sábado, 28 de diciembre de 2019

La mafia no perdona


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

A estas alturas hay que ser muy tonto para creer que la persecución fiscal de Keiko Fujimori tiene algo que ver con la justicia o con la lucha contra la corrupción. O muy tonto o parte de esa legión de gente enferma de antifujimorismo, que por lo general se ubican en las izquierdas y en jóvenes que han sido adoctrinados en los últimos 20 años con la sostenida campaña de antifujimorismo desatada por las izquierdas. Para una persona ajena al escenario nacional es evidente que la obsesión del fiscal José Domingo Pérez con Keiko Fujimori va más allá del celo estrictamente profesional. 

Para entender la situación habría que revisar la historia de persecución fiscal que acumula Keiko en estos últimos 18 años, en los cuales ha sido investigada por la Fiscalía en diversas oportunidades bajo las más inverosímiles sospechas. Bastaba una portada difamatoria de La República para que de inmediato la Fiscalía le abriera una "investigación preliminar". Keiko Fujimori ostenta el récord nacional de citaciones ante la Fiscalía. Nadie ha sido más investigada ni citada por la Fiscalía, y eso no es pura casualidad. No hay que ser tan bobos.

La actual campaña de persecución fiscal contra Keiko tiene su origen en los resultados electorales del 2016, cuando Fuerza Popular ganó mayoría absoluta en el Congreso, y Keiko por poco es elegida presidente, de no ser por el fraude mediático que desató la mafia caviar la última semana antes de las elecciones, cuando Cuarto Poder acusó a Keiko de narcotraficante y las redes sociales del rojerío iniciaron la campaña del "narcoestado". Como resultado de esa sucia campaña de difamación, Keiko perdió las elecciones por 35 mil votos, luego de estar favorita en las encuestas por 8 puntos de ventaja sobre PPK. Fue pues un fraude mediático urdido por la mafia caviar.

Pero el crecimiento del fujimorismo como fuerza dominante de la política nacional fue algo que la mafia caviar no podía tolerar. Allí fue cuando se planificó toda la estrategia para desmantelar Fuerza Popular y eliminar a Keiko Fujimori del escenario político. Esto incluía encarcelarla y cerrar el Congreso, objetivos que la mafia cumplió como se lo había propuesto, utilizando a sus peones y apelando a leguleyadas, como es ya costumbre en ellos.

Cuando hablamos de mafia nos referimos a ese conglomerado de izquierda conformado por las oenegés caviares que fueron fortalecidas por la presencia brasileña en el Perú a partir del 2011, tras el triunfo de Humala y la llegada de Odebrecht. Está liderada por la poderosa IDL y cuenta con una red de medios de información capturados por la izquierda caviar, a la que se suman radio IDL y sus portales de Internet: La Mula y Utero; además de grandes sectores del Estado infiltrados y dominados por la izquierda, como el Ministerio Público, el Poder Judicial y varios ministerios clave. Todos ellos actúan visiblemente como una poderosa maquinaria de aniquilamiento selectivo dirigidos por la tenebrosa IDL. No se puede pasar por alto la feroz lucha que libró la mafia caviar para recuperar el control del Ministerio Público, mediante el linchamiento mediático y político del Fiscal de la Nación Pedro Chávarry. Eso fue una evidente muestra de lo bien articulada que son las operaciones de esta poderosa mafia y de su ferocidad. 

La mafia caviar consiguió todo lo que se propuso: recapturar el Ministerio Público nombrando a una fiscal incompetente a su servicio, desmantelar Fuerza Popular, encarcelar a Keiko Fujimori, cerrar el Congreso a tiempo para salvar el Tribunal Constitucional e impedir que sea cambiado. Igualmente, la campaña para cerrar el Congreso fue otra muestra del poder y ferocidad de la maquinaria controlada por la mafia caviar. Al igual que lo ocurrido con Chávarry, los medios de la mafia se dedicaron por meses a desprestigiar al Congreso de todas las formas posibles. Incluso la izquierda dentro del propio Congreso la saboteaba. Así crearon el mito del "Congreso obstruccionista" y el "blindaje de corruptos". El presidente Vizcarra actuó como un operador de la mafia buscando con insistencia majadera una excusa para cerrar el Congreso. Para eso enviaba proyectos basura de reforma exigiendo cuestiones de confianza fuera de lugar. No olvidemos el papel de Vizcarra en el rescate de los fiscales de la mafia, cuando se compró el pleito y armó una campaña en contra de Chávarry y a favor de los fiscales de IDL. 

Pero ya cerrado el Congreso y salvado el TC, la mafia no contaba con un pequeño detalle. Creyeron que asegurando el TC se aseguraban que Keiko siga presa. Sin embargo, las disquisiciones jurídicas de los miembros el TC hicieron que uno de sus magistrados emitiera un voto singular inclinando la balanza a la liberación de Keiko, lo que provocó iras y desmayos en la caviarada, el progresismo y en toda la izquierda variopinta. Por supuesto, el fiscal José Domingo Pérez vomitó bilis, perdió el sueño, el apetito y el humor. De inmediato sonó su celular por el llamado del jefe supremo de la mafia quien, desde sus cuartel en San Isidro, lo adiestró para iniciar la venganza canina contra los miembros del TC que votaron a favor de Keiko y para preparar inmediatamente otro requerimiento fiscal de prisión preventiva contra Keiko. 

El fiscal Pérez nunca fue tan diligente y veloz para abrir investigación a un miembro del TC y citar a otro, solo para hacer gala de su poder de amedrentamiento, al mejor estilo de la mafia. Era un mensaje claro para que nadie interfiera en las acciones de la mafia. Los jueces y tribunos ya saben que pueden pagar muy caro su osadía de contravenir los deseos de la mafia. El nuevo requerimiento de prisión preventiva contra Keiko fue presentado en tiempo récord y con exigencia de darle prioridad, a tal punto que los peones del Poder Judicial al servicio de la mafia dispusieron la primera audiencia apenas para el día siguiente la Navidad. Los peones mediáticos de la mafia criticaron al TC por haberle dado prioridad al Habeas Corpus de Keiko pero no dijeron nada cuando el fiscal de la mafia exigió lo mismo al PJ. 

Así como están las cosas, nadie duda de que Keiko será devuelta a prisión. Es el designio de la mafia. Toda la pantomima de las audiencias se ha iniciado, aunque sin el despliegue morboso de la primera vez, empezando porque al fin Keiko decidió no darles opción para el morbo, desistiendo de estar presente en la audiencia. La abogada de Keiko ha denunciado que el ultra veloz nuevo requerimiento fiscal de prisión preventiva es una copia fiel del primero. Pero eso no importa. Todo es nada más que puro show y trámite. Al final se hará lo que la mafia quiere. Lo han hecho siempre. Hace años que la mafia caviar hace lo que quiere. Tienen el poder en sus manos y no tienen ningún recelo en demostrarlo. Y todavía hay tontos que creen que esto se trata de justicia.  

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Obsesión fiscal


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Ya deberían hacer un videojuego con el fiscal Pérez persiguiendo a Keiko por una serie de obstáculos que él allana con facilidad, hasta capturarla y meterla presa con ayuda de la fuerza oscura. La obsesión del fiscal Pérez da para eso y más. Su intención no es perseguir el delito. Eso está claro. No hay delito en los aportes de campaña del 2011. Pero invoca la figura del “lavado de activos” para justificar su cacería política.

El objetivo del fiscal Pérez es mantener presa a Keiko Fujimori sin juicio. Su estrategia es hacernos creer que no puede investigarla estando ella libre. Precisa que esté presa durante tres años, mientras él busca pruebas para iniciarle un juicio, cosa que muy probablemente nunca ocurrirá. El objetivo es solo uno: tener presa a Keiko y desmantelar Fuerza Popular. Ese es el objetivo político que la caviarada se trazó desde la CVR, y está usando todos sus recursos y brazos legales para llevarlo a cabo. La pantomima jurídica es un cuento para bobos.

El desquiciado fiscal Pérez es apenas el peón de toda una macabra organización cuyo objetivo es la aniquilación política del fujimorismo. Asistimos al montaje del espectáculo más perverso de persecución política de la historia, ofrecida como supuesta lucha contra la corrupción. ¿Qué clase de corrupción? No se sabe ni se entiende, pues Keiko Fujimori jamás ha ejercido cargo público alguno, no ha manejado presupuesto público ni ha firmado contratos ni adendas sobre obras públicas. Es decir, jamás ha podido robar ni malversar un solo céntimo del erario público. ¿De qué corrupción se le puede acusar? Es francamente alucinante y ridículo. Más es el dinero que nos está costando el fiscal Pérez con todas sus maquinaciones perversas.

