Creo que esto surgió de los círculos intelectuales, en buena medida. No se puede discutir que la educación es cara en Chile y eso sí es un tema que hay que revisar y ver cómo arreglarlo, es un peso para la familia chilena que hay que atender. Una cosa que podrías hacer es acortar las carreras que aquí son excesivamente largas, te ahorras al tiro un 40%, con carreras de 3 años en vez de 5, como es en Europa. Sin embargo, más allá de eso, lo que se ve sobre todo en el liderazgo del mundo estudiantil es un ideologismo absolutamente radical, al punto de que muchos de ellos dicen que el modelo que debe seguir Chile es el venezolano. Cuando ves a esa gente decir que los estudiantes que protestan en Venezuela –porque los están reprimiendo, porque les tienen destruida la economía, porque Caracas es la tercera ciudad más peligrosa del mundo, etcétera– son todos conspiradores del imperio norteamericano, te das cuenta que no estás tratando con personas que estén en el mundo de la racionalidad. Se han manipulado los temores y preocupaciones justificadas que tienen muchos chilenos en materia de cómo financiar la educación desviándose hasta el punto de que hoy estamos hablando de cambiar todo el modelo.

¿Considera que el modelo debiera seguir tal cual?

El modelo hay que profundizarlo, eso es lo que yo creo. Poner incentivos tributarios de todo tipo para que la productividad del país aumente y ojalá desarrollar todo tipo de incentivos para que vengan las mejores empresas internacionales en materia de tecnología, porque como país exportador de materias primas estamos sonados.

¿Considera que ha habido abuso en el sistema tributario?

En todos los países del mundo existe gente que ocupa los espacios que permite la ley y también hay gente que la viola directamente, para no pagar impuestos o pagar menos. ¿Y ahí cuál es la solución? ¿Hagamos un sistema totalitario en que le entregamos al SII los poderes del cielo y de la tierra para que te fiscalice hasta en qué te gastaste el último peso que tienes? ¿O hacemos un mecanismo e incentivos para que el abuso sea lo menos posible? Obviamente tiene que haber sanciones para los que violan la ley, pero además –y esto lo prueba la literatura– con impuestos demasiado altos y sistemas tributarios muy complejos el incentivo a evadir es mucho mayor. Un factor adicional es que subir los impuestos no significa recaudar más por definición. Si los subes a 100% el Estado recauda cero, porque se para toda la producción. Nadie va a trabajar gratis para otro. Pero hay otro tema con los abusos. No existe ningún lugar donde se abuse más, haya más corrupción, desvío de fondos y despilfarro que en el Estado. A nivel mundial y en Chile en particular.

¿Por qué a su juicio esta reforma tributaria es el principio de algo mucho más grande?

Porque no les va a alcanzar la plata. Si tú das derecho a la educación, por qué no das derecho a la salud gratis para todos; por qué no vas a dar derecho a la vivienda y de calidad, derecho a un transporte gratis y de calidad para todo el mundo, que para muchos es más necesario; por qué no vas a dar pensiones de calidad, sin que hayan contribuido nada, algo que para la gente de edad es mucho más importante; por qué no vas a dar derecho a alimentación gratis y de calidad, y así suma y sigue. Entonces llegas a un punto en que esta lógica te lleva a un derecho: a poder vivir bien gratis. Ese es el problema de los derechos sociales y por qué los países europeos están todos quebrados. Es una lógica que no se puede parar.

¿Cree que se necesita aumentar la recaudación? Es un tema que está de moda, donde el economista francés Thomas Piketty es una especie de gurú.

