Mostrando entradas con la etiqueta campaña electoral 2016. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta campaña electoral 2016. Mostrar todas las entradas

sábado, 30 de abril de 2016

Más demagogia y asistencialismo


Por: Paul Concha Revilla

Keiko Fujimori viene sosteniendo reiteradamente que su propuesta de gobierno es muy distinta a la que caracterizó a su padre durante la dictadura, como también en que ella sí tiene vocación democrática, pero lo cierto es que cada gesto, cada propuesta y cada acción que viene realizando durante su larga campaña electoral (pues está en campaña desde hace muchos años) demuestran que “lo que se hereda no se hurta”. En efecto, al igual que Cambio 90 durante la campaña en la que su padre derrotó a Mario Vargas Llosa sin ningún plan de gobierno y tan sólo con el cuento que no habría “shock” ni medidas de ajuste que transparentemente planteaba el escritor como única salida para derrotar la hiperinflación, Fuerza Popular tiene un plan de gobierno lleno de generalidades y sin ninguna propuesta para solucionar los problemas estructurales del país como la desigualdad, la corrupción, la brecha de infraestructura, los deficientes sistemas educativo, de salud y pensionario, etc.

La verdad es que, teniendo en cuenta la alta votación obtenida por el fujimorismo en la elección congresal, lo cual le da mayoría absoluta en el Congreso, así como la posibilidad de dominar también el Ejecutivo, resulta alarmante la cantidad de propuestas demagógicas y asistencialistas que Keiko viene formulando a la población en procura del voto popular, lo cual hace prever que, al igual que su padre, habrá total despilfarro y corrupción durante su Gobierno. Para muestra, algunos botones:

1. No solamente mantendrá los programas asistenciales de los anteriores gobiernos como Pensión 65, Beca 18, Vaso de Leche, etc., sino que implementará nuevos programas, inclusive propuestos por otros candidatos, como por ejemplo el seguro para los taxistas y moto taxistas planteado por Alan García que, por cierto, carecen de fuente de financiamiento en la Caja Fiscal. Los programas asistencialistas, por su naturaleza, son transitorios en tanto re reduce los índices de pobreza extrema, de manera tal que, estando a la innegable reducción de la pobreza de los últimos años, lo razonable es que también exista una progresiva reducción del asistencialismo en resguardo de los recursos públicos y la disciplina fiscal. Es evidente que se nos viene una “farra fiscal” en caso de triunfar Keiko, pues las expectativas de la población que la apoya deben ser satisfechas necesariamente, caso contrario, se generarán descontentos y convulsión.

2. No existe un solo país en el mundo que haya logrado incrementar la oferta de empleo con altos costos laborales. Hasta China, siendo un país comunista, tuvo que reducir al máximo sus costos laborales para poder ser competitivo en el mundo. Sin embargo, Keiko plantea demagógicamente mantener las actuales políticas laborales e inclusive incrementar los beneficios sociales, arrancando por supuesto muchos aplausos de sectores que no entienden la dinámica del mercado del empleo, pues en realidad estas medidas sólo generan informalidad con trabajadores fuera de planilla y consecuente reducción de la oferta de empleo formal.

3. Keiko ha anunciado la eliminación de los dispositivos dictados por este gobierno para eliminar la minería informal, obteniendo, claro está, el apoyo no solamente en votos sino en recursos económicos de los inescrupulosos mineros informales, líderes en la depredación de bosques y contaminación de ríos, así como causantes directos del efecto invernadero y reducción de la capa de ozono y, por cierto, también aliados de los narcotraficantes con quienes se retroalimentan mutuamente en su actividad delictiva. El argumento es que se iniciará el proceso de formalización de éstos desde “cero”, por cuanto el marco jurídico dado por este gobierno no ha dado resultados. Sin embargo, todos los expertos sostienen que la política de eliminación de la minería informal es una de las pocas cosas rescatables de este gobierno, habiéndole faltado únicamente más energía para aplicar los citados dispositivos, lo cual podría ser perfectamente concretado por un próximo gobierno con más apoyo político y con una noción clara de lo que es el principio de autoridad.

