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martes, 13 de octubre de 2020

El neocomunismo del siglo XXI

 


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Tal parece que la advertencia de Marx “un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”, no solo no ha pedido vigencia luego de 170 años, sino que se ha extendido a Latinoamérica e incluso a los EEUU, donde la izquierda amenaza con tomar el poder, luego de haberse tomado ya las calles, en feroces y salvajes acciones de vandalismo y terrorismo urbano que van desde Seatle en los EEUU hasta Valdivia en Chile. Pero claro que ya no se trata del comunismo original promovido por Marx, sino de una versión intelectualmente más pobre pero de un accionar tan radical y letal como su versión primigenia.

Los promotores del comunismo se han extendido en el ambiente académico. Ya no profetizan la rebelión de las clases oprimidas para tomar el poder e imponer la dictadura del proletariado. Esa profecía fallida de Marx ya no vende en estos tiempos. Las “clases oprimidas” nunca les hicieron caso y jamás estuvieron más oprimidas que bajo el yugo del comunismo. Hoy los intelectuales de izquierda prefieren la versión del apocalipsis climático “a causa del capitalismo salvaje”, y ven como toda salvación el cambio del modelo económico. Se impone la tesis de un Nuevo Orden Mundial, defendida no solo por intelectuales de izquierda sino también por la burocracia internacional desde la ONU y sus agencias. Y como si eso fuera poco, también debemos incluir al Vaticano en su moderna versión progresista bajo el papado de Francisco. 

Las posturas del establishment y de la izquierda intelectual, apuntan ahora a desestabilizar y destruir el sistema capitalista mediante el repudio general hacia los valores socioculturales que le dieron sustento, tales como el cristianismo, la colonización civilizadora del Nuevo Mundo, los principios jurídicos que encendieron la chispa de la libertad y la tolerancia para formar una nación pujante, donde el progreso definió su curso histórico a pesar de los problemas sociales que siempre conviven con la especie humana. El activismo de esta izquierda ambientalista y snob se ha extendido como una epidemia cultural que atrae a los más connotados personajes del progresismo mundial, desde artistas de Hollywood hasta movimientos políticos que solo tienen el ambientalismo como bandera, y pasa por promover actos tan ridículos como cursis, desde la llamada “Hora del Planeta”, en la que se insta a apagar las luces, hasta los plantones de la adolescente sueca Greta Thunberg, convertida por los medios y las oenegés en heroína por su “lucha” contra el tenebroso “cambio climático”.

La prueba de que el ambientalismo es solo una fachada del comunismo mundial para combatir el capitalismo es que su principal exigencia es el cambio hacia un “nuevo modelo económico”, además de que las críticas del ambientalismo se centran en la actividad industrial, utilizando esto como fundamento para detener las actividades extractivas (mineras y petroleras) y dejar sin energía y materias primas a la industria. Esta actitud del ambientalismo actual es muy radical y extremista. Claramente están forzando las cosas. El activismo ambientalista se inicia originalmente en los años 60, como genuinos actos de defensa de la flora y fauna amenazada por la caza y pesca indiscriminadas, así como la actividad industrial irresponsable. Desde entonces existe abundante legislación para proteger el medio ambiente, así como organismos especializados en esta tarea. La EPA (Agencia de Protección Ambiental) del gobierno de los EEUU fue creada por Richard Nixon en 1970. Así que los esfuerzos del propio capitalismo en la defensa del medio ambiente preceden con mucho al progresismo socialista disfrazado de ambientalista, que solo busca detener la actividad industrial en seco.

Los gastos multimillonarios hechos por la ONU en el activismo ambiental sobrepasan de lejos la ayuda a los países más pobres en el último medio siglo. La conferencia anual sobre cambio climático que moviliza al mundo entero de país en país para oír tediosas conferencias sobre el apocalipsis climático, no han logrado consensos ni han resuelto nada, pero contribuye a mantener viva la flama del ambientalismo para que pueda ser usada por los ejércitos del progresismo mundial para incendiar la pradera con acciones vandálicas contra los proyectos mineros, petroleros, portuarios y hasta de carreteras, paralizando la inversión y el desarrollo. A ellos se suman los que protestan contra los valores occidentales y usan como pretexto el racismo y el colonialismo, mediante una revisión absurda de la historia.

De manera pues que hoy estamos frente a la segunda ola del comunismo, con una versión que trata de esconder su versión fracasada del siglo pasado. Desde la caída del muro de Berlín y el desplome del comunismo mundial, solo tardaron veinte años en recoger sus ladrillos y crear una versión moderna pero igual de peligrosa y letal. Debemos hacerles frente, pero -sobre todo- desenmascarar sus causas y responder sus falsos argumentos.

lunes, 18 de mayo de 2015

EIA para dummies


Por. Ing. Juan Carlos Vásquez Peña

Estos días de agitación antiminera por parte de la izquierda ecocomunista, en contra del proyecto cuprífero Tía María, vienen saldándose con la pérdida absurda de varias vidas humanas. Ni qué decir del fortísimo impacto económico en la zona de conflicto y en la propia ciudad de Arequipa, donde ya se han sentido los estragos de paros promovidos por “organizaciones sociales” izquierdistas que controlan los asentamientos humanos que rodean la ciudad. Parte de la argumentación de estos operadores ecocomunistas antimineros suele dejar sin respuesta a periodistas y políticos no técnicos y está referido al Estudio de Impacto Ambiental (EIA), el cual ha sido incluso calificado de fraudulento por una periodista dedicada a copiar noticias de ciencia para armar su blog personal, pero que en realidad ignora profundamente lo que es la ciencia.

Los EIA son introducidos en la normatividad minera peruana en el año de 1993, dentro del paquete de nuevas políticas de atracción de inversiones al sector, paralizado por la desastrosa actividad estatal de origen velasquista (Centromín, Minero Perú, etc). El medio ambiente y su cuidado, olvidado hasta entonces, no había sido interés del Estado, las empresas, las comunidades y del público en general. La introducción del EIA para las actividades mineras nuevas y el PAMA (Programa de Adecuación y Manejo Ambiental) para las actividades mineras existentes supuso una revolución en el trato de las empresas con el medio ambiente en el cual se desenvolvían.

Posteriores modificaciones, reglamentaciones y nuevas leyes, así como la creación del Ministerio del Ambiente (MINAM) han ido dando el marco actual en el cual se realizan los EIA, existiendo en la actualidad tres tipos bien diferenciados para cada etapa de la actividad minera: El DIA (Declaración de Impacto Ambiental) para exploración minera inicial, el EIA-sd (Semi Detallado) para operaciones en un estadío de exploración avanzado y el EIA-d (Detallado), que es el más conocido por los no especialistas y es el que servirá de marco para las actividades mineras. Otra característica importante de los EIA es que pueden ser modificados años después de ser emitidos; esto debido a ampliaciones no previstas, cambios en el plan de cierre de mina, cambios en ubicaciones de instalaciones, etc.

