Si alguien pensaba que el comunismo delirante, guerrillero y terrorista era cosa del ayer, se equivoca de palmo a palmo. La escoria del comunismo sigue vivita y coleando. Pero hoy la sede ya no es la fracasada y miserable Cuba que apenas sobrevive con la ayuda de Hugo Chávez. Ahora la madre nodriza del comunismo continental es Argentina, y más específicamente la extrema, alejada y empobrecida provincia de Jujuy, donde una antigua delincuente juvenil llamada Milagro Sala es hoy la cabeza visible de una de las organizaciones extremistas más activas que han encontrado en el gobierno de CFK el mejor aliado para incrementar su presencia.
Milagro Sala es una activista de izquierda radical que vive convencida de que el gobierno debe mantener a la gente, dándole todo lo que la población necesita, desde viviendas hasta educación y salud. Toda su lucha política consiste en exigir al gobierno lo que hoy se llama "ayuda social" y que en buen castellano es limosna, pero no para los pobres que son pobres por alguna discapacidad o circunstancia especial de la existencia, la cual puede ser muy atendible, sino a los pobres por estrategia política, pobres de concepto, pobres como definición sociológica, que en realidad son aprovechadores sociales, asaltantes del erario nacional, vividores de la república, holgazanes y parásitos que han convertido a la "ayuda social" en un derecho para poder vivir rascándose la panza y dedicados al activismo político.
Desde luego, la ayuda social acaba finalmente convertida en instrumento de activismo político a cargo de una organización social delirante y radical que castiga cualquier desviación ideológica. La Túpac Amaru fue en sus inicios una ONG de DDHH pero hoy es una organización guerrillera que se ha hecho cargo de una mafia sustentada en la ayuda social permitida por el gobierno central de CFK. Las organizaciones sociales que hoy controlan Jujuy son del mismo perfil de las que hoy controlan Cajamarca y algunos que procuran surgir en Cuzco y Puno, en especial las sustentadas en Tierra y Libertad o Patria Roja.
Desde luego, la ayuda social acaba finalmente convertida en instrumento de activismo político a cargo de una organización social delirante y radical que castiga cualquier desviación ideológica. La Túpac Amaru fue en sus inicios una ONG de DDHH pero hoy es una organización guerrillera que se ha hecho cargo de una mafia sustentada en la ayuda social permitida por el gobierno central de CFK. Las organizaciones sociales que hoy controlan Jujuy son del mismo perfil de las que hoy controlan Cajamarca y algunos que procuran surgir en Cuzco y Puno, en especial las sustentadas en Tierra y Libertad o Patria Roja.
Jujuy es por hoy un foco infeccioso del comunismo que amenaza con extenderse a todo el continente. Es el centro del adoctrinamiento en estrategias sociales y políticas, pero también el mayor centro de entrenamiento de movilizaciones sociales y la dispersión de la ideología del parasitismo de izquierda. Hoy tenemos en el gobierno a un presidente que llegó al poder con el discurso de la ayuda social y hasta hoy no ha hecho más que montar programas de ayuda social y crear todo un Ministerio dedicado a este fin. En el Municipio de Lima tenemos a una alcaldesa que ha dejado de lado los problemas centrales de la ciudad para dedicarse a construir escaleras y muros de contención en los cerros como su principal tarea.
Debemos pues tener cuidado con la ola comunista que se nos acerca como un tsunami maloliente que arrastra toda la escoria de la izquierda continental. El Perú está a un paso de convertirse en una agencia del parasitismo social del comunismo. El Estado peruano está infectado por estas bacterias del comunismo y hoy tratan de minimizar el accionar del Movadef. En el colmo de su cinismo pretenden emparentar al Movadef con la derecha y con el Fujimorismo. Es una clara estrategia de confusión a la población. Hoy más que nunca debemos ser inflexibles en el rechazo a la izquierda en su conjunto.
El programa de Jorge Lanata investigó lo que ocurre en Jujuy y mostró las consecuencias del abandono estatal de esa provincia entregada por completo a la irracionalidad del extremismo izquierdista que hoy pide todo y el gobierno le entrega todo para no hacerse más problemas. Desde luego, a raíz de su actuación violenta, con el claro peligro de irse a la guerra popular, el gobierno asistencialista de CFK ha cedido para concederles una gran cantidad de prebendas políticas. Hoy la marginalidad y el extremismo políticos gobiernan en Jujuy. Desde ese lugar se extiende el movimiento comunista a todo Latinoamérica. Hay que ver este caso como un ejemplo de lo que podría ocurrir en regiones como Cajamarca o Puno si dejamos que caigan en manos de Patria Roja, Movadef o cualquier otra agrupación de izquierda.
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