jueves, 29 de diciembre de 2016

Pornografía legislativa



Por: Richard Campos Villalobos

Resulta penoso comprobar que nuestro Congreso está rebosante de estatistas de medio pelo, de esos del montón que todavía creen que el Estado debe ser nuestro padre protector, único proveedor y gran benefactor de la sociedad, el que debe velar por la justicia social, la moral y los derechos, cualquier cosa que sea todo eso. Provoca risa que Yonhy Lescano use su escaño parlamentario para proponer sus mamarrachos legislativos sin un sentido mínimo de la vergüenza. Ahora resulta que a este genio de la ley se le dio por ser el guardian de la moral en Internet, al mejor estilo de Kim Jong-Un. Acaba de presentar un proyecto de ley para prohibir la pornografía en Internet, porque “representa una afectación a la salud mental, la educación sexual y un factor que incentiva los delitos sexuales”. ¿Se apoya en algún estudio que sustente su fundamentación? No. Una vez más su charlatanería solo es producto de su ignorancia y afiebrada imaginación, resultando una total grosería y un insulto a la inteligencia. ¿Cree que está en el parlamento iraní, donde los ayatolas deciden hasta el tipo de ropa interior que las mujeres deben usar? 

Esa es una consecuencia del estúpido afán de regular la vida ajena mediante la ley y el Estado como guardián de la moral. Una tendencia que es propia del socialismo, donde los dementes iluminados pretenden configurar el cerebro del ser humano desde la infancia para forjar al “hombre nuevo” de la “sociedad perfecta”. No ha faltado la piara de idiotas saliendo a aplaudir el atorrante proyecto, parapetados detrás de posiciones moralistas y cucufatas. Ninguna ley va disminuir los males sociales ni a corregirlos con prohibiciones. Un razonamiento así frisa la estupidez. Las leyes no deben limitar las libertades en aras de un bien ulterior si es que no hay un peligro manifiesto para los demás en una conducta. No pueden darse para prohibir acciones que se dan en el ámbito de lo privado e íntimo. ¿Qué falta después? ¿Una ley que nos diga cuáles son las poses aprobadas por la moral? Eso es más propio de los delirios religiosos de otros ámbitos muy alejados de una sociedad laica como la nuestra. No hace mucho una ordenanza municipal en Chiclayo, reglamentaba el tiempo límite para la venta de licores y el número de horas que debería funcionar una discoteca, una bufonada que no se ha cumplido por el rechazo masivo y porque generó la clandestinidad, que es siempre lo que generan este tipo de medidas absurdas. 

En resumen, la ley no debe usarse para regular la vida ajena y mucho menos la vida privada. Esperamos que el dichoso proyecto del limítrofe Yonhy Lescano sea arrojada al tacho, que es adonde pertenecen esas estúpidas ideas. Las leyes no sirven para generar buenas intenciones o formar santos o ángeles. Lescano ya debería saberlo. Leyes de ese tipo, no disminuirán los desórdenes mentales o emocionales de nadie. Lo primero que deberíamos hacer es una ley para limitar las iniciativas legislativas de fronterizos del nivel de Yonhy Lescano. Eso sí que sería muy provechoso para el país. Ninguna ley debe ser presentada sin contar con los debidos estudios científicos y técnicos que la sustenten. Ningún congresista debería tener la temeraria libertad de proponer cualquier mamarracho solo porque se le ocurre. Nos cuesta mucho dinero y hasta podría ser nefasto para el país si es que prosperan este tipo de disparates legales. Antes que preocuparnos por la pornografía en la web, debemos preocuparnos por la calidad de los proyectos legislativos. Es tiempo de que se especifiquen una serie de requisitos técnicos que hagan sustentable y viable un proyecto legislativo. De paso, no sería mala idea suspender unos meses al legislador que presenta estupideces. 

miércoles, 28 de diciembre de 2016

La iglesia caviar y los cucufatos


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Uno de los datos más interesantes que nos ofrece el reciente libro de Aldo Mariátegui es el papel de la Iglesia Católica en la formación de cuadros de izquierda, a través de su bien montada red de colegios religiosos, que culmina con la Pontificia Universidad Católica, órgano rector de la izquierda peruana, incluso más allá de San Marcos. También nos recuerda la tradicional cucufatería de "El Comercio" y su apego al militarismo golpista, así como el apoyo de amplios sectores de la Iglesia a la dictadura de Velasco. 

Todos estos datos que Aldo Mariátegui reseña valientemente son parte de lo que se llama “una verdad incómoda” que siempre se prefiere ocultar. Es algo de lo que es preferible no hablar. De hecho hay un casi total desconocimiento de la participación de la Iglesia Católica en las revoluciones marxistas del siglo pasado, que culminaron con la Teología de la Liberación, hoy reconocida oficialmente por el Papa Francisco. En una rápida reseña habría que mencionar al sacerdote Camilo Torres Restrepo, fundador en Colombia el grupo terrorista Ejército de Liberación Nacional (ELN); al padre Carlos Mugica, argentino formador intelectual de las juventudes rebeldes obreras, núcleo del posterior terrorismo montonero; al sacerdote español Gaspar García Laviana, sumado a las guerrillas salvadoreñas; Miguel d'Escoto, sacerdote nicaragüense que apoyó el sandinismo al igual que Ernesto Cardenal. En fin, es una lista interminable.

