sábado, 6 de enero de 2018

Fujimori suelto en plaza


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Finalmente el ex presidente Alberto Fujimori salió de alta y se puede decir que ya es nuevamente un hombre libre para tormento del antifujimorismo patológico, básicamente para esa izquierda oenegienta pro terruca, que ya ha iniciado trámites ante instancias internacionales para anular el indulto, argumentando falacias y leguleyadas. Esa jauría rabiosa seguirá ladrando por un buen tiempo. Tenemos ruido político para rato, con marchitas, columnas en diarios y programas de TV, como si no hubiesen cosas más importantes que atender en este país.

Por mi parte prefiero creer que el indulto es irreversible. Y prefiero creerlo no solo por Fujimori, que ya pasó bastante carcelería y no merece más, sino por el país, pues sería muy penoso que el Perú se vea subyugado por una corte internacional en un tema que no es jurídico sino político. También sería lamentable que, ante tal eventualidad, el presidente Kuczynski vea perder su autoridad por completo. Obviamente sería humillante que la Constitución del Perú sea violentada por la CIDH, en alianza con las rabiosas y fundamentalistas oenegés de la izquierda pro terruca. No quiero imaginar la vergüenza que sentiría como peruano al ver que la CIDH es capaz de pasar por sobre nuestra Constitución y por encima de la autoridad de nuestro presidente anulando el indulto a Fujimori. Sería inconcebible ver a Fujimori siendo llevado de vuelta a prisión. ¿Cómo quedaría el Perú ante los ojos del mundo? Sería la peor degradación que nos tocaría vivir como país. Semejante escenario me resulta perturbador y grotesco. Por eso prefiero creer que el indulto ya es un hecho consumado.

Pero no puedo evitar algo de miedo porque en este país puede pasar cualquier cosa, lamentablemente existen sectores de auténticos enfermos mentales llenos de odio, a quienes nada les interesa más en esta vida que ver a Fujimori preso. Todo lo demás está por debajo de ese innoble objetivo. Y la verdad es que a estos enfermos nada les interesa la moral, ni los ddhh, ni las supuestas "víctimas", nada de eso. Todo es floro y pose. Ellos han hecho del antifujimorismo su plan de vida, de lucha y su sentido de existencia. No exagero pues cuando los llamo enfermos mentales. Eso es lo que son, sin exagerar.

En este momento el problema no es Fujimori. Objetivamente él ya es un hombre acabado que merece pasar sus últimos años en la paz del retiro. No tiene salud ni opción para hacer política activa y su mayor preocupación debería ser preservar la unidad del fujimorismo, o por lo menos de sus hijos. En realidad Fujimori no es ningún monstruo ni representa peligro alguno para nadie. Así que toda esa inquina de los enfermos mentales del antifujimorismo patológico carece de sentido. Deberían buscar alguna cura espiritual o psiquiátrica. Hay muchas cosas más nobles, urgentes e importantes en qué ocupar tanto esfuerzo, dinero y dedicación. 

Así pues, como vemos, el verdadero problema que enfrenta el país es el antifujimorismo. No exagero cuando digo que es una epidemia y una enfermedad mental. Y es que el odio al igual que la risa se contagia por contacto. Ver reír a alguien contagia igual que ver odiar. Y acá tenemos a toda una generación de jóvenes que ha crecido en contacto directo con el odio a Fujimori y hoy salen a marchar sin tener ideas claras de lo que hay detrás de su odio y sus consignas. No tienen idea. Lo he podido comprobar personalmente. Además basta leer sus comentarios en las redes para darse cuenta de que están saturados de mentiras en medio de una penosa ignorancia. Se han creído todos los mitos y mentiras de la izquierda rencorosa, mendaz, farisea y pro terruca.

Lo mejor que podríamos hacer en el Perú ahora mismo es voltear la página de Alberto Fujimori y dedicarnos a reconstruir este país, en lugar de tratar de destruirlo, que es el afán permanente de la izquierda insidiosa. Lo sano y cuerdo sería apuntalar este gobierno para que nos saque del hoyo en lugar de dejarlo solo y esperar a que se hunda. El torpedo más efectivo para que esto suceda es buscar la anulación del indulto a Fujimori y seguir con esa cantaleta sin fin. ¿Se imaginan cómo quedaría PPK si los comunistas le tuercen el brazo con la CIDH y sus marchitas y le obligan anular el indulto? Volveríamos al fondo del hoyo. Y eso es lo que quieren estos indigentes mentales de la izquierda.

Me parece que los pocos políticos pensantes que tenemos, los pragmáticos, deberían alzar la voz para imponerse sobre el griterío histérico de los incendiarios del antifujimorismo. Esperemos también que la asquerosa prensa que tenemos deje de arrojar gasolina sobre la hoguera de los rojos, acalle las voces estridentes de personajes de pacotilla como Marisa Glave y Verónica Mendoza que nunca han aportado ni aportarán nada bueno al país jamás. La prensa no debería jugar a favor de la crisis política, no debería darle tanto espacio a gente que solo tiene un solo discurso de odio. Al contrario, la prensa debería asumir un rol más responsable y arrojar un baldazo de agua fría al escenario. El país se merece algo mejor que el caos, el odio, la venganza y el enfrentamiento permanente. Y es hora de reconocer quiénes están a favor de la paz y quiénes quieren incendiar este país.

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