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viernes, 2 de junio de 2023

Caviar en salsa de choros

 

Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

No me interesa hacer escarnio de un sujeto ya caído en desgracia, pero tampoco caeré en la pose ridícula de decir que no le deseo mal a nadie. Hay muchísimas personas en este país que nos han causado un daño inmenso a los peruanos y se merecen todo el castigo posible en este mundo. Me refiero a esa casta de personajes tan finos como hipócritas a quienes conocemos con el génerico rótulo de "caviar". Un caviar es el clásico izquierdoso que pertenece a la clase acomodada, muchas veces de noble cuna, larga alcurnia y apellido sonoro y/o compuesto. Es la gentita bien que tiene el poder misterioso de poder abrir todas las puertas con solo pronunciar su nombre, el invitado especial de los medios para ilustrarnos con su sabiduría profunda sobre casi cualquier tema, el candidato eterno a ministro de estado, a consultor o a conformar cualquier comisión de notables, el tipo fino y carismático que siempre está a favor de las causas nobles y lindas que defiende la izquierda, el amante de los pobres y predicador de la igualdad, el infatigable luchador contra la corrupción, el defensor insobornable de la democracia, el dueño de la moral, la memoria, la dignidad y la verdad. Por último: el típico antifujimorista de manual.

Esta es la gentita que se encargó de configurar el cerebro de las últimas dos generaciones con los discursos de odio al fujimorismo, haciéndole creer a los incautos que el fujimorismo era sinónimo de corrupción y que, por tanto, había que votar por cualquiera menos por Keiko. Empezaron encumbrando a Alejandro Toledo como el salvador de la patria, el mesías que nos sacaría de la opresión del fujimorato para llevarnos a la tierra prometida de la santidad, no sin antes castigar con rigor a todos los que cayeron en el pecado durante los noventa. Luego apoyaron a Ollanta Humala a quien le borraron sus antecedentes como el siniestro capitan Carlos, acusado de crímenes de lesa humanidad, y lo convirtieron en el ángel guardián de la democracia. Más tarde le comprarían la conciencia a PPK para que se pase al lado izquierdo de la historia y empuñe la espada del antifujimorismo. Después dieron soporte a Vizcarra para que se convierta en el verdugo de Alan y Keiko, jugando en pared con una fiscalía capturada ya por la mafia en alianza con los medios prostituidos por el régimen.

Por último, alzaron en hombros a Pedro Castillo, el analfabeto sindicalista magisterial vinculado a la rama senderista del Movadef, aliado de la banda de los Dinámicos del Centro dirigidos por Vladimir Cerrón, un condenado por corrupción. Todo eso se hizo simplemente para evitar el triunfo de Keiko Fujimori. Es decir, los niños bien de la caviarada y sus aliados del progresismo de cafetín, prefirieron mantener sus odios atávicos contra el fujimorismo y nos empujaron al pozo séptico de la corrupción y del extremismo comunista más incapaz de nuestra historia, solo para evitar un gobierno de Keiko.

Toda esa miseria de gentuza que se arrastra por el lodazal de sus odios enfermizos predicando con candor decencia y moral, merecen ser expuestos como lo que son: falsos valores y hasta corruptos. Son la crema y nata de la hipocresía social y política. Han preferido seguir posando como defensores pulcros de la moral con la condena principista a los noventas solo para evitar que Keiko gane una elección, antes que considerar lo que le conviene al país. Poco o nada les importó lo que Pedro Castillo significaba como amenaza real para las instituciones democráticas y republicanas, en vista de sus discursos incendiarios y sus prédicas de odio, para no hablar de su ignorancia absoluta y su falta de cuadros. Lo único que les importó a estos señores caviares y progres de la izquierda fue mantener sus odios.

Lograron engañar a medio país con sus cuentos de terror contra Fujimori y con su farsa jurídica contra Keiko, urdida por un fiscal desquiciado que cada día queda más expuesto ante la opinión pública como el fraude que es. Pese a los destapes de corrupción en cada uno de los gobiernos que apoyaron, ellos siguieron sosteniendo que la única corrupción era el fujimorismo. Eran hábiles para montar marchas de odio a Keiko y al fujimorismo, apoyados por las oenegés de izquierda y sus hordas de zombies amaestrados en el odio, mientras los gobiernos sucesivos que apoyaban cometían los mismos o incluso peores actos de los que acusaban al fujimorismo. ¿En qué gobierno no hubo corrupción galopante? ¡En todos! Y en mayor cuantía. ¿En qué gestión no prostituyeron a la prensa? ¿Acaso no vimos periodistas encumbrados apoyando descaradamente a Ollanta y Nadine, así como a Susana Villarán, cuando actuaban como socios de Odebrecht y otras empresas brasileñas? Nunca se vio una prensa tan servil y arrastrada como la que se entregó a Martín Vizcarra, a quie llegaron a llamar "papá". Pero la prédica de la izquierda fue siempre contra "los diarios chicha de Montesinos" o las rumas de billetes en la salita del SIN. Con eso nos tapaban los ojos para no ver la corrupción de los útimos 20 años.

Otra de las cosas de las que se acusa permanentemente al fujimorato es de copar las instituciones. Pero ¿en qué gobierno no trataron de copar las instituciones? Todos han tenido esa pretensión. Pero nunca fue tan descarado y evidente como en los tiempos de Martín Vizcarra, cuando se desató una guerra política con sicariato de por medio para liquidar al fical de la Nación Pedro Chávarry y capturar la Fiscalía. Luego Vizcarra dio un golpe de Estado, apoyado por la mafia caviar, para evitar perder el Tribunal Constitucional cerrando inconstitucionalmente el odiado Congreso "fujiaprista", algo que estuvieron buscando afanosamente durante un año. Como se ve, los caviares han sido socios de la corrupción y causantes del descalabro institucional del país, mientras predicaban su odio al fujimorato como pose anticorrupción y defensa de la institucionalidad. No hay pues mayores hipócritas y falsos valores como los caviares, esa casta de farsantes de alcurnia y buen apellido que ya han empezado a caer uno tras otro, desde Susana Villarán hasta Mauricio Fernandini, pero seguro que se vienen más. Como cuenta García Marquez en una de sus novelas, solo tenemos que sentarnos en el vano de la puerta y esperar hasta ver pasar el cadáver de nuestros enemigos.   

lunes, 23 de julio de 2018

La revolución basura de la izquierda


Escribe: Dante Bobadilla Ramirez

Seguimos inmersos en la feroz campaña de la izquierda por remover el avispero en busca de una crisis total que les permita no solo escapar de las investigaciones que promete el nuevo fiscal de la Nación, sino además poder cambiar todo el sistema, modificar el panorama político que les disgusta desde la ultima elección, y jugar una vez más a la revolución. 

Si juntamos las piezas de este rompecabezas y reordenamos los actos del melodrama caviar, notaremos que todo apunta al Ministerio Público, donde el fiscal amigo de los caviares, Pablo Sánchez, tenia que dejar el cargo y ceder su lugar a otro. Esto disparó las alarmas en los corrales de izquierda y motivó que montaran una estrategia compleja para traerse abajo todo el sistema. Y lo hicieron apelando a sus conocidos recursos mafiosos. 