El EIA-d es, probablemente, el documento más completo que se puede hacer de una zona en particular. La cantidad de información recogida en los diversos ámbitos de las ciencias (naturales y humanas), estadísticas, datos de laboratorio, ensayos “in situ”, monitoreos en campo por temporadas que pueden abarcar de unos meses hasta 2 – 3 años, registros de investigaciones de sub-suelo con métodos directos e indirectos, modelos numéricos, modelos conceptuales, registros de flora y fauna, datos etnográficos, antropológicos, demográficos, etc. La cantidad (y calidad) de información que reúne un documento de este tipo es de tal magitud que tanto a nivel local como a nivel internacional sólo unas pocas empresas consultoras están en capacidad de realizar. La cantidad de profesionales, técnicos y ayudantes de diversas ramas trabajando cada anexo del EIA es muy variada. En un documento así uno encontrará aportes de: sociólogos, antropólogos, arqueólogos, abogados, estadísticos, ingenieros forestales, geólogos, geofísicos, zootecnistas, agrícolas, hidrogeólogos, biólogos, y muchos otros más. La gran mayoría de los profesionales de alto nivel que realizan la compilación de cada anexo tiene estudios de post-grado en reconocidas universidades nacionales y extranjeras.

Las empresas que tienen permiso ministerial para elaborar estos documentos por lo general ya tienen una reputación ganada en el mercado nacional e internacional, y, debido a que su negocio está en la realización más objetiva posible del documento, sería ilógico que se presten a favorecer a la empresa y arriesgarse al descrédito, y la posible desaparición en caso se descubra manejos oscuros a futuro. No niego que haya casos de consultoras inescrupulosas, pero las que hacen los EIAs de los grandes proyectos, como Tía María, tienen un prestigio internacional bien ganado que deben defender.

Un documento de esta magnitud, que casi siempre por lo general pasa de los 10 volúmenes entre el texto resumen y los anexos, y más de 1500 hojas, por más controles de calidad que pase, siempre tendrá errores tales como: inconsistencias entre texto y gráficos o entre tablas y registros, codificaciones equivocadas, nombres de puntos de monitoreo equivocados o suprimidos, colores que no coinciden entre un plano y otro, notaciones diferentes para una misma prueba y muchos otros pequeños defectos “de forma”, fácilmente subsanables una vez detectadas. La gran mayoría de observaciones que hacen los organismos competentes del estado (MINAM, MINEM, OEFA) y organismos internacionales como el BM, UNOPS, UNESCO, FMI, etc, están referidos precisamente a estos defectos de forma. Raro es ver que un EIA para un proyecto minero tenga inconsistencias “de fondo” (como fallos en los modelos hidrogeológicos, fallos en escenarios sísmicos, fallos en escenarios de rotura de presa de relaves, deficiencias en registros de flora y fauna, etc), porque de ser así, el primer afectado sería la consultora que elaboró tan mediocre estudio.

Así que, cuando escuchen a los ecocomunistas decir airadamente que tal EIA; sea de Conga, Tambogrande, Tía María o cualquier otro proyecto, tiene observaciones hechas por la OEFA, el BM, la UNOPS o cualquier otra institución, no se alarmen. Si tienen tiempo (y paciencia) pueden entrar en la página web del MINEM o el MINAM y revisar los EIAs que se encuentran colgados en red y verificar por sí mismos las observaciones a los mismos. Verán que el alarmismo que nutre al ecocomunismo no tiene mayor asidero en la mayoría de las veces. Por último, cualquier EIA les tiene sin cuidado porque lo que en realidad buscan es detener la explotación minera con argumentos ideológicos y ridículos como "nuevo modelo de desarrollo", que es como llaman a su socialismo fracasado. 

domingo, 10 de mayo de 2015

El verdadero rostro de la izquierda


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

El Perú está literalmente a merced de una plaga de antimineros que actúa impunemente en todas las regiones generando el caos, sin que nadie vaya preso. ¿Dónde estamos? Somos un país sin ley ni autoridad. Realmente patético. Nadie tiene los pantalones para imponer el orden. Desde que Alejandro Toledo asumió el poder se desató la ola de levantamientos regionales que no ha cesado hasta la fecha, dejando un saldo lamentable de muertos, heridos y millones en pérdidas. ¿Hasta cuándo tenemos que tolerar a estos desadaptados que se sienten dueños del país?

No nos dejemos engañar con el discurso de la izquierda. Acá no se trata del pueblo ni de campesinos sino de auténticos agitadores profesionales que están muy bien organizados y financiados. El rollo es exactamente el mismo en todos lados: no a la mina. Pero a la gran minería, no a la otra, la que de verdad destruye y contamina. Esa puede seguir depredando los bosques, envenenando los ríos, invadiendo las reservas naturales, pisoteando los santuarios arqueológicos, generando otras mafias, corrompiendo políticos y prostituyendo niñas. Contra ellos nadie se levanta. ¡No! Ellos son intocables.

La bronca de los valientes antimineros es sólo contra las grandes empresas mineras transnacionales que invierten miles de millones tras largos y complicados trámites, estrechamente vigilados por diferentes sectores del Estado. La pelea es contra las grandes empresas que utilizan las más avanzadas tecnologías con mayor cuidado ambiental, que más empleo formal producen, más tecnología desarrollan, más requerimientos locales y dinamismo económico regional provocan, los que más impuestos pagan dejando grandes sumas de canon y obras de infraestructura pública, y que además sostienen fundaciones de apoyo social. Contra ellos es la pelea. Una lucha que está plagada de mentiras, engaños y manipulación por parte de predicadores del mal.

Todo el rollo antiminero de disfraz ambientalista proviene de dos clases de parásitos sociales que conviven en las izquierdas. Por un lado están los farsantes que solo buscan el provecho personal para posicionarse políticamente o simplemente para extorsionar a la empresa minera con millones. Esos son los Aduviri, los Chavarría, los Pepe Julios y otros. Luego están los fanáticos del ecocomunismo que solo odian el capitalismo y están empeñados en imponer a toda costa su propia visión de desarrollo. Entre esta lacra están iluminados del terrorismo ambientalista y los promotores del socialismo verde financiados por ONGs que rinden cuentas de sus actividades de sabotaje a sus promotores extranjeros. Además hay congresistas que en medio de su absoluta ignorancia repentinamente se han convertirdo en líderes ambientales, buscando sobrevivir luego de su período legislativo. Todos ellos se movilizan con gran agilidad para predicar el miedo entre los pobladores. Son expertos promotores del odio y el miedo, la fórmula infalible de la izquierda, y cuentan con el apoyo irresponsable de medios de comunicación, especialmente emisoras de radio desde donde se propalan los más disparatados y violentos mensajes.

Por último está la población engañada, la carne de cañón, los tontos útiles que creen que se oponen al apocalipsis minero ambiental. Entre ellos aparece siempre el lumpen social, los delincuentes que ven la ocasión de dar rienda suelta a su salvajismo. Y frente a todo esto hay un Estado pasmado, cobarde, incapaz de imponer el orden, que se limita a enviar policías inermes a sufrir los embates de la turba. No tienen estrategia antimotines, no tienen tecnología y ni siquiera tienen leyes que los amparen. La policía es la primera víctima atrapada entre un Estado timorato, manejado por políticos improvisados que se orinan de miedo, y de una turba salvaje que no teme nada porque sabe perfectamente que no les dispararán y -es más- ni siquiera irán presos, hagan lo que hagan.

