Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
Lo que hemos visto ayer durante la maratónica sesión del Congreso en que se desarrolló el debate por la vacancia del presidente Kuczynski, es la política en estado puro. Es decir, el juego de intereses de grupo y apetitos personales por el poder. Nada más que eso es la política.
También hemos podido ver en funcionamiento la tan vapuleada institucionalidad democrática. Pese a la cantidad de bobos que salieron a hablar de "golpe", incluyendo el presidente y su abogado, todo lo que se ha visto ayer son los mecanismos básicos de la democracia. Claro que si hubiera ganado la vacancia, en estos momentos tendríamos las calles repletas de esos payasos fascistas que se llenan la boca hablando de la defensa de la institucionalidad democrática, pero que solo respetan los resultados que a ellos les gusta.
Lo que hemos visto ayer ha sido el pulseo de poderes políticos dentro del juego democrático. Solo los tontos hablan de lucha contra la corrupción o defensa de la democracia. Hay que separar el discurso de la realidad. La gente suele decir cualquier cosa para ocultar sus intenciones. No caigamos en la trampa de la retórica. A nadie le interesa luchar contra la corrupción. Todos los grupos políticos están salpicados por la corrupción de una u otra manera. Aquellos que salen a gritar "caiga quien caiga" al final terminan negociando su voto. Todo lo que prima son intereses o, finalmente, odios.
El presidente Kuczynski al final ha sido salvado por el propio fujimorismo, ya que una facción decidió cambiar su voto, según dicen por órdenes del mismo Alberto Fujimori, pero en todo caso comandados por Kenji. Esto revela pues que PPK está dispuesto a todo por no ser vacado, incluso a llegar a la indignidad de negociar la libertad de un preso. Con esto queda claro que PPK aparte de ser un aprovechado lobbista que roza la corrupción, también es un miserable. Ha terminado al mismo nivel que los secuestradores que te llaman para pedirte un rescate para liberar a su víctima. No hay mejor prueba de que Alberto Fujimori es un preso político.
Queda claro también que PPK no ha podido demostrar ser inocente de los cargos que se le imputan. Se ha salvado de la vacancia no por ser inocente sino porque supo negociar y chantajear a los grupos políticos, y a ciertos personajes sinuosos que habrá que poner en el lente del microscopio para saber qué clase de sabandijas son. Desde luego, tampoco nos vamos a tragar los cuentos que profieren los payasos disfrazados de luchadores anticorrupción. Todos esos peleles que, como Yonhy Lescano, se pasan la vida posando como luchadores anticorrupción, han perdido la oportunidad de probarlo. Al final no son más que aprovechados y corruptos de poca monta.
Para ser francos, ha sido el fujimorismo el que ha dado una lección de democracia al respetar la Constitución y acatar el resultado del voto. Eso es la democracia: respeto a la ley, defensa de principios, denuncias, mociones, debates, acomodos, reacomodos, votación y respeto a los resultados. En cambio PPK acabó siendo el verdadero golpista al amenazar con hacer renunciar a sus vicepresidentes si lo vacan, incumpliendo claramente el mandato constitucional. Este chantaje es el que finalmente inclinó la balanza y cambió las intenciones de varios grupos, como Nuevo Perú, que al no tener nada que negociar o ganar, optaron por reafirmar sus odios al fujimorismo.
El resultado final es que tenemos a un presidente magullado y con serias sospechas de corrupción, que no se han despejado por el voto de anoche. Todavía pesará sobre el la investigación fiscal. Es decir, tenemos de presidente a un político "investigado por la Fiscalía" y "denunciado por corrupción", como gustan decir los progres y caviares cuando se trata de sus enemigos políticos. Pero además de eso, tenemos un presidente que ha tenido la indecencia de chantajear al fujimorismo con la libertad de su líder histórico a cambio de sus votos.
Es lo que hay. Lo demás es cuento y poesía.
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