Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
El Perú está a punto de caer en manos del comunismo y sumarse al triste club de países latinoamericanos fracasados, gobernados por dictaduras de izquierda disfrazadas de democracia. Estamos solo a un paso de que Pedro Castillo sea consagrado ganador de un proceso electoral que ha revelado graves irregularidades. Al parecer estamos frente al acto de fraude electoral más escandaloso de la historia, perpetrado por los militantes de Perú Libre -y seguramente también por maestros del Sutep-Conare (Movadef), quienes se dedicaron a fraguar actas electorales en las mesas de los lugares más alejados del país, donde ellos suelen actuar a sus anchas.
Este accionar no es nuevo. Recordemos que Sendero Luminoso apareció precisamente dominando las zonas más alejadas y abandonadas del país, allí adonde el Estado no llegaba. Aprovechando la lejanía y soledad de esos apacibles pueblos andinos, los senderistas impusieron su feroz presencia mediante un régimen de terror para organizar lo que llamaban "guerra popular del campo a la ciudad". Su estrategia era adoctrinar a los campesinos hasta volverlos militantes revolucionarios capaces de empuñar un arma y marchar a la capital para capturar el poder. Para estos fines intimidaban a la población, secuestraban niños, ejecutaban soplones, abusaban de las mujeres y no tenían reparos en masacrar pueblos enteros.
Por el terrorismo de Sendero Luminoso nos fuimos enterando de la existencia de varios pueblos remotos de los que jamás habíamos oído mencionar. El primero de ellos fue Chuschi, donde Sendero Luminoso empezó su trayecto mortal quemando ánforas de las elecciones generales de 1980. Pero los tiempos han cambiado y hoy el neosenderismo tiene otros planes. Pretenden usar las elecciones para ganarlas a través del fraude perpetrado en esos remotos lugares donde todavía tienen presencia y actúan a sus anchas. Lugares que son áreas de trabajo de maestros rurales y narcoterroristas. Pero gracias a la tecnología y al trabajo de investigación de numerosas personas, se ha descubierto el plan.
Son cientos (por ahora) de actas fraguadas en esas zonas remotas donde Pedro Castillo tiene votaciones que superan el 80% (como Ayacucho, por ejemplo, cuna de Sendero Luminoso) donde se notan toda clase de vicios, desde firmas que no coinciden con el registro del RENIEC hasta personas fallecidas que han estado a cargo de mesas electorales. Y lo más escadaloso ya es ver la gran cantidad de actas donde Fuerza Popular no tiene ni un solo voto, frente a 180 ó 250 votos para Perú Libre en numerosas mesas. Es decir, estos sujetos no han tenido reparos para rellenar actas, y firmarlas sin siquiera tomarse la molestia de imitar la firma real de la persona suplantada. Se creyeron que nunca nadie se daría cuenta del fraude que estaban perpetrando amparados en la lejanía de la sierra o la selva.
¿Qué hacer ahora frente a estos hechos, cuando el acelerado conteo del ONPE ya está a más del 99% y se muestran ansiosos por declarar al ganador, que pese a todo apenas tiene un diferencia de 77 mil votos? Fuerza Popular ha impugnado estas actas y exige que se anule el proceso en esas mesas. Es lo mínimo que se puede exigir. ¿O es que van a validar actas fraguadas con firmas falsas y personas muertas? Todo puede suceder en este país donde las instituciones ya están capturadas por la izquierda desde hace buen tiempo. Ellos tienen la sartén por el mango. Están a un paso de coronar su hazaña tomando el poder mediante el fraude electoral. ¿Se atreverán?
Y como corolario de la farsa en que vivimos, el Poder Judicial acaba de anular la sentencia por corrupción que pesaba sobre Vladimir Cerrón, dueño de Perú Libre, y ya está expedito para asumir funciones en el gobierno comunista de Pedro Castillo. Acto seguido, el fiscal José Domingo Pérez, sicario político al servicio de la mafia caviar digitado desde IDL, acaba de soliticar al juez la inmediata prisión preventiva de Keiko Fujimori. Es decir, se cierra el círculo planificado por la izquierda para tomar el poder, por un lado, desaparecer del escenario político a Keiko Fujimori y al fujimorismo, y liberar al sangunario líder de Sendero Luminoso para que le tome juramento a Pedro Castillo. Lo que le espera al Perú hoy es un horizonte negro y tenebroso.
Veremos si la ciudadanía tiene el coraje de defender su país, sus votos y su libertad. De lo contrario, puede que el Perú se convierta formalmente en una república socialista más del montón, gobernada por una dictadura comunista que se perpetuará en el poder fraguando elecciones, como hacen Maduro, Ortega, Evo y los Castro.
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