El espectáculo patético de un Estado y un país jaqueados por el lumpen antiminero, dirigido por alimañas de izquierda ecocomunista y viles agitadores delincuenciales, se ha vuelto usual en nuestra realidad. En 15 años de descontrol social no hay un solo preso. ¿No es hora de hacer una ley especial para regular lo que cándidamente llaman "conflicto social"? Un término muy elegante y light usado por el establishment sociológico y político de la izquierda para denominar al caos social promovido por los extremistas, similar al de "conflicto armado interno" con que designaron al terrorismo de la izquierda maoista y castrista. Ya es tiempo de tomar el toro por las astas. En un país donde se hace una estúpida ley por cada cojudez como la comida chatarra o los piropos, ¿nadie puede hacer una ley especial para controlar a las turbas, a los agitadores extremistas, a los predicadores del mal, a los que se enfrentan a la ley, al Estado y a las fuerzas del orden? 

Estos problemas no se arreglan con mesas de diálogo ni oficinas de diálogo. Ya está probado que eso no funciona. El diálogo con extremistas es inútil. Necesitamos una ley que permita procesar rápidamente a los cabecillas y autores mediatos del caos metiéndolos presos por diez años, que proteja a los policías y no los criminalice por cumplir su función, que les permita el uso de sus armas en casos de necesidad extrema porque no se les puede enviar a morir, que facilite declarar el Estado de emergencia bajo control militar, etc. Ya estamos hartos de esta situación. Ya basta.

martes, 16 de diciembre de 2014

Un fracaso progresista


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

A pesar de los disforzados gestos del ministro Manuel Pulgar Vidal para convencernos de que la COP20 fue un éxito liderado por el Perú, lo cierto es que fue un fracaso. A última hora tuvieron que prolongar la convención para llegar al menos a acuerdos mínimos, de lo más etéreos, y que solo expresan buena voluntad de continuar dialogando. En resumen, podemos decir que la COP20 fue la convención de chiflados climáticos más grande y costosa del planeta que sirvió solo para el floro y lucimiento de algunas personalidades del progresismo mundial.

Paralelamente, como una feria de ambulantes rodeando el evento, se desarrollaron otras cumbres climáticas que aportaron su cuota de bulla y color, exhibiendo especímenes exóticos del radicalismo mundial, como Evo Morales y el ex terrorista Gustavo Petro, alabado por Susana Villarán. Desfilaron delegaciones de parásitos ambientalistas que marcharon desde México y Cajamarca luciendo carteles que pedían cosas ignotas como "justicia climática", pero también viejas consignas del progresismo como "cambiemos el sistema, no el clima", moderno lema del ecocomunismo que ha cambiado las banderas rojas por las verdes, ocultando la hoz y el martillo por un dibujo infantil que luce un sol radiante, una montaña y un árbol feliz. Es la nueva estrategia para ganar ingenuos infantes.

Tras el grito "salvemos el planeta" una plaga de zombies asaltó las calles amenazando comerle el cerebro al capitalismo, acusándolo de todos los males que aquejan al mundo, desde la pobreza hasta los huracanes. Evo Morales repitió por enésima vez su discurso anticapitalista. La cereza de este pastel climático la pusieron los vagos de Greenpeace, pisoteando las líneas de Nazca y dejando en claro ante todo el mundo la clase de idiotas que son los cruzados del ambientalismo. Y no faltaron los progres que defendieron tamaña estupidez alegando que los geoglifos ya estaban bastante dañados y abandonados por le Estado neoliberal.

Al final de la fiesta climática solo quedaron platos sucios y una enorme cuenta que pagar. Cerca de 70 millones de dólares del tesoro público despilfarrados, a los que deberemos sumar los 6 millones que Ollanta Humala ha ofrecido para la Teletón ambientalista que espera recaudar US$ 100 mil millones, destinados básicamente a seguir fomentando más circos climáticos, continuar con la prédica del alarmismo ambiental, desarrollando la guerra mental del catastrofismo planetario, la desaparición del agua y los hielos, y el hundimiento de las costas y las islas. El apocalipsis climático es la nueva religión del progresismo mundial y cuenta con grandes seguidores convencidos.

Provocar miedo al futuro es una vieja estrategia de manipulación mental. Lo descubrieron los predicadores de las religiones más antiguas y hoy lo utilizan hasta los mercachifles que venden panaceas para la prevención. ¿Por qué no lo iba a utilizar el progresismo? La idea se vende sola. Y más si es entusiastamente apoyada hasta por el cine de Hollywood. "Save the planet" ha reemplazado los stickers de "Dios te ama" en los autos. Incluso han echado mano de la ciencia. 

No es la primera vez que el progresismo manipula la ciencia y vende sus teorías como científicas. Lo han hecho siempre. En el siglo pasado los seguidores del marxismo no solo pasaban por más cultos e inteligentes sino por científicos, pues aseguraban que el marxismo era una ciencia. Los científicos sociales del marxismo se paseaban por los claustros anunciando el fin del capitalismo debido a sus contradicciones internas y la llegada inevitable del nuevo orden mundial basada en el comunismo. Era lo que la ciencia marxista pronosticaba. Pero la realidad nos confirmó que no era más que basura en la mente de fanáticos alienados. Hoy la historia se repite con otro guión. Dejando al margen la delirante teoría del fin del mundo climático, basta ver a los chiflados. Son los mismos de ayer y nos ofrecen lo mismo: un nuevo orden mundial.

martes, 2 de diciembre de 2014

Un clima de locos


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Lima ha sido invadida por diez mil zombies representantes de 196 países que asisten a la convención de chiflados más grande del mundo llamada COP20. Se reúnen hace 20 años para salvar al planeta pero todo lo que tienen hasta ahora es un borrador de acuerdo que tal vez se firme el próximo año, cuando vuelvan a reunirse en París. En este transcurso ya han gastado más de 2 mil millones de dólares. La fiestecita de Lima nos costará US$ 50 millones del bolsillo de todos los peruanos (el resto lo pondrá la ONU). Mientras tanto la ciudad se ha quedado desguarnecida porque todo el contingente policial ha sido destinado incomprensiblemente a cuidar ese circo de charlatanes climáticos.

¿Y usted se ha tragado los cuentos del clima que propalan por altavoces los mercachifles del progresismo mundial? Es posible que así sea, pues se trata de un psicosocial muy bien montado. Pero hay una serie de hechos que pueden o deberían llevarlo a desconfiar de todo este circo. En primer lugar es su popularidad. Cualquier cosa que sea adoptado por las masas con tanto vigor tiene que ser una completa estupidez. Esta pista no falla. Si usted ve a medio millón de vagos marchando por las calles en "lucha contra el calentamiento global" usted debería quedar convencido de que esa es una causa idiota. Las masas nunca han seguido una causa inteligente porque son incapaces de entenderla. Todo lo que entienden de este psicosocial del clima es que se acerca el fin del mundo, lo cual es una vieja treta utilizada varias veces en la historia de la humanidad por los más grandes manipuladores.

La otra pista es que los políticos la han asumido como causa. Si hay un interés político de por medio entonces hay una mentira encubierta en el discurso. Esto es una ley. La política está llena de causas lindas, justas y nobles que mueven mucho dinero, pero es dinero usado para hablar de la causa, organizar foros, congresos, pagar estudios, publicaciones, organizar equipos y generar entidades repletas de burócratas encargados de luchar contra el flagelo mundial a través del discurso. Lo que llega finalmente a la causa es una gota, si es que llega. ¿Alguien tiene una idea de la cantidad de miles de millones de dólares que se han gastado en la causa de la "ayuda a la pobreza" desde que la ONU fue creada? Y la pobreza sigue allí. Para lo único que sirven las causas lindas, justas y nobles es para que los políticos hagan su carrera. Especialmente los de izquierda.

