lunes, 23 de julio de 2018

La revolución basura de la izquierda


Escribe: Dante Bobadilla Ramirez

Seguimos inmersos en la feroz campaña de la izquierda por remover el avispero en busca de una crisis total que les permita no solo escapar de las investigaciones que promete el nuevo fiscal de la Nación, sino además poder cambiar todo el sistema, modificar el panorama político que les disgusta desde la ultima elección, y jugar una vez más a la revolución. 

Si juntamos las piezas de este rompecabezas y reordenamos los actos del melodrama caviar, notaremos que todo apunta al Ministerio Público, donde el fiscal amigo de los caviares, Pablo Sánchez, tenia que dejar el cargo y ceder su lugar a otro. Esto disparó las alarmas en los corrales de izquierda y motivó que montaran una estrategia compleja para traerse abajo todo el sistema. Y lo hicieron apelando a sus conocidos recursos mafiosos. 

Dedicarse al chuponeo de jueces, fiscales y miembros del TC y el CNM nos traería muchas sorpresas y harta indignación, sin ninguna duda. Eso lo sabemos todos. Este no es un país de ángeles, y menos los hay en la política y en los cargos públicos de poder. El truco caviar fue filtrar los audios que a ellos les conviene manejar. Han utilizado los audios como francotiradores, para tumbarse a los muñecos que les interesan y dejar intactos a sus amigos. No es raro pues que ningún caviar salga comprometido en estos audios. Sería interesante oír las coordinaciones entre Pablo Sánchez y Gustavo Gorriti, o entre Domingo Pérez y David Rivera, por ejemplo, que sin duda existen. Pero nunca lo sacarán los caviares. Eso jamas. 

La selectividad y dosificación de los audios mal habidos por parte de la mafia caviar de IDL es tan repugnante como los audios mismos. La cumbre del descaro es el audio con el que pretendieron impedir la juramentación del nuevo fiscal de la Nación. Un audio sin ninguna relevancia que ha sido sobredimensionado por la prensa progrecaviar, en una campaña muy bien montada que recuerda un ataque coordinado entre la fuerza aérea y terrestre para tomar una posición. Una campaña en la que han tomado parte todos los peones y tontos útiles de la caviarada, elenco en el que hay que incluir, tristemente, al propio presidente de la República y a su mediocre nuevo ministro de Justicia, que de no ser porque les esta resultando útiles a los rojos, estaría siendo demolido ahora mismo por esta misma prensa que ahora le regala titulares y le concede autoridad.

Ilustres personajes del progresismo y la caviarada, así como sus tontos útiles de ocasión, han salido a tomar precauciones frente a los dizque “cuestionamientos” al nuevo fiscal de la Nación y han llegado a la majadería de solicitarle no juramentar y, luego, dar un paso al costado. Son los típicos papanatas que prefieren posar a lado de la caviarada como “correctos” en vez de utilizar el cerebro para comprender la realidad, y tener el coraje y la dignidad para respetar la verdad y asumir una posición justa, aunque no sea políticamente correcta porque se ganan la ojeriza del progresismo y la caviarada. Lamentablemente hay harto pobrediablo en la política que prefiere dejarse llevar por las poses de la caviarada y las consignas del progresismo, y lo hacen solo por temor Es triste ver que el presidente Vizcarra es uno de estos melindrosos y cobardes que se asustan de las turbas y las portadas que maneja el rojerio. 

Hasta dónde habrá llegado la desesperación caviar por el control del Ministerio Público que han caído en la mentira y la falsedad, sacando argumentos basados en leyes que ya no están vigentes. Así les ha ocurrido a Pedro Cateriano y Rosa María Palacios, insignes y esforzados mastines del progresismo defensor del humalismo, quienes han hecho el ridículo en publico tratando de deslegitimar la juramentación del nuevo fiscal de la Nación. Este solo tiene que jurar frente a la junta de fiscales supremos que lo nombra. La presencia o ausencia del presidente de la República en la ceremonia es absolutamente irrelevante desde el plano jurídico. Pero la majadería progresista y caviar ha llegado al punto de quitarle legitimidad porque no estuvieron presentes personajes tan anodinos como el Contralor de la República y el fantasmagórico Defensor del Pueblo. ¿Cómo pues se puede llegar a tales niveles de estulticia y pobreza mental y moral en la política? Es algo que solo la izquierda puede responder.

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