No hay pues ninguna duda del aporte fundamental de la Iglesia Católica a la guerrilla y el terrorismo de la izquierda latinoamericana en el siglo pasado, especialmente en el soporte ideológico a partir de lo que se llama “la doctrina social de la Iglesia”, convertido hoy en Teología de la Liberación. La revista teológica “Cristianismo y Revolución” no solo justificaba y defendía la insurgencia armada desde el mensaje de Cristo, sino que servía además como órgano de difusión de grupos armados como Montoneros, Fuerzas Armadas Peronistas y el Ejército Revolucionario del Pueblo. También el Che alentaba la alianza del cristianismo con la revolución.

Afortunadamente en el Perú, esta curiosa alianza entre el marxismo y el cristianismo no fue más allá del rol formador de progres y caviares en colegios plenos de cucufatería como La Inmaculada, Santa María Marianistas, La Salle, la Recoleta y el Champagnat, entre muchos otros, donde el adoctrinamiento es tanto o más importante que la educación. De allí surgieron, como señala Aldo, personajes tan funestos como Javier Diez Canseco, Carlos Iván Degregori, Ricardo Letts, Manuel Dammert, Alberto Flores Galindo, Nicolás Lynch, entre varios otros miembros de la crema y nata de la izquierda progre y caviar, que después, en su mayoría, completaron su formación en la PUCP regentada por el sacerdote Felipe Mc Gregor.

Es bueno recordar todo esto porque en la actualidad vivimos bajo la aplastante influencia de una derecha religiosa ultra conservadora que se ufana de ser anticaviar y anticomunista. Es más, muchos han incursionado en la política desde su cucufatería levantando las banderas del anticomunismo, en una mano, y del cristianismo en la otra. Ven al comunismo como una amenaza para su fe y ganan perfil como “luchadores contra el terrorismo”. Un poco tarde para luchar contra el terrorismo, pero sirve como propaganda para hacerse un perfil en Twitter. Toda esta gentita de derecha, cuyo único papel en la política es ser un activista histérico en contra de la "izquierda terruca” y en defensa de las causas de la Iglesia, en realidad no saben nada de política y mucho menos de liberalismo. Son tan estatistas, totalitarios y dogmáticos como los rojos. De hecho, quieren utilizar al Estado y manipular las leyes para consagrar sus doctrinas de fe, como por ejemplo, proteger el sacramento del matrimonio y el dogma de la vida, postergar a la mujer y discriminar a los homosexuales, ven con buenos ojos el asistencialismo y propician el rol regulador del Estado, incluso en la vida de los ciudadanos, en defensa de la moral y de lo que llaman “la cultura cristiana”.

El liberalismo está muy lejos de las doctrinas estatistas y controlistas de la vida que propician tanto los marxistas como los cristianos. De hecho, la intervención de la Iglesia en la política colisiona con el principio de un Estado laico, algo que la cucufatería tampoco entiende. Luego de repasar la funesta vinculación que hemos tenido entre la Iglesia y la política, tanto en la izquierda como en la derecha, creo que la posición más sana políticamente, es exigir que la Iglesia se ocupe de lo suyo y en sus recintos. Aunque por desgracia, la educación privada en manos de la religión, es tan peligrosa y mediocre como la educación pública en manos del SUTEP y del CONARE, y no nos sirve en la formación de auténticos ciudadanos del siglo XXI.

domingo, 25 de diciembre de 2016

Caviar en salsa de choros


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Destapar el buzón de Odebrecht ha causado profunda incomodidad y conmoción a la caterva de farsantes de la moral de la prensa caviar, acostumbrados a posar como defensores de la ética con sus ataques diarios y consabidos al fujimorismo. Ahora ya saben que la corrupción no es exclusividad del fujimorismo sino también de varios gobiernos aliados de la izquierda caviar. La primera reacción de estos payasos de la ética ha sido recalcar que Odebrecht está en el Perú desde 1977. Otros incluso han cuantificado el monto de las inversiones de Odebrecht durante los 90, pidiendo que se amplíe la investigación a ese período, ignorando groseramente la confesión del propio Odebrecht según la cual repartió coimas en el Perú entre el 2005 y el 2015. En suma, es evidente que la caviarada está al borde de un ataque de nervios. No saben cómo meter al fujimorismo en este lío, puesto que se han pasado década y media cacareando contra el fujimorismo y ya no conocen otro tema ni tienen otro oficio. Estoy seguro que hasta sus villancicos cantan su odio al fujimorismo. A esos niveles han llegado en su fanatismo enfermizo.

Vamos a ver si es posible resetear el cerebro de estos mediocres para que entiendan que la corrupción es un mal endémico de la humanidad, que vive y reina en la política al amparo de un Estado sin institucionalidad y repleto de burócratas. No es patrimonio de un solo partido ni de un solo gobierno, como estúpidamente han venido pregonando los "luchadores anticorrupción" de la prensa caviar durante dieciséis años. Tal vez esto les cause algún calambre neuronal, hemiplejia cerebral o cefaleas, pero lo van a tener que asimilar tarde o temprano. Ojalá así la prensa deje ese nivel patético de jauría salvaje antifujimorista. Ya es hora de que en el Perú acabe el reinado de la caviarada y entremos a una etapa de racionalidad en el debate político.