Dedicarse al chuponeo de jueces, fiscales y miembros del TC y el CNM nos traería muchas sorpresas y harta indignación, sin ninguna duda. Eso lo sabemos todos. Este no es un país de ángeles, y menos los hay en la política y en los cargos públicos de poder. El truco caviar fue filtrar los audios que a ellos les conviene manejar. Han utilizado los audios como francotiradores, para tumbarse a los muñecos que les interesan y dejar intactos a sus amigos. No es raro pues que ningún caviar salga comprometido en estos audios. Sería interesante oír las coordinaciones entre Pablo Sánchez y Gustavo Gorriti, o entre Domingo Pérez y David Rivera, por ejemplo, que sin duda existen. Pero nunca lo sacarán los caviares. Eso jamas. 

La selectividad y dosificación de los audios mal habidos por parte de la mafia caviar de IDL es tan repugnante como los audios mismos. La cumbre del descaro es el audio con el que pretendieron impedir la juramentación del nuevo fiscal de la Nación. Un audio sin ninguna relevancia que ha sido sobredimensionado por la prensa progrecaviar, en una campaña muy bien montada que recuerda un ataque coordinado entre la fuerza aérea y terrestre para tomar una posición. Una campaña en la que han tomado parte todos los peones y tontos útiles de la caviarada, elenco en el que hay que incluir, tristemente, al propio presidente de la República y a su mediocre nuevo ministro de Justicia, que de no ser porque les esta resultando útiles a los rojos, estaría siendo demolido ahora mismo por esta misma prensa que ahora le regala titulares y le concede autoridad.

Ilustres personajes del progresismo y la caviarada, así como sus tontos útiles de ocasión, han salido a tomar precauciones frente a los dizque “cuestionamientos” al nuevo fiscal de la Nación y han llegado a la majadería de solicitarle no juramentar y, luego, dar un paso al costado. Son los típicos papanatas que prefieren posar a lado de la caviarada como “correctos” en vez de utilizar el cerebro para comprender la realidad, y tener el coraje y la dignidad para respetar la verdad y asumir una posición justa, aunque no sea políticamente correcta porque se ganan la ojeriza del progresismo y la caviarada. Lamentablemente hay harto pobrediablo en la política que prefiere dejarse llevar por las poses de la caviarada y las consignas del progresismo, y lo hacen solo por temor Es triste ver que el presidente Vizcarra es uno de estos melindrosos y cobardes que se asustan de las turbas y las portadas que maneja el rojerio. 

Hasta dónde habrá llegado la desesperación caviar por el control del Ministerio Público que han caído en la mentira y la falsedad, sacando argumentos basados en leyes que ya no están vigentes. Así les ha ocurrido a Pedro Cateriano y Rosa María Palacios, insignes y esforzados mastines del progresismo defensor del humalismo, quienes han hecho el ridículo en publico tratando de deslegitimar la juramentación del nuevo fiscal de la Nación. Este solo tiene que jurar frente a la junta de fiscales supremos que lo nombra. La presencia o ausencia del presidente de la República en la ceremonia es absolutamente irrelevante desde el plano jurídico. Pero la majadería progresista y caviar ha llegado al punto de quitarle legitimidad porque no estuvieron presentes personajes tan anodinos como el Contralor de la República y el fantasmagórico Defensor del Pueblo. ¿Cómo pues se puede llegar a tales niveles de estulticia y pobreza mental y moral en la política? Es algo que solo la izquierda puede responder.

jueves, 19 de abril de 2018

El Estado y la corrupción


Por: Erick Yonatan Flores Serrano
Coordinador General Instituto Amagi - Huánuco

Odebrecht y el escándalo de corrupción más grande de América Latina en lo que va del siglo, nos ha permitido comprender que la corrupción es una enfermedad que no distingue derechas de izquierdas. En esta parte de la región, los abanderados de la lucha contra la corrupción, aquellos “indignados” que convocaban a movilizaciones y lavaban las banderas en las plazas, también han sido alcanzados por esta enfermedad; así que no se trata de un fenómeno exclusivo de un solo sector político, sino más bien de una práctica que se ha ido generalizando, al margen del espectro político que gobierne, en todo el sistema.

Como todos estaremos de acuerdo en que la corrupción es uno de los principales problemas que aqueja a nuestra región, creo que lo más importante es comprender cómo es que este tipo de males se desarrolla y cuál es la forma más efectiva para poder hacerle frente. Y lo primero que tenemos que entender sobre este tema, es que la corrupción no es otra cosa que el mal uso del poder político [Estado] para conseguir un beneficio particular, ya sea para uno mismo o para un tercero. De esta definición -que es clásica y compartida por la mayoría de entendidos en la materia- podemos inferir que el Estado termina siendo la condición de posibilidad para que la corrupción aflore en una sociedad; lo cual no es un detalle menor porque a partir de esta idea, es que podemos comenzar a pensar en las posibles soluciones que el problema requiere.

Lord Acton, famoso historiador y político inglés, decía que el poder tendía a corromper y que el poder absoluto corrompía absolutamente. Lo que nos trataba de advertir Acton era que a medida que el poder político -hoy materializado a través del Estado- crecía, las posibilidades de corrupción crecían también. Y en la sentencia no sólo encontramos una advertencia, sino que también el principio que debe regir la lucha contra la corrupción en cualquier parte del mundo. Cuando se tiene un Estado que concentra mucho poder político, los incentivos para la corrupción se incrementan en forma exponencial; por el contrario, si el Estado tiene un límite en su tamaño y en el poder que concentra, los incentivos para la corrupción disminuyen. No es una casualidad que Nueva Zelanda, un país con un Estado pequeño, lidere el ranking de países con menos percepción de la corrupción según el último informe de Transparencia Internacional; y Corea del Norte y Venezuela estén entre los últimos, sólo superando a los países de oriente medio donde las condiciones políticas son desastrosas.

Resulta evidente que el hilo conductor de la lucha contra la corrupción se encuentra en la disminución del tamaño del Estado, paradójicamente parece que en la región no existe claridad en este asunto porque todos los esfuerzos destinados para luchar contra la corrupción, están dedicados a fortalecer el aparato del Estado en todos los sentidos posibles. Todo esto puede reflejar dos cosas en nuestra sociedad: o no terminamos de entender la naturaleza del problema, o simplemente no tenemos la intención de solucionarlo. Y en cualquier caso, la sociedad civil es la que termina siendo la gran perjudicada en todo este asunto.