A Piketty no lo ha tomado en serio nadie que no sean estos opinólogos de izquierda. En el mundo económico lo han destruido de todos lados. El tipo ha confundido el concepto de capital financiero con el de capital general, ha sacado conclusiones que en política económica casi nadie las apoya. Parte de una de las críticas más importantes a Piketty es que no justifica por qué hay que ser más iguales y no más ricos. La razón podría ser que la gente no tolera cuando al vecino le va mejor, le da envidia, por lo tanto tiene que limitarse. Bueno, si llegamos a esa conclusión, entonces efectivamente habría que ver cómo combatirlo. Y creo que es desarrollando una cultura de reconocimiento y celebración del éxito ajeno y no de castigarlo y reventarlo. ¿Es un problema que Alexis Sánchez sea tan bueno para la pelota y gane tanta plata? Porque es uno de los hombres que más gana en Chile. ¿Hay que quitársela? ¿Es injusto? La riqueza de Alexis Sánchez viene de decisiones absolutamente voluntarias de gente que está dispuesta a pagar por las entradas para ver los partidos, por la camiseta que usa, porque para ellos crea Alexis Sánchez un valor. Si Steve Jobs tenía toda la plata que tenía, es porque nosotros vamos voluntariamente a la tienda de Apple, le compramos el computador porque creemos que nos mejora la calidad de vida en algún sentido. Y de esta transacción voluntaria él obtenía un beneficio. ¿Por qué es injusto eso? Todos los políticos que defienden esto, se atienden en hospitales privados, van al extranjero, llevan a sus hijos a colegios privados. No creen en el Estado.

Pero hay un tema de justicia social. Gente que no tiene acceso a nada, que vive en la poblaciones rodeadas de narcotráfico, sin seguridad, ni acceso a educación, o salud…

Eso no es un problema de igualdad, es un problema de falta de riqueza.

¿Qué le parece la columna que publicó el Wall Street Journal que habla del fin del milagro chileno?

Tiene toda la razón. Yo publiqué una en Forbes hace un par de meses, haciendo esa misma pregunta. Lo dijo Alfredo Joignant en el debate que tuvimos en “El Informante”: “Nosotros queremos cambiar el sistema”. Si hacen lo que pretenden, es obviamente el fin del sistema económico chileno.

La columna mencionaba que Chile volvería al ambiente de polarización de los 70…

Es evidente, porque esto está acompañado de una retórica de lucha de clases, que es la que ha llevado el ministro Arenas con el famoso video. Que los poderosos de siempre explotan, y hay que quitarles lo que tienen, y al final van a pagar ellos, no se preocupe usted. Todos tienen que estar contentos porque le van a quitar a los ricos. Lo de la retroexcavadora. Pero bueno, si el diario El Comercio de Perú dice que si el gobierno de Michelle Bachelet va a romper el modelo económico chileno, Perú tiene que consolidar el liderazgo, frotándose las manos porque la inversión de Chile va a irse a Perú. Aquí hay una percepción internacional de que el gobierno está amenazando la estabilidad económica del país con este programa.

Es bien dramático el panorama que describe…

Con esta reforma tributaria se va a eliminar el instrumento más importante que tenemos de inversión en Chile. No tiene ningún asidero en la realidad decir que duplicar el impuesto a las empresas, porque esto va a pasar en el lapso de los últimos 10 años si se aplica esta reforma, no va a tener ningún efecto en la inversión. El gobierno se contradice diciendo que lo van a pagar los ricos. Ahora, si yo soy rico, y estoy pagando mucho más, ¿de dónde saca la conclusión el gobierno de que no voy a tener un incentivo para llevarme mi plata a otro lado? El supuesto rico es el que invierte. Por qué va a invertir aquí si está pagando el doble que en Perú.

La megacomisión rompe fuegos


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

No hay nada más ridículo que ver a las ratas pretendiendo moralizar a los pericotes. Esa es la impresión que nos deja la megacomisión que preside el congresista Tejada. ¿Quiénes son los nacionalistas para pretender moralizar la política peruana? ¿Cuál es su trayectoria? ¿Qué méritos tienen? Ninguno. Para hablar con franqueza ni siquiera son un partido político, pues carecen de ideología, doctrina, programa y hasta de principios. Llegaron al gobierno trepados en una combi de asaltantes del poder, adonde se habían subido desde narcoterroristas hasta la más variada, pintoresca y raleada gentuza del país. El Partido Nacionalista está hecho de peleles improvisados y tránsfugas que se mudan de partido en cada elección, según les ofrezcan mejor posición en las listas con menores cupos.

Para colmo, el líder del partido manicomio nacionalista tiene varios sancochados con la justicia. Ollanta Humala se escabulló del proceso del Andahuaylaso y de Madre Mía, en el que no tuvieron reparo alguno en desaparecer su expediente completo del Ejército para que no pudiera ser investigado, y al final acabaron comprando a los testigos. ¿Ellos quieren moralizar la política? No me hagan reír. Y no hablemos de las perlas que ya se ven en este gobierno, cuya secuela de corrupción empezó cuando el hermanito menor de los locos Adams y un congresista ya negociaban contratos en Rusia antes de asumir el poder. Y no digamos nada de la trayectoria de los congresistas nacionalistas. En fin. 