Nunca fui fujimorista y no lo soy; pero sí soy amante de la verdad y enemigo de los farsantes. Si hay una cosa que vale la pena hacer en la vida es luchar contra los idiotas que se creen sabios viviendo de mitos, contra los farsantes de la moral, y los miserables que lucran con el agravio fácil, desde los memes infantiles en las redes hasta las caricaturas diarias en la prensa. Todo esto me llevó a enfrentar a esa plaga de progres que se dedica a engañar desde que montaron la CVR para lavarle la cara a la izquierda terrorista. Claro que hubo corrupción en los 90, pero de allí a montar una campaña de odio feroz para insultar a diario por años al fujimorismo ya es otra cosa, incluso peor. La exagerada condena de 25 años a Fujimori cargándole culpas ajenas también fue una vergüenza de la justicia caviar. La cantidad de mentiras que montó la izquierda mediante su prensa basura y sus oenegés parásitas, es de un nivel nauseabundo. Y la cumbre máxima de esta especie de enfermos son esos grupitos de descerebrados que se llaman con nombres fascistas como "Keiko no va", "No a Keiko" y "Fujimori nunca más". Amén de la plaga de cuentas chicha con que han llenado las redes sociales para captar pulpines.

He dicho varias veces que el antifujimorismo ya debería declararse como una enfermedad mental, y no lo he dicho en broma ni en joda. Profesionalmente estoy convencido de esto luego de ver el grado de enajenación mental que padecen estos chicos, e incluso periodistas que se dedican exclusivamente a combatir al fujimorismo, repitiendo como zombies los mismos refritos sobre los 90, ajenos totalmente a la realidad actual, y sobre todo hacerlo día tras día. Vamos a ver si el escándalo de mega corrupción que nos trae el caso Odebrecht, como un huracán pestilente, les ayuda en sus padecimientos mentales a estos sectores y son capaces de cambiar de giro y toparse con la realidad y la verdad. 

Ahora nos toca investigar a los "luchadores anticorrupción", empezando por el trepador de Alejandro Toledo y acabando con el arribista de Ollanta Humala y la usurpadora Nadine Heredia. Ambos, candidatos de la progresía y la caviarada, protegidos permanentes de los estamentos jurídicos en manos de las oenegés de izquierda. ¿O ya se olvidaron cómo taparon el escándalo de las firmas falsas con que se inscribió Perú Posible? ¿Cómo la han hecho larga para investigar el caso Ecoteva y dejarlo paralizado? ¿Cómo pasaron por agua tibia el caso Madre mía? ¿Cómo "extraviaron" el expediente militar de Ollanta Humala para protegerlo? ¿Cómo compraron a los testigos de Madre Mía sin que saliera un reportaje dominical? En fin, largo es el historial de impunidad de los sectores vinculados al progresismo y la caviarada. Pero ahora se trata de la justicia norteamericana. Ahora las cosas son distintas.

Ojalá pues que por el bien del país, empiece a llegar la información y se conozca el destino final de esos millones de dólares de sobornos en mega obras muy sospechosas y costosas como la carretera interocéanica y el gasoducto del sur, solo para mencionar dos perlas. Vamos a ver si el periodismo mediocre en manos de la caviarada cambia de chip y empieza a ocuparse del mundo real y no solo de sus odios y traumas. Ya es hora de que se quiten el disfraz de súper héroes de la lucha anticorrupción antifujimorista y hagan periodismo de verdad. Ha llegado el momento de que el reino caviar termine. El Perú está harto del odio de estos señoritos.

martes, 20 de diciembre de 2016

PPK y los antifujimoristas


Por: Augusto Grados

No no es una banda de rock setentera, sino la mayor amenaza que enfrentará nuestra democracia en los próximos años. El 90% de los medios está en manos del progresismo, que es básicamente anti fujimorista y después cualquier otra cosa. El problema es que tales medios crean toda una realidad alterna a base de titulares y columnas con el fin de mantener su propia lucha política. De hecho jugaron un gran papel en las elecciones pasadas, inventando psicosociales sin ningún respeto por la ética periodística. 

Apenas empezó el gobierno de PPK la campaña anti Keiko cambió de giro para enfocarse en el Congreso. Diariamente les llueven denuncias y críticas de mala leche. Bastó que la mayoría fujimorista pretendiera examinar el pedido de facultades del Ejecutivo para que los medios se les lancen al cuello denunciando un supuesto afán de “obstruccionismo”. Sin embargo, como nunca antes, el Congreso y el Ejecutivo estuvieron de acuerdo en un 95% de los temas, y varios de los proyectos fueron enmendados de acuerdo al intercambio de opiniones con los ministros y congresistas del oficialismo. Solo algunos puntos (dentro de él que estaba el tema de la UIF) quedaron por revisarse. 

