La farsa montada por la izquierda para tapar su responsabilidad |
Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
La Comisión de la Verdad y Reconciliación tuvo muy poco de verdad y menos de reconciliación. Debemos afirmarlo permanentemente para que los jóvenes de hoy no sigan siendo engañados. Quienes vivimos la historia reciente del Perú, como testigos y partícipes de ella, conocemos bien la verdad. Nadie nos puede contar cuentos. Por ello juzgamos una obligación moral denunciar la infamia de la CVR.
El papel principal de la CVR fue manipular la verdad. Su tarea no se redujo a mostrar hechos porque estos ya eran públicos. Lo que hizo la CVR, además de apelar a la gran excusa marxista de la pobreza como causa de la violencia, fue equilibrar los hechos. Su interés se centró en el Estado, las FFAA y Alberto Fujimori. El gran logro de la CVR fue convencer que la experiencia sufrida por los peruanos no fue un ataque alevoso de dos grupos terroristas de izquierda que pusieron en práctica el plan político que la izquierda venía pregonando desde hacía 30 años. Lo que había sucedido, según la CVR, fue un "conflicto armado interno".
La teoría del CAI requería mostrar a las FFAA como otro grupo terrorista, al Estado como una agencia de terror y a Alberto Fujimori como el líder terrorista. Gracias a la astucia retórica de sociólogos marxistas, la historia del terrorismo quedó transformada en una guerra de bandas, donde los más malos resultaron siendo el Estado, las FFAA y Alberto Fujimori. Demostrar esto es muy fácil. Basta analizar las "Conclusiones Generales" de la CVR. Lo que encontramos allí es un enfoque parcializado sobre el rol del Estado y en particular de Alberto Fujimori. Pero además, notamos la ponzoña dirigida hacía el hombre que pacificó el país. Nadie puede negar que durante el gobierno de Alberto Fujimori se detuvo el proceso de violencia y el número de víctimas se redujo prácticamente a nada. Con aciertos y errores el país fue pacificado, los terroristas fueron capturados, juzgados y encarcelados. Sin embargo, la CVR no tiene ni una sola palabra a favor de Fujimori. Al contrario, su nombre está siempre rodeado de los peores adjetivos y epítetos.
En estas conclusiones de la CVR encontramos que mientras a Abimael Guzmán se le menciona siete veces, sin añadirle ni un solo adjetivo ni condena alguna, en cambio Alberto Fujimori se le menciona 13 veces y siempre, sin una sola excepción, está señalado con calificativos como corrupto, autoritario, dictador, etc. Hay pues una clara diferencia en el tratamiento a uno y a otro. Mientras que a Abimael Guzmán simplemente se le menciona, como corresponde en un documento oficial que debe mostrar por lo menos imparcialidad o neutralidad, con un lenguaje técnico y frío, el trato a Alberto Fujimori es apasionado, rencoroso, envilecido; se le rodea innecesariamente de calilficativos reiterados que evidencian una clara intecionalidad por mostrarlo como un ser despreciable y ruin. Esta fue pues realmente la labor de "construcción de la verdad y de la reconciliación" que emprendió la CVR y su jauría de progresistas PUCP, para ocultar la responsabilidad histórica de la izquierda y ofrendar un chivo expiatorio.
A continuación mostramos un extracto de las 13 veces en que la CVR menciona a Alberto Fujimori en sus conclusiones, para que el propio lector juzgue si se trata de un documento pulcro, que puede alcanzar la categoría de neutro y confiable.
La Comisión de la Verdad y Reconciliación tuvo muy poco de verdad y menos de reconciliación. Debemos afirmarlo permanentemente para que los jóvenes de hoy no sigan siendo engañados. Quienes vivimos la historia reciente del Perú, como testigos y partícipes de ella, conocemos bien la verdad. Nadie nos puede contar cuentos. Por ello juzgamos una obligación moral denunciar la infamia de la CVR.
El papel principal de la CVR fue manipular la verdad. Su tarea no se redujo a mostrar hechos porque estos ya eran públicos. Lo que hizo la CVR, además de apelar a la gran excusa marxista de la pobreza como causa de la violencia, fue equilibrar los hechos. Su interés se centró en el Estado, las FFAA y Alberto Fujimori. El gran logro de la CVR fue convencer que la experiencia sufrida por los peruanos no fue un ataque alevoso de dos grupos terroristas de izquierda que pusieron en práctica el plan político que la izquierda venía pregonando desde hacía 30 años. Lo que había sucedido, según la CVR, fue un "conflicto armado interno".
La teoría del CAI requería mostrar a las FFAA como otro grupo terrorista, al Estado como una agencia de terror y a Alberto Fujimori como el líder terrorista. Gracias a la astucia retórica de sociólogos marxistas, la historia del terrorismo quedó transformada en una guerra de bandas, donde los más malos resultaron siendo el Estado, las FFAA y Alberto Fujimori. Demostrar esto es muy fácil. Basta analizar las "Conclusiones Generales" de la CVR. Lo que encontramos allí es un enfoque parcializado sobre el rol del Estado y en particular de Alberto Fujimori. Pero además, notamos la ponzoña dirigida hacía el hombre que pacificó el país. Nadie puede negar que durante el gobierno de Alberto Fujimori se detuvo el proceso de violencia y el número de víctimas se redujo prácticamente a nada. Con aciertos y errores el país fue pacificado, los terroristas fueron capturados, juzgados y encarcelados. Sin embargo, la CVR no tiene ni una sola palabra a favor de Fujimori. Al contrario, su nombre está siempre rodeado de los peores adjetivos y epítetos.
