Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
Al parecer, tanto el presidente Martín Vizcarra como su premier César Villanueva, han decidido gobernar para las tribunas y las encuestas. Sus últimas movidas políticas apuntan básicamente a comprar simpatías populares antes que a resolver problemas nacionales. Apelar al referendum no es otra cosa que llamar a las calles a meterse en el pleito entre el Ejecutivo y el Congreso, alentada por la prensa antifujimorista que no da tregua en su campaña contra el Congreso.
El referendum es un instrumento muy útil para tomar decisiones puntuales que competen a toda la nación directamente, tal como fue la regionalización en los días de Toledo. Pocas son las decisiones en las que es preferible convocar a referendum antes que imponer medidas que afecta a los pueblos. Sin embargo, el pago de impuestos, que es la principal forma en que el Estado afecta al pueblo, están exonerados del referendum.
Vizcarra ha propuesto el camino del referendum para reformas políticas en las que el pueblo no tiene por qué ser consultado. Se trata de reformas que le compete asumir a la élite política representada en el Congreso. Para eso están. Por eso, someter a referendum la no reelección de congresistas es una de las peores maneras de posar para la foto y ganar aceptación en las encuestas, pues se sabe muy bien que el 78% de la población detesta al Congreso y cualquier medida contra el Congreso, incluyendo su cierre, sería admitido por el populacho mayoritariamente.
Evidentemente se trata de una medida populista e irresponsable por parte de la dupla Vi-Vi, es decir, Vizcarra y Villanueva. Ambos han preferido ir por la senda del populismo barato, pues el premier no se quedó atrás y propuso que las listas de candidatos esté compuesta obligatoriamente por la mitad de hombres y mujeres. Todos estos discursos plagados de propuestas populacheras devenidas en referendum son completamente absurdas e innecesarias. Solo apuntan a que el gobierno se sostenga con simpatías populares a falta de partido y de bancada.
El Congreso tiene la potestad de tirar al tacho las propuestas de referendum y asumir las reformas como le corresponde. Es lo que debería hacer para evitar un gasto inútil de fondos públicos en una época que ya es electoral y, sobre todo, por propuestas que no corresponde consultar a la gente. El pueblo es mayoritariamente ignorante en temas políticos. Solo el 20% se interesa en política. No les pueden preguntar si quieren una o dos cámaras en el Congreso. Si les ponen la opción de "ninguna", esta sin duda ganaría. Así que desde un punto de vista objetivo y racional, un referendum es una medida que sobrepasa lo absurdo.
Yo hubiera preferido usar el referendum para decidir si se vende la refinería de Talara, si se privatiza Petroperu o se le entrega a los chinos la concesión de un tren costero por cien años sin impuestos. Ese es el tipo de cosas que se le puede consultar al pueblo. No reformas políticas. Al fin de cuentas, si es que se le concede al gobierno el capricho del referendum, tendremos no solo un gasto inútil sino un Congreso debilitado, pues las reformas vendrán del voto popular entre dos opciones pre definidas, en vez del diálogo político, la consulta con expertos y el consenso.
Al final del circo, los principales problemas del país seguirán en pie, tales como el déficit fiscal, el freno del crecimiento económico, la corrupción de las instituciones, la inseguridad ciudadana, etc. Total irresponsabilidad de la dupla Vi-Vi.
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