domingo, 18 de agosto de 2019

Un presidente bananero


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La última ocurrencia de Vizcarra es el adelanto de elecciones. Cada vez que habla en el Congreso saca un conejo de su sombrero para cambiarle la agenda al país con reformas que son pura basura. El año pasado fue su mamarracho de reforma constitucional que impuso con majadería invocando la cuestión de confianza y hasta referendum. Lo hizo haciendo alarde de su verborrea y demagogia barata, y apelando al sambenito de la lucha contra la corrupción, un refrito que ha resultado ser muy eficaz para toda clase de politiqueros en los últimos 20 años. 

En las pasadas Fiestas Patrias Vizcarra leyó un somnífero mensaje a la nación, donde no tuvo nada que mostrar en su año de gestión, pero lo maquilló prometiendo grandiosas políticas públicas, para terminar con su típica jugada de matón de barrio, pechando al Congreso, del cual dijo que ya no representa a los peruanos. Como si él representara a alguien. Las encuestas no son referentes democráticos ni legales. Un payaso puede ser muy popular pero eso no significa que represente a los peruanos. 

La última payasada de Vizcarra fue proponer el adelanto de elecciones, según dijo, porque no hay otra forma de superar la crisis. ¿Cuál crisis? La que él mismo había estado generando durante todo el tiempo en que tuvo el cargo de presidente, es decir, el conflicto con el Congreso. Su excusa puntual fue que no se había respetado la esencia de sus propuestas de reforma constitucional y que el Congreso había "saboteado" el sentir popular al defender la inmunidad parlamentaria. Aunque parezca mentira, esos fueron sus argumentos. Una vergüenza realmente.

La pataleta de Vizcarra se produce entonces porque no le dan gusto en las reformas que él quiere y como él las quiere. En consecuencia, hay una crisis de gobernabilidad, según él. ¿Necesita el gobierno reformar la inmunidad parlamentaria para seguir gobernando el país? ¿Desde cuándo eso es un asunto que afecta la gobernabilidad? Realmente hasta como excusa suena bastante estúpido. Todo lo que deja en claro esta actitud de Vizcarra es que se trata de un sujeto sumamente limitado, que no sabe lo que es la democracia ni el Estado de Derecho ni el respeto a las instituciones. Es un patán en todos sus aspectos.

El Congreso, le guste o no a Vizcarra, es el primer poder del Estado y surge del voto popular. Allí están representadas todas las tendencias políticas y regiones del país. Que haya una mayoría que no le agrada a él y a los comunistas, no le quita su valor democrático ni su legalidad institucional. Lo que debería aprender Vizcarra es a respetar al Congreso. En última instancia, puede desentenderse del Congreso y dedicarse a gobernar sin necesidad de estar armando un pleito cada cierto tiempo, cuando baja su popularidad en las encuestas.

En este momento, las únicas bases de Vizcarra son los comunistas del Frente Amplio y Nuevo Perú, las cloacas de la izquierda en las redes sociales y la prensa mermelera que depende de la publicidad mafiosa del Estado, que ha crecido a niveles extravagantes sin que a nadie le importe. Por supuesto, también lo apoyan los representantes de la mafia caviar, que están en  el poder desde los días de Ollanta Humala y que nunca se fueron. En resumen, este régimen de Vizcarra sigue teniendo como base todos los sectores que apoyaron a Humala. De hecho, uno de sus principales defensores es el ex Presidente de la PCM, Pedro Cateriano. 

Lo increíble es que todos estos sectores mafiosos de izquierda caviar están dándole soporte a la última propuesta de Vizcarra, como si eso fuera la solución a la crisis que Vizcarra genera con su inoperancia y estupidez permanente. Al parecer lo que la izquierda quiere es deshacerse de Vizcarra pero no quedarse con Meche Araoz ni con la mayoría fujimorista de este Congreso. El problema es que la propuesta de Vizcarra es inconstitucional, por la sencilla razón de que ellos fueron elegidos por cinco años. Eso manda la Constitución que juraron cumplir. 

