Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
A estas alturas es evidente ya que la caviarada ha declarado la guerra total contra el fujimorismo. Y lo que es peor, esta guerra sin cuartel se desata bajo los auspicios y complacencia del presidente accidental Martín Vizcarra, quien fue el primero en romper fuegos contra el "Congreso fujimorista".
El país está a punto de volverse inmanejable, si es que ya no lo es. Los poderes de facto ya no respetan ni las formas, ignoran a Martín Vizcarra y mueven sus fichas para acorralar y destruir al fujimorismo, siguiendo una ofensiva que no tiene nada que ver con la lucha contra la corrupción ni los intereses del país. Esto es un asunto "personal" entre la caviarada y el fujimorismo, una especie de enfermedad mental de izquierdas que empezó con el circo de la CVR.
Todo lo que ha pasado en las últimas semanas no es fruto de la coincidencia. Me refiero a la absurda anulación del indulto a Fujimori, cuestionada incluso por juristas de peso, seguida de la oprobiosa detención de Keiko Fujimori, lideresa del principal partido de oposición. La cereza del pastel ha sido la anulación de la Ley Mulder, que le da carta libre a la prensa mermelera para seguir chupando la teta del Estado. Todos estos actos de felonía legal provienen de la misma maquinaria de demolición caviar, que si es una verdadera organización criminal.
En el Perú ya no existe Estado de derecho. Hay que decirlo con todas sus letras. Las mafias que se han enquistado en el Poder Judicial, la Fiscalía de la Nación (facción dominada todavía por Pablo Sánchez) y la asquerosa prostiprensa mermelera, hacen lo que les viene en gana. Acá todo vale a partir de una "interpretación auténtica" de la Constitución y las leyes. Todo es revisable por alguien y siempre habrá un felón dispuesto a servir a los amos del poder de facto.
Llevar detenida a Keiko Fujimori ha excedido largamente los mínimos modales democráticos para cualquier régimen que se preste de serlo. Un fiscal demente convertido en chacal rabioso se ha tomado a pecho la persecución de Keiko Fujimori desde hace más de tres años, por boberías como los cocteles con que se recaudaron fondos para campaña en el 2011. Es decir, detrás de toda esta estúpida y obsesiva campaña de persecución, allanamientos y detención, solo hay fondos de campaña. El disparatado argumento de este payaso psicótico del fiscal Domingo Pérez, es que Keiko pensaba delinquir tras recibir los aportes de Odebrecht,
Keiko Fujimori fue la candidata del partido pero ella no es responsable de los fondos que maneja ni de las actividades que organiza el partido. Existe toda una organización partidaria que se ocupa de esas cosas. De hecho Jaime Yoshiyama y otros dirigentes están implicados en el proceso. Por eso mismo carece de sentido que se detenga a Keiko Fujimori como si ella hubiera gobernado y usado fondos públicos o recibido coimas a cambio de favores políticos. Ni siquiera quienes han gobernado y recibido sobornos de Odebrecht están siendo procesados. Así de ridículo es todo esto.
Lo más lamentable es que muy pocas voces en los medios han protestado contra este atropello. Ni siquiera el presidente Vizcarra ha tenido la decencia de protestar. Por el contrario, han expresado su felicidad. Para muchos enfermos de odio ha sido un placer comparable solo al orgasmo ver a Keiko yendo detenida por la policía. A ese punto se ha llegado en la miseria y la estupidez en este país.
Ya antes hemos expresado más de una vez nuestra protesta por el abuso que se hace en el Perú de las prisiones preventivas. Ya es un vicio que quedó establecido como tradición fiscal y judicial, desde los tiempos en que dieron rienda suelta a la cacería de fujimoristas y militares. Por esta razón, muchos han sufrido injusta carcelería por años para luego ser declarados inocentes. Pero esta aberrante costumbre de nuestros jueces y fiscales de abusar de la detención preliminar y la prisión preventiva, sigue vigente sin corrección, pese a que ya el Tribunal Constitucional se ha pronunciado al respecto.
La reacción del fujimorismo en el Congreso ha sido rápida y contundente. Acaban de aprobar una ley para que las personas de la tercera edad que hayan cumplido dos terceras partes de su pena, puedan completar su reclusión en su domicilio. Desde luego tiene excepciones. Pero como es una ley que va a alcanzar al propio Alberto Fujimori, ya salieron las hienas de la izquierda a protestar, junto a la cucufatería de otros sectores que se rasgan las vestiduras por la "ley con nombre propio".
En medio de todo esto, el presidente accidental Martín Vizcarra, enterado ya del rechazo general que produce en la población la idea de la bicameralidad, ha salido a curarse en salud pidiendo nada menos que el rechazo a la reforma constitucional que él mismo impulsó. Claro que la excusa es que no han respetado lo que él propuso, básicamente el disparate de la paridad de género. Como si fuera necesario y obligatorio que le Congreso acceda a sus planteamientos. En fin, el ridículo es ya parte del estilo presidencial.
Para finalizar la semana, el Fiscal de la Nación Pedro Chávarry no pudo ser removido de su cargo pese a los gritos desgarrados de la caviarada y sus tontos útiles, incluyendo a Vizcarra. En respuesta, el fiscal ha empezado una purga general para sacar a los agentes de la mafia caviar oenegera enquistada en el Ministerio Público.
Las cosas se ponen al rojo vivo. El tonto que nos gobierna desde palacio es solo una pieza de adorno en todo este tinglado político, donde los poderes fácticos son quienes deciden los pasos a dar. No les importa en lo más mínimo el país. Los caviares solo quieren destruir al fujimorismo. Esa es toda su obsesión enfermiza. Con ese objetivo en mente van a mover sus fichas lo más rápido que puedan antes de que el nuevo Fiscal de la Nación les quite más peones. El Congreso por su parte seguirá dando la batalla. De momento los caviares cantan victoria. Veremos lo que nos presentan en la próxima semana.
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