En la medida en que las disparidades que se derivan de un monopolio y de otras imperfecciones del mercado se pudieran reducir, nos acercaríamos más al mercado libre ideal. Pero hay que reconocer que inclusive un mercado libre ideal es perfectamente coherente con una gran desigualdad, por lo menos en teoría. Fuera de la caridad individual, no hay forma de eliminar esas desigualdades de riqueza que permanecerían inclusive en un mercado libre ideal, excepto mediante la interferencia con la libertad de los más ricos. Es una observación banal, aunque desagradable, que la libertad y el igualitarismo pueden ser objetivos contradictorios, en teoría.
Afortunadamente, en la práctica, han demostrado que no lo son. Históricamente, un mercado libre ha producido menos desigualdad, una distribución de la riqueza más amplia, y menos pobreza que cualquier otra forma de organización económica. Hay menos desigualdad en los países capitalistas avanzados, como Estados Unidos, que en países subdesarrollados como la India.
Aunque la escasez de la información hace difícil estar seguro, también parece haber menos desigualdad en los países capitalistas en general que en los colectivistas como Rusia y China. Aunque en principio las sociedades colectivistas pudieran haber conseguido una mayor igualdad, sacrificando la producción total de los bienes por parte del Estado, no lo han hecho. Ni siquiera lo han intentado.
Por supuesto, la existencia de un mercado libre no elimina la necesidad de un gobierno. Por el contrario, el gobierno es esencial como foro para determinar “las reglas del juego” y como árbitro para aplicar las reglas que se decidan. Lo que el mercado hace es reducir mucho el espectro de problemas que hay que decidir políticamente y, por consiguiente, minimiza la medida en la que el gobierno tiene que participar directamente en el juego. La gran ventaja del libre mercado consiste en que permite una gran diversidad del poder de decisión. En términos políticos es un sistema de representación proporcional. Cada persona puede votar, por decirlo así, por lo que quiere y conseguirlo. No necesita saber qué quiere la mayoría y luego, si resulta estar en la minoría, tener que someterse.
Capitalismo y Libertad
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