Si la derecha es hoy un sector reducido y arrinconado, casi oculto detrás de un velo de vergüenza que cubre su rostro como una burka por temor a ese insólito estigma social regado por la izquierda, es precisamente porque toda la vida le han dejado a la izquierda entera libertad para actuar, total libertad para jugar con la ley y utilizar los valores de la democracia a su antojo, sin que nadie en la derecha les diga nada precisamente por respeto a esos principios sacrosantos de libertad que defienden.
En pocas palabras, la derecha se ha pasado la vida ofreciendo la otra mejilla, convencida de que la paz y la tolerancia es el fundamento de la vida democrática. Mientras tanto, la izquierda nos ha rociado con kerosene y nos ha prendido fuego. Así de estúpidos hemos sido siempre. Y hoy estamos a un paso de repetir esa historia frente a la ley del negacionismo que se discutirá en el Congreso.
Hoy salimos muy campantes al frente de ese proyecto para oponernos enarbolando los principios de la libertad de expresión y defendiendo los derechos de los terroristas a contar la historia que les venga en gana para convencer, como lo están haciendo, a los jóvenes de que en el Perú nunca hubo terrorismo. ¿Pero se puede ser tan estúpido y tan ciego ante la historia? No nos cansamos de tropezar con la misma piedra.
A principios de los 80 el Estado peruano tuvo que dar una ley contra la apología del terror como parte de su lucha contra el terrorismo. Era necesaria para acallar los medios que alentaban el terrorismo y adoctrinaban a los jóvenes a través de medios como "El diario de Marka" o "Cambio". Desde luego, en aquel momento la izquierda se levantó en contra de esta ley alegando el supuesto peligro en contra de la libertad de expresión. No faltaron los desubicados de la derecha que secundaron la comparsa de izquierda en nombre de los sagrados principios de la libertad.
Hoy vemos exactamente lo mismo. La historia es algo diferente. El terrorismo de Sendero Luminoso fue derrotado hace 14 años pero ya amenaza con volver a instalarse en la mente de los jóvenes. MOVADEF tiene una historia distinta que niega la existencia del terrorismo. Hasta emplea partes del informe de la CVR donde se justifica la violencia por la situación de pobreza y miseria de los Andes. Ya hay un contingente de jóvenes asegurando que nunca hubo terrorismo en el Perú y que Abimael Guzmán es un preso político.
El mundo está repleto de lunáticos y estúpidos que son capaces de inventar y de creer cualquier barbaridad. Están los que afirman que EEUU nunca llegó a la Luna y que el alunizaje de Apolo 11 fue un montaje de Hollywood para engañar al mundo y a la URSS. Están los idiotas que aseguran que los ataques del 9/11 fueron planificados por la CIA. Y desde luego, están los delirantes que niegan que haya habido un exterminio nazi de judíos. Lo que hoy se conoce como negacionismo del holocausto, y que tiene representantes tan indignos como Noam Chomsky, esa basura intelectual de la izquierda mundial.
En suma, hay una gran cantidad de historias aberrantes difundidas y creídas por multitud de gente insensata y estúpida. Hay tanta gente estúpida en este mundo que se puede formar fácilmente un ejército de lunáticos para emprender la causa más aberrante. Así está el mundo. Y en el Perú no estamos libres de esta clase de gente. Al contrario, tenemos una izquierda muy amplia y variopinta, y sobre todo muy activa. Frente a esta realidad nada es más sensato que prever lo que ya ha ocurrido en el mundo y lo que vemos que está ocurriendo con los jóvenes. Hay que impedir que se les infecte la mente. Eso es todo. Es una medida de prevención y protección social.
¿Se puede saber qué coño estamos esperando para apoyar la ley del negacionismo? Se trata de una ley muy simple que penaliza al que niega que haya habido terrorismo en el Perú. Eso es todo. ¿Tan difícil es? ¿O se repetirá la historia de los tontos útiles de la derecha que favorecen a la izquierda? Ahora es cuando debemos estar atentos para que la izquierda no prostituya el proyecto y no acabe tergiversando su sentido. Están ansiosos por cambiarle su sentido y convertirlo en una ley que admita el terrorismo de Estado. Nos quieren voltear la tortilla. Hay que impedirlo.
DB
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