El mayor escándalo y donde más suspicacias crearon fue alrededor de las facultades de la UIF. La realidad es que un juez no puede levantar el secreto bancario si no es solicitado por un fiscal. Las partes evaluaron el proyecto y estas facultades fueron otorgadas en una semana de manera más amplia que en cualquiera de los congresos anteriores. Luego vino el presupuesto que el Congreso aprobó luego de unos días de revisión, como corresponde por su rol fiscalizador. Si algo tiene que fiscalizar el Congreso es el presupuesto. Sin embargo, nuevamente el aparato mediático caviar cubrió de insultos al fujimorismo por la demora. Luego votaron por los miembros del BCR, donde los antifujis marcharon porque uno de los elegidos no era economista y el otro tenía militancia política. Lo que los medios callaron fue que estos casos no son los primeros y que los grupos políticos de izquierda también habían nominado miembros de sus partidos y ¡hasta sociólogos! 

Por último llegó la crisis por el ministro de Educación. Nuevamente los medios montaron el más grande psicosocial en defensa de Jaime Saavedra. Llegaron al disparate de afirmar que el Congreso estaba en contra de la educación, que son lobistas de universidades etc. Lo que no dicen es que el ministro fue censurado porque la UIF (no el Congreso) descubrió una corruptela masiva en el MINEDU, entre la gente de confianza del ministro que terminaron con millones en los bolsillos. Tampoco dicen que en todos los gobiernos se han censurado ministros y que nunca, ni a Toledo, ni a García ni a Humala se les ocurrió hacer un ridículo e inconstitucional pedido de confianza por un simple ministro. Ha sido PPK quien originó esta crisis porque esta vez se compró el cuento del antifujimorismo mediático.

Podemos ver en estos cuatro meses que sí hay una oposición obstruccionista, pero que no es la del Congreso sino la de los medios antifuji contra el Congreso, salvo que a estos no los eligió nadie. Este Congreso ha sido más cooperador que todos los anteriores. Sin embargo, los medios han tenido éxito desinformando. De otro lado, algunos ppkausas han tenido una conducta agresiva permanente. Mientras los fujis aprobaban todo al gobierno, algunos ppkausas seguían lanzando puyas al fujimorismo. También han nombrado ministros rabiosamente antifujimoristas y hasta con antecedentes en las marchas anti Keiko. No apoyaron al fujimorismo en la elección dela Mesa Directiva del Congreso, ni de la Defensoría del Pueblo, protestaron por la elección de miembros del BCR, hicieron renunciar a un Directorio de lujo como el de Petroperú y se le fueron encima a PPK por asesorarse con el ex Ministro Alfredo Jaililie. En todos estos casos puede apreciarse el claro y absurdo veto impuesto por los medios anti fujis y también por la bancada ppkausa contra el fujimorismo. ¿De qué trata tanto odio? ¿Así es como piensan gobernar los cinco años?

PPK tiene que tomar un rumbo diferente al estilo confrontacional e improductivo de Humala o Maduro. O le hace caso a los medios y asesores antifujimoristas pechando al Congreso o busca la gobernabilidad acercándose al fujimorismo para sellar un pacto. Por el bien del país esperemos que decida por la segunda opción, y deje de hace de tonto útil de los sectores más radicales y sectarios que solo están interesados en su propia guerrita infantil y en agitar las aguas para que naufrague la democracia. 

domingo, 18 de diciembre de 2016

Desolación progresista por Saavedra


Eascribe: Dante Bobadilla Ramírez

Desolación y amargura es lo que vivieron los fans del ex ministro de Educación Jaime Saavedra. Las redes se llenaron de condenas al fujimorismo en todos los tonos, formatos y colores. Al mismo tiempo una auténtica plaga de plañideras no dejaba de lloriquear por quien consideran el mejor ministro de todos los tiempos, un personaje único, un semi dios, casi candidato a la presidencia. Han sido muy emotivos los mensajes que le daban las gracias a Saavedra y le dedicaban frases de la más melosa salamería. Toda esta histeria colectiva por Saavedra merece una explicación psicológica.

Incluso medios se sumaron a la histeria saavedrista lanzando editoriales furibundos cargados de epítetos duros contra el fujimorismo. Muchos son los mismos que critican a un grupo de periodistas que cubría los viajes de Fujimori, a las que llaman "gueishas de Fujimori". Sin embargo, todos estos críticos periodistas de hoy se han comportado perfectamente como cortesanas de Saavedra. La verdad todo este espectáculo de viudas llorosas de Saavedra fue patético. Parecían los japoneses llorando por la muerte de Hiroito o los norcoreanos derramando lágrimas al borde del suicidio colectivo por la muerte de Kim Il-Sung. Patético, realmente patético. 

A todo esto se sumó un artículo del conocido gringo progre Michael Reid en The Economist, que al no estar firmado se asumió de inmediato como la posición de la revista. Un artículo en el que prácticamente se insulta a los peruanos llamándonos ignorantes por haber censurado a un ministro de educación, como si la educación dependiera de un ministro. Algo ridículo, francamente. Pero de inmediato salieron los fans enamorados de Saavedra a mostrar orgullosos ese artículo insultante, mientras en otro lado pedían la expulsión de una modelo argentina por haber llamado "cholos marginales" a los peruanos. O sea, en un lado están felices de que nos insulten y en el otro se indignan. Michael Reid es ya conocido por su progresismo desalmado, pues no tiene reparos para insultar ni a las instituciones peruanas ni al pueblo peruano cuando se trata de defender a gente como Susana Villarán o Julio Guzmán.