4. Keiko viene sosteniendo que rescatará la propuesta de Barnechea de “renegociar” compulsivamente los contratos del gas, sin considerar los nocivos efectos de este anuncio frente a los inversionistas y la clara contravención a un principio básico de la economía de mercado, cual es la estabilidad jurídica de la inversión recogido, inclusive, en el Art. 62º de la Constitución Política del Perú dada, precisamente, por el fujimorismo durante la dictadura de su padre.

5. Keiko ha anunciado la pena de muerte para los violadores de niños menores de 7 años, sin explicar objetivamente a la población que, para ello, resulta necesario denunciar una serie de pactos internacionales sobre abolición de la pena de muerte, es decir, retirarse de una serie de sistemas internacionales de protección de los derechos humanos, lo cual hizo su padre durante la dictadura. Sería bueno que, en aras de la transparencia, le explicara también a la población que tal retiro generará que los ciudadanos peruanos ya no puedan recurrir a la jurisdicción internacional para reclamar sus derechos en contra de los abusos del Estado Peruano.

En fin, es claro que la historia se repite, como también es claro que los peruanos no escarmentamos, pues no mienten y seguimos creyendo, nos doran la píldora y seguimos confiando, atropellan nuestros derechos y seguimos votando por ellos.

domingo, 31 de enero de 2016

Una campaña aburrida


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Esta es la campaña presidencial más aburrida de todos los tiempos. Y es que esta vez el modelo económico no está en riesgo como en otras ocasiones. Habría que recordar el terror que se apoderó de la nación con el regreso de Alan García en el 2001, todavía con el olor del peor presidente de la historia, causante de la mayor debacle nacional desde la guerra con Chile. Solo por eso tuvimos que votar por el impresentable Alejandro Toledo. 

En la campaña del 2006 se repitió la historia con la aparición del chavista Ollanta Humala, incluso con la intromisión del mismo Hugo Chávez en persona, atacando a Alan García como "ladrón de siete suelas" y defendiendo a su peón Ollanta Humala. Desgraciadamente en esta ocasión tuvimos que votar por Alan García, quien juró haber aprendido la lección, aunque seguía combatiendo el TLC con EEUU que prometió eliminar y no lo hizo. 

En el 2011 tuvimos- sin ninguna duda- la campaña más asquerosa de toda la historia republicana con el cargamontón antifujimorista contra Keiko. La pestilencia de esa campaña fue tal que prefirieron endiosar en el poder a un trepador sin oficio como Ollanta Humala. Hasta Mario Vargas Llosa se sumó a la campaña antifujimorista, junto con el lupanar de progres pulpines reclutados por las ONGs marxistas que organizaron corsos y colectivos.

Pero en esta ocasión las aguas están más calmas. Si no fuera por el escándalo desatado alrededor del plagiario César Acuña y sus títulos falsos, la campaña caería en la modorra porque hasta el antifujimorismo ha decaído. Claro que nunca faltan los enfermos mentales del antifujimorismo, que ya es una patología mental en el Perú, y siguen con su obsesión enfermiza hablando del gobierno de los 90, persisten en sus condenas y memorias, y atormentan al ciudadano con el estúpido refrito delirante de que Keiko no ha deslindado con su padre,  no ha condenado el pasado, no ha calificado de tal o cual forma el gobierno de los 90, etc. Esa cantaleta repetitiva es parte de lo que aburre en esta campaña.

