jueves, 26 de septiembre de 2019

El payaso de Vizcarra y sus enanos se quedan sin circo


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Y como no podía ser de otra manera, la Comisión de Constitución del Congreso arrojó a la basura el aberrante proyecto presentado por el presidente Martín Vizcarra para acortar los mandatos y adelantar las elecciones. Era lo que correspondía hacer basándose en la Constitución y en  el sentido común. No habían fundamentos para acceder a tan disparatado propósito. El odio y el revanchismo no son causales para cerrar un Congreso ni ponerle fin a un período constitucional. Todo lo que han exhibido los vizcarristas son odios, mezquindad, estupidez y pobreza mental. Más nada.

Los argumentos oficiales del Ejecutivo en su demanda eran absolutamente falsos y flojos. Nunca hubo de parte de este Congreso ni pizca de obstruccionismo. El gobierno fue incapaz de presentar las pruebas del supuesto "entrampamiento". La misma Constitución prevé una solución al obstruccionismo. Para eso está el uso de la cuestión de confianza. Si un ministro o un gabinete considera que el Congreso le impide realizar su gestión bloqueando leyes o políticas públicas, puede presentar voto de confianza. Sumados dos votos de confianza negados a un mismo gobierno, el presidente puede disolver el Congreso legalmente. Pero nada de esto ocurrió. ¿Por qué? Simplemente porque este gobierno no ha hecho gestión y, por tanto, el Congreso nunca ha podido impedirle gobernar. La verdad es esa. Todo lo demás es cuento y fábula.

Lo cierto es que este gobierno solo se dedicó a pelear con el Congreso desde el principio. El absurdo pedido de confianza presentado por Del Solar el 4 de abril pasado, estaba referido a cambios en la Constitución, pero no a políticas de gobierno o planes de gestión. Fue un pedido absurdo que debió ser rechazado por el Congreso por indebido e impertinente. Al Ejecutivo no le compete hacer cambios a la Constitución y menos pedir voto de confianza para eso, a menos que sea indispensable para ejecutar alguna política pública concreta, pero ese no fue el caso. Los cambios eran políticos y orientados a pechar a los congresistas. El Congreso decidió otorgar el voto de Confianza y se acabó el asunto.

En consecuencia, es absolutamente falso que este Congreso le haya impedido gobernar a Vizcarra, y la prueba más evidente es precisamente que no han presentado ni una sola cuestión de confianza por políticas de gestión pública. Ni una sola. Solo se han dedicado al show y la payasería, para tener contentos a los borricos de la calle, vendiéndoles el cuento de que los congresistas son los malos de la película y que los del gobierno son los buenos. Vizcarra se pasaba los días promocionando su lucha contra la corrupción que hasta ahora no ha servido para nada. 

La desafortunada propuesta de adelantar elecciones parecía un exabrupto presidencial, tanto que el Congreso solicitó las actas de la sesión del Concejo de Ministros para saber si el mensaje presidencial había sido coordinado, como manda la ley. Al parecer, Vizcarra solo tenía en mente ganarse la simpatía del pueblo cuando se hizo cargo del gobierno. Para eso ideó el referendum con reformas de tono muy populista que golpeaban al Congreso, como la eliminación de la reelección. La jugada dio muy buenos resultados para él, pues su popularidad se disparó. Entonces cayó en el juego y decidió seguir por ese rumbo. Tal vez empujado también por la gente que lo rodea, rojos casi todos.

Pero cayó en su propia trampa. Al presentar una cuestión de confianza por reformas constitucionales le estaba dando al Congreso una tarea que solo les compete a ellos. De manera que el Congreso podía realizar las reformas como le parecían y no necesariamente siguiendo lo que pedía el Ejecutivo. De hecho sucedió así, y cuando el gobierno amenazó con interpretar la cuestión de confianza a posteriori para asumir que se la habían negado, se hallaron fuera de fuego. Les dijeron que así no funciona la cuestión de confianza. De modo que se quedaron sin cuestión de confianza y sin las reformas pedidas. Craso error del gobierno y de sus asesores. Metida de pata total. 

Cuando Vizcarra se dio cuenta de la estupidez que habían cometido montó en rabia. No tenía la tan ansiada cuestión de confianza negada para disolver el Congreso y estos no respetaron sus reformas. Entonces salió con la pataleta y el acto suicida del "nos vamos todos". No le quedaba otra cosa ya que el tiempo no le permitía. No sabía por qué otra cosa presentar cuestiones de confianza, puesto que no tenían políticas públicas que el Congreso pudiera rechazar. Estaban sin nada. Lo único que podían hacer para cerrar el Congreso y cumplir las exigencias de la mafia caviar era el adelanto de elecciones. Pero también esta idea tenía un problemita: carecía de fundamentos. 

Como ven, Vizcarra se hundió en su propia bañera. Hoy solo les queda la pataleta. El premier Del Solar y su gabinete en pleno salieron con el rostro compungido y el rabo entre las piernas para decir nada. No sabían qué decir. Se limitó a decir que el gobierno no se quedará de brazos cruzados. Es difícil advertir qué otra cosa pueden tramar para cerrar el Congreso sin ir presos. La verdad es que ellos mismos se han puesto en este problema por dedicarse a la payasería en vez de gobernar. 

