Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
Y tal como se esperaba, la alcaldesa Susana Villarán anunció su candidatura a la reelección, algo que solo pudo sorprender a ciertas angelicales periodistas que suelen vivir en las nubes de la candidez, en el olor a inciencio de su inocencia, y que no tardaron en tuitear su indignada sorpresa dejando en claro el nivel de su ingenuidad en política. Suponer que un político no será candidato porque lo prometió es como esperar que el alacrán no te pique porque juró no hacerlo. Está en su naturaleza.
Me parece bien que postule. Pienso que toda autoridad elegida tiene el derecho a pedir su reelección, así como también merece ser despedido por los votos y no por bloqueos leguleyescos. Si no les gusta cómo vota la gente cambien el sistema electoral, pero no inventen leyes especiales para bloquear las candidaturas, porque así se eliminan a los malos y a los buenos. Lo que hay que evitar es que sea la inmensa masa ignorante en política la que termine decidiendo quién nos gobierna.
La candidatura de Susana Villarán ha convocado a los pigmeos de la política, empezando por los sectores de la izquierda delirante y acabando por agrupaciones ignotas que nadie conocía. Dentro de ese montón se han metido los chakanos del toledismo y los arribistas del nacionalismo. Ambos han preferido apostar a una candidata que ya tiene su peso político ganado, antes que presentar candidato propio y hacer el ridículo. En el caso del partido de gobierno era inevitable porque realmente carecen de cuadros, pero Perú Posible ha terminado dando pena.
Lo más probable es que Perú Posible desaparezca pronto. Al desprestigio de su lider y su probable proceso penal hay que sumarle la fractura interna que ha producido el desembarco de Juan Sheput, un hombre que no se merecía este trato, no solo por su calidad profesional sino por todo lo que se ha fajado defendiendo al impresentable de Toledo. En lugar de ganar presencia política compitiendo con un candidato propio y de buen nivel, Perú Posible ha preferido el camino del suicidio.
La campaña va a nuclear al progresismo en torno a Susana Villarán. Ya empezaron sus agentes mediáticos a preparar el terreno. Rosa María Palacios le recuerda todos los días a su audiencia el caso Comunicore, según su ilustrado punto de vista. Y termina diciendo "Castañeda tenía que saber". Ergo, Castañeda es un corrupto por suposición, no por pruebas. Es la teoría del autor mediato que tanto le encanta a la caviarada para montar sus juicios políticos: ¡Fujimori tenía que saber! ¡García tenía que saber!
Ya el progresismo ha planteado la campaña como "honestidad versus corrupción". Casi una repetición de la revocatoria. Con la diferencia de que la señora Rosa María Palacios ya no podrá burlarse del aspecto racial del contendiente: "el cholito que hace campaña en una combi". La prédica antiracial y antichola de RMP pegó fuerte en Miraflores, San Isidro, Surco y La Molina. Toda esa fina gentita prefirió apoyar a una Villarán de la Puente antes que a un Tulio Gutiérrez.
En esta campaña el reto será desarmar el andamiaje de ilusiones que Susana Villarán y el progresismo acostumbran montar sobre sus fantasiosas "obras" y desvirtuar esa imagen de honestidad, de una alcaldesa que apenas al asumir el cargo se hizo dar un préstamo de la Caja Municipal. Una gestión que ha engordado la planilla, los gastos corrientes, la publicidad y los contratos por estudios y asesorías como nunca antes en la historia. En fin. Hay que quitarles el disfraz de honestidad para dejarles el rostro verdadero de la incapacidad, que es el único que tienen.
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