Pero ya se ha hecho costumbre en este país que los delincuentes corran gritando "al ladrón, al ladrón". En todas las provincias existen ahora frentes "anticorrupción" que en realidad no son más que bandas de delincuentes empeñados en tumbarse al alcalde o presidente regional a base de denuncias y psicosociales, luego de que el proceso de revocatoria no les funcionó. Se trata de una variante de los frentes de defensa de los intereses de la provincia o región y de los frentes de defensa ambientalistas o del agua. Nada mejor que disfrazarse con los ropajes del movimiento de moda, tal como hizo el propio Partido Nacionalista en campaña. 

En el Perú la cantaleta de la "lucha contra la corrupción" es una bandera de todos los políticos, incluso antes de la caída del fujimorismo. Es típico de los improvisados y neófitos que carecen de propuestas serias. No hay nada más fácil que culpar al gobierno anterior de todos los delitos y prometerle justicia moralizadora al pueblo. El circo aguanta todo. Pero una cosa es el circo político y otra la justicia de verdad, que debe pasar el filtro de la Constitución y las leyes. La megacomisión del señor Tejada se ha saltado todos los procedimientos de ley y hasta pretende pasar por encima del Poder Judicial que ha anulado sus informes por no respetar las formalidades mínimas que exige un proceso serio.

En realidad las faltas al debido proceso se iniciaron con la creación misma de la megacomisión, pues su motivación no fue más que el circo. ¿Qué payasada es esta de abrir una investigación a todo un gobierno para ver si le encuentran algo? ¿Es eso serio? Claro que si se investigan las funciones públicas de todo un gobierno que involucra a miles de funcionarios en cientos de tareas, algo pueden hallar. Pero el truco consiste en vincular esos hallazgos, cualquiera que sea, con Alan García, porque eso es todo lo que les interesa. La verdad y la justicia les tiene sin cuidado desde el inicio de todo este circo. El objetivo es Alan García. Y los nacionalistas no quieren defraudar a su público.

Parece ser que Ollanta Humala pretende cumplir su promesa electoral de ejecutar a Alan García por corrupto, condena sentenciada en campaña con aplausos de la muchedumbre congregada en cada plaza. A la felonía se sumará, como es de esperar, la izquierda troglodita que lleva el antiaprismo en la sangre desde los días de Mariátegui, y los defensores del borracho de Cabana y lavador de activos. Según lo que hemos escuchado en el Congreso, ya no importa nada el procedimiento constitucional ni lo que diga el Poder Judicial. De lo que se trata es de un proceso político. Un juicio político es lo más parecido que hay a un juicio popular. A eso se ha reducido la justicia y la política con la llegada de esta plaga de nacionalistas de barracón.

sábado, 14 de junio de 2014

¿Qué queda de la izquierda?


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

¿Qué significa ser de izquierda hoy? Nadie lo sabe. En el pasado (hace solo 15 años) ser de izquierda significaba seguir el pensamiento Marxista-Lenninista como base, para luego bifurcarse en variantes como trotskistas, albaneses, moscovitas, maoistas, castristas y un largo etcétera. Eran un conglomerado de jóvenes delirantes infectados por el virus mental del comunismo. Soñaban con la guerra popular que, según su afiebrada teoría, debía ser emprendida por una alianza de estudiantes, campesinos y obreros que tomarían el poder para establecer la dictadura del proletariado, meta final de toda la izquierda latinoamericana. Por supuesto que esa alianza solo existía en su imaginación, pero estaban tan idiotizados por esa basura ideológica que anhelaban tomar las armas y asesinar en nombre del pueblo. Ahora parece que de esa izquierda de manicomio que provocó el apocalipsis del terrorismo y la guerrilla queda poco. Pero algo queda.