Mientras la clase política dirigente siga concentrando el poder que tiene para otorgar privilegios a sus amigos, la lucha contra la corrupción seguirá siendo sólo una bonita intención. El único horizonte posible en esta lucha es reducir el tamaño y el poder del Estado, mientras las reformas no apunten a esto, es difícil pensar en que nuestra sociedad pueda superar este problema. A final de cuentas, lo que todos debemos comprender es que el Estado no puede luchar contra la corrupción porque el Estado es la corrupción.

viernes, 8 de diciembre de 2017

La Fiscalía da un golpe a la democracia


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Es muy lamentable los niveles de enfrentamiento político a los que se ha llegado en el Perú, con los odios atizados por esa enfermedad mental colectiva que es en altifujimorismo, predicado con ahínco por la izquierda desde hace 17 años. Los odios políticos nunca llevan a nada bueno. El Perú ya ha tenido la experiencia del antiaprismo que perturbó la vida política del país durante buena parte del siglo pasado, dando origen a revueltas, homicidios y golpes de Estado. Ahora se repite la historia, una vez más alentada por la izquierda, un sector especializado en atizar los odios. 

Más grave aun es el panorama con un gobierno incapaz de convocar al diálogo y al pacto nacional. Por el contrario, PPK ha preferido la estrategia del autismo y el desprecio a la oposición, sin bajar el tono de su virulencia radical antifujimorista de campaña y de sus primeros días como gobernante. PPK es el gran continuador del desastre de Ollanta Humala. No ha cambiado nada. El ambiente sigue dominado por la dictadura progre-caviar que copó el poder lentamente desde los días de Paniagua, hasta llegar a apropiarse de los medios e instituciones. 

Como ha dicho Villa Stein: PPK es un rehén de los caviares. Quienes gobiernan el Perú tras bambalinas son los caviares, dueños no solo de los medios sino de varias instituciones del Estado que han sido infiltradas con su gente y hoy siguen los dictados de las oenegés de izquierda. ¿O creen que el fallo trafero del TC favoreciendo a los senderistas de El Frontón fue causal?

Tampoco es casual que el Ministerio Público se haya hecho de la vista gorda con toda la mafia progre-caviar financiada por Odebrecht desde los días de Alejandro Toledo. No es casual que los fiscales hayan sido negligentes para procesar a Alejandro Toledo, pese a todas las evidencias, y que se hayan puesto a jugar pim pon con el PJ arrojándose expedientes mal elaborados, dejando así que Alejandro Toledo se vaya del país muy orondo. ¿Acaso la Fiscalía no sabía que Toledo vive en EEUU y que tenía que irse más temprano que tarde? ¿Por qué lo dejaron salir? ¿Por qué luego de que se fue recién pidieron la prisión preventiva? Es que todo cuadra. No seamos ingenuos.

Señales de que la mafia progre-caviar ha infestado el Ministerio Público hay de sobra. Habría que ser muy tonto para no verlas. ¿Qué hizo la Fiscalía en el caso Lava Jato desde que salió a la luz hace año y medio y que implica directamente a todos los gobiernos amparados por la caviarada? Nada. En serio. No hizo nada. Absolutamente nada. Salvo abrirles investigación preliminar por crimen organizado a Alan García y Keiko Fujimori, para variar, por unas anotaciones encontradas en el celular de Marcelo Odebrecht. Claro. Cuando se trata de Alan García o Keiko Fujimori si son muy rapiditos, pero cuando se trata de sus amigos de la mafia progre-caviar duermen la siesta.

Desde luego que no es casualidad que recién tras la denuncia contra el Fiscal de la Nación, Pablo Sánchez, hecha en el Congreso, la Fiscalía haya empezado a dar resultados apresurados. De pronto, sin nunca haber hecho nada contra las empresas socias de Odebrecht en el Perú, sin haberles abierto auto de instrucción, sin haberles comunicado que son investigados, sin haberlos citado a dar sus declaraciones, sin nada de nada, aparecen solicitando prisión preventiva. ¿Cómo es eso? ¡Milagro!

En política no hay casualidades. Es evidente que la Fiscalía ha empezado a actuar motivada por las acciones del Congreso en su contra. Y para mayor prueba, se han tomado la libertad de allanar los locales del partido que ha puesto la denuncia. La excusa es bastante tonta. Los desbalances contables de los partidos son moneda corriente, así como los aportantes fantasmas. Todo eso se denunció y se comprobó en el Partido Nacionalista pero jamás vimos que se allanen sus locales. Ni siquiera tuvieron la decencia de allanar las oficinas de Graña y Montero y demás empresas socias de Odebrecht en más de un año. Las acciones de la Fiscalía simplemente los pintan como caraduras y socios de la mafia.

Hay que decirlo claramente: el Ministerio Público no merece ninguna confianza de la ciudadanía. Su aceptación está incluso por debajo de la del Poder Judicial. Y eso es muy grave en un país donde la corrupción ha crecido a niveles apocalípticos en los últimos 17 años, justamente en la era de los famosos "luchadores anticorrupción". 

El allanamiento de los locales de Fuerza Popular debería generar el rechazo de todos los partidos que se dicen "democráticos". Pero no ha sido así. Lástima. Pocos han condenado con tibieza este atropello. La mayoría se ha escudado en la comodidad del "marco legal". Se conforman con decir que se han cumplido los procesos que la ley prevé. Si, claro. Pero no nos olvidemos que la mafia de Odebrecht y sus amigos progre-caviares en el poder nos han robado siguiendo los procedimientos de la ley. Hasta fabricaron leyes especiales para festinar trámites y facilitarse la adjudicación de obras. Así que toda la mafia ha operado siempre bajo el "marco legal". Es muy cobarde esconderse detrás de "la ley" para defender el atropello a la democracia. Este es un asunto político, no legal.

La gran pregunta que debemos responder es ¿cómo podemos erradicar la corrupción cuando esta ya ha copado las instituciones del Estado encargadas de combatir la corrupción? El gato ha sido coimeado por los ratones. ¿Cómo hacemos para echarlos?

martes, 5 de diciembre de 2017

La conchaza de Verónika Mendoza


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

A estas alturas solo cabe reírse de los rojos. Se han pasado los últimos 17 años apoyando a puros corruptos mientras posaban como luchadores anticorrupción. Es el caso de Verónika Mendoza, reclutada por Nadnie Heredia cuando lavaba platos en un Mac Donalds de Paris, la trajo de vuelta prometiéndole chamba de mil oficios, incluyendo traer plata sucia de Venezuela para la campaña del 2006. Al final acabó rellenando las listas del nacionalismo y salió electa congresista sin saber leer ni escribir. De allí en adelante se abrió paso como charlatana del rojerío.

Ahora resulta que Verónika Mendoza, quien además de haber sido parte íntima de la mafia nacionalista y apoyar a Susana Villarán, quiere posar como luchadora anticorrupción en otra marchita. Pero no una marcha para rechazar la corrupción progre-caviar de los Humala-Heredia, Villarán y Toledo. No. Una vez más es una marcha para luchar contra el fujimorismo. ¡Qué les parece!

La excusa es la misma de siempre: "el fujimorismo quiere la impunidad al atacar a la fiscalía", "quieren poner allí a sus monigotes para quedar impunes". ¿Impunes de qué? ¿Acaso el fujimorismo ha gobernado en estos 17 años? ¿Acaso no es el fujimorismo el primer interesado en que la Fiscalía investigue a la mafia progre-caviar? La denuncia contra los incompetentes fiscales Pablo Sánchez y Hamilton Castro se debe precisamente a su falta de acción en el caso Lava Jato. Que no los confunda la izquierda. Es todo lo contrario: los rojos NO quieren que se investigue Lava Jato porque saben que van a terminar más embarrados de lo que ya están. Ese es todo el miedo que aterra a los rojos. 

