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lunes, 14 de septiembre de 2015

Por la union de la derecha argentina



Escrito por: Agustin Laje Arrigoni


Cuando el socialismo parecía totalmente acabado ante la monumental implosión de la Unión Soviética, nadie podía ser capaz de suponer que, apenas una década más tarde, algo llamado “socialismo del Siglo XXI” hegemonizaría la consciencia latinoamericana frente a una anorexia política y cultural de una derecha desconcertada e incapaz de reconocerse siquiera a sí misma.
En rigor, una ilusión asomó en el mundo en aquellos tiempos de fines del siglo pasado, y quedó resumida en dos tesis que nos acompañan hasta hoy: el “fin de la historia” de Francis Fukuyama, según la cual la victoria de la democracia y el capitalismo en el mundo era definitiva, y el “fin de las ideologías” de Daniel Bell, que anunciaba el arribo de un mundo dominado por la racionalidad técnica.


Hija de estas dos tesis que hoy las sabemos falsas, es la masiva opinión de que “las categorías derecha e izquierda ya no guardan ningún sentido relevante”. En efecto, se argumenta que hablar de derecha e izquierda en los tiempos que corren constituye un anacronismo incapaz de representar la complejidad y heterogeneidad de las ideas circulantes.
Frente a ello habría que decir que esa ha sido precisamente, desde su origen, la función social de las categorías “derecha” e “izquierda”: simplificar la realidad política en dos polos identificables. Se trata de una suerte de “atajo cognoscitivo”, disponible para aquellos que, en virtud de la escasez de información, necesitan ubicar las ofertas políticas en un esquema tan simple como sea posible: un segmento construido por dos puntos antitéticos.


Es cierto que a lo largo de ese segmento, que va de izquierda a derecha, se pueden encontrar matices. Pero esos matices por lo general no van más allá de agregarle la palabra “centro” a la categoría “izquierda” o “derecha”, como forma de significar que determinado actor o partido no lleva los principios al extremo. Es decir, la idea de centro no puede prescindir de la existencia de una derecha y una izquierda. La frecuente expresión de que determinado sujeto o partido “no es de derecha ni de izquierda” lejos de rebatir nuestra argumentación, evidencia que “derecha” e “izquierda” guardan todavía significados bien conocidos en los tiempos que corren. En efecto, si fuese cierto que “derecha” e “izquierda” constituyen categorías sin ningún significado actual, nadie podría calificar ni ser calificado como “ni de izquierda ni de derecha”, pues tal expresión conlleva una concepción previa sobre lo que ambas palabras significan.


La mejor prueba de que la lógica binaria que estructura los pares opuestos “derecha” e “izquierda” no constituye anacronismo, es que se continúan utilizando para describir y representar las ideas políticas hoy día. Jamás es difícil colocar en una comparación entre candidatos a uno a la derecha del otro, y viceversa. Lo propio es sencillo de hacer también respecto de los partidos políticos.
¿Qué significa entonces ser de “izquierda” o de “derecha”? Digamos, primero que nada, que “derecha” e “izquierda” no son en sí sistemas de ideas. Son, como venimos insistiendo, categorías que subsumen una pluralidad de sistemas de ideas y posiciones ideológicas no necesariamente armónicos entre ellos mismos.


Todo momento histórico tiene un conjunto de temas fundamentales sobre los cuales tomar posición. Las ideas de “derecha” e “izquierda” se van configurando a partir de las distintas posiciones que los sistemas de ideas van tomando respecto de esos temas centrales. Así pues, un sistema de ideas puede estar en distintos puntos de la díada dependiendo del tiempo y del espacio. El liberalismo del Siglo XVIII era ubicado, por ejemplo, en la izquierda. Los asambleístas liberales franceses el 27 de agosto de 1789 se sentaron a la izquierda del recinto y, entre ellos, estaba Frédéric Bastiat, cuyas ideas son hoy retomadas por un liberalismo del Siglo XXI que pocos espectadores contemporáneos tenderían a calificar como “de izquierda”.

La izquierda de nuestros tiempos, a su vez, se ha tornado profundamente estatista, diferente de la prédica del marxismo tradicional que versaba sobre la necesidad de abolir el Estado en el proceso que lleva al momento comunista. Y si la izquierda es hoy profundamente estatista, la lógica antitética inherente a las categorías que estamos analizando debiera conducirnos a concluir que la derecha de nuestros tiempos debe tender al minarquismo, esto es, promover un Estado mínimo abocado a sus funciones esenciales. Lo mismo vale para el análisis del resto de los antagonismos que estructuran nuestros temas centrales hoy.


Hay miedo por parte del espectro liberal, sin embargo, en asumir que el minarquismo constituye hoy una expresión de “derecha”, toda vez que el estatismo lo es de “izquierda”. El mismo miedo existe respecto de los demás temas fundamentales: miedo a asumir que si la igualdad material continúa estando en el horizonte de las aspiraciones de la izquierda, la libertad individual debe ubicarse entonces entre las características distintivas de la derecha, dado que si algo conlleva la igualación material, eso es la abolición de las libertades individuales; miedo a asumir que si el intervencionismo es rasgo izquierdista, la defensa del mercado libre debe posicionarse necesariamente en la derecha; miedo a asumir que si el relativismo cultural y moral es propio de la izquierda, una defensa del orden natural y los valores occidentales deben estructurar la axiología de la derecha; miedo a asumir que si el populismo es una característica del “socialismo del Siglo XXI”, el republicanismo hoy se posiciona a la derecha de aquél, y así sucesivamente.


Los liberales deben (debemos) hacer una autocrítica: el “fin de las ideologías” y el “fin de la historia” han sido falacias que, pretendiendo borrar a la izquierda del mapa ideológico, sólo lograron hacer del liberalismo un conjunto de preceptos tecnocráticos y economicistas sin mayor gracia. La ausencia de una derecha y un centro-derecha con cierta fuerza política en nuestro país obedece en gran parte a esto último: allí donde el “socialismo del Siglo XXI” asumió su lugar como la izquierda de nuestros tiempos, el liberalismo de nuestro siglo no asumió su propia posición, haciéndose ininteligible para las masas.


Gran favor le haría a nuestra democracia, en términos de su riqueza y variedad, ver consolidarse una nueva derecha o centro-derecha en nuestro país. Pero el principio de todo será admitir que estas categorías, guste o no, jamás perdieron su relevancia. Y una vez advertido ello, se deberá auspiciar una amplia coalición entre muchos de los sectores que hoy están contenidos en la “derecha”, fundamentalmente las distintas variantes de liberalismos, los nacionalismos moderados y los grupos conservadores, a través del hilo conductor que acerca a todos ellos y que, en rigor, es hilo conductor de la derecha en sí: el anti-igualitarismo (ver “Derecha e izquierda” de Norberto Bobbio).
Esta gran coalición de derecha luego podrá resolver sus matices y posiciones diversas en internas partidarias, tal como ocurre en la derecha chilena con la UDI, o como ocurre en Estados Unidos con el Partido Republicano. Un partido político donde hay una visión idéntica sobre todas las cosas y donde no se generan líneas internas heterogéneas, después de todo, no es un partido político sino una secta politizada.


Ha llegado la hora de reunificar a la derecha argentina con sus importantes variantes y dejar atrás los purismos sectarios que hemos visto fracasar una y otra vez.

viernes, 2 de enero de 2015

Un partido para nosotros





















Escrito por: Elvis Occ

Por alla por el 2009 me reuni con un par de amigos para discutir los terminos de mi incorporacion al partido ADELANTE liderado por Rafael Belaunde Aubry. Despues de echarle una ojeada al ideario y un par de entrevistas con Rafael me uni al grupo. El 2010 fui candidato a la alcaldia de SJ de Lurigancho por dicho partido y tambien al Congreso en el 2011. La experiencia fue enriquecedora e ilustrativa, cuando menos, pero ADELANTE se quedo sin inscripcion pues no acumulo los votos necesarios.

Un grupo tratamos por todos los medio de recuperar ADELANTE, recolectar firmas y reinscribirlo, pero por cosas ajenas a mi voluntad y lejos de nuestro control, no se pudo. Ante tan frustrante situacion, se nos ocurrio fundar un partido no solo liberal, pero mas incluyente. Fue asi como arribamos a la idea de conformar una trinchera que aloje a todos los que no sean de izquierda. El Partido Politico Emergentes, del cual este humilde servidor, es su Presidente.

Es nuestro objetivo participar en las elecciones del 2016 y para tal necesitamos recolectar un minimo de 600 mil firmas. Sabemos que tal encargo es ciclopeico pero confiamos en que la meta sera largamente superada con la ayuda de nuestra gente. A todos los que quieran participar, manden su e-mail o direccion domiciliaria a emergentes@mail.com. Es la gran oportunidad que tenemos para consolidar un partido para nosotros. Estamos de frente al arco, anotemos!

www.elvisocc.org

jueves, 2 de octubre de 2014

Mi humilde aporte, es este libro.


Escrito por: Elvis Occ

El milagro económico peruano, repercutió de manera positiva en varios aspectos de la vida social, cultural y económica del país, no así en su palpito político. Todos Uds. como yo, fuimos testigos de notables cambios en la vida diaria del país, la cual hasta hoy no se ve reflejada en la casta política nacional. Al menos no como hubiéramos querido. Aparte de poderosos movimientos regionales, algunos resucitados dinosaurios de izquierda y del delirante nacionalismo etnocacerista, nada que marque un hito en la historia política peruana, pario Perú.

Yo veía a diestra y siniestra una generación emprendedora y hasta exitosa de peruanos. Lo novedoso era que los cholo power no solo salían de los conos de Lima, también de lugares tan lejanos como Juliaca o Ucayali. Sin embargo no había un partido o movimiento con ideología o aunque sea con consignas propias de esa masa emprendedora. En mi búsqueda por algo "Made in Peru" que explique tal escases, pero ni tan siquiera encontré bibliografía apropiada. Fue cuando decidí escribir artículos al respecto. Una suerte de denuncia y abreojos para los doctos en ciencias políticas.

