Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
Una vez más el gallinero político peruano se alborotó y lanzó su tradicional cacareo a los cuatro vientos por una cuestión tan baladí como un simple comunicado de la CONFIEP, donde esta asociación expresa su preocupación por los últimos hechos políticos en el país y que afectan el clima de inversiones, tal como ellos lo perciben. Un comunicado además bastante corto y mesurado que en una democracia es absolutamente normal y no debería merecer exabruptos ni reacciones histéricas como las que hemos visto, oído y leído.
Los primeros en salir al frente fueron los de la jauría de Gana Perú para "deplorar" el comunicado como si alguien hubiese mancillado el honor de su Primera Dama. Dijeron en tono fatal que "se tergiversa la necesaria discusión en la opinión pública y eventualmente en el Congreso de la República, lo relativo a la regulación de contenidos o conculcación del derecho a la libertad de expresión". Es decir, la preocupación de la CONFIEP tiene pleno asidero real, ya que los dementes de Gana Perú pretenden, en efecto, regular contenidos de los medios y legislar sobre la libertad de expresión. Justo lo que el comunicado expresa como preocupación. ¿Tienen o no tienen razón en la CONFIEP? Hay pues motivo justificado y suficiente para preocuparse.
También alegan los locos Adams del nacionalismo que la Comisión de Educación ha desarrollado un "amplio proceso de diálogo". Pero no aclaran que fue un diálogo de sordos porque el proyecto se impuso contra viento y marea tal como se planteó desde un inicio: con un nuevo monstruo burocrático adscrito al Ministerio de Educación que vigilaría a todas las universidades. Jamás vimos a Mora dando su brazo a torcer en ningún punto de SU proyecto. Lo sacó al caballazo como le dio la gana. Y eso le consta a todos.
Para terminar, agregaron que "es un despropósito sostener que el Congreso no debe intervenir en esta clase de asuntos. Sostener esto es ir contra la Democracia. Los congresistas representamos a los peruanos y peruanas que tienen todo el derecho de debatir y aprobar los temas que estimen necesario". Esto es algo que también causa espanto y no solo preocupación. ¿Se imaginan la sociedad a merced de que esta plaga de ignorantes le venga en gana legislar sobre lo que se les antoje? Esto tampoco es cierto. En una democracia nadie es el todopoderoso ni hace lo que le viene en gana. Se equivocan estos congresistas y olvidan el bajísimo respaldo popular que merecen. Las leyes deben servir para regular principalmente al Estado, en segundo lugar, para definir el marco legal de los negocios privados. No se es que pueden meterse a legislar en todos los ámbitos, y menos para determinar cuándo es que hay "verdadera libertad de expresión".
Las leyes se hacen para resolver problemas concretos con soluciones concretas y no para diseñar mundos perfectos y utópicos con leyes idiotas repletas de estúpida palabrería principista e ideológica, como gustan y acostumbran los lunáticos de la izquierda. El comunicado de la CONFIEP dice simplemente que aquellos que invierten en nuestro país, los que dan empleo y pagan los mayores impuestos están preocupados. Mal hace el esquizofrénico de Daniel Abugattás en ningunear a la CONFIEP y decir que "solo representa a diez grupos empresariales y a nadie más" haciendo gala de su ya tradicional ignorancia y verborrea neurótica. Cada vez que abre la boca solo sabe lamerle la bota a Ollanta Humala. En suma, la clase política gobiernista y sus chupamedias de La Primera y progres afines han dado lástima con su penosa reacción al comunicado de la CONFIEP.
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