Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
El caso de las agendas de Nadine Heredia ha permitido poner en evidencia a los eternos fariseos de la moral y sicarios de la prensa, los que actúan disfrazados de defensores de la ética y luchadores anti corrupción desde los medios, emprendiendo campañas selectivas de demolición o defensa, según sus propios intereses y negociados. Ninguna lucha contra la corrupción en la política estará completa si no señalamos a los farsantes de los medios cuya misión es básicamente engañar, mentir, confundir y desinformar a la gente, haciendo gala de charlatanería barnizada de sabiduría jurídica, retozando en el lecho de su doble moral. Son los mismos que critican los diarios chicha del montesinismo y se horrorizan por la compra de dueños de medios por Montesinos, pero que hoy ponen su voz y su pluma al servicio de quien mejor paga, y hasta rematan su prestigio bien ganado al mejor postor.
El periodismo mermelero ha existido siempre. No solo en la política sino también en el mundo del espectáculo y el deporte, donde el dinero abre portadas, coloca fotos, inicia reportajes y monta campañas a favor o en contra. Lo saben bien los futbolistas y las vedettes. Nada es más cómodo en estos tiempos que disfrazarse de moralistas sumándose a la fila de los críticos del fujimorismo, una pose que no falla. Pero nada dicen de quienes dan muestras de su bajo oficio al recibir, de parte de su entrevistado, las instrucciones y las preguntas antes de la entrevista. Otros no pueden disimular su dócil salamería a la hora de entrevistar, ocultándose tras el velo del respeto y la formalidad. Y a otros incluso se les cayó la máscara de sicarios en plena faena, como le ocurrió a Nicolás Lúcar.
El domingo pasado, la periodista Rosana Cueva mostró al país el nivel de cucaracha en que ejerce su bajo oficio la mermelera del régimen Rosa María Palacios, hoy recluida en su blog y en una columna de La República. Su esforzada campaña de desinformación sistemática para defender a toda costa a la primera dama, es solo comparable con las portadas de los diarios chicha de Montesinos. Como en sus mejores momentos de incansable mermelera villaranista, RMP se ha dedicado a tiempo completo a la defensa de Nadine desde hace un tiempo. Últimamente se volcó a desvirtuar el tema de las agendas, a cubrirlas con sospechas, a minimizar el asunto, a burlarse de los denunciantes en una defensa que ha llegado a extremos límite de la vergüenza. Inmune a todas las evidencias que aparecían en diversos medios, RMP llegó a la desfachatez de afirmar esto:
"En total, sumadas las 4 libretas, según una fuente que las tuvo en sus manos, el total de páginas escritas no pasa de 20. ¿20? Como lo leen. Decenas de páginas en blanco en cada libreta. 4 a 6 páginas por libreta, máximo. Si ya hemos visto de 6 a 8 páginas, nos han enseñado un 30% a 40% del material. No hay más".
¿Se puede ser más falaz y caradura? Pero no era su primera campaña en defensa de Nadine Heredia. Cuando se hizo público el asunto de sus pomposas compras de viaje y el uso libertino de las tarjeta de su amiga Rocío Calderón, Rosa María Palacios se batió sin descanso como fiel escudera defendiendo el honor de la primera dama, llegando a enviarle todo un cuestionario para que sea ella misma la que se despache a su gusto respondiendo sin réplicas. El programa Panorama puso en pantalla para que todo el Perú lo vea, una tras otra, algunas de las mentiras que propalaba en su blog la periodista RMP sin que esta haya dicho nada hasta ahora. Lo patético fue que en lugar de ventilar las mentiras de la susodicha, saltaron los progres a defenderla porque la habían llamado "bloguera". ¿Cómo es que hay que llamar a una bloguera, según los genios del progresismo? Francamente, más muestra de imbecilidad ya no se le puede pedir a la progresía mediática. Hay miles de blogueros famosos en el mundo que llevan orgullosos ese título, pero básicamente porque lo han utilizado para defender la verdad y la libertad, como Malala o Yoani Sánchez. Lo que cabría, si se pudiera, sería expulsar a RMP de la blogósfera por indigna de ese oficio.
Mientras sigamos con una prensa infectada de cretinos que se ocupan de lo accesorio y lo ridículo, preocupados más por quién compró las agendas, quién las robó, quién las paseó, quiénes las tuvieron y quiénes estarían detrás, arriba y abajo, sin tocar el contenido de fondo ni pedir explicaciones por los datos revelados, seguirán los mafiosos y corruptos riéndose en nuestras caras. Ahora sale muy oronda la primera dama increpando a los medios por la cobertura de sus agendas y señalándoles que deberían ocuparse de los narcoindultos, un tema que ya lleva 3 años y está en el Poder Judicial, mientra que Nadine Heredia utiliza a los jueces para librarse de la justicia, como lo hicieron con el andahuaylazo y el caso Madre Mía. Es obvio que Nadine ya instruyó a TV Perú, convertido hoy en el canal del Partido Nacionalista, donde se ve a Ollanta Humala y Nadine Heredia en campaña diaria, para luego transmitir en vivo el juicio de los narcoindultos. Es lo que la primera dama quisiera que hicieran todos los canales. Lástima para ella que no todos se manejan con la altura moral de Rosa María Palacios.
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