Vi nacer dos libros que medio trataban el tema, pero muy académico como para que le interese a un asiduo lector de “El Trome” o al universitario harto de obligadas lecturas. Así que decidí escribir sobre la derecha popular y acholada, yo mismo. Me propuse que el libro sea ameno, fácil y entretenido pero a la misma vez ilustrativo y sucinto. La primera impresión fue algo rudimentario pero gracias a algunas correcciones y después de un corto periodo de negociaciones, mi libro ahora se vende en Amazon. La primera edición oficial de, "nueva Derecha Popular", vio la luz el 22 de Septiembre del 2014 y ahora también se puede descargar en version eBook. Esto amigos, es mi humilde contribución a la derecha nuestra.


jueves, 4 de septiembre de 2014

BLOG DE DERECHA MAS BUSCADITO


Escrito por: Elvis Occ

Después de haber azuzado a liberales, conservadores y similares para que salgan de su zona de confort y digan esta boca es mía, me aboqué a la siguiente empresa: un blog. En alguna ocasión conversando con un joven universitario del norte peruano, le comenté la ausencia de blogs de derecha contestaria e irreverente que pudiera -si no hacerle frente- aunque sea importunar a la izquierda y sus tantos blogs y periodicos virtuales. Al poco tiempo apareció Catarsis y Harakiri ,dirigido por este chico, un estupendo esfuerzo que en su momento saludé.

Yo escribía en La Mula -no existia algo parecido de derecha- , conocida plataforma bloguera izquierdosa, plagada de caviares rosa y jovenes rojillos con vocación de zanganitos. No recuerdo cuando, pero me ubicaron entre los columnistas mas leídos y gané la primera plana para mis escritos. Todo iba bien hasta que desplegué mi fastuoso plumaje de derecha. Lo primero que ocurrió fue que arrojaron mis escritos con el montón y me perdí en el oprobio del anonimato. Poco después eliminaron mi clave y no podía publicar más, y no lo puedo hacer hasta el día de hoy.

En tan desolados parajes del veto andaba cuando encontré a un inmisericorde critico de derecha que además es profesor universitario: Dante Bobadilla Ramírez. Nuestro desprecio por la izquierda y sus calumniosas mentiras fue tema de largas conversaciones. Dante también había sufrido sabotajes por parte de La Mula, así que resolvimos crear un blog donde pudiéramos publicar nuestros escritos libremente. Nació "Voz Liberal del Perú" y comenzamos a escribir sobre temas coyunturales para alimentar el número de lectores. Al día de hoy numerosos articulos han sido leidos, consultados y referenciados por cientos de miles de personas en Perú, Latinoamerica y lugares tan remotos como Rusia y Vietnam.

Según el ranking de búsquedas de Google, "Voz Liberal del Perú" es el blog de derecha más requerido y eso nos coloca en primer lugar. Cabe destacar que no contamos con la infraestructura logistica ni el financiamiento que tiene La Mula por parte de la RCP* y varias ONGs de izquierda que la usan como plataforma. No nos queda más que explotar nuestro ingenio y agradecer a nuestros lectores, seguidores y todos aquellos que "rebotan" nuestros escritos por miles, con el solo interés de desenmascarar a la izquierda y sus ácaros caviares. Gracias por darnos su apoyo! 

www.elvisocc.org

*Red Cientifica Peruana. ONG que tiene el monopolio de la venta de dominios en Peru.

jueves, 1 de mayo de 2014

Apuntes sobre el mito



Escrito por: Agustin Laje/Centros de Estudios Libre

Quizá a contrapelo de lo que ocurre en otras áreas del conocimiento y la experiencia humana, la importancia del mito en la política continúa siendo lo suficientemente relevante como para poner en duda el “desencantamiento del mundo” que anunciara Max Weber en su conocido ensayo “La ciencia como vocación”. No interesa, en este sentido, efectuar desde estas líneas un juicio ético o epistemológico sobre el mito. Antes bien, preferimos tomar al mito como una nota cultural de nuestros tiempos, caracterizados por la bipolaridad que atraviesa al pensamiento moderno −tras la irrupción de las corrientes romanticistas que vinieron a cuestionar los valores de la ilustración−, destacada por Gadamer precisamente como una “oposición entre mito y razón”.


Es dable reconocer que esta permanencia y, aún más, esta multiplicación de los mitos en la moderna sociedad de masas, fue prevista por Marx en carta a Kugelman, en la que ya advertía: “Hasta el presente se creía que la formación de los mitos cristianos en el Impero romano había sido posible porque, hasta entonces, no se había inventado la imprenta. Es todo lo contrario. La prensa cotidiana y el telégrafo, que esparcen sus invenciones por todo el universo en un abrir y cerrar de ojos, fabrican en un día más mitos (que el rebaño de burgueses acepta y difunde) que los que aparecían antiguamente en un siglo”. Marx quizá en ese momento no lo sabía, pero su escatológica “sociedad sin clases” conformaría uno de los mitos más destructivos de la historia del hombre pocas décadas más tarde.

El mito, en sentido amplio, es un discurso social que condensa experiencias del hombre que son reacias, por motivos de distinta índole, a ser expresadas con arreglo a la razón. El mito político, como subespecie del mito, constituye entonces el elemento épico de la política, traduciendo en lenguaje fantástico y sentimental una lista variable de elementos: ideas, sucesos históricos, relatos utópicos, personajes históricos, personajes ficticios, etc. Como afirma Sebreli, “el mito es un espacio vacío que puede ser ocupado por los más diversos significados”.[1]


A su vez, el mito político puede ser entendido como un elemento del discurso ideológico, si por ideología entendemos un conjunto de ideas acerca del mundo político y social, que pueden estar de conformidad con el orden establecido o bien en sus antípodas, cuyo deber ser es el punto de partida para leer el ser, y que involucran no sólo abstracciones académicas –lo que en todo caso caracterizaría a una doctrina y no a una ideología– sino también una pluralidad de elementos que simplifican tales abstracciones únicamente accesibles a las élites intelectuales, haciéndolas aprehensibles por el grueso social. Este vínculo entre mito e ideología es previsto por Barthes, para quien los mitos constituyen “una práctica discursiva que, como mínimo, refleja, y en general ayuda a reinscribir, una ideología particular”.[2]


Así las cosas, el mito político representa el elemento ideológico que corre por el carril que se dirige a la dimensión afectiva del hombre, sustancialmente distinto del carril por el cual corre el argumento político empírico, dirigido fundamentalmente a la razón humana. Leenhardt explica que “el mito es sentido −vivido antes de su inteligibilidad y formulación. Es la palabra, la figura, el gesto, que circunscriben el hecho en el corazón del hombre, emotivo, como un niño”.[3]


La hegemonía que mantiene el pensamiento económico en el interior de la derecha ha ido despojando de elementos ideológicos (entre ellos, el mito) a las diversas corrientes de pensamiento que se podrían inscribir dentro de tal categoría. En efecto, el economicismo ha ido vaciando de épica a la derecha, fundamentalmente a su vertiente liberal. Y no podemos dejar de señalar la curiosa paradoja que de ello resulta: proponer una defensa ultrarracional de un sistema como el capitalista, nacido al calor de la ética religiosa como demostrara Weber en La ética protestante y el espíritu del capitalismo es, cuando menos, una pésima estrategia y un flagrante contrasentido.


El mito está destinado a cumplir, grosso modo, tres funciones sociales: la atracción hacia el interior de un grupo, que se traduce en mayor cohesión entre sus miembros (Antonio Castagno asevera que el mito político “actúa como factor integrador, es decir capaz de convertir a la pluralización de hombres y de grupos en una unidad”[4]); la atracción que provoca en el exterior del grupo, que se traduce en nuevas incorporaciones al mismo de modo permanente; y la simplificación de las abstracciones que, pensadas por los intelectuales, deben traducirse a imágenes inteligibles por la afectividad humana. Al respecto, Eric Selbin destaca que “es poco probable que las personas sean movilizadas por conceptos teóricos, secos y distantes”.[5] Aunque, es necesario decirlo, de ello no debe seguirse que el rol del teórico sea despreciable. Más bien, todo lo contrario: la función simplificadora del mito sería imposible de no contar con ningún objeto teórico que simplificar.


Pensemos por ejemplo en el mito de la “huelga general” de Georges Sorel, que representaba el clímax de la lucha de los proletariados teorizada por el marxismo contra el capitalismo en virtud de la cual, tras abandonar aquéllos colectivamente los puestos de trabajo, le infringirían un golpe de muerte al sistema. En efecto, asistía mucha verdad a Sorel cuando explicaba que “en modo alguno basta el lenguaje para lograr resultados; hay que apelar a conjuntos de imágenes capaces de evocar, en conjunto y por mera intuición, antes de cualquier análisis reflexivo, la masa de los sentimientos que corresponde a las diversas manifestaciones de la guerra entablada por el socialismo contra la sociedad moderna”.[6]


Lo más próximo a un mito que tuvo en los últimos años el liberalismo –su proximidad al mito soreliano llama nuestra atención– fue la “huelga general” no de los trabajadores manuales, sino de los “hombres de la mente” en La rebelión de Atlas de Ayn Rand, quienes tras soportar la explotación del parasitismo colectivista deciden retirarse del mundo y dejar que éste perezca bajo el destructivo código moral de la izquierda. La fuerza que tal relato ha tenido es innegable: la obra en cuestión no sólo ha sido considerada por el Congreso de los Estados Unidos como el segundo libro más influyente en los norteamericanos después de la Biblia, sino que es la actual puerta ingreso al liberalismo para muchos jóvenes. El problema es que, aun así, al liberalismo le alcanza un solo dedo para contar su único mito, mientras a la izquierda no le alcanzan los dedos de ambas manos para contar los propios.