Gracias a la magistral puesta en escena de la mafia, con todo su elenco, el público vive todos los días un episodio de la farsa fiscal anti Keiko, contada por la prensa como si se tratara, en efecto, de la captura de una de las organizaciones más peligrosas del país, y no de un simple partido político que jamás llegó al poder. Es asqueroso ver cómo engañan a la gente usando los aportes de campaña como si fueran crímenes. Se aprovechan de la ignorancia de la gente. Han llegado a perseguir y estigmatizar empresarios como si fueran delincuentes por haber dado aportes a una campaña política. ¿En qué clase de país nos hemos convertido?

El espectáculo bárbaro del fiscal Pérez citando gente por docena para interrogarlos como si se tratara de desbaratar una gran red criminal, es de lo más ruin que se puede vivir como país. Y nadie puede detener a este fiscal desquiciado que ha llevado su obsesión a niveles de locura, trasgrediendo los límites del decoro, el respeto a la dignidad de las personas y sus derechos. Ni siquiera respeta las jerarquías de su propia institución. Es un patán suelto en plaza que cree tener súper poderes para hacer lo que le viene en gana. Es un monstruo creado por la prensa que vive del antifujimorismo y que ya ni la fiscal de la Nación se atreve a llamar al orden. 

En el Perú se ha perdido todo respeto por la ley, el orden y la institucionalidad. Hay mafias que se han apoderado de las instituciones y actúan al amparo de una prensa prostituida por el poder. El presidente Vizcarra es solo un muñeco de ventrílocuo que sigue el libreto que le han puesto desde un inicio. No tiene la menor idea de lo que es gobernar un país. Todo lo que ha hecho hasta ahora es ejecutar el guión del progresismo mediante la farsa de la lucha contra la corrupción que no le compete, para arrinconar al Congreso hasta cerrarlo con leguleyadas baratas. Y todavía tiene el cuajo de hablar de democracia en sus discursos. 

sábado, 30 de noviembre de 2019

Persecución implacable de la mafia


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La liberación de Keiko Fujimori, ordenada por el Tribunal Constitucional en ajustada votación, sin duda ha sido un duro golpe al establishment progre-caviar que control los hilos del poder en el Perú, y cuya misión primordial es desaparecer de la faz de la Tierra al fujimorismo. La verdad es que tenía pocas esperanzas de que esto sucediera. En primer lugar porque el golpe de Estado que dio Vizcarra fue específicamente para salvar a este Tribunal Constitucional (TC) evitando que el Congreso cambiara a sus miembros. Eso aceleró el cierre intempestivo del Congreso.

Una de las razones que tenía la mafia para salvar al TC mediante una disolución express del Congreso, era mantener a sus cuatro miembros prevaricadores en él: Manuel Miranda, Marianella Ledezma, Eloy Espinoza y Carlos Ramos, los cuatro angelitos que fraguaron una sentencia para permitir que los ex marinos implicados en el caso El Frontón de 1986, sigan siendo procesados por la justicia y por lesa humanidad. Estos cuatro magistrados que fueron acusados ante el Congreso y defendidos con uñas y dientes por la mafia caviar, hasta que corrieron a la CIDH para gritar "¡ampay, me salvo!"·

Sabiéndose que se venía la vista del habeas corpus a favor de Keiko Fujimori, era indispensable para la mafia mantener a sus agentes en el TC, obviamente para evitar la libertad de la lideresa de Fuerza Popular. Por todo esto fue una sorpresa que el magistrado Carlos Ramos hubiera votado a favor del habeas corpus, aunque por sus propias razones. Un golpe duro para la mafia.

Meter a Keiko en prisión fue una de las más grandes proezas de la mafia, conseguida gracias a sus agentes infiltrados en el Ministerio Público. Para nadie es un secreto que el fiscal demente José Domingo Pérez y su jefe Rafael Vela, son miembros del cartel de la mafia caviar dirigida desde la ONG IDL, especializada en la defensa legal de terroristas. Son estos fiscales quienes proveen a IDL de las filtraciones de las diligencias reservadas que se llevan en el caso Lavajato. En especial, todo lo que se refiere a Keiko Fujimori. No es casualidad que cada vez que el Poder Judicial tenía que ver el caso de Keiko, aparecía un nuevo escándalo en los medios. 

En esta ocasión no fue diferente. Poco antes de que el TC viera la causa de Keiko, los fiscales de la mafia soltaron a lo medios el escándalo de los aportes de campaña de los grandes empresarios en favor de Keiko Fujimori. No contento con esto, en pleno desarrollo del CADE 2019, el fiscal de la mafia corrió a las oficinas de la Confiep para allanarla, en un acto de pura felonía mafiosa, ya que todos los documentos que él requirió a esta entidad le fueron entregados hace tiempo. Es obvio que el operativo se desplegó para intimidar a los empresarios y ponerlos bajo amenaza para que nunca más se atrevan a apoyar a Fuerza Popular.

Todo esto revela que estamos viviendo en un Estado Gestapo dominado por la mafia caviar. El Perú vive en una dictadura donde el gobierno reside en las sombras. Es la mafia caviar la que controla los hilos del poder político y hasta manipula a Vizcarra como su muñeco de trapo. Por eso mismo Vizcarra fue enviado al CADE un día antes, para facilitar el allanamiento de los fiscales de la mafia a la Confiep. Todo ha sido un operativo al mejor estilo de la Gestapo nazi.

Lo que debe quedar meridianamente claro a cualquiera que tenga dos dedos de frente y no se compre el show de la prensa basura, es que vivimos en una dictadura de la mafia caviar, un rezago de la mafia que Odebrecht dejó instalada en el Perú en los tiempos gloriosos de Ollanta Humala y Susana Villarán, época en que la izquierda creció como la mala hierba. No solo compraron funcionarios, entre ministros, viceministros, gobernadores y presidentes, sino instituciones enteras y prensa. No nos olvidemos de esos periodistas que le reventaban cohetes a Nadine y a Villarán, que se paseaban por todo el país dictando talleres de periodismo por cuenta de Odebrecht. Nada de eso se recuerda ahora porque la prensa sigue comparada por la mafia.

El objetivo principal de esta mafia es desaparecer al fujimorismo. Para eso montaron el operativo de persecución del Fuerza Popular, remontándose al 2011 porque saben que allí hubo aportes de Odebrecht. ¿Y cómo lo saben? Porque el mismo Odebrecht se los dijo. Pero lo curiosos es que los aportes de campaña no son delito. No importa. La mafia inventó el cuento del "lavado de activos" para perseguir a FP y a Keiko. Luego inventaron una patraña para meterla presa "preventivamente" por tres años, mientras investigan. Así es como actúa la mafia. 

Personalmente no tengo ninguna simpatía por la señora Keiko Fujimori, a quien considero una persona sin formación política y sin ideología ni doctrina política. He sido un crítico de su manera de hacer política y de armar sus listas de candidatos al Congreso, rellenadas con voleybolistas y otras clases de personajes de poca relevancia política, como el "Angelito del Once". Eso me parece llenar la política de basura, para no hablar de sus alianzas religiosas con iglesias basura. Pero nada de esto me impide ver que estamos en manos de una dictadura caviar y bajo el régimen de la mafia. Ojalá Keiko aprenda la lección que le da la vida y deje de jugar a la política barata. 

jueves, 21 de noviembre de 2019

El último show de la mafia


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Un nuevo escándalo conmociona a la ciudad, las redes sociales y medios de prensa. Una vez más el fiscal Pérez hizo otra de sus típicas jugadas antes de que el TC vea el caso de Keiko y filtró información a sus amigos de la prensa: el BCP había aportado a Fuerza Popular US$ 3.5 millones de dólares en la campaña del 2011. Enseguida tuvimos que aguantar el clásico y patético espectáculo de “indignados” lloriqueando y maldiciendo al BCP, cortando sus tarjetas de crédito y amenazando con retirar sus CTS. 

Pero con todo y eso, hasta ahora no han logrado probar absolutamente nada contra Keiko Fujimori. Todo lo que tienen es solo humo y floro para convencernos de que todo cuanto rodea a Keiko es criminal. Es el mito que el progresismo se esfuerza en contarnos todos los días. A nadie le interesa ya la verdad. Lo que quieren es linchar a Keiko y desaparecer al fujimorismo. Periodistas de características de prensa chicha prefieren posar como indignados y proferir sospechas anti Keiko para ganarse al público en vez de ejercer su profesión con dignidad y valor, aclarándoles cómo son las cosas en realidad.

Sería muy simple de explicar que en todas las campañas electorales existen donantes privados, entre ciudadanos y empresas, que tienen todo el derecho a mantener en reserva sus nombres, si así lo desean. Así es como funciona la democracia en cualquier país civilizado y a nadie le escandaliza. Pero en vez de decir algo tan simple como esto, periodistas que no merecen este título, prefieren darle basura a su público y alimentar los odios mediante la sospecha malintencionada y la pose del “indignado”. 

