Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
El progresismo y la caviarada están al borde de un ataque de nervios. Ya no pueden más. Les han tachado a su candidato Julio Guzmán, que era el nuevo Ollanta de estas elecciones. Y no solo eso. Lo peor de todo es que ven horrorizados que la candidata Keiko Fujimori acaricia un triunfo en primera vuelta. En todo caso, sienten que se han quedado sin posibilidad de meter un candidato progre en la segunda vuelta. Todo esto los ha llevado a desatar una campaña histérica de mentiras y amenazas en todos los medios dominados por la escoria progresista, como La República, IDL, Poder, La Mula, Utero y demás panfletos propios de la inmundicia de izquierda, incluyendo medios contagiados o infectados de izquierdistas como CARETAS o el mismo diario El Comercio, que en toda su red está más infestado de parásitos de izquierda que panza de perro vago.
La estrategia del progresismo tiene dos frentes. El primero es desprestigiar a los miembros del Jurado Nacional de Elecciones hasta ponerlos al nivel de delincuentes. Para esto apelan a simples denuncias que aparecen en los medios de izquierda, expertos en montar denuncias contra todo aquel que no les simpatiza. Las columnas de los progres son refritos donde cada uno repite lo mismo que el otro y luego se citan, además recargan sus insufribles mamotretos con referencias que apuntan a otros medios progres donde figuran las denuncias que mencionan, etc. Es una drama circular, como ver a un perro tratando de morderse la cola. En resumen, lo que dicen es que Távara estaba cuestionado por usar una invitación de la universidad Alas Peruanas. Milagro que no lo acusan de recibir el doctorado Honoris Causa de la UCV. Tampoco dicen nada de los jueces que IDL premia y beca, o de los ex procuradores que luego de servir a los intereses del progresismo acaban trabajando en alguna ONG vinculada a la progrería. Para variar, también "acusan" a un magistrado de tener vínculos con el APRA, lo cual es uno de los refritos más quemados de la progrería.
Además de tratar de traerse abajo al JNE, emprenden la campaña de especulación histérica basados en preguntas como "quiénes se benefician? Y como saben que no hay ningún progresista que pueda salir beneficiado de la situación, montan en ataque de pánico. Claman al cielo porque, según ellos, los principales beneficiados serían Keiko Fujimori, el diablo, y PPK, Satanás. En consecuencia arremeten con toda clase de argumentaciones estrambóticas como que le han quitado a cuatro millones de electores su posiblidad de elegir. Es decir, como Guzmán tenía un 18% según algunas encuestas, lo lógico era dejar de lado la ley y permitirlo competir.
También dicen los genios de la hipocresía y la doble moral, que el JNE debe investigar a todos y tachar a todos, en especial a Keiko. Es decir, primero invocan que no le pueden quitar a 4 millones de electores la posibilidad de elegir pero ahora quieren impedir que 12 millones voten por Keiko. Además recusan las leyes aplicadas contra Guzmán pero luego las invocan para aplicarlas a la Alinaza Popular porque el PPC no habría cumplido con sus estatutos. ¿Alguien entiende a estos desquiciados?
Todas estas maniobras desesperadas de la izquierda, que el mismo día de la decisión final del JNE salieron con columnas amenazadoras contra sus miembros, revela el estado de pánico que viven porque perciben que están por perder todos sus privilegios. Por fin, después de 15 años de reinado están por dejar de ser los referentes de la justicia, la política y los medios en este país. Con la salida de Guzmán han perdido su caballo de Troya. Esta vez no han podido repetir la hazaña del 2011, cuando montaron al monigote de Ollanta como emblema del camión de basura que llevaba a toda la inmundicia de la izquierda nacional hacia palacio. Lo único que queda es verlos lloriquear. Vamos a ver si sus marchitas de protesta y sus berrinches en sus medios sirven de algo.
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