Cierto sector que se considera liberal ha puesto el grito en el cielo contra el Servicio Militar Obligatorio porque estima que vulnera su doctrina fundada en la libertad. Creen firmemente que en este mundo nada debe ser obligatorio. En el mismo sentido se ha manifestado la izquierda, declarando que se vulnera la libertad consagrada en la Constitución y atenta contra los DDHH. También se han sumado los luchadores contra la discriminación porque entienden que la ley discrimina a los universitarios de aquellos que siguen estudios técnicos. Y aun están quienes afirman que la ley solo obliga a los más pobres a prestar el servicio.
En todas las argumentaciones se pueden leer falacias notables, desde las planteadas por la derecha seudo liberal hasta la izquierda derechohumanista y antidiscriminatoria de clara y conocida tendencia anti militar. En este sentido podemos decir que los extremos se unen. Con excepción de los liberales anarcocapitalistas, el liberalismo entiende que se requiere un Estado mínimo para poder vivir civilizadamente como nación y país. Por tanto, la existencia de un Estado implica aceptar un número de obligaciones para los ciudadanos, tales como pagar impuestos y respetar la ley y la autoridad en un régimen democrático. No es pues posible vivir en una sociedad civilizada sin admitir obligaciones.
Quienes rechazan el SMO por "atentar contra la libertad" actúan simplemente como fanáticos de una fe, no como liberales. La existencia de un Estado implica usualmente la existencia de FFAA, y por ende, la de tropa regular y preparada, lo cual es una garantía para la seguridad de toda la nación. Hay países donde el servicio militar es tan obligatorio del cual no se escapa nadie, como ocurre en Israel por razones propias de su situación histórica. Y nadie puede acusar a Israel de ser un país donde la democracia y las libertades se encuentren amenazadas. Por consiguiente, ningún liberal puede negar la necesidad de un servicio militar que bajo ciertas condiciones podría hacerse obligatorio para todos o ciertos ciudadanos.
En el Perú las FFAA han sido sistemáticamente satanizadas por la izquierda durante el último medio siglo. En el inicio de las aventuras marxistas la izquierda definió a las FFAA como "fuerzas represivas al servicio de la oligarquía y el imperialismo". Durante la guerra contra el terrorismo la izquierda presentaba a las FFAA como "violadores sistemáticos de DDHH" y esta es la imagen le imputan hasta hoy. De hecho la izquierda no tiene motivos para simpatizar con las FFAA porque fueron quienes los combatieron y detuvieron en su demencial aventura marxista bajo todas sus formas. Es fácil entonces entender por qué la izquierda se opone al SMO.
No vamos a negar que el SMO en el Perú adolece de muchas deficiencias, como todo lo que está a cargo del Estado. Las condiciones del SMO deben mejorar, pero eso no es argumento para oponerse al SMO. Hay que exigir que las condiciones mejoren, sin duda. Algunos proponen pagarles un sueldo mínimo a los reclutas. Eso dependerá de la caja fiscal. Pero no hay que olvidar que el recluta no solo presta un servicio sino que adquiere una preparación que le servirá en adelante de muchas formas. Es además alojado, vestido, alimentado y cuidado por la institución. Todo eso también tiene un costo. Es preciso dotar a los licenciados de las FFAA con mayores ventajas para la vida civil, como convenios con universidades o institutos tecnológicos. Eso es más fácil de hacer.
Respecto de si solo los más pobres están destinados a este servicio ¡tanto mejor! De este modo el costo que significa preparar a estos reclutas estará mejor destinado. ¿Qué otras opciones tiene el pobre? No muchas, y generalmente ninguna. Y si las FFAA pueden ofrecerle opciones a alguien que no tiene ninguna ¿por qué oponerse? No se les está causando ningún daño. Todo lo contrario. Así que toda esa histeria desatada en contra del SMO porque "atenta contra los más pobres" no tiene ningún sentido. Peor aun: es un disparate total, producto de la ignorancia y la mala fe.
El sorteo está hecho para que cualquier persona pueda ir al SMO. Pero obviamente si alguien se pone en sus trece y decide no cumplir ¿qué se hace? Solo quedan dos alternativas cuando se infringe una obligación con el Estado: se le mete preso o se le multa. Y la multa no es poca en este caso. No se puede decir pues, sin faltar escandalosamente a la verdad, que el SMO está diseñado para que solo los más pobres hagan el servicio. Ojalá fuera así para destinar mejor el costo de esa preparación, porque quienes luego tienen la opción de ir a una universidad probablemente desperdicien lo aprendido en las FFAA.
Lo ideal sería que el servicio sea voluntario. Existe esta opción, pero las FFAA tendrían que promocionar el servicio como se hace en otros países, mostrando las ventajas y los atractivos que tiene. Evidentemente primero hay que hacerlo atractivo. Este es un esfuerzo que aun queda por hacer. Pero lo que no debemos hacer es sumarnos a una campaña de satanización del SMO y engañar a la gente con información falsa. El testimonio de la gran mayoría de personas que ha pasado por el SMO es positivo. Se trata de una gran experiencia para la mayoría y una experiencia que ayuda mucho, especialmente a los más pobres, aquellos que crecen en un ambiente desestructurado, sin valores ni horizontes. En tal sentido, el SMO es también un apoyo real que las FFAA pueden ofrecer a los más pobres.