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domingo, 24 de noviembre de 2013

Concentración de medios o el peligro progresista en los medios


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Detrás de cada mujer asesinada por su pareja hay un historial de maltratos. Uno suele preguntarse ¿por qué estas mujeres aguantan tanta humillación? ¿Por qué no los abandonan? La respuesta es simple: porque la mujer no solo es víctima de maltrato sino de chantaje emocional por parte de un miserable que se vale de mentiras y falsos valores para manipularla. Cada vez que ella intenta abandonarlo este sale con un discurso que invoca el derecho de sus hijos a tener un padre y un hogar, evoca la promesa religiosa ante Dios, le asegura que la quiere, etc., etc. El miserable es un hábil charlatán que sabe movilizar las emociones y valores de la mujer en su propio beneficio. El final siempre es la muerte de ella, invariablemente.

Algo de esto nos pasa hoy pero a escala nacional. Hay unos miserables que invocando falsos valores de libertad de expresión buscan asesinarla para su propio beneficio, tal como viene ocurriendo en otros países. Una pequeña y maloliente logia de truhanes del periodismo progresista que se saben perdedores, pretenden recuperar terreno con artimañas legales. Con la misma habilidad de los propagandistas nazis han inventado el cliché "concentración de medios" para engañar a los incautos. Pero en vista de que su falso discursillo no dio resultados ahora pretenden seducir a la justicia para asesinar a la libertad de prensa. Apelan a falsos valores y supuestos peligros y derechos para salirse con la suya, que es eliminar a la incómoda competencia. 

Hablar de acaparamiento de medios es tan ridículo como suponer que alguien puede acaparar las páginas web. No hay un campo o espacio cerrado y por tanto limitado de medios. Estos pueden abrirse en cualquier momento y también cerrarse. Su número es teóricamente infinito y todo depende del mercado. Cuando hay libertad todo puede suceder, como abrir, vender, comprar, cerrar o cambiar los medios, pero lo que realmente importa es el mercado de lectores: son ellos los que finalmente eligen qué comprar y qué leer. Al final dependemos de la decisión del ciudadano. El y solo él tiene el poder en las manos para decidir. Y así debe ser. En eso se basa la libertad. El resto es ¡totalitarismo!

Pero el progresismo no cree en la libertad ni en el mercado. Ellos quieren que el Estado de alguna manera intervenga para imponer lo que llaman "pluralismo", que es otra versión del trillado igualitarismo social. Tanto el igualitarismo como el pluralismo solo pueden ser impuestos de manera totalitaria desde un Estado interventor. Lo que hoy vemos es una reminiscencia del velascato. Son las mismas excusas que nos dieron los socialistas del velasquismo para que la dictadura se apropiara de los medios: el pluralismo informativo. Hoy se repite la historia.

Esto es simple y llanamente totalitarismo y conchudez progresista camuflada, como siempre, de lucha por los valores y principios. Si un grupo vende más diarios es porque está mejor conectado con los intereses del mercado y nada más que por eso. Si el grupo La República quisiera vender más, debería preocuparse por atender lo que el pueblo desea leer en lugar de acudir al Poder Judicial para pedirle que elimine a su competencia. Si La República cree que venderá más haciendo de sus carátulas una vitrina del antifujimorismo militante o de las causas progresistas es su problema, pero si no vende no debería culpar de sus fracasos a la competencia, ni apelar a falsos valores, ni inventar supuestos peligros, como hacen los cobardes que manipulan las conciencias.

Más allá del absurdo razonamiento detrás del concepto "concentración de medios", después del falso discurso de los valores y principios, además de la miseria progresista de apelar al Estado para frenar a la competencia, lo que causa más indignación es que los abanderados de esta lucha sean personajes tan cuestionados como Rosa María Palacios y Augusto Álvarez Ródrich, quienes tras fracasar en sus campos recalaron en el periodismo para vivir como mercenarios y mermeleros de la prensa caviar. ¿Cómo creer en personas que jamás dijeron nada del gobierno de Alberto Fujimori mientras este les daba de comer y llenaba sus bolsillos, y que hoy fungen de cancerberos del fujimorismo? ¿Ellos son los que nos van a enseñar principios?