Para engañar mejor, esta vez han involucrado a la ciencia. Tienen un comité científico mantenido por la ONU que se dedica a solventar el catastrofismo climático, y obviamente lo harán pues para eso les pagan. Han reemplazado a los chiflados bíblicos que anunciaban el fin del mundo. Son los que elaboran los pronósticos castastróficos acerca de los hielos que se derretirán, las ciudades que se inundarán, el clima que enloquecerá, etc. Y cada evento catastrófico que ocurre con el clima es mostrado como una "prueba" de la veracidad de sus pronósticos. Pero todo eso es solo histeria. El comité acaba de presentar su último informe afirmando que hay un 95% de consenso en que el cambio climático se debe a la acción humana. Eso es exagerando. En realidad las opiniones están mucho más divididas, aunque abundan los que están a favor de esta idea, pero no por razones científicas sino políticas.

El planeta Tierra tiene una antigüedad de 4,500 millones de años. Si uno quisiera evaluar el comportamiento de su clima atmosférico obviamente tendría que estudiar unos cuantos miles de años. O digamos mil, por lo menos. Pero no tenemos estos datos. Sin embargo sabemos que el clima ha sufrido variaciones dramáticas debido a múltiples causas. No es posible establecer una regularidad que permita alguna predicción razonable. Pese a ello, nuestros chiflados del cambio climático han tomado la variación de la temperatura de los últimos cien años y les parece suficiente para hacer estimaciones catastróficas para los siguientes cien años, peor aun: culpando al ser humano de estas variaciones. 

La temperatura mundial empezó a subir a fines del siglo XIX, mucho antes de que se iniciara la era del petroleo y el gas como fuentes de energía. Asumir que la combustión del carbón medio siglo antes fue suficiente para aumentar la temperatura global es delirante. Para colmo, justo cuando los chiflados climáticos iniciaron sus aquelarres, la temperatura mundial dejó de subir. Hace 20 años que es estable. Esto solo prueba que el clima mundial no depende de la actividad humana, como es obvio. Pero no tenemos suficiente data para afirmar nada con certeza ni conocemos todos los aspectos del clima con precisión, por lo que la mayor parte de las afirmaciones acaban siendo estimaciones cualitativas.

La llamada "ciencia climática" no es una ciencia exacta y no está en condiciones de hacer predicciones. La dinámica atmosférica es esencialmente caótica y azarosa, existen muchos factores activos con incidencia variable, incluyendo la imprevisible actividad solar. Algunos efectos aparecen mucho tiempo después en circunstancias aleatorias. Hacer pronósticos de largo plazo bajo estas condiciones es francamente ridículo. Los modelos computacionales no son perfectos, las variables se ajustan a voluntad y mucha data faltante tiene que ser estimada. El sesgo que tienen los científicos de la IPCC para seguir sosteniendo la histeria climática es muy grande. Después de todo son empleados de unos políticos interesados en una agenda y con una chequera muy gorda y muy poca responsabilidad.

Dentro de toda esta histeria por el clima se dicen cosas interesantes. Nadie puede oponerse a los esfuerzos por un uso más eficiente de la energía, por la conservación de los bosques y otras medidas muy atinadas. Pero nada de eso pasa por el delirio de reducir las emisiones de CO2 combatiendo nada menos que el desarrollo y frenando el desarrrollo de los más pobres, metas que son el mantra del progresismo mundial que vuelve a hablar de un "nuevo orden  mundial", de un "cambio de sistema", de luchar contra el consumismo y las industrias contaminantes, detener las actividades extractivas, etc. Han acuñado lemas curiosos como "justicia climática" mezclando la lucha contra el calentamiento con la lucha a favor de los más pobres. Es decir, esto ya es un sancochado progre indigerible.

La meta de estos chiflados es conseguir un fondo de US$ 100,000 millones para su lucha climática. Y es posible que lo consigan. Esto quiere decir que tendremos que soportarlos por bastante tiempo más. En un país donde el lago Titicaca se pudre en excremento, las ciudades principales no tienen plantas de tratamiento de aguas servidas y la basura se sigue arrojando a los ríos y despeñaderos, es francamente ridículo recibir a una manga de chiflados preocupados por el fin del mundo debido a emisiones de CO2. Tenemos muchísimo por hacer en materia ambiental, empezando por recoger la basura y aprender a reciclarla. No hemos hecho aun nada para embarcarnos en campañas absurdas como las que ocupan hoy a los creyentes del calentamiento global, políticos y artistas poseros de causas lindas, y las 50 ONGs ambientalistas que han corrido al pentagonito para ver si les cae algo.

sábado, 25 de octubre de 2014

La ciencia climática no existe


Por: Steven E. Koonin

La idea de que la "ciencia del clima está bien establecida" ronda en las creencias de la gente y en las discusiones políticas actuales. Desgraciadamente esta idea es falsa y distorsiona todos los debates llevándolos hacia temas como la energía, gases de efecto invernadero y el medio ambiente. Pero además ha impedido los verdaderos debates científicos en torno al problema climático.

Mi formación como físico computacional, con una carrera de 40 años en investigación científica, además de asesoramiento y gestión en el ámbito académico, el gobierno y el sector privado, me ha dado una amplia perspectiva sobre la ciencia del clima. Las discusiones técnicas llevadas a cabo el año pasado con los principales científicos del clima me han dado una mejor idea de lo que sabemos y lo que no sabemos acerca del clima. He llegado a apreciar el enorme reto científico que significa responder a las preguntas que nos formulan los políticos y el público en general.

La pregunta crucial que los políticos hacen a la ciencia no es si el clima está cambiando. Esto es un hecho: el clima siempre ha cambiado y siempre seguirá cambiando. Los registros geológicos e históricos muestran la ocurrencia de grandes cambios climáticos, a veces durante sólo unas pocas décadas. Sabemos, por ejemplo, que durante el siglo XX la temperatura media de la superficie de la Tierra subió un 1,4 grados Fahrenheit.

Tampoco es una cuestión crucial si los humanos estamos influyendo en el clima.  Esto no es una broma: hay pocas dudas en la comunidad científica de que las cantidades continuamente crecientes de gases de efecto invernadero en la atmósfera, debido en gran medida a las emisiones de dióxido de carbono provenientes del uso convencional de combustibles fósiles, están influyendo en el clima. También hay pocas dudas de que el dióxido de carbono permanecerá en la atmósfera durante varios siglos. El impacto actual de la actividad humana parece ser comparable a la variabilidad natural del propio sistema climático en sí.

En realida, la cuestión científica fundamental, sin resolver para la política es, "¿Cómo será el cambio climático durante el próximo siglo bajo las dos influencias: natural y humana?". Las respuestas a esta pregunta a nivel mundial y regional, así como a las preguntas igualmente complejas de cómo se verán afectados los ecosistemas y las actividades humanas, deben sustentar nuestras decisiones acerca de la energía y la infraestructura.