Se puede cambiar la Constitución para recortar mandatos, pero eso aplicaría a futuro. No a este régimen, obviamente. Como tampoco se le aplicaría si decidieran ampliar el mandato a seis años, como era antes. Nunca hemos tenido períodos de cuatro años. No es la tradición constitucional del Perú. Además, no hay mayores argumentos para recortar el mandato. Que Vizcarra sea incapaz de solucionar sus conflictos con el Congreso no es motivo suficiente para cambiar la Constitución. 

Al parecer, el Congreso ya le perdió el miedo a Vizcarra. Primero porque el mismo Vizcarra se ha dado cuenta que no puede pedir voto de confianza para cambios constitucionales. Eso es ilegal, ya que el presidente no tiene facultad para cambiar la Constitución. Pero tan idiotas son los congresistas que el año pasado le aceptaron el pedido de voto de confianza y se lo dieron. Era una jugada extraña ya que no se sabía sobre qué era el voto de confianza, ya que la tarea de modificar la Constitución recae en el Congreso y no en el Gobierno. No tiene sentido que el Gobierno pida voto de confianza para una tarea que le compete al Congreso. Pero así de idiotas son nuestros políticos.

Una vez recibido el voto de confianza, parece que los idiotas del gobierno se percataron de que al final el Congreso podía hacer las reformas que quisiera. Entonces salieron con el cuento de que si no  hacían las reformas como estaban planteadas, es decir, al pie de la letra, ellos interpretarían que el voto de confianza les fue negado. Otra imbecilidad propia de estos políticos de pacotilla. El voto de confianza se da en votación y punto. Después no caben interpretaciones. Al final, los limitados del gobierno se dieron cuenta de que lo que habían hecho era una total estupidez, y que no podían usar ese tonto argumento de la confianza denegada a posteriori para cerrar el Congreso. 

Esto fue lo que los llevó a la pataleta desesperada de pedir adelanto de elecciones para que se vaya el Congreso. Y claro que tuvieron que incluirse ellos mismos en el pedido. Es decir, Vizcarra prefiere irse del poder con tal de tener el placer de cerrar este Congreso de cualquier manera. Ese es el nivel de pobreza mental y delirio psicótico que padece Vizcarra. Más allá de su tenaz odio por el Congreso no tiene otros objetivos de gobierno. Por eso es que el país está como está. Nada le importa a Vizcarra. Es una hoja llevada por el viento de la opinión popular. Y como la chusma siempre odia a los congresistas y adora al payaso que tiene el poder, Vizcarra cree que su misión bíblica es cerrar el Congreso como sea, aun perturbando la tranquilidad del país.

Esto es lo que pasa cuando se tiene un pelele de presidente. Un presidente digno de una republiqueta bananera, donde una tribu de salvajes lo carga en peso para pasearlo alrededor del fuego sagrado. 

3 comentarios:

  1. Una manera de evitar este vicio es la DEMOCRACIA POR SORTEO, que el tercio de representantes al congreso se realice mediante sorteo, entre quienes tengan más de 35 años de edad, sean profesionales, no hayan formado parte de ningún partido, carezcan de antecedentes, hayan aprobado una capacitación dictada por el JNE que trate sobre realidad social peruana, legislación constitucional y parlamentaria, economía, historia del Perú, entre otros.

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  2. Cuándo Estados Unidos exige que los países sean democráticos, lo que está proponiendo es que sean los ricos quienes inviertan en las campañas electorales y se hagan del gobierno de dichos países. No que se garantice la participación igualitaria de la población en el gobierno.

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  3. Victor Raul Haya de la Torre decía que no viviamos en democracia, sino en PLUTOCRACIA que es el gobierno de los ricos. Actualmente, se ha demostrado la verdad de su parecer, pues ODEBRECHT (y otras empresas que permanecen ocultas) invierten en los partidos políticos, solo así se explica que el norteamericano Pedro Pablo Kuchinsky haya llegado al poder con un partido de su propiedad que llevaba sus siglas PPK.

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