jueves, 13 de junio de 2013

Socialismo sin papel higiénico


POR: ANGEL OROPEZA | EL UNIVERSAL

El pasado 6 de junio, en la reunión que sostuvo en Caracas la dirigencia del todavía en el poder Partido Socialista Unido de Venezuela, uno de los voceros, el gobernador del estado Trujillo y exministro de Defensa, Henry Rangel Silva, emitió una de esas declaraciones que ilustran con estridencia las razones del extravío de la actual clase política gobernante con respecto a la agenda popular de los venezolanos. Dijo el gobernador Rangel: "si aquí no se consigue harina, comeremos cambures o plátano, pero no podemos estar cambiando nuestra ideología política por un paquete de harina, papel sanitario o por un kilo de carne, ya que eso es ser un pobre revolucionario".

En las democracias populares modernas, los gobiernos existen –por encima de cualquier otra consideración- para manejar los recursos disponibles con miras a resolver las múltiples demandas y necesidades de la población, administrar sus diferencias, y garantizar la paz, la libertad y la justicia para todos. El Estado está al servicio del pueblo, y nunca al revés. Por el contrario, en las concepciones totalitarias de dominación, el Estado ocupa la primacía de la pirámide social, y las personas solo tienen sentido en la medida en que se deban al Estado. El Estado es el centro y norte de la organización social. Por tanto, el pueblo está a su servicio, y no lo contrario. De hecho, -y ya que el Estado es en sentido estricto una abstracción- los verdaderos beneficiarios de este orden de dominación que son los burócratas y funcionarios que detentan la representación del Estado, suelen alentar y aplaudir como meritorias y "engrandecedoras" de la patria las situaciones de necesidad y sacrificio del pueblo, cuando en realidad estas mismas situaciones de penuria son la demostración más palmaria del fracaso de ese Estado en cumplir su función mínima.

Para el fascismo, una de estas doctrinas de vocación totalitaria, el pueblo tiene derechos solo cuando la satisfacción de esos derechos no esté en conflicto con las necesidades e intereses del Estado. Si para los intereses de los ricos burócratas que hablan en nombre del Estado, es preferible regalarle a sus jefes cubanos más de 2 mil millones de dólares antes de garantizar que usted tenga papel toilette, carne o harina, pues acéptelo sonriente, so riesgo que le endilguen la supuesta ofensa de ser "un pobre revolucionario", es decir, alguien tan bajo y traidor que piensa primero en la comida de sus hijos que en la conveniencia y bienestar de la oligarquía gobernante.

Según el materialismo histórico, otra de las concepciones totalitarias de dominación, la ideología no es solo un conjunto ordenado de ideas y propuestas sobre la realidad política y social, tal como comúnmente se entiende el término. Antes bien, la ideología es un reflejo o "falsa conciencia" de la estructura de relaciones económicas y sociales de dominación. Así, su función principal –según esta concepción- es asegurar la constante justificación del predominio de las clases dominantes y de su poder político.

Cuando uno observa declaraciones tan poco felices como las de algunos voceros del partido oficialista, en las que se justifica la alienación y el padecimiento del pueblo con tal de no alterar los planes y cálculos de los poderosos que le gobiernan, entiende la admiración de muchos dirigentes del PSUV por esas concepciones materialistas de dominación. No se trata para ellos de luchar por la redención social y liberación popular. Lo que se trata es de conservar el poder a toda costa, así sea sometiendo a la población a sufrir carencias y necesidades. Es un asunto de prioridades políticas.

Al poschavismo hay que analizarlo desde la perspectiva de la "ideología" entendida como "falsedad", como "falsa conciencia" en el sentido de la interpretación clásica marxista, donde lo importante no es lo que se muestra sino lo que se oculta. Así, tras un discurso de preocupación social, se esconde la verdadera intención de la "ideología", que es justificar la hegemonía de la clase política en el poder. Parafraseando a Rangel Silva, esta hegemonía es más importante que si usted consigue harina, papel sanitario o un kilo de carne. Recuerde que primero están Fidel y Raúl, elementos esenciales para mantener la hegemonía, y a quienes no les puede faltar nada, que el hecho que sus hijos no coman completo o que ande usted persiguiendo un rollo de papel sanitario por cualquier esquina. Entienda, de una vez por todas, que lo importante es el poder y sus prebendas, no usted y sus necesidades. ¿Ya entendió al PSUV y su preocupación porque no se "cambie la ideología"?

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