Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
Todo parece indicar que la suerte del presidente Pedro Pablo Kuczynski está echada. Casi todos los grupos parlamentarios del Congreso le han pedido su renuncia, o lo han amenazado con la vacancia. Se sabe que el vice presidente Martín Vizcarra está por arribar a Lima en las próximas horas y el Concejo de Ministros tiene sesión de urgencia en la PCM. A estas alturas parece imposible otra salida que nos sea la renuncia del presidente. A menos que prefiera que lo echen.
Desde luego que se trata de algo que debemos lamentar. Hemos tenido grandes problemas con los últimos cinco presidentes, y parece que PPK se sumará a la lista de la deshonra. El detonante ha sido el caso Lava Jato que llegó como un tsunami desde Brasil, aunque solo ha tocado las costas por ahora. Aun falta ver hasta dónde penetrará con su poder destructivo y cuántas cabezas rodarán a su paso por nuestro país. Claro, si es que la Fiscalía de la Nación se digna hacer su trabajo, porque hasta ahora ha dejado mucho que desear, al punto que ya muchos la están mirando con sospechas.
El destape que ha llevado al presidente Kuczynski contra las cuerdas ha sido obra de las congresistas Yeni Vilcatoma (ex procuradora destituida por incómoda durante el régimen de Ollanta,) y Rosa Bartra, presidenta de la comisión Lava Jato del Congreso. Básicamente ha sido la experiencia en el oficio sumado al empeño y sagacidad de Yeni Vilcatoma, lo que ha permitido conocer de la misma fuente directa de Odebrecht, los contratos y montos pagados por asesorías al presidente Kuczynski, involucrando períodos de cuando era ministro de Toledo.
Las evidencias han dejado al presidente por lo menos como un mentiroso, pues había expresado en reiteradas oportunidades no haber tenido vínculo alguno con Odebrecht. No solo los ha tenido sino que prestó sus servicios siendo ministro de Estado, lo que constituye una falta constitucional. Para colmo, el presidente se negó reiteradamente a recibir a la comisión Lava Jato para absolver sus consultas. Una actitud bastante sospechosa, más aun esgrimiendo pretextos constitucionales que eran falsos, pues nada en la Constitución le permite evadir preguntas de una comisión del Congreso.
Ahora que todo se sabe, o por lo menos algo que parece ser suficiente para despedirlo de su cargo, el presidente ha tenido la desfachatez de aceptar la visita de la comisión pero para dentro de ocho días. ¿Se puede estar más desubicado en la realidad? La bancada mayoritaria del Congreso, el fujimorismo, le ha dado un ultimatum para renunciar. Le ha dado 24 horas para hacerlo. Otros grupos se han sumado al pedido de renuncia o vacancia. La situación es muy difícil ahora para PPK.
¿Qué queda por hacer? Esperar la renuncia de PPK y permitir que el vice presidente Martín Vizcarra asuma la presidencia y complete el período, con un estilo más concertador y dialogante. Desde que PPK inició su mandato despreciando y hasta desafiando a la oposición mayoritaria del Congreso, se supo que su gobierno iba a trastabillar. Nunca entendí por qué PPK prefirió la actitud retadora antes que la conciliadora. ¿Cómo pensaba gobernar teniendo en contra la mayoría del Congreso?
No podemos dejar de mencionar a los aprovechados del momento, los sectores de la variopinta y siempre desquiciada izquierda peruana. De pronto apareció de la nada Verónika Mendoza a dar un mensaje lleno de paranoia y delirio, presa de su obsesión antifujimorista, para variar. No es la única que está convulsionando en estos momentos en los predios de la izquierda, aterrados por la idea de perder sus gollerías y apoyos políticos e ideológicos de manera definitiva, pues ya los han estado perdiendo paulatinamente con cambios de ministros claves para la caviarada, como el de Educación.
Columnistas y prensa de izquierda han salido a alertar sobre la acometida fujimorista, vendiendo la tesis de que buscarían la "impunidad". ¿Impunidad sobre qué? No se sabe. Es que en la mentalidad de los rojos, progres y caviares el fujimorismo siempre es culpable de algo. Por ahora están tratando de enlodar a Keiko Fujimori con la mafia de Odebrecht, a partir de una ridícula nota descubierta en el celular de Marcelo Odebrecht que data del 2011. El caso no pasa de la anécdota y el humo, pero es la última esperanza de la izquierda para enlodar a Keiko. Desde luego que la Fiscalía ha asumido el caso con presteza, y aunque hasta el momento no tengan nada de nada, han tenido la desfachatez de allanar los locales de Fuerza Popular, como si el partido tuviera algo que ver.
Cualquier cosa puede pasar con esta Fiscalía que más parece un brazo legal articulado desde la izquierda. Nunca se dignaron investigar a los grandes implicados en el caso Lava Jato hasta que el Congreso les interpuso una denuncia por incompetentes. Ahora, tras las revelaciones de la comisión Lava Jato del Congreso, la Fiscalía recién se digna a investigar al presidente. Y es que la Fiscalía ha demostrado ser muy eficiente para investigar a Alan García y Keiko Fujimori, pero nula para todo lo demás, en especial para enfrentar la megacorrupción de Lava Jato.
En las últimas horas, tras los pedidos de renuncia, los sectores de izquierda empezaron a soltar el rumor de que la Fiscalía estaría por pedir la prisión preventiva de Keiko Fujimori, lo cual sería un absoluto escándalo por cuanto no tienen absolutamente nada contra ella. Pero, como digo, todo puede esperarse de esta Fiscalía, que ya carece de credibilidad y ha perdido la confianza ciudadana. Solo queda esperar. Mañana todo puede haber cambiado en este país.
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