Estamos ya en pleno 2016 pero la cofradía de obsesionados con los 90 siguen combatiendo a Keiko sacando asuntos del gobierno de su padre, como las esterilizaciones forzadas. En el colmo de la bajeza le restriegan que no defendió a su madre, vuelven a sacar por cuchucienta vez la financiación de sus estudios (tantas veces investigados y aclarados) le sacan cosas burdas al marido, etc. Realmente debe ser agotador para Keiko tener que enfrentar toda esa miseria. La prensa de izquierda no habla más que de los años 90 reavivando mitos. Ya no tienen nada original que mostrar. Todo es una cansada repetición de lo mismo. El pueblo está aburrido de eso y solo los muy fanáticos siguen la corriente. En realidad ya es un oficio de izquierda rajar de Fujimori. Hay gente que no hace otra cosa que rajar de Fujimori. Ya deberían fundar su iglesia antifujimorista.

Si quisieran confrontar a Keiko, deberían hacerlo por su ambigüedad en el presente, por sus idas y venidas en el apoyo a reformas y leyes de este gobierno, por sus planteamientos estatistas y su apoyo a los programas sociales, por su falta de coherencia ideológica, etc. Hay muchas cosas más importantes del presente por las que se pueden criticar en Keiko antes que por la experiencia de los años 90 con las que ella nada tuvo que ver. Pero la mediocridad de la prensa peruana es patética. Solo piensan en el cargamontón antifujimorista con refritos y mitos. El pasquín progresista La República le ha dedicado varias portadas a las torturas de Susana Higuchi como si acabaran de ocurrir ayer. Y lo hacen para criticar a Keiko. ¿Se puede ser más imbécil en el periodismo político?

Más allá de estos detalles secundarios y lamentables, esta campaña languidece en la mediocridad más absoluta de ideas. Nadie plantea nada importante. Todos apuntan a más programas sociales y a más estatismo. La reforma del Estado brilla por su ausencia. De Alan García solo cabe esperar más de lo mismo: más ministerios. César Acuña ya debería renunciar y desaparecer para siempre de la política. PPK, siendo el más audaz, se muestra temeroso de ofrecer más reformas. El baby saurio Julio Guzmán navega en la más absoluta incoherencia ideológica. Es un comodín que ajusta su discurso a la situación, por lo que no le importa decir una cosa hoy y otra mañana. Ha apostado todo a su eslogan de campaña "la gente ya está cansada de lo mismo" y "yo soy el nuevo". Pero no es más que otro trepador sin ideas claras.

De los demás candidatos mejor ni hablar. Bernechea se cree muy original robándole a Manuel Dammert la idea de renegociar los contratos del gas, que fue también el caballito de batalla de Ollanta Humala, junto con el gas a 12 soles. Eso es todo. Apagamos la luz, cerramos el local y nos vamos. Así como van las cosas, parece que esta vez nada impedirá que Keiko llegue a la presidencia, a pesar de todo. Esperemos la segunda vuelta para confrontarla con sus ideas y planteamientos, porque por ahora los idiotas de la prensa todavía siguen sumidos en los años 90.

lunes, 30 de noviembre de 2015

Así es como están las cosas


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

A estas alturas parece obvio que Keiko Fujimori será la próxima presidenta del Perú. Tendría que ocurrir un terremoto para que no entre a la segunda vuelta. Está tan fija en su primer lugar, con tanta ventaja, que ninguno de los otros candidatos se ocupa de ella. Además ¿qué podrían ya decir que no hayan dicho sobre ella? Aburren sus lamentables frases como "la hija del ladrón" o "la hija del dictador" que ya a nadie le causa otro efecto que el rechazo, más aun en tiempos en que se está luchando contra la discriminación y la violencia contra la mujer. El cuco que montaron en el 2011 para hacer ganar a Ollanta Humala ya no asusta. 

Dando por descontado que Keiko pasará a la segunda vuelta, si es que al final no gana en primera, porque cabe también esa posibilidad, está visto que le ganaría a cualquiera en la segunda vuelta. No sería raro que se presentara el escenario de 1985 en que Alan García sacó tanta ventaja en primera vuelta, que Alfonso Barrantes tiró la toalla y desistió de ir a la segunda vuelta. De modo que si las cosas siguen como están, Keiko estará colocándose la banda presidencial en julio, aunque le duela a toda esa plaga de enfermos mentales delirantes del antifujimorismo. 

