Está por concluir el plazo de una nueva reinscripción de taxis y taxistas en la Municipalidad de Lima. Nadie le ha prestado la debida atención a este evento porque al parecer los taxistas son invisibles para los medios. A nadie le preocupa no solo el trato vejatorio que reciben los taxistas de parte de la MML sino además la absoluta inutilidad de esta reinscripción, anunciada con bombos y platillos como parte de la maravillosa reforma del transporte que todos los días repiten los miembros de Fuerza Social.
Esta debe ser la cuarta o quinta reinscripción de taxistas que se hace en los últimos 25 años. Es imposible entender la lógica de los burócratas del Municipio porque ni siquiera han aprendido que estas reinscripciones no sirven absolutamente para nada. Son tan solo fuegos artificiales para la prensa. Aspaviento que sirve para que los incapaces que se han posado como aves de paso en la GTU hagan creer a todos que están no solo haciendo algo sino "solucionando" el problema. Ninguna inscripción de taxistas ha servido nunca para nada. Y no tiene ningún sentido además. ¿Para qué sirve?
Antes uno podía asegurar que las inscripciones solo servían para quitarles plata a los taxista ya que nunca le pagan nada al Municipio. Así que montan este circo de las inscripciones para cobrarles algo y darles una supuesta autorización que en los hechos no funciona o sirve apenas para ingresar al centro de la ciudad. Los montos cobrados a los taxsitas por la "inscripción" han sido variados a lo largo de la historia y han ido bajando. La anterior casi llegaba a los 100 soles. En esta ocasión dicen que es gratuita. En ciudades como Chiclayo llega a ser de 1200 soles. Y cada Alcalde monta su propia reinscripción con el cuento de iniciar la formalización del taxi.
La lógica municipal es deficiente. Se supone que la formalidad del taxista consiste en estar inscrito en el padrón del Municipio. Eso es todo. Basta que te inscribas en el padrón para ser "formal". Más allá de eso nunca le ha importado al Municipio el estado del vehículo. En la época de Andrade se obligó a los taxis a estar pintados de un amarillo especial que solo el SETAME tenía, para lo cual le cobraban 800 soles de aquellos tiempos a los sufridos y atropellados taxistas. Del SETAME salían pintados de amarillo toda clase de chatarra rodante, incluyendo Volkswagens escarabajos que nunca debieron hacer taxi.
La más conchuda de las inscripciones fue sin duda cuando el 2004, en otro afán formalizador, prohibieron que los vehículos que pesen menos de una tonelada hagan taxi. O sea, los Ticos, que eran la gran mayoría de taxis en ese momento en todo el país. Pero para no afectarlos obligaron a que todos los Ticos se inscribieran en el municipio respectivo, pagando su cupo para poder circular y trabajar. ¿Alguien puede entender la lógica de esta disposición? Así de absurdas son las medidas para "formalizar" los taxis.
Hoy estamos pues frente al peor proceso de inscripción de taxis. El desastre que ha provocado María Jara improvisada en un cargo que le queda grande y para el cual no tiene calificaciones ni capacidad alguna, está generando molestias y gastos a miles de taxistas y vecinos. Lo peor de todo es que una vez más, estamos gastando tiempo y dinero por las puras. Para nada servirá esta inscripción como no sirvieron ninguna de las anteriores. No tiene ningún sentido. De hecho, los incapaces que lidera María Jara no tienen ninguna idea clara de cómo crear un sistema de servicio de taxis para la ciudad y se han limitado a seguir el libreto gastado y burdo que han encontrado en la GTU desde los tiempos de Andrade, basado en montar la farsa de las inscripciones.
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