Pero -aquí está el truco- esas preguntas son las más difíciles de responder. Desafían, de manera fundamental, lo que la ciencia puede decirnos acerca del clima a futuro. A pesar de que la influencia humana podría tener graves consecuencias para el clima (en una área restringida), aun es físicamente muy pequeña en relación con el sistema climático mundial en su conjunto. Por ejemplo, el dióxido de carbono que el hombre añadirá a la atmósfera hasta mediados del siglo XXI, se calcula que impactará en el efecto invernadero natural de la atmósfera en una magnitud de solo el 1% a 2%. Dado que el sistema climático es muy variable en sí mismo, esta mínima adición establece una barrera muy alta para proyectar con confianza las consecuencias de la influencia humana.

Un segundo desafío para el "conocimiento" del clima futuro es la pobre comprensión actual de los océanos. Los océanos, cambian a lo largo de décadas y siglos y contienen la mayor parte del calor del clima, influyendo fuertemente en la atmósfera. Por desgracia, las observaciones precisas e integrales de los océanos solo están disponibles desde las últimas décadas; el registro fiable sigue siendo demasiado corto para entender adecuadamente cómo los océanos van a cambiar y cómo eso afectará el clima.

Un tercer reto fundamental al conocimiento surge de datos que pueden amplificar dramáticamente o silenciar definitivamente la respuesta del clima a las influencias humanas y naturales. Algunos de estos datos importantes, que se cree que incluso duplican el efecto directo del dióxido de carbono sobre el calentamiento global, involucran al vapor de agua, las nubes y la temperatura.

Pero las evaluaciones de estos datos son inciertas. Dependen del detalle de procesos tales como la evaporación y el flujo de radiación a través de las nubes. Esto no se puede determinar con confianza a partir de las leyes básicas de la física y la química, por lo que deben ser verificadas por observaciones directas, precisas y detalladas que, en muchos casos, aun no están disponibles.

Más allá de estos desafíos observacionales están todavía los planteados por los complejos modelos informáticos utilizados para proyectar el clima futuro. Estos programas masivos intentan describir la dinámica e interacciones de los diversos componentes del sistema planetario -atmósfera, océanos, hielo y la biósfera de los seres vivos. Mientras que algunos componentes de los modelos se basan en leyes físicas bien probadas, otras involucran una estimación técnica informada. El modelado de sistemas complejos por computadora es más un arte que una ciencia.

Por ejemplo, los modelos climáticos globales describen la Tierra en una cuadrícula que se encuentra limitada por la capacidad de la computadora en una resolución no más fina de 60 millas. (La distancia entre la ciudad de Nueva York y Washington, DC, está por tanto cubierta por sólo cuatro celdas de la cuadrícula.) Pero ciertos procesos como la formación de nubes, turbulencia y lluvia suceden en escalas mucho más pequeñas. Estos procesos críticos aparecen en el modelo a través de supuestos ajustables que se especifican, por ejemplo, cómo el promedio de nubosidad depende de la temperatura y la humedad promedio que hay en un cuadrante del cuadriculado. En cualquier modelo, docenas de estos supuestos deben ser ajustados ("sintonizados", en la jerga de los modeladores) para representar tanto las observaciones actuales como los registros históricos desconocidos.

A menudo escuchamos que hay un "consenso científico" sobre el cambio climático. Pero así como van los modelos informáticos, no habrá demasiado consenso útil a un nivel de detalle relevante para evaluar la influencia humana. Desde 1990, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático o IPCC, ha evaluado periódicamente el estado de la ciencia del clima. Cada sucesivo reporte a partir de tal esfuerzo, con la contribución de miles de científicos de todo el mundo, ha llegado a ser visto como la valoración definitiva de la ciencia del clima en el momento de su edición. Para el último informe del IPCC (septiembre de 2013), el Grupo de Trabajo I, que se centra en la ciencia física, utiliza un conjunto de unos 55 modelos diferentes. Aunque la mayoría de estos modelos están sintonizados para reproducir las características generales del clima de la Tierra, las marcadas diferencias en sus detalles y proyecciones reflejan todas las limitaciones que he descrito. Por ejemplo:

  • Los modelos difieren en sus descripciones de la temperatura media de la superficie del siglo pasado por más de tres veces todo el calentamiento registrado durante ese tiempo.Tales desajustes también están presentes en muchos otros factores climáticos básicos, incluyendo la lluvia, que es fundamental para el balance energético de la atmósfera. Como resultado, los modelos dan muy diversas descripciones del funcionamiento interno del clima. Ya que todos ellos discrepan de forma tan marcada, no puede estar en lo cierto más que uno de ellos.
  • Aunque la temperatura media de la superficie de la Tierra aumentó bruscamente en 0,9 grados Fahrenheit durante el último cuarto del siglo XX, también ha aumentado mucho más lentamente durante los últimos 16 años, a pesar de que la contribución humana al dióxido de carbono en la atmósfera ha aumentado en un 25%. Este hecho sorprendente demuestra claramente que las influencias naturales y la variabilidad del clima son lo suficientemente poderosas para contrarrestar la influencia ejercida por la actividad humana en el calentamiento global. Incluso los famosos modelos fallan en capturar esta desaceleración del aumento de la temperatura. Se han ofrecido varias docenas de explicaciones diferentes sobre este fracaso, teniendo la variabilidad oceánica como la más probable en jugar un papel importante. Pero todo el episodio sigue poniendo de relieve los límites de nuestro modelo.
  • Los modelos describen aproximadamente la media en la reducción del hielo ártico observado durante las últimas dos décadas, pero fallan para describir el crecimiento comparable de hielo antártico, que ahora está en un máximo histórico.
  • Los modelos predicen que la baja atmósfera en los trópicos absorberá gran parte del calor del calentamiento de la atmósfera. Pero ese "punto caliente" no se ha observado directamente, poniendo en duda nuestra comprensión de la crucial retroalimentación del vapor de agua sobre la temperatura.
  • A pesar de que la influencia humana sobre el clima era mucho más pequeña en el pasado, los modelos no tienen en cuenta el hecho de que hace 70 años la tasa de aumento global del nivel del mar era tan grande como lo que observamos hoy en día -cerca de un pie por siglo.
  • Un punto crucial de nuestro conocimiento sobre la retroalimentación es la sensibilidad climática -o sea, el calentamiento inducido por una duplicación de la concentración hipotética de dióxido de carbono. La mejor estimación actual de la sensibilidad (entre 2,7 y 8,1 grados Fahrenheit grados Fahrenheit) no es diferente, y no más seguro, de lo que era hace 30 años. Y esto es a pesar de un esfuerzo de investigación heroico que costó miles de millones de dólares.

Estas y otras muchas preguntas están abiertas en los hechos descritos en los reportes de investigación del IPCC, aunque una lectura detallada y bien informado es a veces necesaria para discernirlos.


martes, 7 de octubre de 2014

El ecocomunismo del siglo XXI


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Hay gente diciendo que despreciamos el voto de Cajamarca porque han apoyado a un personaje de la izquierda que se confronta con una poderosa minera, pintando una suerte de batalla entre Goliat y un David que además de débil está preso. No creo que la cosa vaya por ahí. Veamos el asunto en su real dimensión.

