Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
El escenario político peruano de pronto se ha convertido en un teatro de barrio, donde los comediantes compiten por decirse los insultos más creativos y acaban arrojándose tortazos a la cara. El mismo presidente Ollanta Humala ha salido al frente para tirarle barro nada menos que a la Policía Nacional del Perú, afirmando que es casi un cartel de la corrupción. Esto luego de llamar "basura" a Oscar López Meneses, a quien, sin embargo, afirma no conocer. Si esto no es un lío de locos ya nadie sabe qué es. Este pleito de callejón que la mediocridad instalada en Palacio de Gobierno propicia, ya rebotó en el extranjero y está afectando nuestra imagen. Cuando uno observa actuar a todos estos mamarrachos trepados hoy en el gobierno ya no se sabe qué es peor: si la corrupción o los idiotas en el poder.
Como la chica del pastel tuvo que aparecer Daniel Abugattás denunciando intentos golpistas, lo cual quiere decir que los nacionalistas ya sintieron el agua en el cogote. Algo que no debe extrañar a nadie puesto que los nacionalistas se han dedicado a pelear con todo el mundo desde que llegaron a Palacio. Más bien lo que deberíamos nosotros denunciar es un intento de totalitarismo chavista, pues esa fue la fórmula que usó Hugo Chávez desde el inicio de su gobierno: abrirse frentes por todos lados, acusar a todo el mundo, no solo a los partidos políticos sino a todos, desde los empresarios hasta la Iglesia Católica, señalándolos como sectores corruptos y culpables de la miseria del pueblo. Cuando sobrevino el intento golpista del 2002, la reacción de Chávez fue copar todo el poder en sus manos acusando de golpistas a los sectores que antes criticaba.
Algo por el estilo puede estar pasando en el Perú desde que Ollanta Humala y sus piquichones del Congreso comandados por el desequilibrado mental de Daniel Abugattás, han pasado de denunciar por corrupción a todos los partidos políticos más representativos para llegar incluso a la Policía Nacional y altos oficiales de las FFAA. El entuerto López Meneses sirvió de pretexto para podar rápidamente la PNP, sin ningún tipo de investigación, aunque no pudieron hacer lo mismo en las FFAA, pues no contaban con los pantalones del almirante Cueto. Una buena señal que nos indica hasta dónde son capaces de llegar estos mamarrachos si se lo permitimos. Hay que marcarles la cancha para que sepan con claridad cuál es el espacio de su juego "democrático".
Así las cosas más parece que este equipo de aprendices improvisados y delirantes que hoy gobierna el Perú, están tratando de jugar a ser los más vivos de todos los vivos, sin darse cuenta que no son más que tontos.
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