En todo este circo mediático pro Saavedra han prevalecido todo tipo de falacias, empezando por el ad hominem al decir que la bancada fujimorista "no tiene autoridad moral" para censurar a Saavedra. También se ha recurrido al "hombre de paja" tratando de desvirtuar las causales de la censura al afirmar que el Congreso también compró computadoras por el mismo método. En fin, larga lista de mentiras y falacias para defender a un solo hombre. Algo inédito en nuestra historia. 

No tengo duda alguna de que en todo este embrollo el buen Saavedra no tiene más valor que como monigote del antifujimorismo patológico. Más allá de todo esto lo cierto es que la educación está en el mismo lugar de siempre. Saavedra nunca inventó ninguna reforma de la educación, como han querido hacernos creer los medios. Solo continuó la herencia de Patricia Salas, quién desmontó las verdaderas reformas implantadas por Chang. Una vez más los medios han jugado su propio partido defendiendo su publicidad y atacando al fujimorismo para seguir posando como defensores de la ética y la democracia. Todo es un circo.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Saavedra ya es historia


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Y ocurrió lo que todos sabíamos que ocurriría: la anunciada censura del ministro de Educación Jaime Saavedra. Nadie lo podía evitar. Fuerza Popular tenía los votos suficientes para hacerlo y habían anunciado ya su decisión de censurarlo. Así que todo el circo que armaron algunos congresistas solo sirvió para hacer bulla y reiterar, por si hace falta, la pobreza mental de algunos de ellos que se alucinan auténticos defensores de la moral y la democracia. Son solo fanfarrones y charlatanes de plazuela que se llenan la boca con insultos y acusaciones baratas. Lo único que han hecho es hacerle perder el tiempo a todos. Lamentable que el Congreso llegue a niveles de plazuela y hasta de circo por culpa de estos congresistas. Son pocos pero gritan mucho.

Por su parte, la prensa tampoco ayuda nada a aclarar el panorama, parcializados como están en darle la contra al fujimorismo y en defender al ministro estrella de los medios. Dicen y repiten vaguedades y obviedades como si fueran grandes descubrimientos. Por supuesto que detrás de la censura hay razones políticas. De eso se trata el Congreso: de política. No es un juzgado. El Congreso es parte del equilibrio de poderes que existe en toda democracia. Las razones puntuales esgrimidas por la bancada de Fuerza Popular pueden no parecer tan graves para muchos pero son suficientes. Desde luego que nadie está acusando al ministro Saavedra de nada. El solo paga un costo político. El costo de estar en medio de muchas discusiones sobre farras millonarias en consultorías y publicidad, por ejemplo. Pero también, como él mismo lo ha admitido, por ser un heredero del gobierno Humala-Heredia. Todo eso suma y se ha cargado en su pasivo político. 

El gobierno también ha patinado en este affaire. Lo más inteligente hubiera sido solicitar la renuncia del ministro y acabar lo más rápido posible con este impase. Pero no. El gobierno prefirió hacer un berrinche infantil y decidió defender a su "ministro estrella", como si todo el gobierno y hasta el futuro del Perú dependiera de Saavedra. Ridículo, francamente. En todo este penoso incidente se ha podido ver la falta de experiencia política del premier Fernando Zavala, quien resulta apocado y casi anulado ante la furia protagónica de PPK. EL presidente llegó al extremo de pensar en exigir una cuestión de confianza al Congreso. Es decir, pretendía poner en la guillotina la cabeza de todo su gabinete por Saavedra. Algo bastante absurdo, realmente. En este momento estaría en crsis total de gabinete. Menos mal que no lo hizo, pero salió a dar un extraño mensaje a la nación donde en esencia no dijo nada. Aunque quedó claro que se siente respaldado por la progrería pulpín que sale a las calles a gritarle insultos a Keiko. Piensa que esas son sus bases populares para pechar al fujimorismo.

Por desgracia el gobierno está exhibiendo una torpeza motriz absoluta en su desempeño político. El premier es un cero a la izquierda y todo el protagonismo recae en PPK, quien ni siquiera coordinar con su propia bancada. Si eso no puede hacer, menos ha sido capaz de convocar a la oposición a un diálogo, que es lo primero que debió hacer apenas instalado en palacio. Es curioso, porque todos los anteriores gobernantes se preocuparon por asegurar un nivel mínimo de gobernabilidad mediante los pactos, acuerdos, diálogos y gestos. Pero no ha sido el caso de PPK. Llamó a palacio con urgencia solo para armar un te de tías cuando le explotó la bomba de Moreno, pero en ningún momento ha establecido un mecanismo abierto de diálogo y entendimiento político. Es decir, algo que vaya más allá del mero gesto para la foto. Lo que necesita PPK es tener un real acuerdo político que le permita gobernar. Y si para esto debe ceder poder y hacerle campo en el gobierno a otras fuerzas, pues tendrá que hacerlo, más aún cuando carece de partido y de cuadros. Es imperativo.