Hace más de una década Cajamarca ha caído víctima de una plaga peor que el chikunguya o el ébola:  está en manos del extremismo comunista disfrazado de movimiento ecologista. Su reelecto presidente regional es miembro del Partido Comunista del Perú "Patria Roja" y la mayoría de líderes regionales son de vieja filiación marxista, emparentados con el terrorismo y hasta convictos y confesos terroristas como el ex MRTA Wilfredo Saavedra. ¿Qué otro partido hace campañas y proselitismo en Cajamarca? Ninguno. Así de claras son las cosas. 

Además en Cajamarca está el Cuartel General del ex cura Marco Arana, un socialista declarado que opera desde el 2002 con su ONG GRUFIDES y su partido Tierra y Dignidad, cuya ideología oficial es un socialismo libertario, o sea un anarquismo socialista delirante, teniendo como misión primordial expulsar a la minería con un discurso ambientalista, muy de moda en estos tiempos. Marco Arana se ha dedicado al activismo intenso en Cajamarca y la ha convertido en su feudo. Además está posicionado como líder ecologista internacional y es por ahora el principal líder de la izquierda en el Perú. Lo más probable es que sea el candidato presidencial unitario del rojerío al 2016, ahora que Susana Villarán está quemada.

Esa es la situación real de Cajamarca. Los recursos de varias ONGs defensoras del socialismo ambientalista en todo el mundo han estado llegando a Cajamarca, y Conga es ya una causa internacional. Tienen el escenario perfecto para una larga lucha: una causa (el agua), un enemigo (Yanacocha), una ideología (ambientalismo), un discurso fácil lleno de clichés y una camarilla de lunáticos extremistas dispuestos a todo. Para colmo ahora tienen un mártir. 

El adoctrinamiento es una labor permanente de parte de varias ONGs ambientalistas. Si en el siglo pasado el comunismo se disfrazó de ciencia social, en este siglo el socialismo avanza disfrazado de ciencia ambiental. El cuento es casi el mismo: un futurologismo catastrófico que permite ofrecer una panacea ideológica de salvación de la humanidad para prevenir el fin del mundo. El discurso ecológico está recargado de condenas al neoliberalismo con ideas fuerza como "el fracaso del modelo extractivista primario exportador", amplia promoción de conceptos huecos pero floridos como "justicia climática" y "desarrollo sostenible y solidario" que son usados como anzuelo para bobos. 

Al igual que el marxismo del siglo pasado, el ambientalismo del presente es ya una nueva religión de fanáticos idiotizados poseedores de la verdad de la salvación. Están de moda por todos lados. Frente a ellos no hay nada que se les confronte. Cualquiera que ponga en duda el cambio climático será tachado de ignorante. No solo han ganado el discurso políticamente correcto sino que han reclutado una enorme legión de tontos útiles que no dudan de su fe en el dios del medio ambiente. Marco Arana es el sacerdote que los llevará a la tierra prometida de la salvación ecológica. Esto apenas ha comenzado.

lunes, 6 de octubre de 2014

La fiesta antiminera


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Que Cajamarca haya votado por el ambientalismo antiminero no debería sorprender a nadie. Hace tiempo que es una zona liberada por el ecocomunismo. Marco Arana se pasea por esas tierras como todo un shogún montado a caballo, producto de la cobardía con que Ollanta Humala enfrentó a los agitadores antimineros desde que pronunció su famosa frase "Conga va".

Parecía que Ollanta iba a sacar su vena militar para imponer el orden en Cajamarca, Quitó al pusilánime y complaciente Salomón Lerner para reemplazarlo por Oscar Valdez, precisamente por el conflicto antiminero. Pero duró poco. Las idas y venidas en la errática gestión humalilsta fueron aprovechadas por los radicales que se parapetaron, dando lugar al surgimiento de líderes por todos lados. De allí en adelante, Ollanta no ha hecho más que ceder, hacerse el ciego y zafar el cuerpo.

La receta política de no negociar con los subversivos debe respetarse como un dogma, pues el Estado solo tiene las de perder. Los subversivos, para empezar, están fuera de la ley y, por consiguiente, ya la ley no les importa. Están dispuestos a todo para ganar. De manera que mentir y engañar es lo más fácil y primero que pueden hacer. Esto es lo que hicieron en Cajamarca: cojudearon al gobierno de Ollanta con un diálogo que solo sirvió para fortalecer a los agitadores y debilitar al Estado.

El proyecto Conga tenía un EIA aprobado por el Estado y este debió simplemente imponerlo, como corresponde. Pero cedió ante los agitadores que cuestionaban el EIA exigiendo un ridículo "peritaje internacional". Se perdió tiempo gastando millones en ese peritaje que ratificó las bondades del EIA, pero acto seguido, como no podía ser de otra forma, los subversivos antimineros rechazaron el peritaje. ¿Acaso podía esperarse otra cosa de estas alimañas? Entre tanto se multiplicaron los frentes de defensa y surgieron más líderes antimineros como pulgas en la panza de un perro. 

Los ecocomunistas se empoderaron y le declararon la guerra al Estado. Gregorio Santos tuvo la desfachatez de exigir la renuncia de Ollanta Humala. Estaba listo para dar un golpe. Después de todo ese es el instinto de todo militante de izquierda: tomar el poder por la fuerza despreciando el orden constitucional burgués. Fue entonces cuando desde Lima le cerraron las cuentas y se inició la batalla legal hasta dar con sus fechorías, aunque no con todas, y meterlo preso.

Ahora, ante el triunfo electoral, la flora bacterial ecocomunista de Cajamarca renace y pretende venir a Lima en marcha para liberar a su líder. El shogún de Cajamarca, Marco Arana, sonríe feliz y atiza el fuego con los dólares de su ONG ambientalista y el apoyo incondicional de las demás ONGs de la izquierda infecto contagiosa. Quieren olvidarse de Susana Villarán y su fracaso anunciado en Lima y retomar su fuerza alrededor del ambientalismo antiminero. Pero ahora con más fuerza.


domingo, 14 de septiembre de 2014

La farsa del cambio climático


por Joseph A. Olson

El dióxido de carbono, una molécula benigna que da la vida, ha sido considerado por un movimiento político mundial un peligro ambiental que pronto será descubierto como la farsa del siglo.

Esta molécula, CO2, es vital para la vida en la Tierra. Es exhalado por todas las creaturas vivientes e incluso viene por emisiones nocturnas de las plantas. Forma las burbujas en tu refresco, vino y cerveza. El aire estándar tiene 370 partes por millón (PPM) de dióxido de carbono, del que 93 por ciento viene de “fuentes naturales” que están bajo control humano. Estas fuentes incluyen la descomposición de la materia orgánica, siendo exhalada por las cosas vivientes como los orificios volcánicos, que en gran medida constituyen la mayor fuente atmosférica. La farsa del cambio climático está basada según la ciencia defectuosa en dos cosas.