En el presente la izquierda ha logrado transformar su imagen de un modo radical. La debacle del comunismo mundial por el colapso de la URSS y la muerte de Mao, sumada a la derrota del terrorismo local, afectó a toda la izquierda, aún a esa izquierda asolapada que, sin ensuciarse las manos, atizó la hoguera criminal de SL, entorpeció la respuesta del Estado y luego encubrió a los culpables. Su obra concluyó con la gran labor de la CVR que elaboró una historia trucada donde los verdaderos responsables de la tragedia quedaron mimetizados con los efectivos policiales y militares que se excedieron en sus funciones. Expertos en montar espejismos retóricos, terminaron cargando toda la responsabilidad de la tragedia precisamente en quien la detuvo: Alberto Fujimori. 

La izquierda así se sacudió polvo y paja dejando en off side al senderismo que ya no existía y convirtiendo a Fujimori en el símbolo de las violaciones de los DDHH. La revolución del pueblo o guerra popular, según la versión original, quedó convertida en "conflicto armado interno" donde ambos frentes (SL y FFAA) eran igualmente responsables, pero más grave la culpa del Estado. Para redondear la faena, los izquierdistas autores de la felonía de la CVR emergieron como adalides de la verdad. Así fue como la izquierda lavó su imagen pública sin hacer jamás un mea culpa, ni pedir perdón, ni reconocer sus errores por sostener que el camino de la violencia política era la única vía posible y moralmente justificable. No han sido capaces de admitir que la violencia solo genera más violencia y que el responsable de la cadena de violencia es quien la inicia, no quien la concluye.

La resurrección de la izquierda en el siglo XXI va directamente de la mano de la CVR y de las ONGs de izquierda que la nutrieron, las que hoy promocionan su informe como sagradas escrituras. Con un cinismo de dimensiones históricas, la izquierda se apoderó de las banderas de los DDHH (que alzaron inicialmente para defender a sus militantes durante el terrorismo) y se disfrazaron como defensores de todas las causas nobles, desde los pobres, para variar, hasta el medio ambiente. Su estrategia parece haberse dividido en dos frentes: la militancia de trinchera fundada en ONGs de cándidos nombrecitos y fines altruistas, y los agentes políticos de discurso conciliador y populista, dispuestos a pactar con partidos de la burguesía para detentar el poder político.

Tenemos una izquierda disfrazada de democrática, jugando el juego electoral que antaño detestaban y condenaban. La estrategia es llegar al poder y no soltarlo, como ha ocurrido en Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia y Argentina. Del viejo discurso sobreviven pocas cosas, como la cantaleta contra "la prensa oligárquica" resucitada con el cuento de la "concentración de medios" generada por una corte de periodistas fracasados y rencorosos.  

Pero aun podemos encontrar izquierdistas que simpatizan con el terrorismo justiciero que aniquila a los "enemigos del pueblo". No hay que buscar en MOVADEF. Están repartidos en todos los partiduchos de izquierda como Tierra y Dignidad, y en varias ONGs. La violencia terrorista está en el ADN de la izquierda. Aun son aleccionados en la ideología de la lucha de clases desde muy jóvenes y crecen con odio social, creyendo que el camino de la justicia es matar al enemigo de clase. Me lo dicen a menudo en los debates. Siempre son jóvenes, pero admiran a viejos militantes de una izquierda radical y próxima al terrorismo como Javier Diez Canseco, promotor camuflado del MRTA, según la inteligencia norteamericana. Pero acá le han puesto una corona de flores igual que a Santa Rosa de Lima.

La izquierda que el siglo pasado se repartía el trabajo político entre el sabotaje, la huelga, las marchas y las acciones terroristas no ha desaparecido. Han guardado las armas pero han sacado los panfletos y los discursos. Hoy las acciones de sabotaje van más acorde con los fines nobles de sus fuentes externas de financiamiento. El sabotaje que la izquierda oenegienta realiza ya no es el derribo de torres de alta tensión, la matanza del ganado de una cooperativa, la voladura de maquinaria en algún campamento minero o la extorsión a ejecutivos de grandes empresas. Eso quedó en el pasado. Las ONGs realizan un sabotaje más sutil como ir por los pueblos andinos y amazónicos engañando a sus pobladores, predicando el odio al TLC, a las transnacionales y al Estado burgués. Son los misioneros del siglo XXI que, igual que los cristianos de la Colonia, van en busca de almas perdidas y abandonadas para ganarlos a la fe de izquierda y de la antiglobalización.

