Las cosas no están muy bien en el manicomio de izquierdas del Frente Amplio. Claramente hay un sector que quiere mantener a la calabacita roja Verónika Mendoza como mascarón de proa (más que como líder) mientras otro sector se quiere desembarazar de ella, es decir, tratan de abortarla para volver a los orígenes de Tierra y Libertad, donde Marco Arana campea a sus anchas. Al parecer el ex cura Arana no calculó que la Vero tuviera la suerte que tuvo en las elecciones. Es cierto que fue pura suerte, pues capitalizó la mayoría de la gente que estaba apostando por Julio Guzmán y a los que se apartaron del virrey Alfredo Barnechea, cansados de sus poses señoriales. Pero de allí a alucinar con que Verónika Mendoza tiene pasta para liderar a la izquierda hay un gran trecho.
Recordemos que el Frente Amplio es la combi electoral que armaron los rojos para presentarse a las elecciones. Al final hubo varios grupos de izquierda que no quisieron comulgar con el cura Arana, y se abstuvieron o se fueron a otras tiendas como los fonavistas o los humanistas. Fueron los primeros en convocar a elecciones para elegir a su candidato presidencial, incluso antes del plazo de ley, por lo que no contaron con supervisión del ONPE. Tuvieron la sagacidad de dejar el voto abierto para que cualquier ciudadano pudiera votar aunque no sea miembro de ningún partido del FA, lo que les aumentó bastante el número de electores. He visto a varios que fueron a votar al Frente Amplio y luego acabaron montados en la campaña de Julio Guzmán, para luego volver cuando lo tacharon.
Hay que anotar que fue escandaloso que los rojos criticaran el CV de Keiko Fujimori y su trayectoria política cuando su candidata era huérfana de todo. Verónika Mendoza carecía de todo perfil, no tenía trayectoria académica ni empresarial ni política ni nada de nada. Apenas había sido mandadera de Nadine Heredia en el nacionalismo y acabó de congresista por la gratitud de su jefa, aunque se fue como una de las primeras tránsfugas que corrieron a los brazos del rojerío. Todo lo que pudo mostrar la Vero como virtud fue su gran capacidad para repetir como lora todos los clichés del rojerío. Es experta en charlatanería progresista con lenguaje inclusivo y todo. Se llena la boca con las palabras democracia, derechos, dignidad, justicia y todo el repertorio clásico de la izquierda delirante. Pero de allí a pedirle una sola idea original es pedir demasiado.
Toda su suerte no le alcanzó a la Vero para pasar a la segunda vuelta. Ganó 20 congresistas para la izquierda pero ella se quedó sin soga y sin cabra. Sus intentos de que la acojan como lideresa de la izquierda han chocado con las ambiciones de Marco Arana, quien hace lo imposible por sacudirse de la calabacita. La ha rebajado a la condición de simple vocera luego de decir que en el Frente Amplio hay "liderazgos múltiples". También le han negado el derecho a cobrar un diezmo de los congresistas y parece que la seguirán arrimando hasta que salga del escenario. Sin embargo, la calabaza se aferra a su liderazgo y a su figura mediática. Hoy estuvo metida como cuña en la reunión del anunciado presidente de la PCM, Fernando Zavala, con el Frente Amplio y fue la primera en dar declaraciones. Parece que no será fácil sacarla. Está prendida con las uñas de su "liderazgo".
Al final parece que la Vero se quedará como un general sin tropas. Debería dedicarse a fortalecer su propio colectivo Sembrar, formar su partido y tratar de superar la convocatoria de Marco Arana. La otra opción es que se sume a algún partido que quiera adoptarla como lideresa, como se lo ha ofrecido Yehude Simons. Por lo pronto Verónika Mendoza alucina con ser la Yamila Osorio del Cuzco para el 2018, un proyecto que podría resultarle rentable para ella pero desastroso para el Cusco. Por ahora está a diez días de quedarse sin chamba. Tendrá que salir con el vago de su marido a dar conciertos de música progre en los parques. Desde aquí le deseamos suerte.
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