Casi no hay un periodista con algo de dignidad que se alce por encima de toda esa basura antifujimorista con que nos cubre la maquinaria mafiosa, repitiendo el mito ridículo de la “organización criminal” con que se acusa a Fuerza Popular. Se sospecha de todo cuando se trata de Fuerza Popular pero nunca sospechan del fiscal de la mafia que filtra sus datos en los momentos precisos para perjudicar a Keiko cada vez que otras instancias están por analizar su libertad. Allí nadie sospecha del fiscal ni de sus testigos ni de sus amigos de la prensa. Todos los sabios del periodismo son ciegos para ver los movimientos mafiosos de este fiscal, a pesar de que casi siempre se trata de un “testigo” que declara sin aportar una sola prueba. Nadie se percata de la maquinaria mafiosa que se mueve desde IDL, La República, Canal N y América TV, entre otros.

Y al final resulta que hasta ahora el fiscal de la mafia caviar no tiene absolutamente nada concreto contra Keiko. Pero nadie se atreve a analizar el caso con frialdad y objetividad. Tampoco invitan a los expertos que tienen una opinión distinta al fiscal Pérez y a la linea del antifujimorismo patológico en que se adoctrina a la población. Una gran irresponsabilidad de la prensa para quienes la verdad ha dejado de ser un valor hace tiempo. Para ellos es mejor caerle bien a la mafia y sumarse al cargamontón anti Keiko que pide la proscripción del fujimorismo, objetivo que la mafia caviar persigue obsesivamente como parte de su programa político. 

Los expertos han dicho miles de veces que los aportes de campaña no constituyen delito y menos lo eran en el 2011. Nada de eso cae en la figura del lavado de activos. El caso del fiscal Pérez es una farsa que se vendría abajo en un juicio. El pitufeo, los aportantes fantasmas y hasta las firmas falsas son vicios procesales y permanentes de casi todos los partidos políticos en todas las campañas. Nunca se usaron para armar un caso penal contra nadie. La mafia caviar ha usado todo eso inventando una serie de cargos ridículos y maniobras sucias para mantener presa a Keiko, sacarla del escenario político y desmantelar a la principal fuerza política de oposición. Eso es todo lo que persigue la mafia. Hay que decirlo con claridad.

La mafia caviar ha actuado con la complicidad de una prensa prostituida y de funcionarios corruptos. Para eso anularon la Ley Mulder, para poder seguir comprando a la prensa. Luego armaron la feroz campaña contra Chávarry para mantener el control del Ministerio Público. Hasta dieron el golpe de Estado para mantener el control del Tribunal Constitucional. Y ningún periodista parece darse cuenta de que vivimos en manos de una gran mafia que hace lo que quiere con el país.

martes, 22 de octubre de 2019

Desborde juvenil en Chile


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Desde que se iniciaron los hechos de violencia en Chile vengo leyendo opiniones y teorías sobre lo que está ocurriendo. Y la verdad es que todos dicen los mismos refritos de siempre. En especial los de izquierda, para quienes esto es una muestra del fracaso del modelo neoliberal. Un desborde de las masas histéricas donde el 90% son jóvenes, incluyendo escolares, no demuestra el fracaso de un país que está a un paso del primer mundo. Basta ver las cifras generales de Chile para darse cuenta de eso. El resto es verso y demagogia barata de los charlatanes de siempre. Me canso de oír a esos opinólogos, nivel Juan Velit, diciendo las típicas babosadas relamidas como el descontento popular por las demandas sociales, la inequidad, la crisis del modelo económico, etc. ¿Dónde no hay descontento popular? En cualquier lugar la gente siempre se va a quejar de algo. Eso no explica nada.

Los "analistas" de izquierda aprovechan el momento para destrozar el modelo económico apelando al mismo discurso bobo de convertir al individuo en "víctima del sistema". A eso se reduce siempre todo el análisis de un intelectual de izquierdas. El individuo es obligado a tener una tarjeta de crédito y obligado a comprarse el celular más caro y obligado a endeudarse por encima de sus posibilidades y es el sistema el que tiene la culpa de todo eso. El individuo es inocente, es la víctima de un sistema perverso. ¡Paren de joder!

Lamentablemente en Latinoamérica los únicos intelectuales son siempre de izquierda. Ellos han puesto de moda el discurso correcto que en esencia exige que todo sea gratis: educación, salud, transporte y otras cosas gratuitas, además créditos para vivienda fáciles y sin intereses. Siguen vendiendo la idea del mundo utópico donde todo debe ser gratuito provisto por un Estado paternal, que se encargue de implantar la "justicia social" con igualdad. Bueno, eso es Venezuela, eso es Cuba, eso trató de ser la Unión Soviética. ¿Hasta cuándo hay que aguantar a estos profetas del paraíso socialista? Por desgracia no hay quién los aterrice. Hasta la prensa se ha comprado ese discurso.

Desde mi punto de vista, el problema es que se implanta una economía liberal pero el discurso sigue siendo socialista. El señor Piñera, en esta gestión no ha hecho otra cosa que aplicar la receta de la izquierda. Se ha vuelto un ecologista fanático y muchas alzas se deben al cambio hacia una energía limpia. Hay "liberales" hablando en contra del "abuso de las AFP" cuando es este tremendo colchón de dinero el que ha permitido el despegue de la economía chilena y ha detenido el robo sistemático del Estado a los pensionistas. Pero el discurso anti sistema viene incluso de liberales. Y eso es porque a todos les encanta la pose correcta.

En resumen, en esta crisis no veo ninguna novedad. Es el resultado de la tolerancia al vandalismo que siempre se produce en Chile. Si no detienes a los jóvenes en la primera, ellos volverán por más. Los jóvenes chilenos se han acostumbrado a destrozar la ciudad por cualquier cosa. Los saqueos también surgen a la primera ocasión. Nada de lo que vemos es nuevo, salvo su magnitud. Y esto ha crecido simplemente porque todos son conscientes de la impunidad de sus actos. No hay represalia. Eso es todo.

jueves, 26 de septiembre de 2019

El payaso de Vizcarra y sus enanos se quedan sin circo


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Y como no podía ser de otra manera, la Comisión de Constitución del Congreso arrojó a la basura el aberrante proyecto presentado por el presidente Martín Vizcarra para acortar los mandatos y adelantar las elecciones. Era lo que correspondía hacer basándose en la Constitución y en  el sentido común. No habían fundamentos para acceder a tan disparatado propósito. El odio y el revanchismo no son causales para cerrar un Congreso ni ponerle fin a un período constitucional. Todo lo que han exhibido los vizcarristas son odios, mezquindad, estupidez y pobreza mental. Más nada.

Los argumentos oficiales del Ejecutivo en su demanda eran absolutamente falsos y flojos. Nunca hubo de parte de este Congreso ni pizca de obstruccionismo. El gobierno fue incapaz de presentar las pruebas del supuesto "entrampamiento". La misma Constitución prevé una solución al obstruccionismo. Para eso está el uso de la cuestión de confianza. Si un ministro o un gabinete considera que el Congreso le impide realizar su gestión bloqueando leyes o políticas públicas, puede presentar voto de confianza. Sumados dos votos de confianza negados a un mismo gobierno, el presidente puede disolver el Congreso legalmente. Pero nada de esto ocurrió. ¿Por qué? Simplemente porque este gobierno no ha hecho gestión y, por tanto, el Congreso nunca ha podido impedirle gobernar. La verdad es esa. Todo lo demás es cuento y fábula.

Lo cierto es que este gobierno solo se dedicó a pelear con el Congreso desde el principio. El absurdo pedido de confianza presentado por Del Solar el 4 de abril pasado, estaba referido a cambios en la Constitución, pero no a políticas de gobierno o planes de gestión. Fue un pedido absurdo que debió ser rechazado por el Congreso por indebido e impertinente. Al Ejecutivo no le compete hacer cambios a la Constitución y menos pedir voto de confianza para eso, a menos que sea indispensable para ejecutar alguna política pública concreta, pero ese no fue el caso. Los cambios eran políticos y orientados a pechar a los congresistas. El Congreso decidió otorgar el voto de Confianza y se acabó el asunto.

En consecuencia, es absolutamente falso que este Congreso le haya impedido gobernar a Vizcarra, y la prueba más evidente es precisamente que no han presentado ni una sola cuestión de confianza por políticas de gestión pública. Ni una sola. Solo se han dedicado al show y la payasería, para tener contentos a los borricos de la calle, vendiéndoles el cuento de que los congresistas son los malos de la película y que los del gobierno son los buenos. Vizcarra se pasaba los días promocionando su lucha contra la corrupción que hasta ahora no ha servido para nada. 