Si la “batalla cultural” que tan bien comprende y lleva adelante la izquierda se basa, como toda batalla, en movimientos defensivos y ofensivos, entonces la derecha debería comprender que el mito es un arma sumamente poderosa puesto que, como afirma Eugenio del Río, “no es fácil imaginar un movimiento popular amplio, duradero y arraigado que no esté alimentado por fuerzas míticas”[7]. En efecto, de lo que se trata es de desarticular los mitos del contrincante pero también de edificar los propios. Quien abandona el mito como recurso político se asemeja al soldado que arroja su armamento y se dispone a luchar a cuerpo contra un pelotón armado hasta los dientes.

En fin, resulta evidente que la derecha precisa de nuevo oxígeno intelectual capaz de redefinir su estrategia en el nuevo milenio, tal como lo hizo el marxismo en su camino hacia el posmarxismo. Caso contrario, aquélla terminará como el soldado desarmado en medio de una “batalla cultural” que todavía no termina de comprender.


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jueves, 27 de marzo de 2014

El Plan Condor del Socialismo del siglo XXI



Escrito por: Agustin Laje


Variados indicadores de los últimos tiempos señalan que el socialismo del Siglo XXI ha entrado en su fase de decadencia.


En Argentina, el kirchenrismo ha pasado de tener el respaldo del 54% de la población a un magro 25% de aprobación social (según afirman las últimas encuestas) sin posibilidad de reeleción. En Ecuador, el partido de Rafael Correa resultó aplastado en las recientes elecciones municipales. En Venezuela, el país vive una suerte de guerra civil embrionaria que ha revelado la verdadera naturaleza dictatorial del régimen chavista. En Cuba, cunde el pánico entre las autoridades de la isla por el potencial colapso del gobierno de Maduro, que sostiene la aventura comunista de los hermanos Castro regalándoles más de 6000 millones de dólares anuales (Caracas envía a Cuba unos 115.000 barriles de petróleo diarios).


Ante esta caída libre, los mandatarios del socialismo del Siglo XXI han cerrado filas en una alianza política-militar que, salvando las distancias, recuerda al Plan Condor de los años ’70, esa operación de coordinación entre los gobiernos de facto del Cono Sur en su combate contra organizaciones guerrilleras coordinadas por la Junta Coordinadora Revolucionaria (JCR). Claro que los tiempos son otros: allí donde el Plan Condor se pensó para enfrentar en bloque una realidad de guerra revolucionaria en el marco de la Guerra Fría, el socialismo del Siglo XXI enfrenta simples manifestantes y opositores desarmados.


En efecto, es sabido que tropas militares cubanas aterrizaron en Venezuela con órdenes de defender al gobierno de Maduro. Según estimaciones de analistas, ya había en el país, antes de que estallara el conflicto en febrero de este año, al menos 5.000 asesores cubanos militares y de seguridad. Disidentes castristas han denunciado que una buena cantidad de reservistas militares de la isla ya están preparados para viajar a Venezuela si la situación recrudece todavía más.


El Nuevo Herald ha informado recientemente que los destacamentos militares sitos en los municipios de Santa Clara, Ranchuelo, Sagua la Grande y Manicaragua alistaron a varios reservistas con experiencia de combate en África y Nicaragua, y con menos de 50 años de edad, quienes fueron etiquetados como “premovilizados” a Venezuela. El periodista independiente cubano Roberto de Jesús Guerra ha alertado también sobre estos reclutamientos con el objeto de defender a Maduro, lo mismo que el estudiante Juan Manuel Carrasco, sometido a torturas por quienes identificó como cubanos con uniforme de la Guardia Nacional Bolivariana.


Quienes ya estarían operando en Venezuela conforme a la información manejada por el diario peruano La Razón, son los efectivos militares de elite cubanos conocidos como “Avispas Negras”, camuflados entre los paramilitares y grupos paraestatales cuya misión es romper manifestaciones. El periodista cubano Uberto Mario ratifica la información: “El grupo élite Las Avispas Negras están viajando de manera camuflada, ellos llegaron a la rampa 4 (Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía) y toman posiciones estratégicas para trabajar en las marchas opositoras, ellos se van a colar en las marchas contra Maduro”.


El tradicional desfile del Día del Trabajador en Cuba, se hará el próximo 1º de mayo bajo la consigna “Pleno resplado a la Revolución Bolivariana-Chavista y a su presidente constitucional Nicolás Maduro”. En tanto, el gobierno castrista ya empieza a juntar reservas de petróleo por si el régimen bolivariano finalmente se desintegra.


El apoyo del gobierno argentino a la dictadura de Maduro, que en un principio fue meramente discursivo, parece que también ha ingresado al plano militar. Así al menos lo ha denunciado el Padre José Palmar, dirigente social venezolano que develó la semana pasada que “Cristina Kirchner envía material antimotín contra los venezolanos. Debería mandar los dólares que se ha robado y de la cual ella es cuentadante. Desde Argentina llegan 80 toneladas de material antimotín. En vez de importar alimentos y medicinas, nos traen bombas, gas y municiones”.


En lo que respecta a Evo Morales, es dable recordar que le debe un gran favor a Nicolás Maduro, que data de tiempos en que éste se desempeñaba como canciller de Hugo Chávez. En efecto, allá por septiembre de 2008 cuando en Bolivia se vivían momentos agitados de revueltas civiles, Maduro advirtió que las Fuerzas Armadas venezolanas ingresarían en territorio venezolano de recrudecerse el panorama. ¿Morales hará lo mismo para con Maduro eventualmente? Es probable. De por momento, el apoyo boliviano ha sido eminentemente discursivo pero no debiera descartarse un apoyo de carácter militar si fuera necesario.


Finalmente, Rafael Correa se ha sumado, al igual que Evo Morales, al libreto marcado por Raúl Castro. ¿En qué consiste este libreto? En palabras del dictador cubano: “Estados Unidos y algunos de sus aliados europeos son quienes están detrás, financian y apoyan esas brutales acciones para derrocar al gobierno constitucional venezolano”. El presidente ecuatoriano ha ensayado repetidamente el mismo argumento: “La extrema derecha norteamericana, brazo financiero de la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos) financiando organizaciones nacionales y supuestas agencias de noticias, eso es lo que tenemos que enfrentar, entonces hay una lucha a diario y eso es lo que le hacen a Maduro”. Se trata del trillado conspiracionismo propio de la izquierda del Siglo XX, ahora puesto al servicio de la violación de los derechos humanos de los venezolanos.


Todo indica que el socialismo del Siglo XXI está ensayando su reacción frente a la repulsa social que empieza a generar. ¿Podría reproducirse esta acción conjunta en otros países del bloque bolivariano en los cuales la estabilidad del populismo se vea amenazada? Seguramente, por aquello de “hoy por mi mañana por ti”.
El peso de la alianza del socialismo del Siglo XXI en su momento de crisis se comprobó la semana pasada, cuando la líder opositora venezolana María Corina Machado fue invitada por Panamá al Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) para dar cuenta de las violaciones a los derechos humanos perpetradas por el gobierno de Nicolás Maduro, pero se le impidió hacer uso de la palabra. El gobierno de Venezuela movió sus piezas y consiguió la censura de la diputada Machado.


Primero, por iniciativa de Nicaragua –otro de los países de la región que adhieren al socialismo del Siglo XXI– se decidió una sesión privada, sin periodistas ni retransmisión en directo en la web de la OEA. Había que evitar que la violación bolivariana de los derechos humanos tuviera publicidad. La ex montonera Nilda Garré, por Argentina, como no podía ser de otra manera, apoyó decididamente el secretismo de la reunión.
En segunda instancia, los países del socialismo del Siglo XXI lograron suprimir el punto del día que incluía el testimonio de la líder opositora venezolana.
Finalmente, la última opción de Panamá consistente en darle voz a Corina Machado en el punto “otros asuntos”, fue también evitado por los censuradores bolivarianos.
El secretario general de la OEA José Miguel Insulza calificó de “vergonzosa” la sesión, y se quejó: “No la dejan hablar porque no quieren que hable”.


María Corina Machado insistió durante la jornada: “Tienen miedo de que se conozca la magnitud de la represión brutal en las calles de Venezuela”. En efecto, la dirigente opositora llevaba un video donde se mostraban imágenes de las violaciones a los derechos humanos perpetrados por Maduro.
Lo que un puñado de embajadores de la OEA amigos del socialismo del Siglo XXI no quisieron que se vea, en pocos días fue visto por casi un millón de personas por Internet.


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miércoles, 26 de marzo de 2014

La gente favorecida



Escrito por: John Stossel
Traducido por Elvis Occ


Los politicos siempre dicen, "todos somos iguales", mientras pretenden representar a todos pero la verdad es que siempre escogen entre ganadores y perdedores. Estados Unidos ahora es igualito a ese lugar descrito en el libro, "Rebelion en la Granja" que escribiera George Orwell. "Todos los animales son iguales" pero algunos son "mas iguales que otros". "Rebelion en la Granja" era un libro acerca del comunismo pero ahora esa alegoria se puede aplicar a nuestra hinchada democracia.


Durante las negociaciones del "precipicio fiscal" en el Congreso, esa que la prensa se encargo de hacerla ver durisima -como si se hubiera ahorrado hasta el ultimo centavo- el Congreso se las arreglo para chorrearle muchos "acuerdos especiales" a sus compinches.


-NASCAR recibio 70 millones para nuevas pistas de carrera.
-Productores de algas recibieron 60 millones.
-Productores de peliculas recibieron 430 millones en reduccion de impuestos.