En estas conclusiones de la CVR encontramos que mientras a Abimael Guzmán se le menciona siete veces, sin añadirle ni un solo adjetivo ni condena alguna, en cambio Alberto Fujimori se le menciona 13 veces y siempre, sin una sola excepción, está señalado con calificativos como corrupto, autoritario, dictador, etc. Hay pues una clara diferencia en el tratamiento a uno y a otro. Mientras que a Abimael Guzmán simplemente se le menciona, como corresponde en un documento oficial que debe mostrar por lo menos imparcialidad o neutralidad, con un lenguaje técnico y frío, el trato a Alberto Fujimori es apasionado, rencoroso, envilecido; se le rodea innecesariamente de calilficativos reiterados que evidencian una clara intecionalidad por mostrarlo como un ser despreciable y ruin. Esta fue pues realmente la labor de "construcción de la verdad y de la reconciliación" que emprendió la CVR y su jauría de progresistas PUCP, para ocultar la responsabilidad histórica de la izquierda y ofrendar un chivo expiatorio.
A continuación mostramos un extracto de las 13 veces en que la CVR menciona a Alberto Fujimori en sus conclusiones, para que el propio lector juzgue si se trata de un documento pulcro, que puede alcanzar la categoría de neutro y confiable.
31.- (…) Esta incongruencia se
expresó de la manera más patente cuando, tras ser capturado, Abimael Guzmán
Reinoso abandonó casi inmediatamente la tesis del equilibrio estratégico y
solicitó al gobierno un acuerdo de paz junto con un reconocimiento explícito y
sumamente elogioso al gobierno
dictatorial de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos.
35.- . (…) En la década de 1990,
especialmente a partir de su frustrada toma del Congreso y de la toma de la
residencia del embajador japonés en diciembre de 1996, el MRTA favoreció la
legitimación de la política contrasubversiva autoritaria y militarizada del gobierno de Alberto Fujimori.
36.- También lo hizo Alberto
Fujimori en 1990. Sin embargo, a partir del golpe de Estado del 5 de abril de
1992, Fujimori se convirtió en un
gobernante autoritario que buscó permanecer en el poder consolidando una
autocracia corrupta.
98.- (…) facilitaron el triunfo del ingeniero Alberto Fujimori,
un candidato independiente que rápidamente
reveló su menosprecio por la democracia.
100.- La CVR posee indicios razonables para afirmar que el
presidente Alberto Fujimori, su asesor Vladimiro Montesinos y altos
funcionarios del SIN tienen responsabilidad penal por los asesinatos,
desapariciones forzadas y masacres perpetradas por el escuadrón de la muerte
denominado «Colina».
102.- (…) Condena, sin embargo,
las ejecuciones extrajudiciales que se habrían producido, injustificadas por
tratarse de personas rendidas, y comparte
el rechazo de la opinión pública a las imágenes de Alberto Fujimori paseándose
entre los cadáveres en la residencia recién rescatada.
103.- (…) los atentados y
crímenes incluso contra miembros del propio SIN, así como la desvirtuación de
operaciones legítimas como el mencionado operativo Chavín de Huántar, llevan el
sello del gobierno autoritario de
Alberto Fujimori.
104. Por lo expuesto, la CVR sostiene que en los últimos
años del gobierno de Fujimori el conflicto armado interno fue manipulado con la
finalidad de hacer que el régimen permaneciera en el poder.
119.- (…) Aprovechando el desgaste de los partidos políticos
y el desprestigio del Legislativo, el gobierno de Alberto Fujimori, y los
promotores de una política
contrasubversiva autoritaria y militarizada, sobredimensionaron su
ineficacia y sus problemas…
129. La CVR considera que la dictadura de Alberto Fujimori
pretendió legalizar de forma espuria la impunidad a las violaciones de los
derechos humanos realizadas por agentes del Estado…
130.- (…) El descrédito sufrido por el sistema judicial
durante el régimen presidido por Alberto Fujimori desembocó en un favor a los
verdaderos subversivos cuando, años después, el Estado tuvo que realizar nuevos
juicios a partir de pruebas escasas
131.- (…) Bajo la dictadura de Fujimori, la obsecuencia del Ministerio
Público ante los imperativos del Poder Ejecutivo fue total.
160.- Para la CVR una secuela del conflicto armado
interno en el terreno político es la descomposición moral en la que se hundió
el país durante los últimos años de la
dictadura de Alberto Fujimori…
Esta es pues la manera recargada de calificativos como la CVR trata a Alberto Fujimori en sus conclusiones, siendo notoria la animadversión mostrada, pues no hace falta recurrir a tanta adjetivación y apasionamiento. Una pasión que no se muestra en cambio cuando se habla de Abimael Guzmán, el mayor criminal y genocida de nuestra historia, de quien tan solo se menciona fríamente su nombre. Acá mostramos una evidencia clara, una prueba contundente del rol de la CVR en la "construcción de la verdad". Aun queda mucho más por analizar, como el enfoque dado a la reconciliación, en donde es el Estado el que debe agachar la cabeza y pedir perdón a la sociedad. ¿Acaso dice algo sobre el perdón que deberían pedir los partidos de izquierda y líderes de izquierda, entre ellos algunos comisionados de la CVR, por haberse pasado 30 años pregonando y preparando la lucha armada, en contacto con líderes y potencias extranjeras?
Como ya dijimos, aun queda mucho más por analizar. Pero al menos no nos queda duda alguna de que la CVR fue un burdo intento por manipular la verdad montada por la izquierda para limpiar su responsabilidad ante la historia y ante el pueblo peruano. El informe de la CVR seguirá siendo rechazado por una buena parte de los peruanos que conocemos la verdad de primera mano.
La izquierda setentera pregonó, alentó, preparó y engendró la guerra popular y el terrorismo |
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