Toda la alharaca que la prensa mermelera armó en apoyo a Vizcarra solo fueron fuegos artificiales. Acá nunca hubo ni hay ninguna crisis. Tanto el gobierno como el Congreso funcionan. El Estado de Derecho se ha hecho respetar y el griterío de unos cuantos perturbados mentales de la izquierda no va a cambiar las cosas. Es la hora de los demócratas que defienden el Estado de Derecho y el imperio de la Constitución frente a los enajenados de siempre. Ya es hora de que acepten que no son mayoría. Si el gobierno piensa seguir en su guerrita tonta contra el Congreso las cosas pueden irle todavía peor. Si Vizcarra no tiene más ideas en la cabeza, lo mejor para él sería renunciar. 

jueves, 19 de septiembre de 2019

Los planes de la mafia caviar


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

A estas alturas hasta el más tonto de los peruanos debería tener claro que la mafia caviar es la que está detrás de todas las movidas políticas y mediáticas contra el Congreso. Su objetivo es y ha sido siempre desmantelar el fujimorismo. Esa es su misión desde hace 18 años, cuando emergieron bajo el gobierno de Toledo, su socio principal. Allí desataron su implacable persecución con prisiones sin juicio a militares y ex funcionarios. Desde entonces, la guerra de la mafia caviar contra el fujimorismo no se ha detenido. Al contrario, desde la aparición de Keiko como la nueva figura que encarna al fujimorismo, la guerra de la mafia cobró nuevos bríos.

Las alarmas de la mafia caviar se encendieron apenas se supo el resultado electoral del 2016, cuando el fujimorismo obtuvo mayoría absoluta en el Congreso. Para entonces, la mafia ya se había ocupado de desbaratar el triunfo de Keiko mediante falsos psicosociales en la prensa, en la última semana de las elecciones, cuando la acusaron de estar siendo investigada por la DEA. Eso bastó para que PPK pudiera ganar por apenas 38 mil votos. Fue un alivio para la mafia, pero igual se quedaron con la sangre en el ojo al ver el resultado de los escaños en el Congreso. De inmediato convocaron a junta de emergencia para trazar el plan de desestabilización del Congreso con miras a romper esa mayoría fujimorista o, en última instancia, cerrar el Congreso a punta de cuestiones de confianza.

El primer paso de la guerra contra el Congreso fue la utilización de la prensa mermelera para iniciar una larga y sucia campaña de desprestigio del Congreso en general, y del fujimorismo en particular. El gobierno cuadruplicó la publicidad estatal en los medios hasta el punto de provocar reacciones, como la Ley Mulder, que prohibió la publicidad estatal en medios privados. Esta ley fue rápidamente archivada por el Tribunal Constitucional con argumentos baladíes, como el supuesto derecho del Estado a informar. Cosa que la ley no le impedía. Pero la fiesta de la publicidad estatal en la prensa no solo siguió sino que aumentó. De este modo, la gran prensa se puso al servicio de la mafia caviar.

A punta de crear escándalos, portadas y titulares, la prensa se ocupó de mellar el prestigio del Congreso y etiquetarlo como un "Congreso obstruccionista", sin ningún tipo de fundamento real. Pero la etiqueta se quedó grabada en el ideario popular. Luego vino el escandalete de Chávarry, a quien la mafia caviar quería sacar como sea de la Fiscalía. Le inventaron una andanada de acusaciones absurdas que el Congreso se vio forzado a archivar por falta de fundamentos legales, pero eso bastó para que la prensa pudiera armar el escándalo del "blindaje". A cada rato salían denuncias contra Chávarry, en especial por parte de congresistas de izquierda, como Marco Arana. Eran simples acusaciones disparatadas formuladas con el único propósito de crear el efecto del "blindaje". 

Lo mismo pasó con Hinostroza, a quien acusaron de ser parte de una organización criminal. El Congreso desestimó el cargo por falta de argumentos y se volvió a armar el escándalo del "blindaje". En este caso lo curioso fue que la Corte Suprema de España también desestimó el cargo. O sea que tanto el Congreso peruano como la Corte de España no vieron argumentos suficientes. Pero igual se creó el espejismo de un "congreso que blinda a los corruptos". Un cuento que de tanto cacarear en la prensa se convirtió en verdad. Así es como se fabrican las falsas verdades en la prensa prostituta y les meten cuentos a los borregos.

Hoy, tanto la prensa mermelera como los agentes de la mafia caviar, ya dan como un hecho cierto que el Congreso está desprestigiado y deslegitimado por su blindaje a la mafia. Lo repiten pikichones de Palacio como Jaime Chincha, sin ningún decoro. Acusan abiertamente al Congreso de haber blindado a los corruptos, cuando jamás se tomaron la molestia de analizar los fundamentos de cada acusación y cada acto de archivamiento. Eso no les interesa. Solo les sirve la pantalla del blindaje. Es lo que al final buscan. Es un plan bien coordinado entre los que inventan las acusaciones y los que publicitan el "blindaje". De otro lado, endiosan al fiscal demente José Domingo Pérez, un monigote de la mafia que les cumplió el sueño de encarcelar a Keiko.

Ahora la campaña de la mafia va por el cierre del Congreso, por un lado, y la oposición a que este Congreso designe a los miembros del Tribunal Constitucional. Están desesperados por apurar el desenlace del cierre del Congreso bajo cualquier recurso. Por ahora toda la mafia y su prensa prostituta sigue en campaña a favor del adelanto de elecciones, contando el cuento de una supuesta "crisis política" que nadie ve. De otro lado, harán lo que sea necesario para impedir la libertad de Keiko Fujimori, mediante sus artimañas y psicosociales en la prensa basura. Tienen por ahora tres frentes de batalla: cerrar el Congreso, impedir que se nombre a los nuevos miembros del TC y mantener presa a Keiko. Veremos si la mafia lo consigue.