Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
La liberación de Keiko Fujimori, ordenada por el Tribunal Constitucional en ajustada votación, sin duda ha sido un duro golpe al establishment progre-caviar que control los hilos del poder en el Perú, y cuya misión primordial es desaparecer de la faz de la Tierra al fujimorismo. La verdad es que tenía pocas esperanzas de que esto sucediera. En primer lugar porque el golpe de Estado que dio Vizcarra fue específicamente para salvar a este Tribunal Constitucional (TC) evitando que el Congreso cambiara a sus miembros. Eso aceleró el cierre intempestivo del Congreso.
Una de las razones que tenía la mafia para salvar al TC mediante una disolución express del Congreso, era mantener a sus cuatro miembros prevaricadores en él: Manuel Miranda, Marianella Ledezma, Eloy Espinoza y Carlos Ramos, los cuatro angelitos que fraguaron una sentencia para permitir que los ex marinos implicados en el caso El Frontón de 1986, sigan siendo procesados por la justicia y por lesa humanidad. Estos cuatro magistrados que fueron acusados ante el Congreso y defendidos con uñas y dientes por la mafia caviar, hasta que corrieron a la CIDH para gritar "¡ampay, me salvo!"·
Sabiéndose que se venía la vista del habeas corpus a favor de Keiko Fujimori, era indispensable para la mafia mantener a sus agentes en el TC, obviamente para evitar la libertad de la lideresa de Fuerza Popular. Por todo esto fue una sorpresa que el magistrado Carlos Ramos hubiera votado a favor del habeas corpus, aunque por sus propias razones. Un golpe duro para la mafia.
Meter a Keiko en prisión fue una de las más grandes proezas de la mafia, conseguida gracias a sus agentes infiltrados en el Ministerio Público. Para nadie es un secreto que el fiscal demente José Domingo Pérez y su jefe Rafael Vela, son miembros del cartel de la mafia caviar dirigida desde la ONG IDL, especializada en la defensa legal de terroristas. Son estos fiscales quienes proveen a IDL de las filtraciones de las diligencias reservadas que se llevan en el caso Lavajato. En especial, todo lo que se refiere a Keiko Fujimori. No es casualidad que cada vez que el Poder Judicial tenía que ver el caso de Keiko, aparecía un nuevo escándalo en los medios.
En esta ocasión no fue diferente. Poco antes de que el TC viera la causa de Keiko, los fiscales de la mafia soltaron a lo medios el escándalo de los aportes de campaña de los grandes empresarios en favor de Keiko Fujimori. No contento con esto, en pleno desarrollo del CADE 2019, el fiscal de la mafia corrió a las oficinas de la Confiep para allanarla, en un acto de pura felonía mafiosa, ya que todos los documentos que él requirió a esta entidad le fueron entregados hace tiempo. Es obvio que el operativo se desplegó para intimidar a los empresarios y ponerlos bajo amenaza para que nunca más se atrevan a apoyar a Fuerza Popular.
Todo esto revela que estamos viviendo en un Estado Gestapo dominado por la mafia caviar. El Perú vive en una dictadura donde el gobierno reside en las sombras. Es la mafia caviar la que controla los hilos del poder político y hasta manipula a Vizcarra como su muñeco de trapo. Por eso mismo Vizcarra fue enviado al CADE un día antes, para facilitar el allanamiento de los fiscales de la mafia a la Confiep. Todo ha sido un operativo al mejor estilo de la Gestapo nazi.
Lo que debe quedar meridianamente claro a cualquiera que tenga dos dedos de frente y no se compre el show de la prensa basura, es que vivimos en una dictadura de la mafia caviar, un rezago de la mafia que Odebrecht dejó instalada en el Perú en los tiempos gloriosos de Ollanta Humala y Susana Villarán, época en que la izquierda creció como la mala hierba. No solo compraron funcionarios, entre ministros, viceministros, gobernadores y presidentes, sino instituciones enteras y prensa. No nos olvidemos de esos periodistas que le reventaban cohetes a Nadine y a Villarán, que se paseaban por todo el país dictando talleres de periodismo por cuenta de Odebrecht. Nada de eso se recuerda ahora porque la prensa sigue comparada por la mafia.
El objetivo principal de esta mafia es desaparecer al fujimorismo. Para eso montaron el operativo de persecución del Fuerza Popular, remontándose al 2011 porque saben que allí hubo aportes de Odebrecht. ¿Y cómo lo saben? Porque el mismo Odebrecht se los dijo. Pero lo curiosos es que los aportes de campaña no son delito. No importa. La mafia inventó el cuento del "lavado de activos" para perseguir a FP y a Keiko. Luego inventaron una patraña para meterla presa "preventivamente" por tres años, mientras investigan. Así es como actúa la mafia.
Personalmente no tengo ninguna simpatía por la señora Keiko Fujimori, a quien considero una persona sin formación política y sin ideología ni doctrina política. He sido un crítico de su manera de hacer política y de armar sus listas de candidatos al Congreso, rellenadas con voleybolistas y otras clases de personajes de poca relevancia política, como el "Angelito del Once". Eso me parece llenar la política de basura, para no hablar de sus alianzas religiosas con iglesias basura. Pero nada de esto me impide ver que estamos en manos de una dictadura caviar y bajo el régimen de la mafia. Ojalá Keiko aprenda la lección que le da la vida y deje de jugar a la política barata.