Como es que cuando EEUU esta casi quebrado los productores de peliculas se libran de los impuestos? Haciendo lobby. Peliculas, es un negocio sexy, asi que 42 Estados ofrecen incentivos a los productores de peliculas para que filmen en sus ciudades. Es que las legislaturas estatales son mas miopes que el Congreso de EEUU.


Michigan ofrecia los mas jugosos incentivos, hasta que se acabo la plata de los que si pagan impuestos. Ahora Ohio, Louisiana y Georgia (la mas reciente pelicula "Juegos del Hambre" fue filamada en Georgia) ofrecen los mas grandes incentivos. El Alcalde de Los Angeles recientemente declare "estado de emergencia", pero no por terremotos o tormentas, si no mas bien porque muchos productores de pelicula se han marchado a otros estados donde los subsidios son mayors.


EEUU que se enorgullecia de ser el del mercado mas libre que Europa, hoy dificilmente se puede diferenciar de Francia, que estropeo su economia de tanto subsidiar toda clase de viejas industrias e inclusive pagaba a los que mencionaran en las peliculas americanas la palabra "Francia".


Los politicos en todo el mundo estan siempre prestos a ayudar a todo aquel que lo ayude a salir electo. En EEUU los sindicatos son los mas grandes aliados de Barack Obama y por eso, inmediatamente obtuvieron 451 excepciones en el programa de salud Obamacare.


El personal del Congreso obtuvo excepciones especiales tambien. Gracioso como muchas de estas leyes se supone deberian ser extraordinarias para todos, pero una vez que se aprueban, son espantosos para algunos favorecidos. Asi que se excepcionan.


Inclusive las crusadas para salvar a la tierra son capturadas por esta gente "especial". Subsidios para obtener "energia verde" se supone deberian ser para las mejores ideas. Sin embargo tus impuestos se van a corporaciones como Solyndra, cuyo mayor inversionista es amigo de Obama. Un tipo que se encargaba de juntar plata para su campaña.


De alguna manera tambien, Al Gore de modestos ingresos cuando entro en politica, cosecho 200 millones, fruto de brillantes inversiones justo despues de dejar de ser vice Presidente de los Estados Unidos. Debe haber sido muy inteligente.


En mi show televisivo esta semana, el cometarista progre Ellis Henican, dijo que el compinchismo es "inevitable" y que a el realmente no lo molesta: "Si necesitamos pistas, puentes, carceles, fuerzas armadas y bienestar, alguien en algun lado se aprovechara. Eso no es excusa para no hacer lo que es importante para nuestra sociedad". Yo digo que es una razon mas para mantener un gobierno pequeño.


Los politicos que reparten favores, silenciosamente se meten a la fuente misma de la sociedad, viendo quien emplea a quien o que ideas se procuran mas. Distorsionan la economia y nos convierten en una nacion de caza-favores en vez de una nacion de creadores y productores.


Y que hay de todos los negocios que pudieron haber obtenido inversiones pero no lo lograron porque no tenia a Al Gore en la mesa de Directores? Que nuevas ideas pudieron haber progresado si las viejas industrias no hubieran sido favorecidas? No lo sabemos. Nunca sabremos lo extraordinario de lo que pudo haber existido, simplemente porque el gobierno se engullo todo el oxigeno de la incubadora. 


Debido a este gobierno concede-favores, Washington D. C., es ahora el lugar donde solo los que estan bien conectados, van para hacerse ricos. Por primera vez en la historia, seis de los condados mas ricos de EEUU, rodean a la ciudad de Washington. Cuando un grupo pequeño de gente tiene sus manos en 3.6 trillones de dolares y hacen las reglas que pueden matar o ayudar tu idea, vas a querer lambisconearlos.


Mientras el gobierno tenga el poder para dispensar favores, compinches y lobbystas veran la forma de hacerse de los mismos. Los favorecidos ganan y la gente pierde.


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jueves, 23 de enero de 2014

Aclarando por enesima vez!




Escrito por: Elvis Occ

Cuenta la anecdota que dos miembros de la Iglesia Bautista se encontraron por coincidencia en una excursion. Uno pregunto al otro por su fe religiosa, a lo que este contesto sin vacilar que era cristiano. Alabado sea Dios dijo el pregunton. No contento con eso, pregunto por la denominacion, a lo que este respondio con seguridad que era Bautista. Alabado sea Dios, dijo otra vez el pregunton, sin embargo no pudo contenerse y preguntole al nuevo amigo por su Conferencia (asociacion), a lo que este respondio: Conferencia del Sur. Esto regocijo aun mas al pregunton y lo animo a urgar otro poco. Y de que Iglesia hermano? dijo el curioso, y el aludido respondio: Iglesia Bautista del Septimo Dia. El pregunton escandalizado gritole "hereje" y se marcho, mascullando contrariado su desazon.

Hace unos dias me sucedio lo mismo con uno de esos "Bautistas" que abundan en la derecha. Antes de continuar les alcanzo una definicion de Wikipedia (En mis tiempos hubiera usado la definicion del Diccionario Sopena) por ser de uso popular en estos tiempos. "Derecha Politica:.. Se conoce como derecha al segmento del espectro politico asociado a posiciones liberales, capitalistas, conservadoras, religiosas o bien simplemente opuestas a la izquierda política." y continua lineas abajo:.. es conocida por coincidir en su crítica al multiculturalismo y al relativismo moral, su defensa de la democracia liberal y de la civilización occidental. Yo creo en una nueva derecha acunada y alimentada en el regazo de la derecha popular. http://vozliberal.blogspot.com/2012/09/derecha-popular-tras-la-nueva-derecha.html. Soy liberal pragmatico, soy de derecha y no creo que eso sea herejia.

He comprobado una vez mas que en esta naciente nueva derecha hay una buena cantidad de "gatos gordos". Brillantes, academicos y de una agilidad mental admirable pero tambien algo ombliguistas y absolutos. Te cuestionan para al final acusarte de ser un desviado extremista. Reducen tu argumento a la chacota y despues se indignan si les enrostras lo ordinario de su rebate. Hacia la izquierda amigos! La lucha es contra la izquierda y sus infecciosas arremetidas. Si en verdad creemos en el estado de derecho, la libertad, la democracia, el respeto a nuestras instituciones tutelares, la propiedad privada, el libre mercado y la meritocracia, entonces basicamente compartimos los mismos sacramentos. Somos de la misma creencia! No dividamos o espantemos a los que se nos unen. Avanzen hermanos! 

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martes, 10 de septiembre de 2013

Por un liberalismo pragmático


Por: Elvis Occ/Nueva Derecha Popular

Hoy, los partidos, frentes o alianzas partidarias como masa de políticos organizados, han perdido credibilidad a ojos del ciudadano y del votante más o menos interesado en la honestidad. La Derecha trata de izquierdizarse o ubicarse en el centro, mientras la izquierda disfraza su comunismo con frases tales como: Licencia Social, Sociedad Civil, Protesta Social, Inclusión Social, Justicia Social, Responsabilidad Social, Lucha Social etc. etc. etc. Lobos rojos pasando por intelectuales de una supuesta moral digna de toga y birrete. Cada vez que se llevan a cabo elecciones o revoluciones, algunos líderes se ubican en los extremos y una vez triunfantes, toman su sitio donde mejor se acomode a sus intereses personales.
Causan el caos y desorden para luego ofrecerse como solución al problema que ellos mismos generan. Algunos –los rosaditos- juran ser partidarios de Maynar Keynes y su heterodoxia económica, esa que propugna una mayor presencia del estado en las actividades económicas en forma de subsidios y regulaciones pero cuando llegan al poder pueden cambiar diametralmente de parecer, aceptando la ortodoxia económica de Hayes y Friedman, y hasta llegan  a ser más papistas que el mismo Papa. Recitan libre mercado y divina autorregulación del mismo, trasuntan liberalismo, capitalismo rampante y nada de estatización -que siembre causa pánico- pero a poco de llegar al gobierno comienza la estrategia de pan con circo y mercantilismo fenicio.
Como podemos ver, la izquierda es un caso perdido. La mayoría permanece en el limbo de los conceptos surgidos desde la sociología marxista. El núcleo duro de la izquierda es una logia académica de sociólogos, abogados y antropólogos que medran de la ayuda internacional en sus ONGs. Solo tenemos predicadores de los derechos humanos, el medio ambiente y, para variar, el anti imperialismo. No ven más allá del papel rector del Estado como ente regulador y maquinaria de distribución de la riqueza a través de la ayuda directa. Allí acaba todo su horizonte. La izquierda como tal ya no es una opción viable y sensata en estos tiempos.
Un liberalismo pragmático que agrupe la fuerza de la Derecha Popular es vital para el desarrollo del país. Como nación estamos en la obligación de aprovechar nuestros recursos, pero no solo los recursos naturales sino también los recursos humanos. No hay ningún recurso mas optimo que el de esa clase de trabajadores independientes que surge de la nada y contra todo. Un movimiento político que articule esa fuerza social emprendedora es la clave del futuro. Necesitamos un partido político que se sustente en la fuerza creativa de estos sectores populares.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Guy Sorman y la Nueva Derecha


Por: Claudio Nieto/El Mercurio

Se me ocurren pocas cosas tan agradables como tener la ocasión de conocer en persona a un autor al que se ha leído durante 25 años, advertir que sus exposiciones y su conversación son tan interesantes como sus libros y descubrir, más encima, que se trata de alguien extraordinariamente cordial, paciente y sencillo. Eso fue lo que me ocurrió con el filósofo y economista liberal francés Guy Sorman durante su breve visita a nuestro país.

Sorman escribió sus primeros libros a comienzos de los '80, cuando comenzaba a perfilarse el gran auge liberal del que el mundo se beneficia desde entonces y, en todo este tiempo, lo ha explicado, ha auscultado sus vicisitudes, amenazas e insuficiencias y expuesto sus logros de un modo que destaca, a mi juicio, por tres motivos. La lucidez y honestidad de sus reflexiones, su respaldo tanto en fuentes bibliográficas solventes como en evidencia empírica recogida en los más diversos sitios del planeta y su interés por hacer fácil y grata la lectura de sus obras.