La desafortunada propuesta de adelantar elecciones parecía un exabrupto presidencial, tanto que el Congreso solicitó las actas de la sesión del Concejo de Ministros para saber si el mensaje presidencial había sido coordinado, como manda la ley. Al parecer, Vizcarra solo tenía en mente ganarse la simpatía del pueblo cuando se hizo cargo del gobierno. Para eso ideó el referendum con reformas de tono muy populista que golpeaban al Congreso, como la eliminación de la reelección. La jugada dio muy buenos resultados para él, pues su popularidad se disparó. Entonces cayó en el juego y decidió seguir por ese rumbo. Tal vez empujado también por la gente que lo rodea, rojos casi todos.

Pero cayó en su propia trampa. Al presentar una cuestión de confianza por reformas constitucionales le estaba dando al Congreso una tarea que solo les compete a ellos. De manera que el Congreso podía realizar las reformas como le parecían y no necesariamente siguiendo lo que pedía el Ejecutivo. De hecho sucedió así, y cuando el gobierno amenazó con interpretar la cuestión de confianza a posteriori para asumir que se la habían negado, se hallaron fuera de fuego. Les dijeron que así no funciona la cuestión de confianza. De modo que se quedaron sin cuestión de confianza y sin las reformas pedidas. Craso error del gobierno y de sus asesores. Metida de pata total. 

Cuando Vizcarra se dio cuenta de la estupidez que habían cometido montó en rabia. No tenía la tan ansiada cuestión de confianza negada para disolver el Congreso y estos no respetaron sus reformas. Entonces salió con la pataleta y el acto suicida del "nos vamos todos". No le quedaba otra cosa ya que el tiempo no le permitía. No sabía por qué otra cosa presentar cuestiones de confianza, puesto que no tenían políticas públicas que el Congreso pudiera rechazar. Estaban sin nada. Lo único que podían hacer para cerrar el Congreso y cumplir las exigencias de la mafia caviar era el adelanto de elecciones. Pero también esta idea tenía un problemita: carecía de fundamentos. 

Como ven, Vizcarra se hundió en su propia bañera. Hoy solo les queda la pataleta. El premier Del Solar y su gabinete en pleno salieron con el rostro compungido y el rabo entre las piernas para decir nada. No sabían qué decir. Se limitó a decir que el gobierno no se quedará de brazos cruzados. Es difícil advertir qué otra cosa pueden tramar para cerrar el Congreso sin ir presos. La verdad es que ellos mismos se han puesto en este problema por dedicarse a la payasería en vez de gobernar. 

Toda la alharaca que la prensa mermelera armó en apoyo a Vizcarra solo fueron fuegos artificiales. Acá nunca hubo ni hay ninguna crisis. Tanto el gobierno como el Congreso funcionan. El Estado de Derecho se ha hecho respetar y el griterío de unos cuantos perturbados mentales de la izquierda no va a cambiar las cosas. Es la hora de los demócratas que defienden el Estado de Derecho y el imperio de la Constitución frente a los enajenados de siempre. Ya es hora de que acepten que no son mayoría. Si el gobierno piensa seguir en su guerrita tonta contra el Congreso las cosas pueden irle todavía peor. Si Vizcarra no tiene más ideas en la cabeza, lo mejor para él sería renunciar. 

jueves, 19 de septiembre de 2019

Los planes de la mafia caviar


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

A estas alturas hasta el más tonto de los peruanos debería tener claro que la mafia caviar es la que está detrás de todas las movidas políticas y mediáticas contra el Congreso. Su objetivo es y ha sido siempre desmantelar el fujimorismo. Esa es su misión desde hace 18 años, cuando emergieron bajo el gobierno de Toledo, su socio principal. Allí desataron su implacable persecución con prisiones sin juicio a militares y ex funcionarios. Desde entonces, la guerra de la mafia caviar contra el fujimorismo no se ha detenido. Al contrario, desde la aparición de Keiko como la nueva figura que encarna al fujimorismo, la guerra de la mafia cobró nuevos bríos.

Las alarmas de la mafia caviar se encendieron apenas se supo el resultado electoral del 2016, cuando el fujimorismo obtuvo mayoría absoluta en el Congreso. Para entonces, la mafia ya se había ocupado de desbaratar el triunfo de Keiko mediante falsos psicosociales en la prensa, en la última semana de las elecciones, cuando la acusaron de estar siendo investigada por la DEA. Eso bastó para que PPK pudiera ganar por apenas 38 mil votos. Fue un alivio para la mafia, pero igual se quedaron con la sangre en el ojo al ver el resultado de los escaños en el Congreso. De inmediato convocaron a junta de emergencia para trazar el plan de desestabilización del Congreso con miras a romper esa mayoría fujimorista o, en última instancia, cerrar el Congreso a punta de cuestiones de confianza.

El primer paso de la guerra contra el Congreso fue la utilización de la prensa mermelera para iniciar una larga y sucia campaña de desprestigio del Congreso en general, y del fujimorismo en particular. El gobierno cuadruplicó la publicidad estatal en los medios hasta el punto de provocar reacciones, como la Ley Mulder, que prohibió la publicidad estatal en medios privados. Esta ley fue rápidamente archivada por el Tribunal Constitucional con argumentos baladíes, como el supuesto derecho del Estado a informar. Cosa que la ley no le impedía. Pero la fiesta de la publicidad estatal en la prensa no solo siguió sino que aumentó. De este modo, la gran prensa se puso al servicio de la mafia caviar.

A punta de crear escándalos, portadas y titulares, la prensa se ocupó de mellar el prestigio del Congreso y etiquetarlo como un "Congreso obstruccionista", sin ningún tipo de fundamento real. Pero la etiqueta se quedó grabada en el ideario popular. Luego vino el escandalete de Chávarry, a quien la mafia caviar quería sacar como sea de la Fiscalía. Le inventaron una andanada de acusaciones absurdas que el Congreso se vio forzado a archivar por falta de fundamentos legales, pero eso bastó para que la prensa pudiera armar el escándalo del "blindaje". A cada rato salían denuncias contra Chávarry, en especial por parte de congresistas de izquierda, como Marco Arana. Eran simples acusaciones disparatadas formuladas con el único propósito de crear el efecto del "blindaje". 

Lo mismo pasó con Hinostroza, a quien acusaron de ser parte de una organización criminal. El Congreso desestimó el cargo por falta de argumentos y se volvió a armar el escándalo del "blindaje". En este caso lo curioso fue que la Corte Suprema de España también desestimó el cargo. O sea que tanto el Congreso peruano como la Corte de España no vieron argumentos suficientes. Pero igual se creó el espejismo de un "congreso que blinda a los corruptos". Un cuento que de tanto cacarear en la prensa se convirtió en verdad. Así es como se fabrican las falsas verdades en la prensa prostituta y les meten cuentos a los borregos.

Hoy, tanto la prensa mermelera como los agentes de la mafia caviar, ya dan como un hecho cierto que el Congreso está desprestigiado y deslegitimado por su blindaje a la mafia. Lo repiten pikichones de Palacio como Jaime Chincha, sin ningún decoro. Acusan abiertamente al Congreso de haber blindado a los corruptos, cuando jamás se tomaron la molestia de analizar los fundamentos de cada acusación y cada acto de archivamiento. Eso no les interesa. Solo les sirve la pantalla del blindaje. Es lo que al final buscan. Es un plan bien coordinado entre los que inventan las acusaciones y los que publicitan el "blindaje". De otro lado, endiosan al fiscal demente José Domingo Pérez, un monigote de la mafia que les cumplió el sueño de encarcelar a Keiko.

Ahora la campaña de la mafia va por el cierre del Congreso, por un lado, y la oposición a que este Congreso designe a los miembros del Tribunal Constitucional. Están desesperados por apurar el desenlace del cierre del Congreso bajo cualquier recurso. Por ahora toda la mafia y su prensa prostituta sigue en campaña a favor del adelanto de elecciones, contando el cuento de una supuesta "crisis política" que nadie ve. De otro lado, harán lo que sea necesario para impedir la libertad de Keiko Fujimori, mediante sus artimañas y psicosociales en la prensa basura. Tienen por ahora tres frentes de batalla: cerrar el Congreso, impedir que se nombre a los nuevos miembros del TC y mantener presa a Keiko. Veremos si la mafia lo consigue. 

domingo, 25 de agosto de 2019

Hablándole a la pared


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La elección de Pedro Olaechea en la presidencia del Congreso le ha dado un giro a la política nacional. Para empezar, no se trata de un improvisado del montón, salido de la nada, como suelen ser la mayoría de los que hoy actúan en el escenario político, empezando por el propio presidente de la República, Martín Vizcarra, cuyo único antecedente político es la de agitador antiminero y, como consecuencia de eso, gobernador de una pequeña región del país. 