En primer lugar, los farsantes asumen que los bloques de hielo dan información de temperatura como lo hacen los anillos de los árboles con la caída de las lluvias. Los núcleos de hielo de Groenlandia a la Antártica, depósitos que han pervivido durante miles de años, se miden por el contenido de CO2 del aire en el momento en que se coloca la capa de nieve y aumenta la densidad de los bloques de hielo. Se supone que la densidad de estas capas de nieve es considerada un indicador de la temperatura global. Hay numerosos errores en esta suposición, que han sido presentados en un análisis más técnico, pero por ahora consideremos que esta evidencia es verdadera. Los farsantes entonces muestran gráficas del tiempo haciendo una igualdad perfecta de los niveles de CO2 y los espesores de la nieve y por implicación determinan la temperatura del planeta. La segunda “prueba” de que el humano causa el calentamiento global es el Modelo Climático Global al que todos tenemos acceso en Wikipedia. Por su propia admisión, este modelo fue desarrollado para un CORTO RANGO de previsión climática y todos conocemos la seguridad que alcanza. Esta fórmula, lo que no se dice en el sitio web, tiene cien parámetros, cada uno de los cuales posee su propio coeficiente y exponente. Al manipular estas cifras, los farsantes llegan a “probar” que un incremento de CO2 va a elevar la temperatura mundial.

El concepto de “gases de efecto invernadero” es absurdo. La Tierra recibe un amplio espectro de radiación electromagnética al día (ay!), pero por la noche sólo una porción, el infrarrojo almacenado en la superficie es radiado de regreso al espacio. No hay manera de que un gas controle esta energía. Los gases atmosféricos pueden absorber o reflejar una parte de esta energía, pero no pueden incrementar la cantidad entrante. El dióxido de carbono es una molécula de tres átomos que no puede determinar que toda la radiación debe permitirse de día, pero no puede escapar durante la noche. Consideremos el aislamiento de la barrera radiante en el ático de tu hogar. La barrera radiante rebota la energía solar fuera de su espacio de vida en el verano, y en invierno rebota energía radiante de regreso a tu casa. El aislamiento hace lo mismo con la energía convectiva, manteniendo el calor en el verano y calentándolo en el invierno. La atmósfera se comporta de la misma manera. 

Pretender que cualquier gas, incluso el CO2, el metano o cualquier otro, puede simultáneamente permitir que la energía fluya en el día pero bloquee la salida de energía por la noche es absurdo. Pensar, como lo hacen los farsantes, que un cambio en diez partes por millón de moléculas de CO2 puede tener el efecto de cambiar el clima de la Tierra es absurdo. Si el CO2 tuviera esas propiedades milagrosas, entonces todos los paneles de vidrio doble se llenarían de CO2 y las moléculas mágicas actuarían como pequeñas persianas venecianas permitiendo el calor total de día y ninguna pérdida en la noche. De hecho, los vidrios de efecto invernadero no bloquean la pérdida de calor radiante por la noche, sino sólo una fracción de pérdida de calor convectivo que está atrapada por la barrera del vidrio físico.

Si buscamos en Google el Último Máximo Glacial, encontraremos mapas de cientos de millas cuadradas de hielo y los niveles oceánicos de 400 pies abajo de los niveles actuales. Todo este hielo derretido en 100 años. No hay evidencia de que el humano haya causado esto, y debemos buscar la fuerza que pudo haber creado este cambio. La Tierra no rota en un círculo alrededor del sol, sino más bien en una elipse, variando nuestra distancia entre 91 y 93 millones de millas. Debido a esto recibimos un cambio de la radiación solar de 4 por ciento cada año, pero ello no tiene efecto en el clima de la Tierra. Nuestras estaciones son resultado de los 23 grados del eje de la rotación. Nuestro verano ocurre cuando estamos más lejos del sol. El hemisferio sur tiene el verano cuando el planeta está más cerca del sol. Hay una pequeña diferencia en las comparaciones de las latitudes de estas opuestas estaciones globales. Con base en este factor, incluso un cambio de 10 por ciento en la actividad solar tendría un efecto insignificante. Un cambio de 10 por ciento está más allá de los ciclos solares observados. 

La corteza de la Tierra es una capa gruesa de 10 a 20 millas de roca sólida que flota en 7,000 millas de roca fundida. La gravedad no puede brindar la presión necesaria para fundir toda esta roca. Lo que provoca la fundición de esta roca y que la Tierra tenga cambios climáticos periódicos masivos es el decaimiento irregular del uranio en el centro de la Tierra. Un análisis más técnico de esta fuerza de calentamiento del planeta se ha presentado a los miembros del Congreso y ha sido revisado por sus contrapartes científicos, pero para esta presentación sólo consideraremos dos elementos que resultan de este decaimiento del uranio. 

a) El radón, el gas radiactivo del que se nos alerta constantemente, sólo puede ocurrir de una reacción nuclear y tiene una vida promedio de 3.8 días. Un contenedor de una libra de radón sólo pesaría 1/8 de onza en sólo 23 días. El hecho de que el radón es un peligro para la salud es una prueba de su producción diaria. 

b) El helio, otro elemento inerte, es ocho veces más ligero que el aire y todo el helio liberado en el aire se pierde hacia el espacio externo en sólo unos minutos. El helio no proviene de la descomposición de ningún compuesto, tan sólo de una reacción nuclear. Es decir, tiene lugar en los depósitos naturales de gas en sólo algunos lugares del planeta. 

Esta energía geo-nuclear que funde nuestro centro y crea estos gases es también la mayor variable en el clima terráqueo. Esta energía geo-nuclear está en el presente más allá del control o del conocimiento humano. Es más conveniente, para estos farsantes, descartar esta gran variable del cambio climático de su deficiente modelo climático. La gráfica de CO2 y capa de hielo (¿temperatura de la Tierra?) también se vincula con cantidad de ceniza en la capa. Cuando la energía volcánica es liberada produce grandes cantidades de calor… y ceniza… y CO2. Culpar al CO2 del cambio climático es como decir que las cenizas causan fuego. El CO2 es el efecto del calor y no su causa.

Nuestra democracia depende del consenso informado. Informarse no debe ser limitarse a las mentiras que dice un movimiento político. Cuando todo el cúmulo de los errores científicos involucrados en esta farsa sean expuestos, todas las personas se van a dar cuenta que ésta ha sido el mayor disparate desde la teoría de la Tierra plana. Merecemos un debate real. En este caso, la verdad será muy inconveniente. (Este artículo fue anteriormente publicado en Infowars.com en noviembre de 2013.)

martes, 19 de marzo de 2013

Libro: NUEVA DERECHA POPULAR


A continuación un fragmento de mi primer libro sobre la nueva derecha, su emponderamiento popular y anécdotas propias en mi transitar por la política latinoamericana como atento veedor. 