Digna de destacar me parece la exposición que hizo Sorman en el Salón Montt Varas del Palacio de La Moneda, en la que describió los que, a su juicio, son los tres ejes característicos de una nueva derecha. En primer lugar, el realismo. A la izquierda, decía Sorman, a menudo le basta con las intenciones, pero la derecha tiene que comprometerse con resultados medibles y constatables y rendir trasparente cuenta pública sobre ellos, algo que el actual Gobierno se ha propuesto hacer como nunca antes en nuestro país.

En segundo lugar, la creatividad en las soluciones sociales. La nueva derecha se ocupa de la pobreza y la desigualdad, pero lo hace a través de políticas novedosas que incentivan la superación personal y el crecimiento económico, a diferencia del tradicional asistencialismo de izquierdas hoy en crisis. Y, aunque no es la fórmula que Sorman prefiere, viene a cuento aquí, entre otras políticas, el ingreso ético familiar que el Gobierno pretende implementar el próximo año.

Por último, en cuanto a los valores, para Sorman la nueva derecha sólo puede asumir uno: la responsabilidad personal. Ésta supone tratar a las personas como individuos habilitados para decidir por sí mismos, que aprenden de los errores propios y ajenos, y están dispuestos a afrontar las consecuencias de sus actos, en el contexto de una sociedad dispuesta a ayudarlos a superarse.

A la exposición siguió un almuerzo en que una docena de personas lo interrogó sin piedad sobre temas tan diversos como la inmigración, la política respecto de las drogas o la conveniencia de la discriminación positiva. Cuando volví a mi oficina tras dejar a Sorman en el taxi que lo llevó al aeropuerto, un amigo me dijo con punzante ironía: "Claudio, pareces un niño que acaba de ver al viejito de pascua". Y sí, imagino que la anécdota no me deja bien parado, pero tenía toda la razón.

viernes, 16 de agosto de 2013

El Liberalismo Pragmático sostiene que...



Por: Elvis Occ*


El Liberalismo Pragmático sostiene que la efectividad y conveniencia de un sistema político o una política de estado deben ser medidas de acuerdo al éxito que tengan en incrementar razonablemente la calidad de vida. Así de simple.

En el ser humano existe un componente práctico y realista que debería ocupar la mayor parte de sus ideas. Es decir, las ideas deben surgir de la realidad y no de los idearios. Pero además las ideas deben servir para mejorar la vida y no los idearios. El pragmatismo nos impide pues extraviarnos en el paraíso ideológico y en el desvarío metafísico de los ideales ilusos y poco prácticos.

Tomemos como ejemplo el campesino que prioriza la siembra más redituable sobre otras, el no necesita teorías económicas ni sociales. El artesano que mejora su producto atendiendo a las exigencias de sus clientes o el ambulante que ajusta sus precios a las condiciones del mercado, de la oferta y la demanda, son ejemplos visibles del espíritu liberal y pragmático. No hacen falta pues filosofías sociales complejas ni teorías económicas exquisitas para que la gente de la calle entienda lo que es el pragmatismo. Es exactamente todo lo opuesto al idealismo social de la izquierda fundado en un Estado regulador.
Los trabajadores que son dueños de su trabajo y del producto de su trabajo, saben que en tanto sean dueños de su libertad y propiedad individual podrán enfrentar cualquier reto, siempre que el Estado no se interponga entre ellos y el éxito. Es por tanto que la mayoría de la gente trabajadora y emprendedora en el mundo de hoy halla su acomodo natural como miembro de la derecha popular, pues la mayoría confía más en su propio esfuerzo que en la burocracia incompetente y a veces corrupta del Estado.
*Extracto del Libro: Nueva Derecha Popular

jueves, 8 de agosto de 2013

Pero es necesario desmitificar...



Por: Elvis Occ*

"Pero es necesario desmitificar la propaganda socialista en contra del liberalismo. Esto es importante ya que si en algo es bueno el socialismo es en el uso de la propaganda, en el montaje de psicosociales y en la mentira artera. Por ejemplo, toda política de Estado que apueste al progreso de una nación sosteniéndose tan solo en la depredación de sus recursos naturales no es liberal y mucho me temo que esta sea la raíz de los conflictos ambientales. Los inversores mineros son acusados de todos los cargos posibles contra el ambiente. Las empresas mineras incluso cargan con la culpa del abandono y la desidia del Estado. Por ejemplo, se culpa a las compañías mineras por la pobreza que subsiste en las zonas mineras y se les exige que hagan lo que el Estado no ha hecho y debería hacer, pues para eso es que cobran los impuestos. 

Las compañías mineras han aportado más de la mitad de los ingresos del Estado peruano durante el último siglo. No es poco. Incluso en la primera década de este siglo, gracias al buen precio de los metales, la minería ha sido la mayor responsable del súbito crecimiento de la caja fiscal, la que ha llegado a niveles antes inimaginables. Pese esto, la izquierda ha exigido mayores impuestos a la minería poniendo en riesgo la competitividad del país como sujeto de inversiones rentables. Además se ha desatado toda una histeria ambientalista contra las compañías mineras. En realidad la protesta debería ir dirigida contra el Estado que es quien no ha sabido negociar, fiscalizar o hacer respetar las leyes. Al menos una parte de los ingentes recursos que percibe el Estado de parte de la minería debería ser destinada a la supervisión estricta de la actividad minera, y otra parte al mejoramiento de las condiciones de vida de las poblaciones aledañas. Pero no ocurre ni lo uno ni lo otro. Esto no es culpa del liberalismo.

La consecuencia de esta dejadez del Estado es que le dan motivos a los grupos ambientalistas y a la izquierda para atacar a la minería y a la política de apertura a las inversiones. Las ONGes ambientalistas que están plagadas de comunistas convertidos recientemente al ecologismo anti minero son los más activos. Tienen una organización que da escalofríos, no solo a nivel nacional sino que incluso cuentan con soporte a nivel internacional. Están bien financiados y se dedican a publicar sus ideas en todos los medios de difusión. Además tienen publicaciones propias y gozan de auspicios de la ONU y algunas agencias ambientales para realizar sus paneles y conferencias. Todo este tinglado bien estructurado genera en el entorno social un cúmulo de ideas que no son más que falsa propaganda. Es muy difícil refutar la mayoría de sus afirmaciones tremendistas porque, al igual que los brujos nos pedirian demostrar que los hechizos no existen."


*Extracto del Libro: Nueva Derecha Popular 

viernes, 7 de junio de 2013

GANAMOS! SOMOS CLASE MEDIA!



Por Elvis Occ

Según una ultima encuesta hecha en Lima; 7 de cada 10 peruanos es de clase media. Habría que ver cual clase media. Clase media según nuestras peculiares características peruanas supongo porque las escalas europeas y norteamericanas están muy lejos de aplicarse en este lado del mundo. En cotrapartida también podrían decir los mismo en Etiopia o Haiti. No es tan simple amigos!

Sin embargo de algo estamos seguros y no hace falta que una encuestadora nos lo diga; hace un par de décadas que un colosal porcentaje de peruanos come algo más que arroz con huevo frito y presume de tener más de un par de zapatillas Nike. Los tiempos han cambiado para mejor en ese reglón pero tenemos que estar vigilantes para no perder lo avanzado. Que no sea arrancada de caballo, parada de burro.

Contrario a lo que sucede en las naciones socialistas o cuasi-socialistas, donde los gobernantes y la dirigencia partidaria en el gobierno siempre gozan de abundancia aunque la carestía arrecie. En un país de economía liberal todos tiene la oportunidad de mejorar. Tan es así que no existe lugar alguno del mundo donde la izquierda presuma de haber enriquecido a sus ciudadanos. Tampoco sé de empresa exitosa alguna con una política de negocios basada en el marxismo-leninismo. No es viable!

Las buenas noticias son que 7 de cada 10 peruanos experimentan en carne propia los beneficios de una economía liberal y hoy si tienen pruebas para demostrarle las bondades del sistema a su hijos. Algún día sus nietos no creerán que cuando Ud era un nene, se levantaba temprano hacer cola por horas para comprar azúcar...si alcanzaba. Hoy somos la clase media, somos la derecha popular. Ganamos carajo!

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miércoles, 27 de marzo de 2013

LIBRO: Nueva Derecha Popular. DERECHA CHOLA!


Esto es un fragmento de un libro que escribi con el fin de contribuir al desarrollo de una nueva Derecha, una Derecha popular, una derecha Chola. Deben saber que el Catedratico Dante Bobadilla contribuyo de gran forma para que este proyecto salga adelante, mi agradecimiento. Esta edicion contiene algunas fallas de impresion propias de nuestro apuro por verlo nacer pero el contenido esta intacto. Les suplico su comprension. Gracias!

"...De un lado estaba esa minúscula pero poderosa y privilegiada casta empresarial fenicia que no tenía la menor intención de invertir sumas importantes (a duras penas reinvertían) en otros rubros pero sin embargo estaban decididos en obtener jugosos subsidios corporativos. Y del otro lado de la vereda estaban los consorcios extranjeros pagando céntimos por hacernos el favor de explotar recursos energéticos, madereros y mineros con mano de obra baratísima. Qué mejor escenario para que el Gral. Velasco se irguiera fácilmente como el justiciero. Derrocó al Presidente electo Fernando Belaunde, expropió la refinería de Talara y pedaceó las inmensas haciendas existentes, con una Reforma Agraria socialista, amén de otras medidas y reformas populistas que ni el mismísimo Fidel Castro lo pudo creer al enterarse. Me atrevería a decir que la medida no era necesaria pero sin embargo fue innecesariamente desmedida.