El resultado del sabotaje de las ONGs de izquierda lo pudimos apreciar en la matanza de Bagua, donde los nativos salieron a defender lo inexplicable debido a la prédica nefasta de las ONGs que los visitaron meses antes. También vemos el sabotaje de la izquierda en la parálisis de obras mineras de gran envergadura como Tambo Grande, Tia María y Conga, con su efecto devastador en la economía de las regiones y del país. La guerra popular de la izquierda se hace hoy usando el arma más mortífera que se ha conocido hasta ahora: la mentira. Son charlatanes consumados que hablan de bondades mientras siembran la semilla del odio y la violencia social. Tal vez ya no les interesa tomar el poder porque lo han infiltrado con asesores y tienen lobbys internacionales influyendo en la elaboración de leyes y en la prioridad de las políticas públicas.

En el Perú ya hemos conocido las dos versiones de la izquierda: el velasquismo que fue un socialismo chavista, y el terrorismo que por poco toma el poder. Ya no nos queda nada por conocer de la izquierda. Sus dos versiones son nefastas. Somos nosotros los que debemos decir "que la historia no se repita" y no ellos. El presente nos exige estar atentos. Muchos son los jóvenes marxistas del ayer que han madurado, bajado los puños y ahora visten de saco y corbata. El típico izquierdista de hoy no es el universitario delirante. Ahora son empleados públicos de alto nivel, magistrados, catedráticos y algunos se camuflan como liberales hablando del libre mercado. Se muestran como expertos polítologos o científicos sociales. No importa el disfraz que usen. Por su discurso los conocereis. Hay que señalarlos y denunciar sus mentiras y maniobras. No nos olvidemos que el camino al infierno está empedrado de muy buenas intenciones y encantadores discursos de justicia.

jueves, 12 de junio de 2014

Palabra de Caviar


Escrito por: El Viejo Reino/EXPRESO

Uno
La naturaleza humana es proclive a la mentira. Por eso, no sorprende que cierta clase política subdesarrollada emplee el recurso demagógico para adornar su incapacidad. Lo que sí es francamente abracadabrante es que algunos, por ingenuidad o conveniencia, apoyen la mentira. Esto que hoy está haciendo Susana Villarán se llama "curvar la realidad". Nuestra progresía es experta en tres cosas: sablear a la Fundación Ford, lanzar mierda con ventilador a los comandos "Chavín de Huántar" y vendernos el sebo de la "construcción de ciudadanía" cuando se trata de su gestión municipal. Ciertamente, Favre es hábil en el arte de disfrazar la ineficacia, pero los triunfos de la izquierda se construyen sobre los complejos de la derecha. Amigo de Villarán: si apoyas a la izquierda experta en "curvar la realidad" sin denunciar la incapacidad manifiesta de sus cuadros y planes de gobierno, mereces ser ahorcado con la soga que hoy regalas a la chalina. La izquierda peruana nunca ha tenido aliados duraderos: o utiliza al ingenuo o aniquila al enemigo. Su palabra no vale nada. Apoyar a la peor alcaldesa de la historia de Lima equivale al suicidio político. El resto, poesía.

Dos
El desastre que es Brasil en este momento tendría que hacer reflexionar a dos personas en concreto: a la presidenta Nadine Heredia y a quien quiera que sea el reemplazo de Carolina Trivelli en el Midis. El modelo brasileño de subsidios y transferencias directas ha fracasado. Los programas sociales hacen agua y son entornos de corrupción. Brasil está destruyendo en dos meses lo que se esforzó en construir durante veinte años. El Estado servil, en Latinoamérica, ha demostrado ser, ante todo, un Estado francamente ineficaz. Prepárate, político peruano: los troscos aburguesados como Favre se multiplicarán de cara a las presidenciales. Esos son los primeros en abandonar los barcos que se hunden: revolucionarios de clavicordio y oporto, falsos valores del antiimperialismo tropical.