Ojalá que PPK no caiga en el juego de los incendiarios que andan buscando confrontaciones y guerras totales, buscando que el país arda para que los extremistas salgan ganadores en río revuelto. Hay que dejar de lado a los enfermos mentales del antifujimorismo militante que todo lo ven odio y estigmatización. Es el neofascismo que busca eliminar a todo un colectivo por su color. Ayer fueron los judíos, luego los negros, ahora son los homosexuales, por un lado, y el fujimorismo, por otro. No tienen otro argumento que andar cacareando cuentos de los 90. ¿Qué tienen que ver los congresistas de Fuerza Popular con todo eso? ¿Qué tienen que ver, por ejemplo, Galarreta, Letona, Bartra, Salaverri, Petruzi, etc., con lo ocurrido en los 90? Se trata de toda una generación de gente nueva que ni siquiera tienen pasado político en su mayoría. Tampoco nos olvidemos que casi la mitad de los congresistas de Fuerza Polpular son invitados. No tiene pues sentido alguno estigmatizar a todo un colectivo de personas que nada tienen que ver con ese pasado que atormenta a estos enfermitos y delirantes del antifujimorismo patológico, y que en su mayoría también son jóvenes que no saben nada de los 90 pero que se han tragado los cuentos del progresismo. 

Los que tanto invocan a sacar adelante el país, primero deben guardar sus armas, enterrar el hacha, olvidar sus agravios, curar sus traumas y debatir sobre la realidad presente del país, pensando en el futuro. Solo los enfermos se pasan la vida patinando en el pasado y pensando en la confrontación. Si el gobierno tiene a bien convocar a un diálogo, será un buen momento para empezar de cero. 

miércoles, 14 de diciembre de 2016

La falsa defensa de la educación



Por: Richard O. Campos Villalobos.

Por la educación, la dignidad, la moral, la democracia, la gratuidad, etc. Es lo que dicen carteles y voces del grupo de infantes –usaré esta palabra para retratar la actitud – que marcharon dizque para defender el “derecho” a una educación de calidad y en favor del ministro de educación Jaime Saavedra. Lo que no han entendido estos infantes son tres cosas: 1) La educación no es ningún “derecho” sino un acto voluntario por el que el individuo adquiere los conocimientos que considera necesarios para sus fines particulares. Por tanto, no tiene qué ser necesariamente gratis ni tampoco tiene que ser provista por el Estado,ni mucho menos por organizaciones religiosas, pues resulta obvio que los fines del individuo libre no pueden ser los mismos que los del Estado o la Iglesia. Toda educación a manos del Estado o la Iglesia conduce a la manipulación, la esclavitud y la sumisión social, como podemos observar en Cuba y Corea del Norte en su máxima expresión. Por definición no hay dos cosas más alejadas una de la otra que el Estado y la educación de calidad, a menos que el Estado solo provea financiamiento.

2) Una verdadera educación de calidad tendría que estar alejada de toda forma de ideología, sea social, estatista o religiosa. La educación de calidad debería cuestionar dogmas de todo tipo, como las que propalan iglesias y partidos. Por ejemplo, las idolatrías de todo tipo, el consabido estatismo, la melosa pobretología, el colectivismo y las tradicionales poses demagógicas en contra del lucro y la iniciativa privada. 3) Estos infantes marchantes no entienden que solo sirven a los intereses de viejos políticos a los que nada les interesa ya la educación de los niños, tampoco la calidad de la universidad pública donde muchos de ellos medran hace años. Y no les interesa porque sus hijos -y hasta ellos mismos- estudian en universidades privadas e incluso del extranjero.

De lo que se trata acá es de seguir confrontando al fujimorismo por aversión ideológica y trauma político de las izquierdas. No es nada más que eso. Estos sectores andan empeñados en contrariar al grupo parlamentario fujimorista, pues están angustiados y picones porque son mayoría absoluta en el Congreso con 72 votos, mientras que las izquierdas apenas cosecharon 20 parlamentarios. La izquierda no soporta que el fujimorismo sea mayoría y aprovecha la fama de Saavedra para apoyarlo y seguir con su afán de combatir al fujimorismo sea por lo que sea. Esto ha quedado corroborado en la marcha pro Saavedra (enmascarada como "a favor de la educación") pero que al final acabo en otra marchita anti Keiko. De eso se trata todo.

La irracionalidad, el fanatismo, el sectarismo y la violencia son características tradicionales de la izquierda, y siempre andan detrás de la ingenuidad de los jóvenes, quienes históricamente han servido como carne de cañón de la izquierda, incluyendo al terrorismo. La izquierda manipula mentalmente a los jóvenes con cuentos como “si no apoyas a Saavedra estás en contra de la educación”, “no te interesa el futuro de la educación”, “eres defensor de las universidades basura”, etc. Como si las políticas educativas dependieran de un ministro y no del gobierno y de su plan educativo. Les han metido a la cabeza el cuento de que Saavedra es indispensable. Luego marchan creyendo que defienden la educación cuando solo están allí para enfrentar al fujimorismo, que es la bestia negra de la izquierda.