Pedro Olaechea es un economista de la PUCP con maestría en el Reino Unido. Posee una amplia trayectoria en el sector público y privado. Fue presidente de la Sociedad Nacional de Industrias (2009-2012) y director gerente de la Compañía Minera El Futuro de Ica S.A.C. (2003-2015), entre otros muchos cargos, además de ser un destacado empresario. En el sector público fue miembro del Consejo Nacional del Trabajo por 15 años y vicecónsul honorario de Dinamarca desde el 2004. Además es una persona culta e intachable que proviene de una familia de rancio abolengo. No es pues cualquier hijo de vecino. 

Está claro, sin embrago, que la plaga de limitados mentales del progresismo y de la izquierda infecto contagiosa en su conjunto, no pueden ver ni en pintura a Pedro Olaechea, por el solo hecho de no ser parte de su cofradía de zombies antifujimoristas. Así es como tienen de atrofiado el cerebro esos indigentes mentales que vomitan odio sectario al mejor estilo comunista. Sin embargo, idolatran al incapaz de Martín Vizcarra, justamente porque les ha dado el gusto de pechar al Congreso, fastidiar al fujimorismo y apoyar a la mafia caviar defendiendo a los fiscales de IDL y atacando a Pedro Chávarry. De manera que tenemos a dos personajes sumamente diferentes frente a frente.

Como persona culta y demócrata, Pedro Olaechea se sustenta en la Constitución y la ley, para guiar sus actos políticos. Por su parte, Martín Vizcarra ignora la Constitución, la cual pretende cambiar a su antojo y pasar por encima del Congreso cuando le viene en gana. Como buen populista, Vizcarra pretende guiar sus actos por las encuestas y el griterío de la gente. Mientras que Olaechea piensa en lo mejor para el país, Vizcarra piensa en lo mejor para él y sus aliados. ¿Qué es lo mejor para Vizcarra? Pues soltar la papa caliente del gobierno, en donde ya vio que no ata ni desata. El país se le está yendo de las manos. ¿Qué es lo mejor para la izquierda delirante y rabiosa? Traerse abajo el Congreso, sacar al fujimorismo de la política, generar el caos y pedir Asamblea Constituyente. 

El caos es el negocio de la izquierda. Vizcarra es el mejor aliado que han encontrado para provocarlo, pues se trata de un hombre mentalmente limitado, de escaso discernimiento y pobre criterio y sin mayor ambición en la política. Vizcarra es tan estúpido que escucha los concejos de la izquierda. Y eso lo puede llevar tarde o temprano a la cárcel, si se le ocurre cerrar el Congreso, como le pide la chusma y los deteriorados mentales del rojerío. 

Por todo esto, la invitación que Pedro Olaechea le ha extendido a Martín Vizcarra caerá en saco roto. Está claro que Vizcarra es un pobre diablo incapaz de dialogar y buscar consensos. De lo contrario ya lo hubiera hecho. Solo las personas inteligentes buscan resolver los conflictos mediante el diálogo. En cambio, los brutos creen que haciéndose más agresivos van a ganar. Son pues dos personas con estilos, inteligencia y modales muy diferentes. Vizcarra es un patán, mientras que Olaechea es un caballero. ¿Qué puede salir de ese encuentro? Nada.

Cómo será de idiota y patán Martín Vizcarra que ya anticipó que ningún diálogo lo hará desistir de su berrinche de 28 de julio y de su extravagante e inconstitucional pedido de adelanto de elecciones. En vista de lo cual, Pedro Olaechea debería ahorrarse la molestia de ir a palacio a dialogar con ese rufián. No vale la pena. No llegará a nada. Vizcarra no está interesado en solucionar problemas, no le interesa el país, no le importa la Constitución. Cree que puede hacer lo que le da la gana. Lo único que quiere es es tumbare a este Congreso como sea, incluso perdiendo el cargo. Ese ha sido su único objetivo desde que asumió como presidente: fregar al Congreso para complacer a la chusma, a sus aliados de izquierda y a la prensa mermelera dominada por la caviarada antifujimorista.

El gran problema del país es que no tiene futuro. La nave del Perú está siendo conducida por un irresponsable chofer sin licencia, a quien no le importa si nos estrella. ¿Qué viene después del adelanto de elecciones? ¿Acaso alguien cree que tendremos un mejor escenario? ¿Creen que el electarado votará mejor que en las últimas tres elecciones? ¿Que tendremos mejores candidato siquiera? No. Nada de eso va a ocurrir. Volverán a elegir a un idiota de presidente, y llenarán el Congreso con una plaga de improvisados gracias a su estúpida reforma que anuló la reelección. 

Lo que debería hacer el Congreso es hacer respetar la Constitución y tirar al tacho de basura el proyecto presentado por el gobierno. No hay manera de que el gobierno obligue al Congreso a no cumplir la Constitución ni a reformarlo. Y una reforma tampoco aplicaría a este régimen que ya fue elegido por cinco años. Así que el Congreso debe archivar la propuesta y seguir adelante. Si el incapaz de Vizcarra no puede o no quiere seguir de presidente que renuncie. No queda otra. 

domingo, 18 de agosto de 2019

Un presidente bananero


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La última ocurrencia de Vizcarra es el adelanto de elecciones. Cada vez que habla en el Congreso saca un conejo de su sombrero para cambiarle la agenda al país con reformas que son pura basura. El año pasado fue su mamarracho de reforma constitucional que impuso con majadería invocando la cuestión de confianza y hasta referendum. Lo hizo haciendo alarde de su verborrea y demagogia barata, y apelando al sambenito de la lucha contra la corrupción, un refrito que ha resultado ser muy eficaz para toda clase de politiqueros en los últimos 20 años. 

En las pasadas Fiestas Patrias Vizcarra leyó un somnífero mensaje a la nación, donde no tuvo nada que mostrar en su año de gestión, pero lo maquilló prometiendo grandiosas políticas públicas, para terminar con su típica jugada de matón de barrio, pechando al Congreso, del cual dijo que ya no representa a los peruanos. Como si él representara a alguien. Las encuestas no son referentes democráticos ni legales. Un payaso puede ser muy popular pero eso no significa que represente a los peruanos. 

La última payasada de Vizcarra fue proponer el adelanto de elecciones, según dijo, porque no hay otra forma de superar la crisis. ¿Cuál crisis? La que él mismo había estado generando durante todo el tiempo en que tuvo el cargo de presidente, es decir, el conflicto con el Congreso. Su excusa puntual fue que no se había respetado la esencia de sus propuestas de reforma constitucional y que el Congreso había "saboteado" el sentir popular al defender la inmunidad parlamentaria. Aunque parezca mentira, esos fueron sus argumentos. Una vergüenza realmente.

La pataleta de Vizcarra se produce entonces porque no le dan gusto en las reformas que él quiere y como él las quiere. En consecuencia, hay una crisis de gobernabilidad, según él. ¿Necesita el gobierno reformar la inmunidad parlamentaria para seguir gobernando el país? ¿Desde cuándo eso es un asunto que afecta la gobernabilidad? Realmente hasta como excusa suena bastante estúpido. Todo lo que deja en claro esta actitud de Vizcarra es que se trata de un sujeto sumamente limitado, que no sabe lo que es la democracia ni el Estado de Derecho ni el respeto a las instituciones. Es un patán en todos sus aspectos.

El Congreso, le guste o no a Vizcarra, es el primer poder del Estado y surge del voto popular. Allí están representadas todas las tendencias políticas y regiones del país. Que haya una mayoría que no le agrada a él y a los comunistas, no le quita su valor democrático ni su legalidad institucional. Lo que debería aprender Vizcarra es a respetar al Congreso. En última instancia, puede desentenderse del Congreso y dedicarse a gobernar sin necesidad de estar armando un pleito cada cierto tiempo, cuando baja su popularidad en las encuestas.

En este momento, las únicas bases de Vizcarra son los comunistas del Frente Amplio y Nuevo Perú, las cloacas de la izquierda en las redes sociales y la prensa mermelera que depende de la publicidad mafiosa del Estado, que ha crecido a niveles extravagantes sin que a nadie le importe. Por supuesto, también lo apoyan los representantes de la mafia caviar, que están en  el poder desde los días de Ollanta Humala y que nunca se fueron. En resumen, este régimen de Vizcarra sigue teniendo como base todos los sectores que apoyaron a Humala. De hecho, uno de sus principales defensores es el ex Presidente de la PCM, Pedro Cateriano. 

Lo increíble es que todos estos sectores mafiosos de izquierda caviar están dándole soporte a la última propuesta de Vizcarra, como si eso fuera la solución a la crisis que Vizcarra genera con su inoperancia y estupidez permanente. Al parecer lo que la izquierda quiere es deshacerse de Vizcarra pero no quedarse con Meche Araoz ni con la mayoría fujimorista de este Congreso. El problema es que la propuesta de Vizcarra es inconstitucional, por la sencilla razón de que ellos fueron elegidos por cinco años. Eso manda la Constitución que juraron cumplir. 

