Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
Como si fuera una alucinación diabólica, producto de una sobredosis de crack, los peruanos hemos visto nacer un nuevo frente de izquierda, pretendiendo ser nada menos que una alternativa electoral para el 2016. Como en un delirium tremens vimos especies que todos creíamos extintas, aplastadas por la caída del muro de Berlín, desfallecidas por inanición ante la falta de soporte económico del comunismo mundial o, en última instancia, por suicidio elemental tras ver el fracaso estrepitoso de sus ideas en todo el mundo, donde solo dejaron montículos de cadáveres y miseria. Y para colmo, estos fracasados históricos empiezan hablando de "cambio". Uno ya no sabe si reír o llorar.
Esa izquierda fracasada tiene el cuajo de presentarse como alternativa electoral. Y, ojo: no nos referimos a una izquierda fracasada mundial dependiente del dogmatismo marxista-maoista como el Partido Comunista liderado por el fantasmagórico Rolando Breña, pieza de museo de la política peruana, sino de recientes fracasados locales como los comechados liderados por el mercader Salomón Lerner, expectorados del gobierno nadinista por incapaces, y los susanitos que juegan en el jardín infantil de Susana Villarán, tras el fracaso de su gestión municipal. Todos ellos junto a las cúpulas parasitarias de gremios sindicales como el SUTEP y la CGTP son parte de esta nueva combi electoral repleta de rojos, aunque según afirma su fundador, al fondo hay sitio.
Entre los convocados a la selección roja encontramos nada menos que viejas glorias del manicomio izquierdista setentero, comprometidos con la lucha armada y la guerra popular, expectorados del gobierno nacionalista, como Nicolás "coche bomba" Lynch, ex ministro de educación de Toledo y cercano colaborador del Movadef desde su embajada dorada en Buenos Aires, Mocha García Naranjo, quien tras mostrar su incapacidad al frente del ministerio de la mujer fue premiada con una embajada en Uruguay, del que no se desprendió pese al giro programático de Ollanta. No podía faltar el ubicuo Carlos Tapia, experto senderista, amigo de Abimael Guzmán y ex miembro de la CVR, desde donde justificó el terrorismo por la pobreza y condenó al Estado por represor.
El nuevo frente está liderado, para variar, por Salomón Lerner, empresario empeñoso en organizar frentes de izquierda y andar oleteando los círculos del poder desde los días de Velasco. El frente depende electoralmente del partido de Yehude Simons por lo que es inevitable que forme parte de la plancha electoral, aunque diga que se someterán al voto público. Por ahora no tienen candidato a la vista, pese a que Salomón Lerner coqueteó con Mónica Sánchez y Marisol Espinoza. Es obvio que están buscando un monigote que los represente, con cierta imagen pública de baja resistencia, al estilo de Gastón Acurio.
Lo gracioso es que este frente de fracasados y comechados del poder se presenta como una "nueva opción electoral" para el pueblo, según lo afirmado por la ex acaldesa Villarán. Tiene que ser una broma. Si es así, lo que hemos visto es el debut de Susana Villarán como comediante de la política. Le deseamos éxitos ya que como alcaldesa fue un desastre. No hay nada nuevo en ese frente de rojos. Es solo un sancochado de oportunistas que no quieren perder la ocasión de seguir con la mamadera. No tienen ninguna propuesta. Nada. Solo han querido distanciarse de los cavernícolas liderados por el cura Marco Arana y su banda de ecocomunistas antimineros disfrazados de ecologistas. Su idea es dejar a los antimineros como la izquierda extremista y aparentar ser la izquierda moderada. Esa es la verdadera diferencia entre el cáncer y el sida.
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