Analicemos el cerebro progresista. Se trata de un cerebro primitivo, reptiliano, que se sustenta básicamente en emociones y bajas pasiones como el odio y la violencia. El cerebro progresista difícilmente llega al nivel del razonamiento, permanece en la etapa de repetidor autómata de consignas. Por eso mismo los vemos propalando los mitos más absurdos contra el fujimorismo y los noventa. Además de sus limitaciones mentales, la gran mayoría vive en la más paupérrima ignorancia. Solo saben lo que les han enseñado a través de memes, pancartas y consignas callejeras.

Por todo esto el progre es incapaz de superar su etapa básica de odiador político. Lo primero que sabe hacer es odiar. La filosofía del progre es "Odio, luego existo". Una vez que han elegido el objeto de sus odios, nada los hará cambiar de idea. Aunque el mundo se transforme y la realidad sea otra, el progre permanecerá en su etapa reptil tratando de morder los tobillos de su "enemigo de clase". En el catecismo progre les enseñan a odiar a los enemigos de clase. Pueden ser los ricos, los empresarios, los yankis, las transnacionales o el fujimorismo. Siempre tienen que tener alguien a quien odiar.

El siguiente paso es movilizar a las masas adoctrinándolas en el odio. Cada marcha de estos enfermos mentales es una competencia desaforada de gritos y consignas, con pancartas y banderolas repletas de insultos del más bajo nivel. Nunca faltan las teatreras del arte progre que escenificarán asquerosos sketchs mostrando aspectos de su patología mental mientras elaboran parodias de mal gusto. Esa es más o menos el panorama de la izquierda infecto-contagiosa.

Así que prepárense para ver mañana otra muestra del exquisito arte progre callejero. Pero que esta vez no nos engañen con sus falsas consignas. Lo que ellos están pidiendo es la impunidad de su mafia progre-caviar y la defensa de los fiscales incompetentes y encubridores que durante un año entero no hicieron nada teniendo las pruebas sobre la mesa. Ha sido solo gracias a la presión del Congreso que al menos se han dignado en sacar a la luz las pruebas contra Susana Villarán y el entorno de Odebrecht. Lo que la izquierda no quiere es que se vaya más allá. Por eso salen a marchar. Que le quede muy claro a todos.

jueves, 4 de junio de 2015

Defensores de la doble moral


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
Fuente: El Montonero

Ya no sorprende la reacción de los eternos defensores de la moral e incansables luchadores anticorrupción que abundan en la zurda criolla frente a los destapes de las cuentas de Nadine Heredia y sus fastuosos gastos. Basta una mirada a las carátulas y columnas de hoy para ver que en el mundo progre no pasa nada. Pocos se atreven a tocar el tema pero lo hacen para minimizar la situación comparándolo con el Apra y el fujimorismo, donde sin duda también hubo corrupción, como en cualquier régimen, pero que no vuelve santos a los demás. Sin embargo, la imagen que el progresismo quiere vender es que nada se compara con la corrupción de los anteriores gobiernos. Esto lo grafica bien la caricatura siempre puntual de Carlín a la que solo le falta el eslogan “nosotros robamos menos”.

Mención aparte merecen los esforzados mermeleros que defienden a Nadine apelando a los mismos argumentos de Alejandro Toledo: no hay nada ilegal, es dinero de amigos donantes. Así es como aquellos que escarmentan a Alan García por una frase inventada por Jaime Bayli, “la plata llega sola”, hoy se muestran incapaces de enjuiciar a la primera dama, a quien la plata y la suerte parece que le chorrean sin el menor esfuerzo. A ella, los amigos le llegan solos.

Hoy resulta que los progres, expertos en reabrir casos archivados por décadas, abominan del fiscal que se atrevió reabrir una investigación a Nadine Heredia archivada en los tiempos de los llamados “fiscales archivadores”. Los que se empeñaron en citar a toda la familia Fujimori en pleno, hoy se indignan porque la investigación incluye al hermano y la madre de Nadine Heredia. Los que inventaron el mito de las maletas llenas de oro de Fujimori, hoy no quieren hablar de los maletines repletos de dólares que el chavismo traía como valija diplomática para la campaña de Ollanta Humala. Quienes se mofan de las rifas de Keiko no se atreven a investigar los fondos oscuros de la minería ilegal o las narco-cocaleras que financiaron al nacionalismo.

Esta gentita que hoy se pasea por los medios predicando moral, hace una década no eran nadie. Surgieron a la vida pública fotografiándose con el montón de histéricos trepadores que pisoteaba el cadáver del fujimorismo, sumándose alegremente al ajusticiamiento popular del régimen, jurando que lucharon por recuperar la democracia y derrotar la corrupción. Hicieron su carrera política y mediática alimentando diariamente el antifujimorismo rabioso, convertido luego en religión progresista basada en el odio más mezquino e irracional que se recuerde. Hasta en el perfil de sus hojas de vida señalan su condición de hienas del fujimorismo, que ya es toda una especialidad del derecho y el periodismo. Han hecho tesis y libros para narrar sus proezas en su implacable lucha anticorrupción contra el fujimorismo. Pero estos defensores de la democracia y la moral hoy tartamudean, no saben cómo ocular las pruebas de la corrupción del régimen nacionalista que apoyaron con tanto candor. Desorientados, acusan a la concentración de medios, desvirtúan los reportajes y hasta se indignan por el acoso a una mujer.

Los garantes de Ollanta Humala y Nadine Heredia deberían estar hoy al frente y no escondidos mirando a otro lado. No es posible que Mario Vargas Llosa dedique sus columnas a autores exóticos mientras el gobierno que nos impuso para salvarnos de la degradación moral se pudre en corrupción barata. Ahora resulta que los feroces inquisidores del ayer, que condenaban sin pruebas ni atenuantes, hoy deslegitiman las pesquisas y contraatacan recordando el pasado, convertidos en desvergonzados defensores oficiosos de la parejita presidencial. Si hay algo peor que la corrupción es esta plaga de farsantes luchadores anticorrupción, que siempre colocan sus mezquinos intereses políticos por encima de la verdad y la decencia.

viernes, 17 de abril de 2015

Los luchadores anticorrupción del Perú


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
Fuente: El Montonero

Uno de los especímenes más abundantes de nuestra fauna política en estos tiempos es la de los luchadores anticorrupción. Estos aparecieron en los 80 con el beligerante diputado Alan García, quien llegó a la presidencia prometiendo sentar a Fernando Belaunde en el banquillo de los acusados; luego apareció el implacable Fernando “Popy” Olivera, cuyo busto debería erguirse bajo faroles en el salón de los luchadores anticorrupción, junto al de Alejandro Toledo, Ollanta Humala y Mario Vargas Llosa, autores de memorables discursos que tendrían que leerse como lecciones de ética. Todos ellos resultaron al final expertos en el arte del reacomodo político “por la gobernabilidad”. No se hicieron problemas para abrazarse con cualquiera que les garantizara una cuota de poder o para cerrar el paso a sus enemigos. Y lo curioso es que nos mostraban sus enjuagues políticos como virtudes democráticas, actos magnánimos que debíamos agradecerles por salvar a la patria.