Se puede cambiar la Constitución para recortar mandatos, pero eso aplicaría a futuro. No a este régimen, obviamente. Como tampoco se le aplicaría si decidieran ampliar el mandato a seis años, como era antes. Nunca hemos tenido períodos de cuatro años. No es la tradición constitucional del Perú. Además, no hay mayores argumentos para recortar el mandato. Que Vizcarra sea incapaz de solucionar sus conflictos con el Congreso no es motivo suficiente para cambiar la Constitución. 

Al parecer, el Congreso ya le perdió el miedo a Vizcarra. Primero porque el mismo Vizcarra se ha dado cuenta que no puede pedir voto de confianza para cambios constitucionales. Eso es ilegal, ya que el presidente no tiene facultad para cambiar la Constitución. Pero tan idiotas son los congresistas que el año pasado le aceptaron el pedido de voto de confianza y se lo dieron. Era una jugada extraña ya que no se sabía sobre qué era el voto de confianza, ya que la tarea de modificar la Constitución recae en el Congreso y no en el Gobierno. No tiene sentido que el Gobierno pida voto de confianza para una tarea que le compete al Congreso. Pero así de idiotas son nuestros políticos.

Una vez recibido el voto de confianza, parece que los idiotas del gobierno se percataron de que al final el Congreso podía hacer las reformas que quisiera. Entonces salieron con el cuento de que si no  hacían las reformas como estaban planteadas, es decir, al pie de la letra, ellos interpretarían que el voto de confianza les fue negado. Otra imbecilidad propia de estos políticos de pacotilla. El voto de confianza se da en votación y punto. Después no caben interpretaciones. Al final, los limitados del gobierno se dieron cuenta de que lo que habían hecho era una total estupidez, y que no podían usar ese tonto argumento de la confianza denegada a posteriori para cerrar el Congreso. 

Esto fue lo que los llevó a la pataleta desesperada de pedir adelanto de elecciones para que se vaya el Congreso. Y claro que tuvieron que incluirse ellos mismos en el pedido. Es decir, Vizcarra prefiere irse del poder con tal de tener el placer de cerrar este Congreso de cualquier manera. Ese es el nivel de pobreza mental y delirio psicótico que padece Vizcarra. Más allá de su tenaz odio por el Congreso no tiene otros objetivos de gobierno. Por eso es que el país está como está. Nada le importa a Vizcarra. Es una hoja llevada por el viento de la opinión popular. Y como la chusma siempre odia a los congresistas y adora al payaso que tiene el poder, Vizcarra cree que su misión bíblica es cerrar el Congreso como sea, aun perturbando la tranquilidad del país.

Esto es lo que pasa cuando se tiene un pelele de presidente. Un presidente digno de una republiqueta bananera, donde una tribu de salvajes lo carga en peso para pasearlo alrededor del fuego sagrado. 

lunes, 5 de agosto de 2019

Un idiota encantador


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La característica principal de un idiota es que siempre crea problemas donde no los hay. Nunca será capaz de resolver un solo problema real, pero es un campeón tratando de resolver falsos problemas que solo existen en su imaginación. Todos nos hemos chocado alguna vez con un idiota. Es alguien que de la nada o de la cosa más nimia termina armando un escándalo mayúsculo. Y lo peor es que no resuelve nada. Al contrario, empeora algo que era simple y lo deja sin solución. Bueno pues, lo que antecede es una descripción cabal y precisa de lo que hoy tenemos como presidente de la República, el señor Martín Vizcarra. 

Ya todos están conscientes de que en año y medio de gobierno Martín Vizcarra no ha resuelto ni un solo problema del país. Es más, ni siquiera los ha enfrentado. En su último mensaje a la nación por Fiestas Patrias no dijo una sola palabra sobre seguridad ciudadana, que es el problema más grave que señalan los ciudadanos en las encuestas. ¿No es eso raro en un gobernante que vive hablando de la "voz del pueblo"? La delincuencia se ha desatado en todo el país y no vemos respuesta alguna de este gobierno. La reconstrucción del norte sigue paralizada. Las reformas urgentes que se requieren para reactivar la economía no se encaran ni se desarrollan. 

¿En qué ha sido bueno Vizcarra en todo este tiempo de gobernante? En una sola cosa: en armar líos con el Congreso tratando de reformar algo que no tiene remedio, que es la clase política. ¿Es acaso su trabajo como presidente preocuparse de la calidad de la clase política y pretender reformas absurdas que no tienen ni pies ni cabeza? No lo es. Todo su afán es vivir criticando a la clase política, como lo han hecho todos los dictadores del siglo XX y más. No hay un tiranuelo que no haya usado el sambenito de condenar a la clase política para erigirse como el salvador de la patria. Desde Velasco hasta Chávez, todos han salido a maldecir a los partidos tradicionales. Y hoy Vizcarra hace más de lo mismo. Utiliza el libreto más gastado de todos los charlatanes baratos sin oficio. 

Desde luego que todo buen idiota en el poder, dedicado a armar show a base de peleas con la clase política o con el Congreso, se gana las simpatías de un público ignorante que disfruta del espectáculo, alentando al nuevo matón que zarandea a los odiados políticos. Lo lamentable es que mientras gozan del espectáculo y aplauden al patán, el país sigue agravando su crisis en todos los sectores. La salud está peor cada día, los médicos en huelga, los hospitales colapsados, los más pobres haciendo colas desde las 3 de la madrugada para alcanzar una cita. Los colegios siguen sin mantenimiento, acá mismo en la capital, donde las denuncias de los padres de familia no cesan por el mal estado de los colegios. Y la delincuencia ni qué se diga.

La ignorancia de la gente hace que un payaso como Vizcarra pueda hacer sus actos de payasería en contra del Congreso, y salir entre aplausos, pese a la pésima gestión que hace. En el Perú las cosas están al revés. Es el Congreso el que debe mirar y fiscalizar los actos del gobierno. Para eso está y esa es su principal misión. Pero acá ocurre todo lo contrario: es el inepto de Vizcarra el que vive mirando al Congreso y exigiéndole las reformas "políticas" que a él le vienen en gana, a pesar de que esa no es su función como gobernante. El Congreso es el único que tiene atribuciones para reformar la Constitución, pero acá es el presidente el que se arroga dicha función. Y todos aplauden. 

Lamentablemente la ignorancia de la gente hace que todo este ambiente descalabrado sea posible. Y a este caos contribuyen muchos otros ignorantes que fungen como periodistas conduciendo programas donde en lugar de educar al público en temas de democracia y Constitución, lo que hacen es seguir alentando la pelea de callejón entre el Gobierno y el Congreso. Todo es tan absurdo que realmente este país da pena. Aunque mañana se fueran todos y volvieran a votar, el pueblo seguiría eligiendo mal por sus altos niveles de ignorancia y porque ahora, gracias a las estúpidas reformas hechas a la volada, bajo amenaza y por joder, los candidatos van a ser peores que antes. Provecho.

domingo, 4 de agosto de 2019

Un pequeño tiranuelo perdido


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

El presidente Martín Vizcarra ha tenido la desfachatez de pedirnos "grandeza" para traernos abajo el Estado de Derecho y acceder, una vez más, a sus caprichos de reforma constitucional, tal como a él le parece que debe ser. Es decir, en los hechos, Vizcarra ya asumió todos los poderes, pues ahora es él quien reforma la Constitución poniendo bajo amenaza al Congreso, además de involucrarse en la marcha del Ministerio Público, donde logró hacer expulsar al Fiscal de la Nación Pedro Chávarry, a quien todavía no deja en paz, ya que sigue opinando sobre su suerte en el Congreso.

El Perú está en manos de un pequeño tiranuelo que se cree dueño del poder absoluto, ignora todos los modales democráticos y hace lo que le viene en gana. Y todo lo hace con la torpeza propia de un campesino sentado en la mesa del rey. En cada gesto y palabra, Vizcarra demuestra ser un completo ignorante de la política, un déspota disfrazado de demócrata, que habla de unidad y diálogo mientras zarandea al Congreso y amenaza la estabilidad institucional y democrática del país. 

Y como suele suceder en la historia, el tirano goza de popularidad. Esto es fácil cuando se tiene el control casi absoluto de la prensa, como lo tiene Vizcarra. Los más grandes grupos de medios le deben su existencia al gobierno, pues viven de la fabulosa publicidad estatal. Allí tenemos pues a los principales diarios, canales de TV y emisoras radiales vomitando fuego contra el Congreso todos los días y alabando al tirano que "ha puesto en jaque al Congreso". La masa de borregos en las calles es arriada por estos conductores de medios y columnistas baratos que glorifican al dictador y braman contra el Congreso.