El Gral. Velasco le arrebató la bandera populista y reivindicatoria a los grupos izquierdistas peruanos, dejándolos sin discurso alternativo o argumento contestatario e inclusive obligándolos a ceder protagonismo y representación ante los países de la Cortina de Hierro. No fue sorpresa ver que un importante sector de la izquierda local se plegara a la política socialista de los militares.

Hoy en día los politólogos e historiadores debaten si tal estrategia y posterior implementación fue meramente política o en verdad contenía una honesta convicción socialista. Irónicamente a causa de las reformas agrarias y mineras, los poderosos grupos económicos locales, se vieron en la necesidad de ahora si diversificar sus inversiones o en el peor de los casos sacar sus inversiones del país en lo que se denomino “fuga de capitales”. La industria manufacturera y de servicios, apareció como el negocio rentable de los que veían en la política nacionalista con estrategia socialista, una oportunidad de resarcirse de lo perdido.

El general Juan Velasco Alvarado creó y bautizó, añadiendo el nombre del Perú como sufijo obligado, a las empresas estatales. Gracias a esa obsesión nacionalista tuvimos docenas de empresas “Perú” como Aeroperú, Electroperú, Mineroperú, SIDERPERU, ENTURPERU, etc. EL gobierno militar dejó en herencia más de 150 empresas públicas. Demasiado para lo que el Estado podía manejar eficientemente. El Perú pudo conocer en carne propia lo absurdo que es tener empresas estatales. Es un contrasentido total porque el fin de una empresa es ganar dinero, pero el propósito de las empresas estatales del “Gobierno Revolucionario de las FFAA” no era ganar dinero sino prestar servicios de bajo costo. A nadie le importaba el balance final de la empresa. En la mentalidad de izquierda el fin último de una empresa estatal es el “bien social”. Bajo esta mentalidad el Perú llegó a acumular pérdidas de las empresas estatales que equipararon la cuantiosa deuda externa. 

Si bien la deuda externa peruana alcanzaba en esos días ochenteros de Alan García los 25 mil millones de dólares, por el otro lado sumábamos una cifra similar en pérdidas acumuladas de estas empresas “Perú”. Adicionalmente, el servicio que ofrecían era muy deficiente y la corrupción alcanzaba ribetes de escándalo. La instalación de un teléfono domiciliario a cargo de la CPT y ENTELPERÚ tardaba cinco años. La única alternativa rápida dependía de estar en una “zona con suerte” y coima de unos 2 mil dólares al funcionario responsable. Yo tuve un amigo que alcanzó a ocupar uno de esos puestos clave en la Compañía Peruana de Teléfonos y su fortuna creció de forma exponencial a base de las coimas que cobraba por instalar teléfonos. Compró una enorme casa, autos y viajaba a Las Vegas en cada cumpleaños. Nunca hubo tanta corrupción en el Perú como en la época de las empresas públicas. Y todo eso fue el legado del gobierno socialista de Juan Velasco Alvarado."
Elvis Occ/Nueva Derecha Popular

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martes, 29 de enero de 2013

Yo soy de Derecha...¿Y que?


Liberal pragmático, cristiano y de derecha, para mayor referencia! Y orgulloso de tal convicción, debo agregar. Me van a tener que disculpar, pero debo machacar en el mismo tema una vez más. Vean, como liberal y respetuoso del imperio de la Ley, siempre he creído en la libertad como un valor sagrado en nuestras vidas, en la diversidad que enriquece y en el respeto a las ideas de los demás como normas de convivencia civilizada.

He discutido en más de una ocasión -más de las que los talibanes del pensamiento marxista-caviar de las redes sociales puedan imaginarse- con comunistas, socialistas y demás especímenes que conforman el espectro político de la izquierda. Nunca ninguno de ellos se atrevió a etiquetarme con ese acrónimo DBA, que tanto gusta de utilizar un columnista de La Republica y ex Director de OSIPTEL durante el gobierno de Alberto Fujimori y hoy rabioso franelero de la caviarada.

Lamentablemente también está esa otra izquierda, autoproclamados "progresista" y que conocemos como caviares marxistas. Esa izquierda que ha sido exitosa inculcando falsos estereotipos en las mentes del público y con mayor énfasis en jóvenes. Como que ser de derecha, liberal y católico, es sinónimo de facho, anarcocapitalista y retrograda. Un enemigo del medio ambiente que asesina bambis, un asaltante de limosneros, un peligro para la "justicia social". Nada más lejano de la verdad. Todo eso es tan solo propaganda comunista ya que los rojos siempre han sido expertos en psicosociales. 

A esa otra izquierda de conveniencias y convenidos, de periodismo mermelero y prepagos, de "intelectuales" verborreicos, de ONGs parásitas y piadosas con los victimarios y crueles con las victimas, les comunico: La derecha es una tendencia en la juventud actual. Esta generación es difícil de embaucar con viejos artilugios izquierdistas de los setentas. Ellos ya conocen que la izquierda fracasó estrepitosamente en el siglo XX, no solo llevando a la miseria países enteros sino provocando la muerte de más de cien millones de personas. 

Este es el siglo de "lo quiero ahora, aquí y rápido" y eso solo lo puede proveer un sistema político originado en la derecha. Un sistema basado en la libertad, en la meritocracia, la competencia, el libre mercado, la movilidad social y el Estado de Derecho como reglas de juego. Yo soy de derecha y a mucha honra! No edulcoro los términos de mi convicción, no invento dulces conceptos sociales ni busco fantasmas ni prometo paraísos para ser marqueteable entre la juventud.

No podría ser de izquierda en este siglo. No después de conocer todo lo que es la izquierda. No después de ver su pasado y su presente. No quiero ser parte de una banda de avivatos que pretenden dar gato por liebre al pueblo. La caviarada marxista se inclina por un sistema de gobierno estatista, totalitario, irrespetuoso de usos, costumbres y tradiciones de una nación. Son grupos de iluminados y autoproclamados como la reserva moral del país, cuya ideología desprecia las reglas de juego de un Estado de Derecho, como ocurre hoy en Venezuela, y patea el tablero cuando no se hace su voluntad, como ha ocurrido en Cajamarca donde reina un comunista antiminero.

El seguir viendo como se persigue a los que lucharon contra el terrorismo y la indiferencia de la vieja derecha, inclusive la indiferencia de algunos que levantan la bandera de la nueva derecha, es exasperante. La venganza de los terroristas derrotados prosigue desde las ONGes. La FFAA y destacadas figuras que combatieron a SL y MRTA hoy son vapuleados en los juzgados so pretexto de los DDHH, mientras sus acusadores susurran: fachos, milicos, corruptos. Ahora resulta que los que mataron más se burlan de los que "mataron menos". Los que asesinaron por convicción política condenan a quienes mataron por error. Por todo eso, si señores, soy de derecha...y que?

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viernes, 18 de enero de 2013

VILLARAN, Constructora GyM y el derrumbado Tunel Santa Rosa!!


Escrito por: Elvis Occ
 
 
Graña y Montero es la mas antigua y mas grande Constructora peruana. El 2010 estuvo cerca de facturar mil millones de dolares en ganancias. Dicha empresa ha intervenido audazmente en diversos sectores de la construccion, que van desde estructuras mineras, petroleras y hasta energeticas, siendo mas experimentado en construcciones inmobiliarias y autopistas.

La construccion del Tunel Santa Rosa, fue adjudicado inicialmente a la Constructora Graña y Montero, a pesar de no tener experiencia previa en construccion de tuneles urbanos. El consejo Metropolitano aprobo una partida de 60 millones de soles para tal proyecto. En Marzo del 2011 se registro un derrumbe de tales proporciones que la MML se vio obligada a paralizar la obra. En Marzo del 2012 la alcaldesa de Lima Susana Villaran anuncio que se reanudarian las obras, despues de haberse gastado 62 millones de soles.

El 9 de Enero pasado nos dimos con la sorpresa que recien la OIM lanzaba una convocatoria de licitación pública para la ejecución final de los trabajos de los túneles Santa Rosa y San Martín. En buen castellano, para que corrijan la chambonada que hizo Graña y Montero y por lo que cobro 62 millones de soles. Dos inmensos agujeros tarrajeados y con un gigantesco derrumbe incluido, fue la gracia de dicha empresa constructora. La cereza del pastel es que despues de una arbitracion, la Constructora Graña y Montero, obtuvo 10 millones mas (aunque podria llegar a 29 millones) por haberse paralizado la obra. Inaudito!

Ahora dice la MML que lidera la Sra. Villaran, que terminar la construccion del Tunel Santa Rosa costara un adicional de 70 millones de soles, lo que significa que para cuando el tunel este operable se habra gastado un total de 132 millones de soles. De escandalo, si consideramos que un tunel de cuatro vias en Noruega costo 5,500 dolares el metro pero el Tunel Santa Rosa acabara costando la friolera de $99,000 dolares el metro. Casi 20 veces mas!!



Inclusive hay fallas tecnicas que hasta un llenador de techo lo notaria. Los arcos de los tuneles estan peligrosamente cerca, lo que debilita su consistencia con relacion a un movimiento sismico de regular intensidad. El siguiente grafico (cortesia de Juan C. Galli Silva) asi lo explica.


Entonces uno se pregunta: ¿Por que Villaran y su gente refrendaron la adjudicacion a Graña y Montero para la construccion del Tunel Santa Rosa a pesar de no tener experiencia en proyectos similares? ¿Por que VILLARAN no enjuicio a la Constructora Graña y Montero? ¿Por que la MML no desconto a Graña y Montero una indemnizacion por daños y perjuicios que causo el derrumbe que ellos no "previnieron"? ¿Porque Villaran y su gente le pago 2 millones extra a Graña y Montero? ¿Por que a pesar de su infame perfomance al frente del Tunel Santa Rosa, la administracion de Villaran le adjudico la via Expresa a Graña  y Montero?

