A pocos días de conocerse el trascendental fallo de la Haya sobre el diferendo limítrofe marítimo entre Perú y Chile, debemos lamentar que nuestro país esté hoy gravemente golpeado por la propia incapacidad de nuestro gobernante, quien ha debilitado nuestra imagen internacional colocándola en su punto más bajo en los últimos cien años. El humillante cambio del canciller Rafael Roncagliolo, quien sin ser un buen canciller y cometer diversos fallos a lo largo de su gestión fue mantenido en aras de una estabilidad muy conveniente, ha sido inexplicablemente retirado de sus funciones no por un error sino por un acierto. Esto ya es algo verdaderamente vergonzoso.
Roncagliolo, canciller del país que detenta la presidencia pro témpore de UNASUR, pagó con su cabeza el haber enojado al gorila Nicolás Maduro por invocarle diálogo y tolerancia con la oposición, a la que el gobierno llanero tilda de fascistas. En el manicomio que es hoy Venezuela, donde los dementes están a cargo del gobierno, ministros de Estado y altos funcionarios, como el presidente de la Asamblea Legislativa, califican de criminal a Henrique Capriles, el único líder de la oposición, y a quien le lanzan amenazas abiertas todos los días. Así es como están las cosas en ese país que, gracias a la revolución socialista, ha regresado a la Edad de Piedra.
Lo sorprendente es que Ollanta Humala no haya respaldado a su canciller, sobre todo después de que ya había tenido que bajar la cabeza ante otro gorila chavista como Rafael Correa, quien le exigió el retiro de nuestro embajador en Quito a cambio del impresentable embajador ecuatoriano Riofrío. Algo que no tiene ninguna relación, pero que sirvió para probar, una vez más, la debilidad internacional del Perú, cuya diplomacia está regida hoy por un presidente sin carácter, un sacolargo y calzonudo incapaz de hacernos respetar ante el mundo, y en especial, pusilánime ante los atorrantes chavistas de la región.
Para coronar su desastre diplomático, Ollanta ha nombrado como nueva canciller a la caviarona Eda Rivas, la incompetente ministra de Justicia que se dedicó a obstaculizar el indulto de Fujimori, llegando a la indecencia de meterse a las habitaciones de su reclusión para fotografiar sus aposentos, incluyendo el baño, y filtrarle luego las fotos a los tres diarios del progresismo: Dirario 16, La Primera y La República. Esta ha sido la máxima hazaña de Eda Rivas al frente del MINJUS, además de filtrar a la CNDDHH parte del informe que viene preparando la comisión de indultos, para facilitar el inicio de la campaña en contra.
El Perú ya ha notificado al mundo que tiene una diplomacia cobarde y pusilánime. Para colmo ahora está a cargo de una ministra de recambio, sacada de otro ministerio donde ha tenido una gestión mediocre. Chile debe estar carcajeándose porque ya posee las suficientes evidencias de que el Perú no hará nada si resuelve desconocer el fallo de la Haya en caso favorezca al Perú. A Chile le bastará con decir "no cumplo" para que el cobarde de Ollanta Humala, quien era muy machito en su campaña yendo a provocar a los chilenos en la frontera, se esconda tras las faldas de su mujercita. Y de Eda Rivas no cabe esperar absolutamente nada.
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