A esa masa de ignorantes y tontos útiles que aplaude al tirano desde las calles y las redes sociales, hay que sumarle la izquierda, siempre atenta a agitar más las aguas turbias de la política. La gusanera de la izquierda cobra vida cuando huele el cadáver de la democracia, se arremolina en torno a la putrefacción de las instituciones y aprovecha para darle el toque de muerte final al Estado burgués. La izquierda juega su propio partido en espera de que todo colapse y pueda exigir una nueva Asamblea Constituyente, para cambiar la odiada Constitución de 1993 que sacó al Estado del rol central de la economía. De este modo, Vizcarra juega en pared con la izquierda retrógrada y fracasada. 

Este es el triste panorama de la democracia peruana ad portas del bicentenario: una democracia amenazada por el propio presidente que ha resultado ser el sujeto más incapaz que haya ejercido ese cargo en toda la historia, un ignorante político devenido en tirano, como suele suceder con los ignorantes en el poder, y que a falta de planes de gobierno y de capacidad de gestión, ha terminado siendo una amenaza para la institucionalidad del país. Martín Vizcarra es un patán de la política, sin modales ni voluntad de lograr acuerdos. Todo lo que ha hecho Vizcarra hasta ahora es imponerle sus caprichos al Congreso bajo amenaza de disolución. Y como no le dieron el gusto en sus reformas, y no puede disolverlo, ha montado en cólera como un niño engreído y malcriado. Ahora golpea las estructuras del Estado exigiendo que se vayan todos porque no le hacen caso. ¿Se puede ser más infantil y estar de presidente?

Tenemos que aguantarle más caprichos a este felón que tenemos de presidente. Caprichos que ponen en riesgo la estabilidad del país. Exigencias histéricas y arrebatadas que son impropias de un gobernante serio y respetuoso de la Constitución, que es lo mínimo que se puede exigirle a quien detenta el cargo más alto de la nación: respeto a la Constitución y a las formas democráticas en la política. Pero el tiranuelo de Vizcarra es un matón de barrio que se cree por encima de la Constitución y del Congreso, convencido de que los aplausos de la chusma ignorante y de la prensa prostituta lo avalan para hacer lo que le viene en gana. Tampoco debe extrañarnos que salgan por allí la tradicional fila de ayayeros, opinólogos, constitucionalistas de carretilla y politiqueros del ayer, que aparecen con poses de patricio avalando las trapacerías de Vizcarra, no por amor al país sino por odio a la mayoría del Congreso.

Ahora le toca al Congreso la fundamental e histórica tarea de defender la institucionalidad del país, hacer prevalecer la Constitución, la democracia y el Estado de Derecho, por encima de los arrebatos de ese felón con aires de dictador caribeño que detenta la banda presidencial por azar. Esperemos que Pedro Olaechea esté a la altura de las circunstancias y del reto que el momento plantea. El Perú tiene muchos serios problemas que enfrentar antes que perder tiempo discutiendo las boberías que se le ocurren al inepto de Vizcarra. Lo que le corresponde a Martín Vizcarra es renunciar y dejar el cargo en el que ha demostrado ser un completo inútil. Eso sería lo mejor para el Perú si queremos llegar como nación al bicentenario.

martes, 23 de julio de 2019

La venganza de los avestruces


Por: Ricardo Uztarroz
Periodista y escritor, ex director de la agencia de noticias France Presse (AFP) en LIMA PERU

El avestruz es un animal torpe cuya singularidad es ocultar su cabeza bajo la arena cuando presiente un peligro, convencido de que lo que no se ve no existe. Esta imagen se me viene a la mente inevitablemente cuando pienso en los tres jueces que han condenado, el pasado 7 de abril, a 25 años de prisión al ex presidente peruano Alberto Fujimori (1990-2000) por “responsabilidad indirecta” en dos matanzas perpetradas en 1991 y 1992 por una banda de sicarios que mató en total a 25 personas; y cuando pienso en las organizaciones que supuestamente defienden los Derechos Humanos, que se alegran y califican la sentencia “de gran victoria histórica”.

La condena del ex presidente, llamado familiarmente “El Chino”, debido a su origen japonés, corresponde realmente a una cadena perpetua puesto que él tiene 70 años cumplidos, a menos que tenga una excepcional longevidad.

Esta sentencia puede ser calificada como una venganza de los avestruces si reflexionamos acerca de lo que hacían los acusadores y los jueces que han condenado al ex presidente peruano durante los años 1990-1993, en los que ocurrieron los crímenes juzgados. ¿Qué hacían en esos años, cuándo Sendero Luminoso, organización terrorista discípula del monstruo Pol Pot, mataba sumariamente a todos los que le resistían, cuando daba la impresión de que estaba a punto de triunfar, de que estaba a dos dedos de tomar el poder y de transformar el Perú en una especie de Camboya comunista y sanguinaria? Pues tenían la cabeza metida en la tierra y esperaban que alguien, en este caso el “Chino”, se encargara del “sucio trabajo” de acabar con el terrorismo.

Una apatía casi institucional ¿Y si por desgracia el “Chino” fallaba, acaso ellos ya estaban listos para dialogar con Sendero y a proponerle sus servicios?

Rumores recurrentes, pero por el momento imposibles de comprobar, permiten pensar que ellos anticiparon una posible victoria de SL y buscaron entrar en contacto con esa banda terrorista. Si esto es verdad, la historia revelará la identidad de aquellos cobardes que hoy se presentan como heraldos universales de los derechos humanos. ¡Pobres derechos humanos!

Si los padres de los derechos humanos supieran el uso oportunista y falso que se hace de ellos en Perú, se sobresaltarían en sus tumbas.

El más representativo de esa pusilanimidad, que se puede calificar en buena medida de institucional, pues se extendió en las altas esferas de la sociedad (magistrados, universitarios, políticos, empresarios, directores de diarios, etc.), es sin duda alguna el presidente de la ex Comisión de Verdad y Reconciliación (CVR), Salomón Lerner.

Un día, este filósofo admitió que en esa época él no había tomado conciencia de la amplitud de la violencia y de las vesanias de Sendero Luminoso porque estaba muy ocupado en sus trabajos universitarios. Sus trabajos de ese entonces, como los que siguieron después, eran de tal importancia que nadie los conoce y por lo tanto nadie está en condiciones de acordarse de ellos, incluso entre sus colegas más cercanos.

Esto me recuerda a algunos intelectuales franceses que durante la ocupación nazi practicaron la colaboración tranquila y siguieron publicando, filmando, cantando, y que, cuando llegó la liberación, aparecieron como miembros de la Resistencia de la hora 25.

No hay vergüenza de ser cobarde; pero que no se juegue a ser un héroe cuando el peligro ha desaparecido.

Hoy en día, esa CVR, cuyo informe es a menudo un tejido de alegaciones increíbles o aproximativas, y que no responde a ningún criterio científico, pretende distribuir buenos y malos puntos, como si la lucha contra el terrorismo (pues había en Perú un terrorismo, el de Sendero Luminoso) hubiera sido un juego mundano de sociedad.

La CVR afirma que esos años de violencia dejaron 70.000 víctimas, entre muertos y desaparecidos, cifra superior a las pérdidas norteamericanas en Vietnam. Al mismo tiempo, esa comisión dice implícitamente que el conflicto peruano fue de media o alta intensidad. ¡Qué absurdo!

Es verdad que algunos de esos comisionados tuvieron una relación turbia con Sendero. Uno de ellos dijo en esa época que estaba de acuerdo con los objetivos de Sendero pero no con sus métodos, que éstos (es decir, el uso de las armas y del asesinato, habría que recordarle) prematuros.

La izquierda peruana pagó duro su ambigüedad,.su negativa a condenar firmemente a los asesinos de SL, ya que éste era una organización de asesinos en serie, sin escrúpulos, sin remordimiento. La izquierda peruana no obtuvo en las últimas elecciones en 2006 sino un 1% de los votos. Los electores la juzgaron. Estos mismos electores estiman en un 60% que Fujimori fue el mejor presidente que el país ha tenido en su historia. La única cuestión que vale la pena.

Como residente en Lima desde hace diez años, y periodista de la Agence France Presse (AFP), entrevisté a Fujimori en cinco ocasiones, incluso una vez lo entrevisté en Tokio, cuando él estaba exiliado, poco después de su caída en 2000 a causa de una conspiración que, como distintos índices lo sugieren, habría sido urdida por Bill Clinton y Madeleine Albright, la entonces secretaria de Estado.

Lo entrevisté de nuevo en Santiago de Chile, poco antes de su extradición. Durante los quince meses que duró el proceso de Fujimori, yo asistí a prácticamente todas las audiencias, 161 en total. Falté a lo sumo a una decena que no eran, además, esenciales.

Puedo decir que conozco el expediente y también alegar una experiencia profesional de 40 años en el periodismo, experiencia que me enseñó a saber lo que es un hecho, una prueba, un índice, una alegación, una suposición, una deducción, una especulación, un conjunto de conceptos elementales que los tres jueces obviamente ignoran, lo que lanza una duda sobre su competencia jurídica y sobre su imparcialidad.

