POR: DIEGO SÁNCHEZ DE LA CRUZ
Hay quienes ven en Ecuador un ejemplo de la viabilidad del socialismo del siglo XX. La corrupción y el autoritarismo han granjeado numerosas críticas al mandatario ecuatoriano Rafael Correa, que ocupa el poder desde finales de 2006. No obstante, como el desempeño económico del país andino no ha sido tan desastroso como el de Venezuela, hay quienes ven en Ecuador un ejemplo de la viabilidad del socialismo del siglo XXI.
Antes de empezar nuestro análisis, tengamos en cuenta dos aspectos: la dolarización y los precios del petróleo. Ambos factores contribuyen a sostener el régimen de Correa, pero ninguno tiene que ver con su gestión:
1. Ecuador adoptó el dólar en el año 2000. Por aquel entonces, un dólar compraba 25.000 sucres y la inflación superaba el 90%. Desde entonces, los precios se han moderado notablemente y, en 2012, crecieron alrededor de un 4%. La falta de soberanía monetaria ha sentado muy bien al país.
2. El precio del petróleo, disparado a raíz del estallido de la Gran Recesión en EE UU y Europa, es hoy mucho mayor de lo que era antes de que Correa llegase al gobierno. Si entre 2001 y 2006, el precio de cada barril era de 37 dólares, el periodo 2007-2012 registró un precio medio de más de 80 dólares. Hablando en clave de recaudación, el Observatorio Fiscal calcula que los ingresos derivados del petróleo han crecido de 1.718 millones en 2006 a 6.000 millones en 2012. Desde el punto de vista técnico y medioambiental, el desempeño ecuatoriano deja mucho que desear, ya que, de media, se registra un derrame cada semana.
El gasto público no ha parado de crecer. A ello contribuye, por ejemplo, el aumento de la plantilla de empleados públicos (100.000 más desde 2007). En total, el Estado ha pasado de consumir el 26,3% de la economía nacional a gastar alrededor del 50% del PIB. La tendencia del gasto es claramente alcista, con partidas que incluso suben un 1325%, como ocurre con el presupuesto de propaganda y publicidad gubernamental.
Los subsidios están a la orden del día en el modelo socialista de Rafael Correa. Así, la subvención a los combustibles supuso en 2011 casi el 7% del PIB (casi 3.000 millones de dólares).
Por otro lado, el gasto destinado a pagar los sueldos de la burocracia no ha parado de crecer: en 2011 consumió la friolera de 7.264 millones de dólares, una cifra mayor a la de 2007 en cerca de un 100%.
Durante los años de Correa, los impuestos han subido continuamente y la recaudación ha crecido un 177% (de 5.144 millones en 2007 a 9.565 en 2012). Solamente entre 2011 y 2012, Correa aplicó dos subidas en el Impuesto sobre la Renta y cuatro aumentos del IVA. Además, aumentó los impuestos especiales, aprobó un polémico Impuesto de Salida de Divisas y subió otros gravámenes. A todo lo anterior debemos sumarle las subidas de los impuestos que se aplican a las importaciones (solamente en junio de 2012 se subieron hasta 100 diferentes aranceles) y la peligrosa reforma financiera, aprobada a comienzos de 2013 y repleta de subidas de impuestos.
Como explica el economista Pablo Lucio Paredes, “el nivel de inversión total ha aumentado en tres puntos del PIB, pero dentro de esto la inversión estatal ha aumentado 7 puntos, mientras que la inversión privada ha disminuido al menos unos 4 puntos en relación con el tamaño de la economía”.
Si miramos los datos del Banco Mundial, vemos que Ecuador capta apenas el 0,3% de la inversión que llega a la región, frente al 0,9% del periodo 2002-2006. Hablamos, según datos del Banco Mundial, de una inversión extranjera directa de menos de 500 millones de dólares, cinco veces por debajo de Costa Rica y treinta veces menos que los niveles registrados por Perú o Colombia.
El Ecuador del socialismo del siglo XXI crece menos que antes de la llegada al poder de Correa. Bajo su mandato, el crecimiento medio fue del 4,3%, mientras que entre 2002 y 2006, el aumento medio fue del 4,9%. Las comparaciones con Perú son reveladoras: en los años de Correa, el PIB real per cápita del país vecino creció un 33% mientras que el de Ecuador apenas avanzó un 14%. Por otro lado, la volatilidad del crecimiento ha saltado del 2,2% al 2,9% si comparamos los años de Correa con el periodo anterior (2001-2006).
En términos de reducción de la pobreza, Ecuador también sale mal parado. Los datos de la CEPAL muestran que, entre 2006 y 2011, Perú redujo su tasa de pobreza del 44,5% al 27,8% (casi 17 puntos porcentuales). Durante el mismo periodo, Ecuador solamente consiguió una reducción del 43% al 35,4%, equivalente a 7,6 puntos porcentuales. Peor aún, eso sí, es el caso de Venezuela, donde la tasa se mantuvo constante en niveles del 30%.
La creación de empleo tampoco ha sido para tirar cohetes. Las estadísticas oficiales hablan de una reducción de desempleo… pero los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos apuntan que la población activa se ha mantenido constante.
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