Para darle el capítulo final a esa telenovela que el griterío caviar armó con eso de la interpelación al ministro de Educación, solo diré puntualmente que el cierre del Congreso es una medida extrema contemplada en nuestra Constitución para evitar el obstruccionismo desde el Congreso. No viene a cuento que el gabinete exija cuestión de confianza por un ministro. Es absurdo. Eso solo corresponde por cuestiones del accionar político del gobierno, como por ejemplo el presupuesto nacional. Es ridículo que el premier coloque en la guillotina la cabeza de todo su gabinete por la suerte de un ministro. Pero es lo que alentaba la jauría rabiosa del antifujimorismo callejero y mediático, solo para regocijarse con la posibilidad de la disolución del Congreso. A ese nivel de perversión mental llegan estos sectores enfermos del antifujimorismo salvaje.

jueves, 8 de diciembre de 2016

La tormenta perfecta


Todo parece indicar que se nos viene la tormenta perfecta en la política peruana, a raíz de la inminente censura del ministro de Educación Jaime Saavedra. Las cartas están sobre la mesa. El fujimorismo presentará la censura si el ministro, advertido de la situación, no renuncia antes. El ambiente está crispado. Desde luego, la plaga de enfermos mentales del antifujimorismo salvaje no permitirá que la bancada fujimorista y aprista censuren al ministro, no tanto por amor al ministro sino por odio al fujimorismo y al Apra. Así es como funciona el cerebro reptil de estos sectores. Si les preguntas cuáles con las mejoras concretas en el sector educación nadie sabe dar una respuesta. Se limitan a cacarear mitos populares como la "reforma educativa" o la "reforma universitaria". Pero de cosas concretas nada.

¿Cómo llegamos a esta situación? Habría que recapitular los hechos hasta los últimos días de la campaña electoral, pues hay heridas que se infligieron en esa época y nadie se ha encargado de cerrar. La segunda vuelta degeneró en una guerra sucia en la que el mismo PPK tomó parte muy activa. Llegó al extremo de decir, en referencia a Keiko, que "la hija de un ladrón tiene que ser ladrona también". Para completar su faena, PPK se metió en la cloaca del colectivo "No a Keiko" y posó con los insultantes afiches de estos enfermos mentales que llamaban "narcoestado" a lo que representaba Keiko. Para colmo, PPK anunció que acudiría a la marcha de los fascistas anti Keiko. Aunque al final no lo hizo, fue parte de la comparsa de idiotas que se solaza en la guerra antifujimorista callejera.

Adicionalmente, Mercedes Araoz atizó la hoguera con tuits muy agresivos y sucios contra Keiko, donde mezclaba su maternidad con el refrito de las "esterilizaciones forzadas". Al final de esa guerra sucia y denigrante, PPK ganó por un puñado de votos, favorecido por los psicosociales de una prensa asquerosa que hasta la víspera de las elecciones seguían sacando notas falsas contra Keiko, a quien la vincularon hasta con el narcotráfico. Así fue el triunfo precario de PPK, un hombre sin partido, cobijado en un club de amigos ex toledistas y apoyado finalmente por las inmundicias de la izquierda que prefirieron un voto contra natura antes que permanecer neutrales. 

La torpeza política de PPK era visible en todo momento. Parecía que solo quería ganar a cualquier precio, sin pensar en cómo podría gobernar si ganaba. En la segunda vuelta ya se sabía que en el Congreso habrían 73 fujimoristas y 18 ppkausas. Pero obviamente eso no inquietó a PPK quien prefirió seguir con su guerra sin cuartel, abrazando a los nakos como aliados. ¿Realmente pensaba que iba a gobernar con los descerebrados del colector rojo "No a Keiko"? 

Ocurrido el triunfo de PPK obviamente Keiko no iba a correr a darle la mano, como muchos tontos esperaban. Keiko se limitó a reconocer su derrota y a desearle suerte a PPK con sus aliados del rojerío. Ya desde entonces las cosas estaban claras por parte del fujimorismo. ¿Qué hizo PPK? Nada. Absolutamente nada. Prefirió pasearse por palacio conversando con Ollanta Humala antes que tender puentes con la gran oposición del fujimorismo. A PPK no le interesó un comino acercarse a Keiko. Al parecer recibió de Ollanta el consejo absurdo de que el papel del presidente es ser confrontacional con todas las fuerzas políticas de oposición. Pésimo consejo.

La política bien entendida trata de encontrar lazos con los demás, tender puentes con los otros, dialogar para lograr consensos. formar alianzas, pactos, acuerdos, etc. Eso es hacer política. Pero PPK prefirió seguir la escuela de Ollanta Humala y Nadine Heredia. No solo se abstuvo de conversar con Keiko Fujimori, la lideresa del partido que controla la mayoría del Congreso, sino que nombró como ministros a representantes del antifujimorismo, como Salvador del Solar, un cineasta que se plegó a la marcha de zombies anti Keiko. ¿Eso no es provocar a la oposición? ¿No hay intelectuales en el país capaces de desempeñar mejor ese cargo fatuo de ministro de Cultura?

