Por Luis Rey de Castro
El ministro de Economía, señor Luis Castilla -felizmente persona muy razonable, que piensa con el cerebro-, se debe haber sentido bastante incómodo al escuchar el alucinante discurso del Jefe de Estado en la inauguración de la "Semana de la Inclusión Social". Entre otras primicias, el Presidente nos hizo saber que "...La política social del Perú es la niña de mis ojos. Es el centro de las políticas del gobierno y no los temas económicos". Enseguida recordó que, en el 2011, cuando inicia su gobierno, una de las primeras acciones fue crear el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social - MIDIS.
Así pues, estamos enterados: primero es la "inclusión" de las colectividades, provincias y distritos pobres, niños subalimentados, poblaciones en abandono y, más tarde, vienen el desarrollo industrial, el crecimiento económico y las políticas que hacen posibles a ambos. Se observa un planteamiento muy original, casi diríamos, inédito: poner la carreta delante de los bueyes o los burros, de modo que sea ella la encargada de halar a los animales de tiro.
Los ojos del señor Presidente nos hacen ver que su gobierno y sus intenciones caminan hacia la "inclusión", pero apoyándose en la "exclusión". Hay que incluir a la pequeña minería, informal, destructiva y contaminante de inmensos territorios, pero excluyendo a la minería formal, que aporta impuestos y canon, que es moderna, inversionista y exportadora: crearle infinitas dificultades hasta que se aburra y se lleve sus millones de dólares a otro país.
Hay que incluir en la "inclusión" a los niños que no toman desayuno, pero sin excluir las bacterias y elementos tóxicos. Y conviene además olvidarse de que hace un año -gobernaba el Presidente "incluidor"- se abandonó a 600 mil niños de edades entre 0 y 3 años y a 70 mil futuras madres del rango "extrema pobreza", víctimas de la exclusión: no recibieron más inclusión, de ninguna clase, tal como ha recordado el último miércoles Cecilia Valenzuela.
Desde luego, tenemos Congreso y Constitución. El primero ha decidido excluir las buenas maneras y los modales de personas educadas; la segunda está supuesta de señalar lo permitido y lo prohibido. Pero cuando estorba o incomoda (por ejemplo, para un viajecito a París semiclandestino, no anunciado y sin permiso), se excluye a la pobre Constitución y queda herida y maltratada. Pero la señora Canciller de la República continúa incluida en el gabinete ministerial, como si nada hubiera ocurrido.
Pienso que ha sido muy ilustrativo el discurso del Presidente sobre sus ojos. Pero aún no sabemos si tiene algún defecto en la retina o son los nervios ópticos los dañados...
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