Es una lástima que el Perú esté en una situación tan peligrosa a causa de estos sectores y esta clase de personajes. El Poder Judicial en el Perú es un tiro al aire y  cualquier cosa podría suceder. Esperemos que la cordura prime y arrojen a la basura el recurso presentado por la progresía y sus caviares.

martes, 19 de marzo de 2013

La diferencia entre lo legal y lo moral


Rosa María Palacios es una periodista que da mucho que hablar, no solo porque habla mucho sino porque se mete en todo con aires de sabiduría eclesiástica e infalibilidad papal. Recientemente ha jugado un papel protagónico en el proceso revocatorio de la alcaldesa Susana Villarán, como si su cargo estuviera en la cédula electoral. Lo más curioso es que en todos estos meses RMP ha justificado tan esforzado entrometimiento en la campaña aduciendo que se trata de una cuestión de "moral pública". Así fue como se plantó en la puerta de la MML, con su armadura y su lanza, para defender a la alcaldesa porque, en sus propias palabras: las obras debían continuar y no se debía permitir que vuelvan a robar los de antes. 

Pero resulta que esta campeona de la "moral pública", que utiliza a su antojo el espacio que le otorgan los medios para hacer campaña electoral (no sabemos si gratuita) concluyó su campaña villaranista con una muestra más del nivel de inmundicia al que es capaz de llegar alguien por ganar unos puntos de rating, un minuto de fama, un sitio en la estampita. No se trata de Laura Bozo obligando a una pobre mujer a lamerle el sobaco a un sudoroso señor. No se trata de Magaly Medina bajándose el calzón al aire. No se trata de dos jovencitas concursantes agarrándose a golpes por el beso de un muchachito metrosexual. No. Esta vez se trata de una periodista o conductora que apela al chuponeo de conversaciones ajenas para revelar... y esto es lo más increíble  ¡nada!

RMP apeló al triste oficio del chuponeo supuestamente para "probar" lo que todo el mundo sabía: que Luis Castañeda estaba relacionado con la revocatoria. ¿Pero acaso su partido Solidaridad Nacional no era el más comprometido? ¿Acaso el Secretario Nacional de SN, el Sr. Luna Gálvez, no estaba en campaña? ¿Acaso la vocera de los revocadores, la Sra. Patricia Juárez, no es miembro de SN? ¿Entonces qué es lo que RMP "probó" finalmente? ¡Pues nada! Solo hizo un escándalo para ver si los reflectores la iluminaban y podía ganarse alguito. A ese nivel llega la angurria de algunos.

Naturalmente RMP se ha defendido apelando a las ya conocidas argucias legales. Al igual que todo delincuente pretende utilizar el Código Penal en su favor. Dice en primer lugar que eso "técnicamente no es chuponeo" ya que no es una interceptación de una llamada telefónica. Tecnicismos. Pero además, si lo fuera, asegura que ella está en libertad de poder difundirlo por el "interés público". ¿Cuál interés público? ¿Saber que Castañeda está en una reunión de su partido? ¡Vaya! ¡Qué sorpresa!

RMP le ha espetado a sus críticos que se informen mejor y que lean el Código Penal. Ella no ha cometido delito alguno. Seguramente. Pero ¿qué hubo con la "moral pública" que esta señorona dice defender? Ella sabe muy bien que la receptación es un delito. O sea, comprar o recibir algo que se sabe que es producto de un robo. Eso dice el Código Penal. No habla específicamente de grabaciones o chuponeos. Pero acá el tema no es legal sino moral. Toda persona con un mínimo de criterio sabe perfectamente que el mercado hace el negocio. Y RMP es una defensora del libre mercado. Entonces debe saberlo.

Al igual que la producción de droga, el chuponeo existe porque hay un mercado para los audios y videos malhabidos. Lamentablemente ese mercado lo construyen periodistas sin escrúpulos, como RMP. Mientras alguien pague por esos productos habrá un cartel de delincuentes produciéndolos. No hay que escudarse en el falso valor del "interés público". En España, el famoso juez del progresismo militante Baltasar Garzón, fue condenado por ordenar grabaciones de llamadas telefónicas a unos abogados que seguían una causa con él. Ni siquiera este cándido juez pudo justificar un criterio superior o un valor supremo por encima del respeto a la intimidad y del buen comportamiento. 

Ya es hora de que en este país se le ponga coto a estas malas prácticas periodísticas que siempre andan justificándose con el video Koury-Montesinos. Hay una gran diferencia entre descubrir las entrañas de un monstruo que se había apoderado del país, y revelar las intimidades, veleidades y ligerezas de un personaje sin cargo o de un simple candidato, sobre todo en el fragor o en el tramo final de una campaña. No hay que ser ingenuos. Ya es hora de detener a estos farsantes de la "moral pública" que solo quieren obtener utilidades personales o para su clan, apelando a tecnicismos legales. No podemos seguir tolerando que nos traten como adolescentes estúpidos.

miércoles, 24 de octubre de 2012

El cinismo totalitario de izquierda


En estos días hemos tenido ocasión de observar, una vez más, el cinismo de la izquierda caviar levantando la voz para defender la libertad de expresión y la tolerancia. Nada menos. Resulta ridículo leer a los caviares que andan siempre en busca de controlar la prensa con escusas como eliminar los oligopolios, otorgarle espacios a las grandes mayorías o limitar la injerencia extranjera en la prensa. Proyectos que se hallan en el mamotreto de la Gran Transformación. Ahora piden respeto por la libertad de expresión. ¿Por qué?

