martes, 6 de noviembre de 2012

Movadef y la izquierda


No es nada raro escuchar voces delirantes en la izquierda peruana. Dicen en estos días, por ejemplo, que la derecha y el fujimorismo han inventado el fantasma de Movadef para justificar el indulto. Otros afirman que la izquierda es fundamental para enfrentar a Movadef porque tienen capacidad para la confrontación ideológica. Hoy la activista Rocío Silva Santisteban afirma que la mejor manera de enfrentarse al Movadef es como lo hicieron las dirigentas barriales Marielena Moyano y Pascuala Rosado, asesinadas por Sendero Luminoso. Por ese camino solo hubiéramos acumulado una pila más grande de cadáveres. Con iluminados como los de SL no se puede dialogar, ni debatir ni confrontar porque te asesinan. Así de simple.

No hay duda que la retórica apasiona a los caviares a niveles que llegan al idiotismo. Lejos de tomarse la molestia de analizar la realidad prefieren perderse en la bruma de sus emociones radicales y en la nebulosa de sus ideas sociales. Ahora resulta que la izquierda es fundamental para luchar contra Sendero Luminoso. Solo haría esta pregunta: ¿De dónde salieron los terroristas si no fue de la izquierda? Me parece bien que RSS quiera apelar a la memoria, pero no solo a la que le conviene. La memoria hay que rescatarla desde el principio. Desde cuando toda esta izquierda de hoy formaba parte de ese colector séptico que era la izquierda universitaria de los años 70, donde Sendero Luminoso no era más que un grupo de las docenas de sectas delirantes que predicaban la ansiada lucha armada.

Los rojos de hoy, amontonados por ahora en ese saco de abono llamado "Ciudadanos por el Cambio", y que ya peinan canas como Félix Jiménez o andan calvos, como Lynch y Tapia, o se pintan el pelo como Javier Diez Canseco y Enrique Bernales, todos ellos eran parte de esa banda violentista que discutía en las universidades sobre la hora y forma de iniciar la guerra popular. Es cierto que se enfrentaban a Sendero Luminoso, pero lo hacían dentro de la dinámica natural de los grupos de izquierda, consistente en un enfrentamiento permanente entre todos, al punto en que se dividían en facciones sin fin, en una especie de mitosis bacterial, como células cancerosas, que acabó finalmente con el aislamiento de Sendero Luminoso y su paso del discurso a las armas.

El enfrentamiento ideológico con Sendero Luminoso jamás sirvió para nada. El núcleo central de los debates de la izquierda setentera giraba en torno a si las condiciones para iniciar la lucha armada estaban dadas. Para la mayoría estas condiciones no existían. Algo de ello se puede leer en el Informe Final de la CVR donde se le retruca a Sendero Luminoso precisamente este aspecto como una de sus fallas. Los izquierdistas de la CVR le señalan  a SL el error de no haber logrado el apoyo del campo. Pero hoy ya no existe posibilidad alguna de debatir con Sendero Luminoso ni el Movadef. El mundo ha cambiado. El llamado "pensamiento Gonzalo" no es una ideología sino un cúmulo de consignas y actitudes hacia la lucha. Movadef ya no habla de lucha armada. Así que le damos las gracias a los iluminados de izquierda pero su ayuda en la lucha contra Movadef no nos sirve para nada. Nuestra lucha es contra Movadef y contra toda esa izquierda delirante que proviene del mismo pozo séptico, aunque no se hayan atrevido a tomar las armas. 

La otra propuesta de izquierda es... para variar, salir a las calles a hacer marchas. Obsesiva y solitaria idea que siempre revolotea en la mente de la activista RSS -y de todo espécimen de izquierda- que cree en los milagros de lo que llaman "movilización social". Tan acostumbrados están a estas acciones que surgen como actos reflejos en su mente. Olvidan que las marchas pueden tener algún efecto en el gobierno, como de hecho lo viene teniendo, pero Movadef no está en el gobierno y lo que más bien hace es infiltrar las marchas de la izquierda bullanguera. Así que sería mejor que RSS piense en otra cosa.

En la derecha solo escuchamos ideas ridículas que -también para variar- siempre pasan por una magistral y milagrosa ley. Una ley tan simple y de un solo artículo como la del negacionismo me pareció una buena idea para controlar el adoctrinamiento en las universidades y colegios. Sin embargo la ley es demasiado concreta y se limita a defender fallos judiciales. No parece finalmente una buena herramienta. Después de todo, cualquier fallo judicial se puede discutir. Proscribir a Movadef impidiendo su inscripción en el JNE es una burda leguleyada que, como se ve, no ha impedido absolutamente nada. Movadef sigue demostrando que está mejor organizado que cualquier partiducho inscrito, y actúa a nivel nacional e internacional con resonancia diaria. Si quisiera podría incluso participar en elecciones subiéndose a una combi electoral, como lo ha hecho Patria Roja sin inscribirse en el JNE, y tan solo trepándose a Fuerza Social. No hay pues manera efectiva de que con leyes idiotas se detenga el accionar subversivo.

La mejor forma de luchar contra Movadef y el extremismo de izquierda es secar sus fuentes. Sabemos muy bien que sus fuentes siempre han estado en el magisterio y en las universidades. Hoy se les han sumado las ONGs de DDHH. No olvidemos que Movadef es prácticamente una ONG de DDHH. Pero debemos concentrarnos en las escuelas y universidades públicas. Allí está el germen de la izquierda. Debemos emprender una reforma radical del sistema educativo. Pero no una de esas estúpidas "reformas" que solo pasan por modificar el régimen magisterial. Hay que encarar una reforma de todo el sistema educativo nacional con el objetivo de quitarle el poder a los sindicatos comunistas, ya sean Patria Roja o Movadef. La ley magisterial impuesta por Chang Escobedo era un buen inicio pero ahora esta ministra de Patria Roja ha hecho lo posible por desvirtuarla. No hay pues pantalones firmes para enfrentar las bases del terrorismo y de la izquierda nacional.

Todo lo que sean leyes de prohibición o proscripción, marchas populares de rechazo, editoriales indignados o discursos eufóricos no son más que estupideces. Pasemos a las acciones efectivas. Traslademos el control de los colegios nacionales a la gestión privada, démosle más poder a los padres de familia, por ejemplo con un poder de veto sobre los maestros. Eliminemos la estabilidad laboral y que se implante un sistema de evaluación del desempeño docente que los califique cada año para ver si se renueva su contrato. Solo con medidas novedosas de este tipo acabaremos con el fértil terreno que ha hallado la izquierda en los colegios y de paso mejoraremos sustancialmente la educación. Tenemos la peor educación pública del mundo y encima forma subversivos. Si esto no se cambia de raíz, no nos quejemos del terrorismo.

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