Donde más han abundado los luchadores anticorrupción es en la izquierda, pero con una peculiaridad muy moderna: ya no se trata de acusar a personas sino a sectores políticos enteros. Se han especializado en la estigmatización del Apra y el fujimorismo como símbolos de la corrupción. Es parte de su aniquilamiento político. Han reemplazado el debate por un cargamontón de etiquetas y mentiras, sembrando en los jóvenes la idea de que la corrupción en el Perú empezó en los 90 y que esa fue la época de mayor corrupción. Es otro mito barato de izquierda.

La corrupción es un mal endémico de la humanidad, presente en países pobres y ricos. En el Perú lamentablemente es parte de nuestra cultura y no se puede afirmar que un gobierno lo inventó. Se inicia con la misma república y los bonos de la independencia; luego siguió con el contrato Dreyfus. Hay archivos en la casa Dreyfus de París que registran el pago a los congresistas de la época. Solo faltan los videos, pero estos aparecerían en nuestra política 130 años más tarde. En ese transcurso han pasado muchas cosas, como la construcción del ferrocarril central, el más caro del mundo “para ir a ninguna parte”, como lo reseñó una crónica de la época en el New York Times.

En tiempos más recientes vimos la mega-corrupción del régimen de Velasco Alvarado, dedicado al vicio de construir enormes elefantes blancos como El Pentagonito, el Centro Cívico, la sede de Petroperú, el actual Ministerio de Cultura (que pasó por varias manos sin saber qué uso darle), entre otros megaproyectos insensatos como el Oleoducto Norperuano para una exigua despensa petrolera en dos pozos. Todo ello representó miles de millones de dólares gastados sin ningún tipo de fiscalización ni control alguno. Allí había muchísimo pan por rebanar en todo ese funesto período pero nadie hizo absolutamente nada por investigar porque los militares no se presentan a las elecciones y no son rivales políticos de nadie. Así funciona este país.

Una de las más funestas herencias del velascato (entre muchas que aun quedan) es el narcotráfico. Para nadie era un secreto que policía o militar que se iba a la selva en esos tiempos se hacía millonario, escandalosa y descaradamente millonario, sin que nadie lo cuestione ni lo investigue. La penetración del narcotráfico en nuestras instituciones empezó en esa época aciaga del velascato. Nadie ha documentado seriamente la historia de la corrupción en el Perú, y menos la izquierda. Pero si hay un sector político que representa auténticamente la corrupción a gran escala es la izquierda estatista, pues nunca ha existido mejor caldo de cultivo para la corrupción general que un Estado grande, poderoso, autoritario y controlista, rodeado de empresas públicas y millones de burócratas convertidos en militantes a sueldo del régimen, como lo que tuvimos en el velascato y en el aprismo ochentero, y hoy vemos con lástima en Venezuela, país que lidera el ranking mundial de la corrupción. Seamos claros en eso y no nos dejemos engañar.

viernes, 27 de junio de 2014

El petardo le explota en la cara a la izquierda


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

El petardo de la corrupción con que la izquierda venía tratando de dinamitar a los partidos políticos, en especial al APRA y al fujimorismo, al fin les ha estallado en la cara, al igual que aquellos terroristas negligentes que explotaban tratando de derribar una torre de alta tensión. Hoy es la izquierda en sus diversas variantes la que se encuentra en el foco de las acusaciones de corrupción. De este modo, los eternos guardianes de la moral, que se pasaban la vida llamado "ladrón" a medio mundo, hoy están con sus huesos en la cárcel o a punto de estarlo. Ya no pueden salir con su trillada frasecita "la izquierda nunca gobernó". Gracias a Dios que no lo hicieron porque, de acuerdo a la experiencia mundial, no hay corrupción más grande que la que generan los regímenes de izquierda. Y si no, basta echar una mirada a nuestro vecindario.

Desde luego que nuestros corruptos de la izquierda criolla, aun con los bolsillos rebosantes de dinero mal habido, rodeados de pruebas y testigos de sus fechorías, tienen el descaro de llamarse "perseguidos políticos". Más aun, el payaso de Gregorio Santos no ha tenido mejor idea que acusar a minera Yanacocha y al grupo El Comercio de su persecución, y los ha hecho responsables de su seguridad. Así de patético puede llegar a ser este personaje. No sería nada raro que salga culpando a la CIA, a la embajada de EEUU y a los ángeles de Charlie por su destino. Y es que todos estos personajillos del rojerío son exactamente iguales, en Cajamarca como en Venezuela.

Por su parte la alcaldesa Susana Villarán no las está pasando muy bien. Los cuestionados manejos de la Caja Metropolitana que empezaron con un préstamo a la propia alcaldesa, se suman a su poco elegante decisión de retractarse de su palabra para volver a postular con el argumento de que ella es indispensable. A eso hay que sumarle sus enjuagues políticos en busca de un vientre de alquiler a menor costo, así como su maloliente cercanía y respaldo al toledismo, un sector que apesta por la visible corrupción de su máximo líder y por las sucias alianzas que mantiene con el gobierno en busca de blindaje político. Susana Villarán está cada vez más cerca del caldero de las sospechas por sus gastos enormes en publicidad para el autobombo y en un personal que casi ha duplicado la planilla. Hoy un buen sector del progresismo ya le ha quitado su apoyo.

Frente a este panorama la izquierda ha perdido para siempre su cándida imagen de pureza. Pasaron piola cuando nadie se atrevió a investigar los millonarios gastos de la CVR, la comisión más costosa del mundo; pero ahora es imposible que puedan tapar el sol con un dedo. A la CVR por lo menos se le puede acusar de abierta deshonestidad intelectual. El petardo de la corrupción que acostumbraban arrojar sobre los demás esta vez les ha explotado en la cara. Su perversa estrategia hábilmente montada a partir del informe de la CVR para convertir al fujimorismo en símbolo de corrupción finalmente se ha venido abajo. La bandera del apro-fuji-montesinismo convertido hoy, ante la campaña, en apro-fuji-castañedismo, para señalar el lado de la corrupción política se ha despintado. Hoy podemos hablar con propiedad de un goyo-susanismo o de un goyo-susanismo-cvrismo. 