En fin, puedo añadir que, ideológicamente, todo me separa de Fujimori, siendo él un hombre de derechas, y yo más bien de izquierda. Pero no de una izquierda de salón, como lo prueban mis compromisos pasados y presentes y la historia de mi familia. Por adelantado, le niego a quien sea tener la menor autoridad para impugnar mi pertenencia a la izquierda pues en la izquierda no hay un Papa que fije el dogma.

En sus considerandos, el tribunal no respondió a la única cuestión central del proceso: ¿Fujimori dio la orden de realizar esas dos matanzas estúpidas que, obviamente, iban contra la política que él mismo preconizaba contra el terrorismo, a saber: convencer a la población, ganarse su simpatía, con el fin de aislar a Sendero Luminoso y a la otra organización subversiva, el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA)?

A falta de pruebas, la parte civil y el fiscal cambiaron, puedo decirlo sin ironía, su fusil de hombro durante el proceso.

Al principio, decían que Fujimori era el jefe del escuadrón de la muerte, del grupo llamado Colina (Colina es el nombre de un funcionario asesinado por SL), que realizó esos asesinatos y que él había dado la orden directa de esos crímenes. Como no pudieron probar esta alegación, entonces inventaron la tesis de que Fujimori es culpable porque él era el jefe de Estado.

Basándose en una cadena de suposiciones, dijeron que él había transformado el Estado en una organización criminal con el fin de implementar una guerra sucia contra el terrorismo. Por lo tanto, siendo el inspirador de esa estrategia oculta de guerra sucia, disimulada en los pliegues de una guerra limpia, él era el autor indirecto de esos asesinatos.

Como nada prueba esa otra alegación (repito, es una simple alegación), los jueces hicieron una pirueta de gimnasia jurídica que tiene mucho de realismo mágico: Amontonaron hechos sin relación evidente, rasparon aquí y allá entre cerca de 500 documentos de índices vagos con el único objetivo de construir una culpabilidad que parece muy hipotética. Los jueces demostraron tener una maquiavélica imaginación literaria.

Al final, consideraron que Fujimori es culpable por omisión, lo que quiere decir que sabiendo que esas matanzas se preparaban, él no hizo nada para impedirlas. ¿Y qué prueba hay de que él sabía? El hecho de que en su calidad de jefe de las Fuerzas Armadas y de la Policía él debía saberlo. Los expertos jurídicos apreciarán la pertinencia, digo bien pertinencia, no inteligencia, del argumento. Lo digo sin temor alguno: ¡es grotesco! Individuos sin importancia.

Aceptemos desde un punto de vista puramente hipotético que los considerandos de los jueces sean fundados. ¿Cómo entonces puede uno explicar por qué Fujimori habría autorizado o, lo que es peor, dado la orden de matar a 25 personas sin importancia alguna, que no eran ni siquiera dirigentes terroristas de segunda o de tercera?

Esas matanzas tenían un inconveniente principal para Fujimori: le quitaban credibilidad a su política oficial, proclamada y practicada, de guerra limpia. ¿Por una parte, él tendía la mano, y por la otra él habría apuñalado?

Uno puede creer que la gente es imbécil, hasta que llega el momento en que ésta se da cuenta de que ha sido engañada. Aceptemos incluso que esa política de guerra sucia era cierta. ¿Puede alguien imaginar que un presidente de la República, incluso de un país pequeño como Perú, admite dar la orden de ejecutar a individuos sin importancia y sin ningún peso político o estratégico, como habría podido ser, por el contrario, la liquidación física de Abimael Guzmán, el jefe alucinado de Sendero, un tipo mesiánico hasta los forros? Ahora bien, todos los jefes terroristas, incluso Guzmán, fueron detenidos y están purgando penas.. El llamado “Presidente Gonzalo” tuvo durante años como vecina de celda a su compañera Elena Iparraguirre, ellos pasaban juntos todo el día. ¡Bonito ejemplo de la crueldad de Estado promovido por Fujimori! ¡Fujimori estaba loco o era un asesino en serie! Si eso es así ¿qué era lo que él buscaba? ¿Satisfacer sus instintos de asesino, impresionar al gallinero? Desde un punto de vista político, esas matanzas eran completamente improductivas. Fujimori tiene defectos, desde luego, pero no se lo puede acusar de carecer de inteligencia.

Por otra parte, el colmo es que el tribunal no le reconoció a Fujimori ninguna circunstancia atenuante. Es decir, Fujimori actuó fuera del tiempo y del espacio. ¿En esa época, Perú no estaba acaso al fondo del abismo y en pleno caos, gracias a la herencia que le había legado Alan García, de nuevo presidente del Perú a pesar de su desastrosa e irresponsable gestión en su primer mandato (1985-90)? ¿Acaso los atentados terroristas, los carros-bomba, no eran diarios? ¿Los cortes de electricidad causados por los sabotajes a las torres de alta tensión no eran permanentes? ¿Acaso se podía salir de noche? ¿Alguien sabía si volvería a ver a sus seres queridos al final de la jornada de trabajo? ¿La inflación no era delirante? ¿La escasez de los productos de primera necesidad no era permanente? ¿No se destruía el aparato productivo? ¿Perú no estaba al margen de las naciones y tampoco tenía derecho al crédito externo? No, nada de esto existió, según los jueces. ¡Fujimori era un extraterrestre, un tipo sediento de sangre, una especie de Drácula! Las capas populares, las que tuvieron que sufrir más las salvajadas de SL, reconocen, en una muy amplia mayoría, que él fue quien salvó al país, que él fue quien le permitió a la gente encontrar una vida normal, si se puede hablar de vida normal en un país tan pobre como el Perú. Todo eso para los jueces (¿qué hacían ellos en esa época?) no existió. ¿Magistrados imparciales?

Los que aplauden esta condena no dejan de repetir que los magistrados tuvieron todo el tiempo un comportamiento exento de reproches. Eso es, obviamente, muy discutible. La hostilidad que mostraba el rostro del presidente del tribunal, César San Martín, lo traicionaba y dejaba ver que él saciaba una venganza personal. En 1993, en el marco de una operación de depuración del aparato judicial peruano, corroído por la corrupción endémica, él había sido excluido de la magistratura.

Tal vez eso fue un error. En todo caso, él había encontrado en el juicio la oportunidad de vengarse. Uno de sus asesores tiene, por su parte, un pasado de simpatizante de izquierda. La izquierda es visceral e irracionalmente anti- Fujimori, por razones demasiado largas para explicar aquí. Uno de los índices de la falta de imparcialidad es la ausencia de reconocimiento de las circunstancias atenuantes.

Pero el colmo de los colmos, es que los jueces afirmaron que las víctimas de esas dos matanzas no tenían nada que ver con el terrorismo. Entonces, ese considerando significa implícitamente que Fujimori perpetró asesinatos gratuitos, que ni siquiera se inscribían en la estrategia de guerra sucia que ellos mismos le reprochan. También afirmaron que esas matanzas eran crímenes de lesa humanidad. Sin duda, cuando se cruza tal frontera, ya no hay razón para detenerse.

Esa condena es como si en 1969, después de su renuncia, se hubiera llevado a Charles de Gaulle ante un tribunal especial (el tribunal que pronunció este veredicto es un tribunal especial) y se lo hubiera declarado culpable de las exacciones, torturas y ejecuciones extrajudiciales practicados en Argelia entre 1958-1962.

Este proceso de Fujimori revela la inconsistencia, la irresponsabilidad, el infantilismo, la frivolidad, de una parte de las clases dominantes peruanas, algunos de cuyos miembros se creen parte de una aristocracia descendente de los conquistadores o virreyes españoles.

Sendero Luminoso no ha sido destruido totalmente, ha hecho una alianza con grupos narcotraficantes. Sus grupos armados operan en una zona de cultivos de coca a 400 km al este de Lima. La sentencia a Fujimori le abre una puerta enorme a SL para que pase a la ofensiva. ¿Quién se atreverá de ahora en adelante a oponerse militarmente a Sendero si la “recompensa” será 25 años de prisión, 25 años que corresponden en realidad a una condena a muerte lenta en vista la edad del condenado? Fujimori interpuso el recurso de apelación. Recurso que no fue admitido.

Para resumir, esta condena pone una línea de igualdad entre Abimael Guzmán, jefe terrorista, y Alberto Fujimori, el presidente que lo venció y que, en consecuencia, salvó al Perú de una pesadilla, de una especie de nazismo rojo.

Así pues, según el fallo, nada ocurrió en el Perú entre 1980 y 1990 por un lado y entre 1990 y 2000, por el otro. Todo ha vuelto a ser de nuevo como antes. Nada ha ocurrido en Perú, repito. Salvo que un “chino de mierda”, asesino en serie sin móvil conocido, está en prisión. Circulen señores, no hay nada que ver.