"...Es necesario un liberalismo pragmático que propicie el encumbramiento de la Derecha Popular, es clave en el desarrollo del país, y en el desarrollo de una nueva derecha pues la vieja y comatosa derecha de clanes familiares ya ha desilusionado a una generación entera al claudicar ante los caviares marxistas. La decrépita derecha política ha envejecido desconectada del pueblo, mientras este pueblo ha brincado a la palestra del acontecer económico nacional como un sector exitoso y ávido de una nueva representación, ávido de una nueva derecha.
La izquierda se constituyó por mucho tiempo como la expresión más popular de la política. Hoy la izquierda ha dejado de ser aquel árbol macizo del marxismo del cual brotaron, como frutos del mal, los partidos marxistas. La izquierda de estos días se parece más a un arbusto o una maleza de voluntades sin ideas claras, que van desde un descolorido marxismo hasta la más insana palabrería populista edificada con simples consignas y frases de cliché. De todos modos la izquierda aun se pretende defensora de una clase explotada. Son los representantes de una pobretología gaseosa orientada al reclamo popular. En buena cuenta la izquierda ha decidido vivir medrando del Estado, convirtiendo el reclamo, por un lado, y el asistencialismo, por el otro, en los ejes de su estrategia política.
Nuestra posición no es de izquierda, definitvamente. Nos oponemos a esa doctrina que es similar al parasitismo social, a la irresponsabilidad política y causa del fracaso de las naciones, tal como ya hemos comprobado en ambos hemisferios. Debemos oponer a esa izquierda fracasada una derecha fundada en el sector social más pujante, aquel que se abre paso desde la pobreza por su propia cuenta. Esta es la realidad que vive el país. Sin embargo la izquierda se ha quedado congelada en la mentalidad surgida en una Europa de hace dos siglos. Si bien durante el siglo XX la izquierda fue vinculada a los trabajadores y, por oposición, a la derecha se la vinculó con la clase empresarial fenicia, creando la base de los conflictos políticos más violentos, hoy la realidad es distinta. Lo que tenemos en el Perú es una amplia clase social emergente que ha decidido salir de la pobreza a base de esfuerzo propio. Son los sectores que empezaron a migrar a Lima desde el campo, luego de la debacle de la reforma agraria y el inicio del terrorismo de izquierda..." 

Nueva Derecha Popular/Elvis Occ

domingo, 2 de septiembre de 2012

Lecciones de Conga


Como era de esperar, el proyecto Conga quedó en stand by. Mientras, se irán construyendo los reservorios, en espera de que se les bajen los humos a los radicales antimineros. En tanto, miles de cajamarquinos se quedarán sin empleos directos e indirectos, que superan los diez mil. Pero ese no es todo el logro de esas alimañas antimineras. Hay que sumarle los 600 millones de pérdidas en todos los sectores, como el turismo, transporte, ganadería, etc. Hay que sumar además la pérdida de clases de los estudiantes y la situación social generada, donde prima una gran polarización y encono. Aparte, claro está, de los cinco muertos. En suma, todo un gran logro muy típico de la izquierda peruana.

Conga le ha costado a este gobierno más que dos gabinetes. En realidad le ha costado todo su prestigio. La inexperiencia política (y quizá también la buena voluntad) hizo que Ollanta cayera en la  trampa del diálogo que los cavernarios de izquierda le tendieron. Cualquiera con dos dedos de frente sabe muy bien que con los radicales de izquierda no se dialoga. ¡Nunca se dialoga con los violentos! Es imposible dialogar con dementes y alienados, con fanáticos irresponsables que solo creen en su consigna. Eso es la izquierda radical que lidera Patria Roja con sus anexos y variantes electoreras. Tampoco se puede dialogar con sus primos hermanos del MOVADEF que son la cara semioficial de Sendero Luminoso. Eso lo tendría que saber el más tonto que llega a la política. 

En general, con la izquierda no se debe dialogar. No se puede dialogar con esta izquierda cavernícola que solo sabe imponer su posición a base de marchas, paros, tomas de carretera, asaltos a minas y aeropuertos, sabotaje de instalaciones, incendios de locales públicos, enfrentamiento con la policía, pintarrajeos de monumentos y calles, etc. Con esa clase de basura política no se dialoga. Hay que enfrentarla.

Ollanta cayó en la trampa del diálogo y una larga serie de tontos útiles que llegaron a los límites de la estupidez, alentaron el diálogo y lo siguen haciendo, aún cuando ya carece de sentido. El diálogo solo es posible cuando hay una autoridad elegida que se hace responsable y está dispuesta a entender razones y pruebas. Con Mollohuanca se pudo dialogar pero primero tuvieron que torcerle el brazo, quitarle la piedra y meterlo preso por unos días. Solo entonces el radical de Tierra y Libertad se colocó su terno y se sentó a dialogar. Allí salieron a flote todas las mentiras y barbaridades que producto de la ignorancia y la mala leche se habían difundido, como el informe de la congresista Verónika Mendoza.

En el caso de Cajamarca se cedió desde el principio. Primero accedieron a someter a peritaje el EIA del proyecto. Algo verdaderamente insólito y absurdo. Con eso se dio el primer paso hacia atrás. Luego se le impuso a la empresa nuevas condiciones de lo más cojonudas, como "asegurar diez mil empleos". O sea se seguía dándole gusto a los radicales, con lo cual ellos se sentían ganadores y dispuestos a exigir más, porque así funciona el cerebro de un radical. Gran error de Ollanta fue ceder. Debió mantener la mano firme que ya Valdés había iniciado congelándole las cuentas a Gregorio Santos e investigando a Wilfredo Saavedra y otras lampreas radicales. Ese era el camino correcto para imponer el orden y bajarle la llanta a la subversión. Pero de inmediato saltó la comparsa completa de idiotas mediáticos de Lima para gritar: ¡atoritarismo! ¿Y qué coño era lo que hacían los antimineros en Cajamarca? ¿Se puede saber?

Siempre machacado por ese coro mediático de la izquierda roja, progre y caviar, el gobierno fue perdiendo voluntad y a Ollanta le tembló la mano. Y más aun cuando los genios del periodismo afirmaron que declarar el Estado de Emergencia era un viraje a la derecha. ¿Cuál es el sentido de esa ridícula afirmación? Pero Ollanta se chupó, titubeó y dio señales de dudar. Entonces Gregorio Santos se trepó al estrado para pedir la destitución de Ollanta. En Lima no faltaron los babosos que le regalaron primeras planas y páginas centrales en sus medios al nuevo líder de la izquierda. El primero fue César Hildebrandt. Hasta lo llamó "El santo de la espada". Qué patético...

En lugar de asumir mayor autoridad y enseñarle a los radicales lo que es la ley, el pobre Ollanta Humala, aturdido por la gritería caviar, reculó ofreciéndole a los radicales la cabeza de su Premier Oscar Valdés, inaugurando su tercer gabinete en menos de un año. Lo llamó cándidamente "el gabinete del diálogo". Acto seguido procedieron a la típica maniobra del político inepto y estúpido: crear o renombrar una oficina que se ocupe del problema. Todo buen idiota cree que los problemas se arreglan con más burocracia; por ejemplo, una oficina anticorrupción, un concejo contra la delincuencia, un ministerio contra la pobreza, una oficina para el diálogo, etc. Esa es la clase de políticos ineptos que tenemos. Mantener a toda esa abultada burocrática inútil nos está costando más de 70 mil millones en el presupuesto. Y sigue creciendo sin que nadie les diga ¡paren!

Al final de todo ¿Cual ha sido el resultado de la debilidad mostrada por Ollanta Humala? Pues ya lo vemos: prácticamente el triunfo de los antimineros radicales que ahora se sienten más fuertes que nunca y van por más. Quieren cancelar toda la minería en Cajamarca. Gregorio Santos parece haber sido rebasado por los más dementes, que era lo que cabía esperar en ese concurso de dementes que es la campaña antiminera. Hoy asoman Idelso Hernández y Wilfredo Saavedra como los nuevos líderes de los antimineros. ¿Les dará también sus páginas César Hldebrandt? ¿Recibirán el apoyo de las ONGs pro terroristas y pro agitadores? ¿Serán protegidos por los plumíferos de la prensa caviar limeña? Habrá que verlo.


DB