Queda demostrado pues que la corrupción es un mal de la humanidad que afecta a todas las sociedades y países, desde Brasil hasta Japón. Aunque, como se ha comprobado en los hechos, no hay mayor corrupción que en los regímenes de izquierda, como en Venezuela, verdadero record mundial de corrupción con miseria como resultado, tan parecida hoy a Cajamarca. Ahora que la izquierda ha demostrado ser tan corrupta como cualquier otro sector, que ya no vengan a hacerse los inmaculados y profetas de la moral. Se acabó ese cuento. La próxima vez que salgan con su cantaleta del apro-fuji-castañedismo solo hay que responderles con el goyo-susanismo-cvrismo. La izquierda ya no es virgen. Y lo cierto es que nunca lo fue.

sábado, 16 de noviembre de 2013

Los luchadores anticorrupción en apuros


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

El escándalo desatado luego de la revelación periodística de Cecilia Valenzuela sobre el impresionante resguardo policial dedicado a custodiar la casa de Oscar López Meneses, ha puesto en apuros no solo a los ministros y miembros del oficialismo sino a toda la progresía en su conjunto, en especial a aquellos que se erigieron como los incorruptibles luchadores anticorrupción y entraron a Palacio con la espada desenvainada dispuestos a cortar las cien cabezas de la hidra corrupción. Por buen rato quedaron mudos los ayayeros del gobierno y esforzados combatientes de la mafia fujimontesinista. No sabían qué decir. Y lo más increíble es que cuando al fin reaccionaron, no dejaron de culpar a Montesinos, al fujimorismo e incluso al aprismo. Es decir, todos menos ellos.

Incapaces de cambiar de escenario, los columnistas de los diarios chicha de izquierda seguían llamando a Oscar López Meneses "el operador de Montesinos" cuando está claro que ahora es operador de Ollanta o de Villafuerte. Pero esto es algo que no le cabe a la progresía, tan convencidos como están de que ellos son inmaculados y puros. Los ojos de los progres están puestos siempre fuera de su propio entorno. Pase lo que pase con ellos seguirán gritando "al ladrón, al ladrón". Y acaban de hacerlo. En medio de sus escándalos de corrupción, chuponeo, nepotismo, ineptitud y sospechosas compras a Francia, sus esbirros han salido a la Vía Expresa con banderolas que dicen "Alan robó al Perú. Todos contra la corrupción". 

Lo que la izquierda hasta ahora no aprende es que la corrupción no es privilegio de nadie en particular. Es parte de la cultura y, por tanto, no es algo que esté solo en el gobierno o en un partido. Está en las calles y en todas las oficinas públicas y hasta en cada patrullero. Pero ese afán progre de culpar de todo a la derecha, los grupos de poder, las grandes empresas, la CIA, el FMI, los EEUU, Fujimori, Alan, Keiko, etc., solo revela su limitado nivel de comprensión de la realidad y su triste papel de meros guerrilleros de la palabra. Actitud que a menudo los lleva a quedar en off side cuando la culpa recae en sus propios cuadros. Allí es cuando tienen que apelar a su conocida doble moral y su tradicional hipocresía. Algo de lo que hoy nos están dando una gran muestra.

A la corrupción hay que combatirla esté donde esté. Declamar que la corrupción está en la derecha y en los empresarios solo revela que la izquierda no ha crecido mentalmente con el cambio de siglo. Siguen siendo presos de su ideología del fracaso, siguen jugando a dividir a la sociedad entre buenos y malo, apostando a la lucha social y a la doble moral.

lunes, 9 de septiembre de 2013

El informe Kroll y la corrupción de Alberto Fujimori


Por: Daphne de Bichonville

Kroll ha sido consultado por diversos estados para examinar si determinadas personas en el poder han sustraído dinero o no de las arcas públicas. Kroll informó sobre Ferdinand Marcos en Filipinas, Saddam Hussein y la de Jean-Claude Duvalier, encontrando en cada caso los activos ocultos.

Alberto Fujimori fue acusado de corrupción ya que el gobierno del Perú, encabezado por Alejandro Toledo, solicitó en 2002 la ayuda de Kroll. El gobierno no tenía en ese momento ninguna prueba de que Alberto Fujimori se hubiera enriquecido en cualquier forma ilegal y sin pruebas sólidas ningún gobierno permitiría que Alberto Fujimori fuera extraditado con cargos de corrupción.

El informe Kroll

El diario la República informó en 2002 que en un mes estaría disponible la lista de los fondos ilícitos acumulados por Alberto Fujimori, extraídas de las arcas del Estado durante sus diez años en el cargo. El informe Kroll contiene una lista detallada de todas las transacciones de Alberto Fujimori en sus cuentas y una relación de sus propiedades, sin encontrar nada ilegal.

Kroll, además, no localizó cuentas bancarias ilícitas en el nombre del ex presidente Alberto Fujimori, pero Kroll añade que el hecho de no encontrar fondos no excluye la existencia de dichas cuentas en alguna parte. Lo mismo puede decirse, por supuesto, de Alejandro Toledo y Ollanta Humala y todos los demás. Incluso la Procuraduría Ad Hoc Anticorrupción que fue creada y controlada por Alejandro Toledo no encontró ninguna evidencia de corrupción de Alberto Fujimori.

El destino del informe

El informe de Kroll comprendia 7 volúmenes y no se limitaba a Alberto Fujimori. El presidente Alejandro Toledo tuvo la oportunidad de leer el informe y entonces ocurrieron  dos cosas: desaparecieron dos volúmenes y los cinco volúmenes restantes se declararon "secreto de Estado" y no fueron utilizados en el juicio contra Alberto Fujimori.

Las pruebas en los procesos penales

En los casos penales el acusado tiene derecho a todas las pruebas a las que la fiscalía tiene acceso, ya sean a favor del acusado o en su contra. No hacerlo puede invalidar el procedimiento y el veredicto.

Entonces, ¿cómo pudieron desaparecer dos volúmenes? La sospecha es que estos volúmenes pueden contener nombres y cuentas de políticos de la oposición sobornados por Montesinos, así como posible información acerca de las recompensas a los agentes en el entorno de Montesinos. Dado el momento en que se realizó el informe, también podría implicar a Valentín Paniagua, ya que : a) curiosamente retiró los cargos contra Ollanta Humala por el levantamiento de Locumba; b) se abstuvo de investigar el papel del ejército en los sucesos de septiembre y noviembre de 2000, y c) acusó a Alberto Fujimori con cargos de corrupción no especificados.

Fujimori  sostuvo desde el principio la tesis de que la investigación era una ”persecución política”. Dados los hallazgos del informe Kroll puede ser que esté en lo cierto.

Por lo tanto, de acuerdo a sus oponentes, Alberto Fujimori, sin enriquecerse personalmente, podria haber planeado y dirigido un gobierno corrupto. Si fuera así, Fujimori sería el primero en la historia de la humanidad dentro de esta nueva categoría.

Fujimori se hizo cargo de un gobierno cuando nadie pagaba impuestos en medio de la hiperinflación y el caos de la administración pública. Tuvo que reconstruir el sistema tributario asegurándose de que los pobres estuvieran exonerados. Los resultados  indican claramente que el gobierno de Fujimori incorporó grandes sumas de dinero al gobierno en lugar de retirarlos.

Según el informe Kroll, Alberto Fujimori fue acusado de desviar 15 millones de dólares a Montesinos en el año 2000. Los cargos fueron finalmente archivados por el fiscal del Estado, incluyendo el de “enriquecimiento ilícito” y uso inapropiado de fondos públicos, relacionados con las investigaciones sobre Montesinos.

