Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
Es muy lamentable los niveles de enfrentamiento político a los que se ha llegado en el Perú, con los odios atizados por esa enfermedad mental colectiva que es en altifujimorismo, predicado con ahínco por la izquierda desde hace 17 años. Los odios políticos nunca llevan a nada bueno. El Perú ya ha tenido la experiencia del antiaprismo que perturbó la vida política del país durante buena parte del siglo pasado, dando origen a revueltas, homicidios y golpes de Estado. Ahora se repite la historia, una vez más alentada por la izquierda, un sector especializado en atizar los odios.
Más grave aun es el panorama con un gobierno incapaz de convocar al diálogo y al pacto nacional. Por el contrario, PPK ha preferido la estrategia del autismo y el desprecio a la oposición, sin bajar el tono de su virulencia radical antifujimorista de campaña y de sus primeros días como gobernante. PPK es el gran continuador del desastre de Ollanta Humala. No ha cambiado nada. El ambiente sigue dominado por la dictadura progre-caviar que copó el poder lentamente desde los días de Paniagua, hasta llegar a apropiarse de los medios e instituciones.
Como ha dicho Villa Stein: PPK es un rehén de los caviares. Quienes gobiernan el Perú tras bambalinas son los caviares, dueños no solo de los medios sino de varias instituciones del Estado que han sido infiltradas con su gente y hoy siguen los dictados de las oenegés de izquierda. ¿O creen que el fallo trafero del TC favoreciendo a los senderistas de El Frontón fue causal?
Tampoco es casual que el Ministerio Público se haya hecho de la vista gorda con toda la mafia progre-caviar financiada por Odebrecht desde los días de Alejandro Toledo. No es casual que los fiscales hayan sido negligentes para procesar a Alejandro Toledo, pese a todas las evidencias, y que se hayan puesto a jugar pim pon con el PJ arrojándose expedientes mal elaborados, dejando así que Alejandro Toledo se vaya del país muy orondo. ¿Acaso la Fiscalía no sabía que Toledo vive en EEUU y que tenía que irse más temprano que tarde? ¿Por qué lo dejaron salir? ¿Por qué luego de que se fue recién pidieron la prisión preventiva? Es que todo cuadra. No seamos ingenuos.
Señales de que la mafia progre-caviar ha infestado el Ministerio Público hay de sobra. Habría que ser muy tonto para no verlas. ¿Qué hizo la Fiscalía en el caso Lava Jato desde que salió a la luz hace año y medio y que implica directamente a todos los gobiernos amparados por la caviarada? Nada. En serio. No hizo nada. Absolutamente nada. Salvo abrirles investigación preliminar por crimen organizado a Alan García y Keiko Fujimori, para variar, por unas anotaciones encontradas en el celular de Marcelo Odebrecht. Claro. Cuando se trata de Alan García o Keiko Fujimori si son muy rapiditos, pero cuando se trata de sus amigos de la mafia progre-caviar duermen la siesta.
Desde luego que no es casualidad que recién tras la denuncia contra el Fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, hecha en el Congreso, la Fiscalía haya empezado a dar resultados apresurados. De pronto, sin nunca haber hecho nada contra las empresas socias de Odebrecht en el Perú, sin haberles abierto auto de instrucción, sin haberles comunicado que son investigados, sin haberlos citado a dar sus declaraciones, sin nada de nada, aparecen solicitando prisión preventiva. ¿Cómo es eso? ¡Milagro!
En política no hay casualidades. Es evidente que la Fiscalía ha empezado a actuar motivada por las acciones del Congreso en su contra. Y para mayor prueba, se han tomado la libertad de allanar los locales del partido que ha puesto la denuncia. La excusa es bastante tonta. Los desbalances contables de los partidos son moneda corriente, así como los aportantes fantasmas. Todo eso se denunció y se comprobó en el Partido Nacionalista pero jamás vimos que se allanen sus locales. Ni siquiera tuvieron la decencia de allanar las oficinas de Graña y Montero y demás empresas socias de Odebrecht en más de un año. Las acciones de la Fiscalía simplemente los pintan como caraduras y socios de la mafia.
Hay que decirlo claramente: el Ministerio Público no merece ninguna confianza de la ciudadanía. Su aceptación está incluso por debajo de la del Poder Judicial. Y eso es muy grave en un país donde la corrupción ha crecido a niveles apocalípticos en los últimos 17 años, justamente en la era de los famosos "luchadores anticorrupción".
El allanamiento de los locales de Fuerza Popular debería generar el rechazo de todos los partidos que se dicen "democráticos". Pero no ha sido así. Lástima. Pocos han condenado con tibieza este atropello. La mayoría se ha escudado en la comodidad del "marco legal". Se conforman con decir que se han cumplido los procesos que la ley prevé. Si, claro. Pero no nos olvidemos que la mafia de Odebrecht y sus amigos progre-caviares en el poder nos han robado siguiendo los procedimientos de la ley. Hasta fabricaron leyes especiales para festinar trámites y facilitarse la adjudicación de obras. Así que toda la mafia ha operado siempre bajo el "marco legal". Es muy cobarde esconderse detrás de "la ley" para defender el atropello a la democracia. Este es un asunto político, no legal.
La gran pregunta que debemos responder es ¿cómo podemos erradicar la corrupción cuando esta ya ha copado las instituciones del Estado encargadas de combatir la corrupción? El gato ha sido coimeado por los ratones. ¿Cómo hacemos para echarlos?
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