Los ciudadanos de Lima ciertamente no entendemos el estilo administrativo de Fuerza Social y su lideresa Susana Villaran. Huelga decir que para ejercer y mantener un cargo edil aparte de ser supuestamente honesto, tambien se necesita ser competente y laborioso. 



Nota: Al 27 de Febrero del 2014, la construccion del Tunel Santa Rosa continua paralizado.

domingo, 13 de enero de 2013

JOVENES DE DERECHA, NUEVA TENDENCIA!




Escrito por: Mauro Barea

Ideológicamente, soy de derecha. No de centro, oiga: de derecha. ¿Y por qué? Pues, como no podía ser de otra forma (si creo tener dos dedos de frente, que espero que sí)  por decisión voluntaria y razonada. A mí no me vale eso de los bandos que tanto están de moda, ni razones religiosas, ni si es más simpático el líder político tal o cual, ni nada de eso. Así que, para contestar a la pregunta, he de intentar explicar qué es para mí la derecha y la izquierda. Una vez contado esto, la respuesta será simple: soy de derecha porque quiero.

¿De dónde nacen los conceptos “derecha” e “izquierda”?

La wikipedia  nos cuenta lo siguiente: “El término tiene su origen en el lugar donde se sentaban en el parlamento francés surgido tras la Revolución Francesa en el que los monárquicos, los conservadores de la época que apoyaban el Antiguo Régimen, se sentaban siempre en el lado derecho y los republicanos en el izquierdo. Esta definición es obviamente obsoleta, el significado se refiere ahora al espectro ideológico. Los contrarios de la derecha política suelen tildar a estos de reaccionarios, un término que surgió para referirse a aquellos cuyas políticas se formaron en reacción a la Revolución Francesa y contrarias a la misma”.

José Luis Prieto cuenta la historia del Parlamento francés mucho mejor que lo que pudiera hacer yo mismo en su blog (entrada del 11-09-05); si alguien quiere saber más, lo remito allí.

¿Qué entiendo por derecha e izquierda?

Lo concibo de una forma extraordinariamente simple. Para mí, hay dos valores supremos en la sociedad humana: Libertad e Igualdad. La derecha es aquella ideología política donde, en situaciones de conflicto, considera que debe predominar la libertad sobre la igualdad. La izquierda es la situación contraria:
predominio de la igualdad sobre la libertad. Y ya está. Fácil, ¿verdad? De esta forma, la extrema derecha sería la anarquía. Y la extrema izquierda sería el totalitarismo con un primer ciudadano igual al resto de ciudadanos. La democracia es de derecha, y las dictaduras son de izquierda; pero también es cierto que la pobreza y explotación  es de derecha, y la protección de todos los ciudadanos en un Estado Social es de izquierda. Los nacionalismos, evidentemente de derecha (se basan en la libertad del hombre para decidir y en la negación de la igualdad entre sujetos según su lugar de nacimiento).

Quizá sea una forma exagerada de verlo. En realidad, generalmente los partidos políticos y los ciudadanos no pertenecen a ninguno de los extremos ideológicos (sobre la ideología y los partidos hablamos otro día, si cabe). Para explicarlo de una forma más ajustada a la realidad, hablemos de otros valores en la sociedad humana: el pluralismo y la justicia. Para mí, el pluralismo está ligado a la libertad, y la justicia a la igualdad (creo que son fáciles de relacionar, así que no me extiendo más).

Y la existencia de ambos valores marca el mínimo que se debe respetar en todo caso.
Para la derecha, la libertad no debe ser ilimitada, sino que debe desarrollarse como valor supremo dentro de una sociedad justa; justicia íntimamente ligada a la igualdad de oportunidades, y a la protección del débil / necesitado (cosa que, además, va en camino de garantizar la libertad propia e individual del débil).
Para la izquierda, la búsqueda de la igualdad no debe eliminar la libertad, sino que se debe realizar respetando las opiniones y expresiones de los demás, en un sistema democrático que busca el estado del bienestar.

Así, la derecha es la ideología donde predomina la libertad sobre la igualdad, pero salvaguardando siempre el valor de la justicia (digamos…. liberales). Y la izquierda es la ideología donde predomina la igualdad sobre la libertad, pero salvaguardando siempre el valor del pluralismo (digamos… socialistas).
Dentro de esta forma de verlo (que es la mía y por la que me guío, pero no tiene por qué ser la correcta), soy de derecha. Ideológicamente.

jueves, 3 de enero de 2013

FUERA, SI NO ERES DE DERECHA!


Escrito por: Elvis Occ
Rubicón es un río poco profundo y de dimensiones humildes. Este río era en el año 49 antes de Cristo, la frontera que separaba a Roma del resto del imperio romano. El Senado romano, para impedir el paso de tropas procedentes del Norte, declaró sacrílego e ilegal cruzar el río con tropas armadas hacia la ciudad de Roma. Sin embargo cuentan que Julio Cesar, a quien el Senado rehusó nombrar Cónsul por presiones de Pompeyo, se detuvo a orillas de dicho río a reflexionar sobre el peligro de tamaño atrevimiento.

Después de sopesar los pros y los contras, finalmente, Julio Cesar decidió cruzar el río Rubicón en dirección a Roma, con las mismas tropas que habían sido ordenadas disolverse y con las mismas armas que supuestamente no debían cargar. "Alea Jacta Est" (la suerte esta echada) dijo Julio Cesar y llegó a Roma sin derramar una sola gota de sangre. Pompeyo y su aliados huyeron.

Soy de Derecha y no tengo ningún problema en aceptar tal convicción; es más, lo afirmo con orgullo. Hace mucho que crucé el Rubicón, armado con mis convicciones políticas, las que no se basan en melodramas sociales que buscan conmover a los débiles mentales para aspirar a paraísos de ilusión y quimeras absurdas. No es así como entiendo la política. No soy el típico pobretólogo que utiliza la miseria de los pobres para armar su discurso político. Estoy pertrechado con mejores argumentos que esos. Aun no llego a mi destino y sin embargo hasta hoy ni una gota de sangre ha sido derramada y es muy probable que nuestros enemigos de la izquierda farfullera y demagoga huyan al vernos llegar como Pompeyo y los suyos, que habían engañado por décadas al pueblo, armando conjuros misteriosos.

He notado que algunos autoproclamados de Derecha, en estos días se van corriendo hacia la "centro-izquierda". Incluso recomiendan fariseicamente no distinguir entre la izquierda y la derecha. Tal cosa es como ignorar que hay inteligencia y estupidez, día y noche, maldad y bondad, eficacia e incompetencia, vida y muerte. Debe ser que estos laureados zorros se esmeran en aplicarle botox marquetero a su imagen para que las elecciones los sorprenda lozanos y de ser posible pasteurizados y "apto para todos".

De ser asi, no cuenten conmigo para sus circos. No seré parte de sus comparsas. No tengo vocación de arlequín. Prefiero un grupo de jóvenes inexpertos en política, pero fieles y leales a sus convicciones, que individuos cargados de títulos, libros y condecoraciones pero faltos de integridad ideológica y con doble agenda. "Alea Jacta Est", la suerte esta echada y la nueva Derecha ya va en camino!



viernes, 21 de diciembre de 2012

¿QUE SIGNIFICA SER LIBERAL?

por Carlos Alberto Montaner

El liberalismo parte de una hipótesis filosófica, casi religiosa, que postula la existencia de derechos naturales que no se pueden conculcar porque no se deben al Estado ni a la magnanimidad de los gobiernos sino a la condición especial de los seres humanos. Esa es la piedra angular sobre la que descansa todo el edificio teórico, y se le atribuye a los estoicos y al fundador de esa escuela, Zenón de Citia, quien defendió que los derechos no provenían de la fratría a la que se pertenecía o de la ciudad en la que se había nacido, sino del carácter racional y diferente a las demás criaturas que poseen las personas.

Antes de definir qué es el liberalismo, qué es ser liberal, y cuáles son los fundamentos básicos en los que coinciden los liberales, es conveniente advertir que no estamos ante un dogma sagrado, sino frente a varias creencias básicas deducidas de la experiencia y no de hipótesis abstractas, como ocurría, por ejemplo, con el marxismo.

Esto es importante establecerlo ab initio, porque se debe rechazar la errada suposición de que el liberalismo es una ideología. Una ideología es siempre una concepción del acontecer humano —de su historia, de su forma de realizar las transacciones, de la manera en que deberían hacerse—, concepción que parte del rígido criterio de que el ideólogo conoce de dónde viene la humanidad, por qué se desplaza en esa dirección y hacia dónde debe ir. De ahí que toda ideología, por definición, sea un tratado de «ingeniería social», y cada ideólogo sea, a su vez, un «ingeniero social». Alguien consagrado a la siempre peligrosa tarea de crear «hombres nuevos», personas no contaminadas por las huellas del antiguo régimen. Alguien dedicado a guiar a la tribu hacia una tierra prometida cuya ubicación le ha sido revelada por los escritos sagrados de ciertos «pensadores de lámpara», como les llamara José Martí a esos filósofos de laboratorio en permanente desencuentro con la vida. Sólo que esa actitud, a la que no sería descaminado calificar como moisenismo, lamentablemente suele dar lugar a grandes catástrofes, y en ella está, como señalara Popper, el origen del totalitarismo. Cuando alguien disiente, o cuando alguien trata de escapar del luminoso y fantástico proyecto diseñado por el «ingeniero social», es el momento de apelar a los paredones, a los calabozos, y al ocultamiento sistemático de la verdad. Lo importante es que los libros sagrados, como sucedía dentro del método escolástico, nunca resulten desmentidos.