Aunque Alberto Fujimori temía que el juez César San Martín estuviera predispuesto contra él, el tribunal no pudo encontrar ningún enriquecimiento ilícito a su nombre. Además, el tribunal tampoco pudo encontrar prueba alguna que sugiera que Alberto Fujimori haya sido cómplice de Montesinos en las transacciones ilícitas de este. Los cargos en efecto se limitan a una transferencia de 15 Mllion USD el 22 de septiembre de 2000 al SIN, formalmente para medidas contra las FARC.

Cabe destacar que Alberto Fujimori nunca fue acusado de haber malversado 600 millones de USD. Estas son meras acusaciones extrajudiciales. Esta suma se encuentra en un informe de la ONG Transparencia Internacional, de 2004, donde se afirma que Fujimori dirigió uno de los gobiernos más corruptos del mundo. El informe no tiene notas al pie de pagina y no tiene fuente alguna. Establece que la cantidad aludida es solo una estimación, es decir, una mera conjetura.

El informe de Transparencia Internacional no puede ser utilizado como evidencia contra Alberto Fujimori, simplemente porque no tiene pruebas y las conclusiones son puramente especulativas. Sin embargo, esta falta de evidencia no ha impedido que Humala y sus seguidores hayan utilizado varias veces esa cantidad. La cifra probablemente provenga de los titulares del diario La Primera.

Evitar un golpe de Estado

Fujimori declaró que había descubierto que Montesinos y los altos mandos militares estaban planeando un golpe de estado, pero que después de algunas negociaciones, el ex jefe de inteligencia aceptó exiliarse en Panamá si se le pagaban 15 millones de dólares en “compensación por sus servicios”. El dinero fue transferido formalmente al SIN, no a Montesinos.

En el SIN Montesinos hizo que el dinero fuera transferido a sus cuentas privadas. El tribunal no encontró ningún dato que contradiga esta descripción.

Sin embargo, Montesinos quería más y regresó a Perú el 23 de octubre 2000 con la esperanza de dar finalmente el golpe de Estado. Enterado de estos planes, Alberto Fujimori cesó sin demora a algunos generales de las FFAA próximos a Montesinos, quien con la ayuda de Ollanta Humala, salió del Perú por segunda vez el 29 de octubre de 2000.

El levantamiento de Locumba sin embargo comenzó un día antes de que Fujimori cesara a los generales, lo que sugiere que el propósito del levantamiento de Locumba fue preparar el terreno para el golpe de Montesinos contra Fujimori, tema que hemos discutido en detalle en más en un artículo anterior. Si Ollanta Humala fue recompensado por Vladimiro Montesinos de alguna manera es algo que los historiadores tendrán que determinar. No hay coincidencias en esta historia.

El 2 de noviembre de 2000, explicó el tribunal, Fujimori fue informado de que Montesinos tenía cuentas en Suiza con más de 50 millones de USD. Habiendo oído esto, Fujimori ordenó que los USD 15 millones fueran devueltos a las arcas del gobierno. Por lo tanto, el Estado no perdió ese dinero.

El fallo de la Corte

Alberto Fujimori fue condenado a 7.5 años de prisión por corrupción con este solo cargo. En términos jurídicos, Alberto Fujimori habría sobornado a Montesinos para que dejara el Perú en un momento en que Montesinos amenazaba a Fujimori con un golpe de Estado. Como se señaló anteriormente, hay una serie de fuentes independientes que muestran que Montesinos en realidad estaba planeando un golpe de Estado.

También es correcto que el gobierno de Fujimori en septiembre de 2000 no estaba en condiciones de soportar la resistencia de un intento de golpe ya que su gobierno había sido debilitado por los escándalos en torno a Montesinos. Alberto Fujimori explicó ante el tribunal que era “la única manera de evitar un mal mayor para el país” y que había “..que aceptar la condición establecida por Montesinos, que fue, literalmente, la compra para su salida del país”, dijo el ex presidente.

El tribunal también señaló que Fujimori ordenó devolver el dinero cuando se enteró de las cuentas secretas de Montesinos en Suiza. Alberto Fujimori, por lo tanto, no ha costado al gobierno del Perú un solo centavo. El juez, César San Martín, a quien no agradaba la justificación de Alberto Fujimori para la expulsión de Montesinos, en su veredicto no considero estas posibles circunstancias atenuantes.

La corrupción en el Gobierno

Una persona es tan solo un sospechoso hasta que su caso haya sido juzgado. Durante el curso del juicio la acusación debe probar la culpabilidad. En el caso de Alberto Fujimori, la fiscalía no lo hizo, excepto el del pago mencionado a Montesinos. No se ha demostrado que ningún pago ordenado por Alberto Fujimori haya sido para enriquecerse personalmente o que haya recibido soborno alguno.

El jefe de Estado de un país no tiene por que ser necesariamente corrupto por el hecho de que haya corrupción en su país. De hecho, todos los estados tienen empleados corruptos. La pregunta es si la corrupción en el Perú aumentó o disminuyó durante los años a Alberto Fujimori. Ninguna investigación se ha hecho para responder a esta pregunta.

La desgracia del Perú es que Montesinos,  protegido por el secreto de los fondos reservados para la inteligencia militar, fuera capaz de malversar y hacer uso de grandes sumas de dinero sin la interferencia del gobierno y sin que el gobierno supiera de ello.

sábado, 7 de septiembre de 2013

La corrupción bolivariana


Por Andrés Oppenheimer
Fuente: El Nuevo Herald

Lo más sorprendente del reciente arresto en Miami del encargado de la lucha contra la corrupción de la policía de Bolivia después de que fue filmado exigiéndole un soborno a un conocido empresario aeronáutico boliviano fue que nadie se sorprendió demasiado por la noticia.

La corrupción de altos funcionarios de los gobiernos de Bolivia, Ecuador, Venezuela, Argentina y otros países falso-progresistas de Latinoamérica se ha convertido en algo tan frecuente que los medios tratan la noticia como un acontecimiento casi rutinario.

En Miami, donde el alto oficial de la policía boliviana Fabricio Ormachea Aliaga fue arrestado por el FBI el 29 de agosto tras ser filmado tratando de extorsionar al empresario Humberto Roca, The Miami Herald ni siquiera publicó la noticia en su primera plana, sino en su sección de noticias "locales y estatales".

Roca, ex propietario de la aerolínea boliviana Aerosur, me dijo en una entrevista en su casa de Miami el viernes que había contactado al FBI a sugerencia de su abogado, después de varias semanas en las que el funcionario boliviano estaba tratando de encontrarse con él para pedirle dinero a cambio de que el gobierno boliviano retirara las acusaciones en su contra.

Ormachea fue filmado sentado en la casa de Roca, cuando recibía $5,000 de este último como anticipo de un pago de $30,000 dólares, según una declaración del FBI. Personas que han visto la filmación me dijeron que en ella se ve a Ormaechea muy feliz contando el dinero.

“Le pregunté cuánto iba a cobrarme, y dijo que $30,000”, me dijo Roca. “Parece muy poco dinero, pero así es como trabajan. Al principio te piden poco, y después te dicen que ‘las cosas se han complicado’ y te piden mucho más".