Tres
Mujer y hombre de buena fe: acudan a contemplar el documental de ese grande que es Lucho Cam sobre nuestro Ernesto Pinto-Bazurco. Allí encontrarás la diferencia entre un líder que transforma con su ejemplo y el sóviet de mentirosos que solo saben medrar curvando la realidad.

miércoles, 11 de junio de 2014

Los bajos fondos del nacionalismo


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Un nuevo hongo acaba de surgir en el estiercolero del Partido Nacionalista. Los dirigentes de la Federación de Mineros Artesanales del Perú (léase mineros informales, ilegales y anexos) aseguran con pruebas en la mano haber contribuido con la campaña electoral de Gana Perú, entregándole casi un millón de soles a Daniel Abugattás, quien, para variar, hoy se hace el loco.

¿Alguna novedad? Ninguna. Conocemos perfectamente el origen psiquiátrico del Partido Nacionalista Peruano y con qué clase de coliformes llenaron su pozo séptico la parejita Humala-Heredia, sucesora de esa otra funesta parejita Toledo-Karp, quienes también montaron un circo de payasos, equilibristas y trepadores para llegar al poder y luego desaparecer con los bolsillos llenos. Por desgracia, tenemos un ridículo sistema electoral que acepta cualquier banda de delincuentes como partido político, y luego obliga a votar a todo el mundo, aunque no le interese la política ni sepa nada de nada.

No nos extraña pues que los mineros hayan contribuido al financiamiento del manicomio de Gana Perú y que también hayan terminado finalmente estafados, como en su momento lo fueron las cocaleras y su clan de narcotraficantes y narcoterrucas que pasaron vergonzosamente por el Congreso de la República con la camiseta del nacionalismo. Si hasta la misma izquierda delirante del Perú en su totalidad fue timada por la parejita Humala-Heredia. Y hasta ahora se lamen las heridas.

El Partido Nacionalista es en realidad un negocio familiar de los Humala-Heredia que hoy es regentado por Nadine. De partido no tiene nada. El histérico ideario antimperialista, antineoliberal y anti TLC que colgaron inicialmente en su website oficial fue solo una mascarada para engatusar a los idiotas de izquierda. Ahora ya ha sido totalmente cambiado. Hoy dice otra cosa, casi lo contrario. ¿Cómo es que la ONPE o el JNE permite semejante tomadura de pelo? Cambiar de esa manera el "ideario" de un partido es peor que el transfuguismo. Está claro que no se trata de un partido sino de una empresa que se acomoda a las circunstancias del mercado político.

El Partido Nacionalista empezó a armarse desde las bases del etnocacerismo formado por Antauro, ese otro demente familiar que acabó con sus huesos en la cárcel luego de ser también engañado, estafado y negado por su hermano Ollanta más veces que Pedro a Cristo. Luego los Humala-Heredia se disfrazaron de socialistas del siglo XXI para embaucar nada menos que a Hugo Chávez, quien los financió hasta las elecciones del 2006. Luego montaron la farsa de las ONGs para seguir manteniéndolos. Con ello los Humala-Heredia se daban la gran vida mientras ganaban más amigos. Bueno, "amigos" es un decir.

Ya en las elecciones del 2006 la pareja diabólica Humala-Heredia no tuvo escrúpulos para aceptar todo tipo de dinero y meter gente en sus listas sin preguntar si eran ilegales, terroristas o narcotraficantes. Todo entraba a la caja y pasaban a la lista de los cuadros políticos. Así fue como llegó al Congreso esa miasma de incompetentes angurrientos que vimos en el 2006. No muy lejos están los congresistas nacionalistas de esta hornada. Al menos Abugattás no logró llevar a cabo su proyecto delirante de crear un ejército de "gestores" adonde pensaba meter a toda la escoria nacionalista que no logró salir elegida.

Estas cosas ocurren en un país donde tanto las autoridades como los medios -y la misma gente- parecen haberse puesto de acuerdo para vivir una farsa permanente. Todo el mundo sabe que solo hay 3 o 4 partidos políticos reales, aunque funcionen a media caña, pero hay como 25 inscritos. Todo el mundo sabe que el Partido Nacionalista es una empresa familiar de los Humala-Heredia, convertido hoy en un club de adulones, chupamedias y trepadores de la parejita, donde no hay ninguna idea de política. Pero a pesar de que tenemos ley de partidos políticos y entidades que fiscalizan a los partidos, ocurre lo mismo que en todos lados: nadie hace nada mientras se levantan en peso las instituciones.