Las torpezas políticas de PPK son dejadas de lado por una prensa que aúlla como lobos infectados de rabia antifujimorista. Desgraciadamente, desde la creación de la CVR y el reinado de la caviarada en varios gobiernos, con su poder económico sobre la prensa, el antifujimorismo es la principal fuerza política del país, incluyendo a la chiquillería histérica universitaria que desconoce la historia y es siempre presa de la progresía. Son los tontos útiles de la izquierda siempre prestos a salir a marchar.

El presente no podía ser más patético. Dados los puentes rotos entre el gobierno y la mayoría de oposición, lo que tenemos es una censura ministerial. Claro que un ministro censurado tampoco es para tanto. Se le cambia y punto. Pero los enfermos mentales del antifujimorismo han hecho de esta censura una cuestión de Estado. Es como si el mundo se viniera abajo porque se va Saavedra. La verdad es que no pasa nada. La reforma universitaria seguirá su curso y el escenario de la educación tendrá oportunidad de enmendar rumbos, pues lo cierto es que Saavedra será un excelente burócrata de organismos internacionales pero no sabe nada del sector educativo peruano. Se le han escapado hasta las tortugas. Se llenó de asesores y le han pasado gato por liebre. Ya es hora de que pongan a alguien que conozca realmente bien ese sector complejo, y que sepa lo que es educación.

Lo que se viene es la censura, por un lado, y la marchita de los pulpines por otro. Si la censura se da el ministro tendrá que irse, y es el panorama más probable. En cuanto a la marchita de los tontos, es claro que no servirá para nada. Sería ridículo que el fujimorismo se deje amedrentar por una marchita de pulpines. Ya bastante roche hicieron derogando la Ley Pulpín por la marcha de estos vagos. El drama que están exhibiendo varios opinólogos no es más que humo. La verdad es que no pasa nada. El ministro Saavedra se va, lo reemplazan y la vida continua. Pero PPK y su gente tienen que tomar esta experiencia como una lección para que aprendan a conversar y pactar con la oposición, a menos que pretendan cinco años de confrontaciones y crispación, al estilo Ollanta y Nadine. 

lunes, 5 de diciembre de 2016

Cambalache ministerial


Apenas en los cinco minutos del primer tiempo, el equipo ministerial de PPK tuvo que sufrir sus primeros cambios. Todo a causa de la tarjeta roja que recibió el ministro de Defensa Mariano González por introducir de contrabando a su novia disfrazada de asesora. Tras varios días en el limbo, justificados por el premier Zavala con el argumento de que estaban buscando a la persona más idónea para el cargo, al final acabaron cambiando al ministro de Cultura, Jorge Nieto, pasándolo al despacho de Defensa, como si fuera un simple movimiento de sillas en el gabinete. En su reemplazo nombraron al actor Salvador del Solar como ministro de Cultura.

¿Qué significa todo esto? En primer lugar quiere decir que no encontraron a la "persona idónea" para el cargo de ministro de Defensa y tuvieron que echar mano de un comodín, alguien multifacético para llenar el puesto. ¿Y quién mejor que un charlatán salido de la Real Academia de Opinólogos Progresistas, que además es sociólogo PUCP, para variar, como Jorge Nieto Monstesinos? Es un poco extraño ver a un es militante de la izquierda setentera que apoyaba a las guerrillas castristas, dirigiendo ahora a las FFAA. Son las vueltas que da la historia y las paradojas que nos trae la vida. Lástima que Javier Diez Canseco no haya vivido para verlo. Pero seguro que muchos izquierdistas estarán celebrando con vodka.

En cuanto a Salvador del Solar solo podemos decir que se trata de otro PUCP. Es decir, seguimos con la mafia caviar PUCP enquistada en el poder desde los días de Valentín Paniagua. No se trata, desde luego, de personajes trascendentales. Nada de eso. La mafia caviar PUCP nos ha dado a los ministros más mediocres de la historia, especialmente de la cantera de abogadillos "especialistas" en DDHH. Se trata simplemente de una argolla que trabaja igual que una mafia. Si eres un PUCP ya tienes el perfil perfecto para ser ministro del régimen que siempre se provee de la cantera caviar PUCP. Esto es discriminación, argolla, favoritismo y mafia, pues está visto que no son mejores que nadie.

Después de todo es obvio que cualquiera puede ejercer el cargo de ministro de Cultura. Se lo podrían dar a Tongo o Magaly Solier y no pasa nada. Es un ministerio creado por la demagogia de Alan García que nadie tiene valor para eliminar. En este país cada gobierno crea los ministerios y organismos públicos que le da la gana y luego nadie se atreve a eliminarlos aunque no sirvan para nada. La única razón para mantenerlos es que sirven para dar empleo a su gente y pagar favores. ¿Ya vieron la escandalosa cifra de asesores que tienen algunos ministerios inútiles? Es tenebroso. Pero los políticos no dicen nada al respecto porque todos cojean del mismo pie. El Congreso también es un festival de asesores. Así es como nos roban.

En fin, habrá que echarle la bendición a este nuevo gabinete y seguir remando. Ojalá nomás que a Salvador del Solar no se le ocurra darle cuerda a la Ley del Cine que pretende robarle a los ciudadanos con un nuevo impuesto para financiar los mamarrachos fílmicos de una casta progre que no quiere hacer trámites pidiendo créditos, como todo el mundo. Basta de gollerías progres.