Cuando le pregunté a Roca si el policía estaba actuando solo o era parte de una red de corrupción que llegaba hasta lo más alto del gobierno boliviano, el empresario me dijo que no quiere responder a esa pregunta porque podría perjudicar la investigación del caso.

Pero me dijo que, en términos generales, “la corrupción se ha multiplicado a niveles sin precedentes desde la llegada de Evo Morales, y tanto Morales como el vicepresidente Alvaro García Linera están a la cabeza”.

Roca fue uno de los fundadores de Aerosur en 1992, y se hizo cargo de la compañía en 1997. Cuando empezó a volar la aerolínea estatal creada por el gobierno de Morales, Boliviana de Aviación, el gobierno empezó a demandar a Aerosur y a sus propietarios por toda clase de delitos, incluyendo el terrorismo. El gobierno no quería competencia privada, afirma Roca.

Roca fue presionado a dejar Aerosur en el 2010, y la aerolínea cerró en el 2012. El gobierno de Morales después añadió nuevas acusaciones contra Roca, y el empresario a su vez demandó al gobierno por expropiación de su aerolínea.

Ormachea, que ahora está preso en Miami esperando el juicio, es sólo el último de una larga serie de funcionarios de los gobiernos “bolivarianos” que han sido pescados en actos de corrupción.

En el 2011, el jefe de la agencia anti-narcóticos de Bolivia, René Sanabria, fue arrestado bajo cargos de tráfico de cocaína y sentenciado por una corte de Miami a 15 años de cárcel.

En Ecuador, el gobierno del presidente Rafael Correa firmó contratos por cientos de millones de dólares con el hermano del presidente, Fabricio Correa, tal como el mismo Fabricio ha confirmado públicamente.

En Venezuela, una reciente demanda del ex embajador estadounidense Otto Reich en las cortes de Nueva York alega que cuatro "Bolichicos" - hijos de empresarios "Boliburgueses" amigos del gobierno - sin ninguna experiencia en el sector eléctrico obtuvieron 12 contratos del gobierno de Venezuela por más de $1,000 millones de dólares sin licitación alguna en el 2009 y el 2010, a cambio de pagos ilegales a funcionarios de Venezuela.

Y todavía están frescos los recuerdos del escándalo del maletín del 2008, en el que el empresario venezolano Guido Antonini Wilson fue atrapado por un descuido en Argentina con $80,000 en efectivo en su valija, supuestamente destinados a la campaña de la presidenta Cristina Kirchner, según lo revelan documentos de los tribunales estadounidenses.

Mi opinión: Hay corrupción en todas partes, y no sólo en los países "bolivarianos". También hay corrupción en Estados Unidos (lo sabemos en Miami y sus alrededores, donde hubo tres alcaldes acusados de corrupción en las últimas semanas).

Pero la diferencia con Bolivia y otros países con gobiernos populistas autoritarios es que en estos últimos, los presidentes tienen poderes casi absolutos, y cuanto menos controles tienen, más licencia tienen sus gobiernos para robar con impunidad.

No es un problema de ideologías, sino de la supresión de mecanismos de control. Sin un poder Judicial independiente y una prensa crítica, estos países se están convirtiendo rápidamente en campeones mundiales de la corrupción.

martes, 20 de agosto de 2013

El Estado es la fuente de toda corrupción


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

El análisis de la corrupción a nivel mundial nos revela que la mayor fuente de corrupción es el Estado, y en especial cuando se trata de un Estado grande, controlista e intervencionista, manejado por una gigantesca burocracia que administra el poder a su antojo. Vale decir, un Estado de corte socialista como el que hoy apreciamos en Venezuela o como el que hubo en el Perú hasta principios de los 90. Ese es el tipo de Estado que genera y cobija las mayores redes de corrupción

La clave de toda corrupción (y hablamos de corrupción a gran escala) es el delirio de control del mercado y de la sociedad que tienen los gobiernos. A más control, más corrupción. Todo empieza con una prohibición o una regulación absurda y la creación de un ente burocrático especial encargado de vigilar, sancionar o de otorgar licencias como si fueran favores a la sociedad. El Estado tiene el monopolio legal de las licencias y esto hace que también posea el monopolio de la corrupción.

En los últimos años se ha desatado en el Perú una ola de indignación contra los actos de corrupción que son filmados y mostrados en TV, se han hecho campañas electorales prometiendo la lucha frontal contra la corrupción, se han creado, otra vez, oficinas especiales para luchar contra esta lacra, pero simultáneamente se han estado incrementando las condiciones para que la corrupción aumente.

Esto es lo paradójico de nuestra clase política. En lugar de analizar el problema y cortarlo de raíz lo que se pretende es combatir el flagelo con retórica, leyes y más oficinas burocráticas. Estupidez que le dicen.

Ejemplos hay de sobra. Allí tenemos esa absurda "estrategia" del gobierno aprista de controlar los accidentes de tránsito incrementando las multas a niveles de escándalo e incluso creando multas peatonales y una infaltable nueva entidad: SUTRAN. Al igual que tratar de contener la ola delictiva prohibiendo las lunas polarizadas en los autos, creando toda una aparatosa burocracia encargada de otorgar licencias. Esas estúpidas medidas, por supuesto, no sirvieron para detener los accidentes de tránsito ni para controlar la delincuencia en lo más mínimo. Su único efecto ha sido incrementar la corrupción policial. 

Pero ese tipo de corrupción es la del menudeo. Mayores focos de corrupción se dan a mayores intentos de control. En Venezuela, por ejemplo, el gobierno revolucionario socialista bolivariano chavista y demás hierbas, se ha apoderado de todas las divisas para controlarlas mediante una oficina burocrática especial llamada "Comisión de Administración de Divisas" (Cadivi) que es la única que entrega dólares. Algo que parece digno de ficción pero que también sucedió en nuestro país durante la primera gestión (es un decir) de Alan García, cuando este prohibió la libre circulación de dólares, convirtiendo a los cambistas en delincuentes perseguidos por la policía. 

La noticia que nos trae hoy la prensa nos anuncia que en Venezuela han capturado a 43 "delincuentes" vinculados al "tráfico de divisas". ¿Quién creó a estos "delincuentes"? El propio Estado bolivariano chavista cuando se apoderó de todas las divisas del país creando un ridículo ente estatal para entregar dólares a los que la solicitan mediante engorrosos trámites. Por supuesto que esos 43 no son los únicos "corruptos" que están aprovechando la estúpida situación creada por los bolivarianos.

Pero lo mismo ocurre en el Perú en diversas instancias donde el Estado pretende controlarlo todo. Basta crear una prohibición y un ente de control para que la corrupción emerja como los hongos en un campo recién abonado. Toda forma de trámite y control es fuente de corrupción. Otra fuente de corrupción estatal es disponer de fortunas en programas sociales manejados por burócratas que carecen de sensibilidad para actos de caridad.

En consecuencia, si lo que un gobierno quiere es "luchar contra la corrupción" no tiene nada más que hacer que eliminar los controles y los tramites, la mayoría de ellos absurdos, y evitar que el Estado tenga el monopolio de las licencias, así como abandonar la idea de ejercer la caridad social con burócratas. Todo lo demás es cuento chino.