Un liberal, en cambio, lejos de partir de libros sagrados para reformar a la especie humana y conducirla al paraíso terrenal, se limita a extraer consecuencias de lo que observa en la sociedad, y luego propone instituciones que probablemente contribuyan a alentar la ocurrencia de ciertos comportamientos benéficos para la mayoría. Un liberal tiene que someter su conducta a la tolerancia de los demás criterios y debe estar siempre dispuesto a convivir con lo que no le gusta. Un liberal no sabe hacia dónde marcha la humanidad y no se propone, por lo tanto, guiarla a sitio alguno. Ese destino tendrá que forjarlo libremente cada generación de acuerdo con lo que en cada momento le parezca conveniente hacer.

Al margen de las advertencias y actitudes anteriormente consignadas, una definición de los rasgos que perfilan la cosmovisión liberal debe comenzar por una referencia al constitucionalismo. En efecto, John Locke, a quien pudiéramos calificar como «padre del liberalismo político», tras contemplar los desastres de Inglaterra a fines del siglo XVII, cuando la autoridad real británica absoluta entró en su crisis definitiva, dedujo que, para evitar las guerras civiles, la dictadura de los tiranos, o los excesos de la soberanía popular, era conveniente fragmentar la autoridad en diversos «poderes», además de depositar la legitimidad de gobernantes y gobernados en un texto constitucional que salvaguardara los derechos inalienables de las personas, dando lugar a lo que luego se llamaría un Estado de Derecho. Es decir, una sociedad racionalmente organizada, que dirime pacíficamente sus conflictos mediante leyes imparciales que en ningún caso pueden conculcar los derechos fundamentales de los individuos. Y no andaba descaminado el padre Locke: la experiencia ha demostrado que las veinticinco sociedades más prósperas y felices del planeta son, precisamente, aquellas que han conseguido congregarse en torno a constituciones que presiden todos los actos de la comunidad y garantizan la transmisión organizada y legítima de la autoridad mediante consultas democráticas.

Otro británico, Adam Smith, un siglo más tarde, siguió el mismo camino deductivo para inferir su predilección por el mercado. ¿Cómo era posible, sin que nadie lo coordinara, que las panaderías de Londres —entonces el 80% del gasto familiar se dedicaba a pan— supiesen cuánto pan producir, de manera que no se horneara ni más ni menos harina de trigo que la necesaria para no perder ventas o para no llenar los anaqueles de inservible pan viejo? ¿Cómo se establecían precios más o menos uniformes para tan necesario alimento sin la mediación de la autoridad? ¿Por qué los panaderos, en defensa de sus intereses egoístas, no subían el precio del pan ilimitadamente y se aprovechaban de la perentoria necesidad de alimentarse que tenía la clientela?

Todo eso lo explicaba el mercado. El mercado era un sistema autónomo de producir bienes y servicios, no controlado por nadie, que generaba un orden económico espontáneo, impulsado por la búsqueda del beneficio personal, pero autorregulado por un cierto equilibrio natural provocado por las relaciones de conveniencia surgidas de las transacciones entre la oferta y la demanda. Los precios, a su vez, constituían un modo de información. Los precios no eran «justos» o «injustos», simplemente, eran el lenguaje con que funcionaba ese delicado sistema, múltiple y mutante, con arreglo a los imponderables deseos, necesidades e informaciones que mutua e incesantemente se transmitían los consumidores y productores. Ahí radicaba el secreto y la fuerza de la economía capitalista: en el mercado. Y mientras menos interfirieran en él los poderes públicos, mejor funcionaría, puesto que cada interferencia, cada manipulación de los precios, creaba una distorsión, por pequeña que fuera, que afectaba a todos los aspectos de la economía.

Otro de los principios básicos que aúnan a los liberales es el respeto por la propiedad privada. Actitud que no se deriva de una concepción dogmática contraria a la solidaridad —como suelen afirmar los adversarios del liberalismo—, sino de otra observación extraída de la realidad y de disquisiciones asentadas en la ética: al margen de la manifiesta superioridad para producir bienes y servicios que se da en el capitalismo cuando se le contrasta con el socialismo, donde no hay propiedad privada no existen las libertades individuales, pues todos estamos en manos de un Estado que nos dispensa y administra arbitrariamente los medios para que subsistamos (o perezcamos). El derecho a la propiedad privada, por otra parte, como no se cansó de escribir Murray N. Rothbard —siguiendo de cerca el pensamiento de Locke—, se apoyaba en un fundamento moral incontestable: si todo hombre, por el hecho de serlo, nacía libre, y si era libre y dueño de su persona para hacer con su vida lo que deseara, la riqueza que creara con su trabajo le pertenecía a él y a ningún otro.

¿En qué más creen los liberales? Obviamente, en el valor básico que le da nombre y sentido al grupo: la libertad individual. Libertad que se puede definir como un modo de relación con los demás en el que la persona puede tomar la mayor parte de las decisiones que afectan su vida dentro de las limitaciones que dicta la realidad. Le toca a ella decidir las creencias que asume o rechaza, el lugar en el que quiere vivir, el trabajo o la profesión que desea ejercer, el círculo de sus amistades y afectos, los bienes que adquiere o que enajena, el «estilo» que desea darle a su vida y —por supuesto— la participación directa o indirecta en el manejo de eso a lo que se llama «la cosa pública».

Esa libertad individual está —claro— indisolublemente ligada a la responsabilidad individual. Un buen liberal sabe exigir sus derechos, pero no rehúye sus deberes, pues admite que se trata de las dos caras de la misma moneda. Los asume plenamente, pues entiende que sólo pueden ser libres las sociedades que saben ser responsables, convicción que debe ir mucho más allá de una hermosa petición de principios.

¿Qué otros elementos liberales, realmente fundamentales, habría que añadir a este breve inventario? Pocas cosas, pero acaso muy relevantes: un buen liberal tendrá perfectamente clara cuál debe ser su relación con el poder. Es él, como ciudadano, quien manda, y es el gobierno quien obedece. Es él quien vigila, y es el gobierno quien resulta vigilado. Los funcionarios, electos o designados —da exactamente igual—, se pagan con el erario público, lo que automáticamente los convierte —o los debiera convertir— en servidores públicos sujetos al implacable escrutinio de los medios de comunicación, y a la auditoría constante de las instituciones pertinentes.

Por último: la experiencia demuestra que es mejor fragmentar la autoridad, para que quienes tomen decisiones que afecten a la comunidad estén más cerca de los que se vean afectados por esas acciones. Esa proximidad suele traducirse en mejores formas de gobierno. De ahí la predilección liberal por el parlamentarismo, el federalismo o la representación proporcional, y de ahí el peso decisivo que el liberal defiende para las ciudades o municipios. De lo que se trata es de que los poderes públicos no sean más que los necesarios, y que la rendición de cuentas sea mucho más sencilla y transparente.

¿Qué creen, en suma, los liberales? Vale la pena concretarlo ahora de manera sintética. Los liberales sostenemos ocho creencias fundamentales extraídas, insisto, de la experiencia, y todas ellas pueden recitarse casi con la cadencia de una oración laica:
Creemos en la libertad y la responsabilidad individuales como valores supremos de la comunidad.
Creemos en la importancia de la tolerancia y en la aceptación de las diferencias y la pluralidad como virtudes esenciales para preservar la convivencia pacífica.
Creemos en la existencia de la propiedad privada, y en una legislación que la ampare, para que ambas —libertad y responsabilidad— puedan ser realmente ejercidas.
Creemos en la convivencia dentro de un Estado de Derecho regido por una Constitución que salvaguarde los derechos inalienables de la persona y en la que las leyes sean neutrales y universales para fomentar la meritocracia y que nadie tenga privilegios.
Creemos en que el mercado —un mercado abierto a la competencia y sin controles de precios— es la forma más eficaz de realizar las transacciones económicas y de asignar recursos. Al menos, mucho más eficaz y moralmente justa que la arbitraria designación de ganadores y perdedores que se da en las sociedades colectivistas diseñadas por “ingenieros sociales” y dirigidas por comisarios.
Creemos en la supremacía de una sociedad civil formada por ciudadanos, no por súbditos, que voluntaria y libremente segrega cierto tipo de Estado para su disfrute y beneficio, y no al revés.
Creemos en la democracia representativa como método para la toma de decisiones colectivas, con garantías de que los derechos de la minorías no puedan ser atropellados.
Creemos en que el gobierno —mientras menos, mejor—, siempre compuesto por servidores públicos, totalmente obediente a las leyes, debe rendir cuentas con arreglo a la ley y estar sujeto a la inspección constante de los ciudadanos.
Quien suscriba estos ocho criterios es un liberal. Se puede ser un convencido militante de la Escuela austriaca fundada por Carl Menger; se puede ser ilusionadamente monetarista, como Milton Friedman, o institucionalista, como Ronald Coase y Douglass North; se puede ser culturalista, como Gary Becker y Larry Harrison; se puede creer en la conveniencia de suprimir los «bancos de emisión», como Hayek, o predicar la vuelta al patrón oro, como prescribía Mises; se puede pensar, como los peruanos Enrique Ghersi o Álvaro Vargas Llosa, neorrusonianos sin advertirlo, en que cualquier forma de instrucción pública pudiera llegar a ser contraria a los intereses de los individuos; o se puede poner el acento en la labor fiscalizadora de la «acción pública», como han hecho James Buchanan y sus discípulos, pero esas escuelas y criterios sólo constituyen los matices y las opiniones de un permanente debate que existe en el seno del liberalismo, no la sustancia de un pensamiento liberal muy rico, complejo y variado, con varios siglos de existencia constantemente enriquecida, ideario que se fundamenta en la ética, la filosofía, el derecho y -naturalmente- en la economía. Lo básico, lo que define y unifica a los liberales, más allá de las enjundiosas polémicas que pueden contemplarse o escucharse en diversas escuelas, seminarios o ilustres cenáculos del prestigio de la Sociedad Mont Pélerin, son esas ocho creencias antes consignadas. Ahí está la clave.