De hecho son estos sectores llamados de "izquierda progresista" o neosocialistas del siglo XXI quienes perpetran los mayores atentados contra la libertad de expresión en países donde tienen el poder como Venezuela, Ecuador, Argentina y Bolivia. En el Perú disfrutan de la libertad de expresión para mentir a sus anchas en sus medios, haciendo gala de intolerancia y totalitarismo al censurar los comentarios que no les gustan y eliminando columnistas incómodos, como ocurre en el portal rojo La Mula, donde simplemente se elimina a los muleros que resultan "incómodos". 

Por supuesto, yo puedo dar fe de ello porque mi blog "En busca del tiempo perdido" que abrí inocentemente en esa "plataforma bloguera" fue primero retirado de la vitrina de "muleros destacados" por criticar a la vaca sagrada Rocío Silva Santisteban, y luego bloqueado por defender a los comandos Chavín de Huantar de la histeria persecutoria de la CNDDHH, cuya cabeza es la mismísima vaca sagrada RSS.

Por eso nos ha causado gracia leer a esta noble caviarona en su columna de ayer, declamando a favor de la sacrosanta libertad de expresión y rasgándose las vestiduras por la tolerancia, a causa del rechazo público que ha merecido una nueva muestra de arte basura de la ya conocida artista psicótica Cristina Planas, quien padece de una obsesión enfermiza con los iconos religiosos, los que emplea constantemente para perpetrar groserías de mal gusto que ofenden a la comunidad católica.

No es la primera vez que Cristina Planas tiene problemas con las muestras de su arte basura. Ya en el 2008 su exposición "La migración de los santos" en la galería Vértice de San Isidro fue censurada por el municipio por ofender a la comunidad católica, aunque la razón ofrecida por el Municipio fue la falta de licencia. Quienes defienden estas atrocidades perpetradas por Crsitina Planas se ocultan en la siempre fácil y vaga justificación del "arte". Hay que dejar en claro que el "arte" es y ha sido siempre una ventana de expresión para toda clase de psicópatas y psicóticos. Hay artistas y "artistas". Es cierto que algunos psicóticos han logrado ser grandes artistas, como Van Gogh o Dali. Pero no se puede abrir la puerta del arte para permitir que cualquier expresión de demencia personal o vulgaridad exótica sea elevada a la categoría de "arte nuovo", revolucionario o vanguardista. A la basura hay que llamarla por su nombre.

Cristina Planas afirma que "el cuerpo desnudo no tiene nada de malo" para justificar una escultura de Cristo desnudo, con sus genitales expuestos. No importa cómo quiera justificar su arte. El hecho concreto es que utiliza iconos religiosos pertenecientes a una comunidad creyente a quien está ofendiendo. Nadie ha dicho nada por el cuerpo desnudo de la artista, pese a que tiene mucho de malo y feo. Pero utilizar personajes que tienen un gran significado para ciertas comunidades, grandes o pequeñas, es una ofensa que no se puede permitir. Y lo digo sin una pisca de cucufatería porque soy ateo. Igual rechazaría un supuesto arte que presenta a Miguel Grau calato. Eso es ofensivo.

Pero nada hay que estimule más el cerebro deteriorado de un progresista que todo aquello que signifique trasgresión y confrontación con los valores vigentes. Un demente de izquierda es alguien que solo piensa en confrontar y desvirtuar los valores del "sistema", valorando en cambio todos los contravalores como las extravagancias de la comunidad LGTB y el arte basura. Gritan y hacen marchas ruidosas cuando alguien toca sus contravalores sociales. Denuncian intolerancia y discriminación si afectan en lo más mínimo a los LGTB pero festejan y defienden el insulto si va dirigido a la Iglesia. Censuran cuando les viene en gana en sus medios bloqueando a los opinantes que no siguen su linea, pero chillan si sacan del aire a una entrevistadora histérica y malcriada, o reclaman tolerancia cuando se condena la falta de respeto a los valores de las comunidades creyentes.

Esta es pues la inmundicia de la izquierda con la que debemos aprender a tratar sin miedo. Ya es tiempo de confrontarlos en sus mismos espacios y con sus mismos modales.


DB