jueves, 8 de agosto de 2013

Crisis de mediocridad en la política


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La crisis de la política es evidente si consideramos los nefastos últimos resultados electorales. Primero la alcaldía de Lima en manos de una señora incapaz e inexperta en gestión. Apareció de la nada liderando sin mayor perspectiva una confluencia de micro partiduchos de la ultra izquierda más pestilente y acabó ganando. Después la presidencia a manos de otro bueno para nada que también apareció liderando a la izquierda, para luego encabezar la histeria antifujimorista que lo puso en la presidencia por muy poco margen, un puñado de votos que se inclinaba para un lado y para el otro en los últimos días de la elección.

A eso hay que sumarle el pozo séptico del Congreso de la República, donde los hombres probos y eficientes pueden contarse con los dedos. Sin embargo, todos allí también han sido elegidos por el voto popular. La pregunta es obvia: ¿qué es lo que anda mal en este sistema que facilita la elección de pura escoria? La otra cuestión es ¿qué se está haciendo por mejorarlo?

Cuando los "indignados" se quejan de la "clase política" nunca se refieren al sistema electoral ni a la masa de electores. Solo se quejan de quienes ha sido "democráticamente elegidos". Es obvio que estos quejosos son parte de esa masa de ignorantes que tiende a elegir a esa clase de escoria de la que luego se quejan. Son los que hoy le reclaman su voto a Ollanta y han preferido darle otra oportunidad a la alcaldesa de Lima. De hecho tampoco tienen criterio para mirarse en el espejo y distinguir el origen del problema.

Para ser realista (algo que la gente detesta) debería decir que el origen de nuestras desgracias está en las mal llamadas "conquistas sociales" que se plasmaron en la Constitución delirante del 79 y que la izquierda suele defender y ponderar hasta la náusea. Darle el voto a los analfabetos y los jóvenes fue parte de esas famosas "conquistas sociales". Lo siguiente fue imponer el voto universal y obligatorio. Con eso fue suficiente para mandar a la miasma a todo el país. Es lo que hoy tenemos. 

Sería ridículo ver a un sujeto quejándose porque su hijito le chocó la camioneta cuando él mismo le dio las llaves y le permitió manejar sabiendo que no sabía ni tenía licencia. ¿Por qué nos quejamos entonces por la inmundicia de nuestra clase política? ¿Acaso no somos nosotros quienes obligamos a votar, bajo amenaza de multa y muerte civil, a todo el mundo? ¿Acaso no arriamos como animales a la cola de votación a todos los analfabetos, ignorantes, pandilleros, delincuentes, vagos y toda clase de escoria social? 

La porquería que hoy tenemos en la política a todo nivel es producto directo de esas famosas "conquistas sociales" que permitieron que Sussy Diaz sea congresista y que hoy tengamos al "angelito del once" y casi un equipo de voleybolistas, entre otras perlas de menor precio en el Congreso. Y también esas "conquistas sociales" hacen que hoy se estén postulando a la presidencia grandes genios como Gisela Varlcarcel, Jaime Bayli y Gastón Acurio, sin mencionar a mamarrachos como Marco Arana o Goyo Santos. Desde que un borracho mentiroso, malandrín y figureti como Toledo, o un cachaco ignorante sin oficio ni beneficio como Ollanta Humala llegaron a la presidencia, cualquiera puede intentarlo.

Lo grave del asunto es que más allá de la pataleta nadie pide cambios en este sistema perverso y absurdo. Para empezar ya deberían estar eliminando el voto obligatorio por ser totalmente antidemocrático. Hasta se debería llevar este asunto al TC. Y esto debería ser el primer acto de un verdadero Defensor del Pueblo. Pero nadie hace absolutamente nada en este país donde la mediocridad nos come vivos.  

Mientras tengamos este ridículo sistema electoral donde cualquier mamarracho puede ser candidato, y donde obligan a votar a todos, forzosamente y contra su voluntad, incluyendo analfabetos, ignorantes y bestias en general, pues que nadie se queje de los resultados. 


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