¿Qué tendría que ocurrir para que Keiko no gane? La única posibilidad es que aparezca de la nada un outsider, una especie de Alberto Fujimori bajándose con su tractor al candidato puntero y seguro, como ocurrió en 1990. Esto es algo que -como ocurrió entonces- no sabremos hasta el último momento. Por eso se llaman outsider, y no porque sale en los medios con su cartel de "outsider" sin partido ni padrinos. Es lo único que podría cambiar el destino que se vislumbra hoy. 

La debacle de los partidos y el triste espectáculo de candidatos enlazados en una pelea de barro, no hace más que hundirlos más en el desprestigio. Alan García no tuvo mejor idea que sacarle en cara a su rival directo, César Acuña, ser un maltratador de mujeres. La respuesta no tardó en llegar recordando que Alan García humilló a su esposa Pilar Nores ante todo el país, reconociendo haber tenido un hijo fuera del matrimonio. A esto hay que sumarle la vocación por el plagio que ha delatado al partido aprista como una plaga de incapaces que, tras 80 años en la política, no pueden armar un plan de gobierno. Es más, deberían solamente actualizarlo. Pero ni eso.

De Toledo es mejor ni ocuparse. No vale la pena desperdiciar una sola linea en ese fantoche. Y en la misma linea está la izquierda en su conjunto, dividida en varios colectores de cuatro gatos. Si hasta el chamán Sergio Tejada quiere ser candidato. Ya con eso nos dicen todo. Claro que la calabacita roja Verónica Mendoza no está muy distante en capacidad mental y experiencia política que Tejada. Pero es lo que hay en la izquierda. Nadie entiende por qué estos brutos no lanzan de candidatos a personajes de talla como Julio Cotler o Salomón Lerner. Hay muchos que podrían ser buenos candidatos en la izquierda en vez de toda esa plaga de mamarrachos que se pelean por el cargo.

Por su parte, los falsos "outsiders" se han desinflado por completo. Ninguno da la talla. Guzmán parecía buen técnico pero como político es más desabrido que ostia dominical. El loquito Claudio Zolla no la hace más que como payasito de campaña. Mejor que vuelva a su manicomio de la fe y siga predicando. Ya hay demasiados fanáticos de la fe metidos en política como para que encima quieran ser presidentes. Ni Ezequiel Ataucusi ni el Pastor Lay lograron atraer al rebaño. Tanto mejor. ¿Saldrá un verdadero outsider? Tendremos que esperar al cierre de inscripciones electorales para saber quiénes están realmente en el partidor y hacer las apuestas. 


viernes, 2 de octubre de 2015

Keiko sepulta al fujimorismo


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Las reacciones ante el sorpresivo cambio de giro de Keiko Fujimori no cesan. Por el lado del fujimorismo han apelado al cinismo más descarado, tratando de convencernos de que no ha pasado absolutamente nada, que no existe ningún cambio y que el discurso es el mismo de siempre. Podemos asumir que es la actitud de todo franelero que siente que su trabajo es defender a capa y espada a su líder, tratando de cuidar además su propio puesto en la política. Pocos son capaces de enmendarle la plana a su lideresa y decir abiertamente lo que piensan. Y menos, renunciar como lo hizo el pastor Julio Rosas, cuyo gesto después de todo resultó muy digno.

En el otro lado del espectro político, la caviarada sigue celebrando con champagne un triunfo que no se lo esperaban. Al fin el Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación será reconocido como documento sagrado del Estado peruano y verdad histórica oficial y absoluta a ser enseñada en todas las escuelas, para que los niños aprendan que nunca hubo terrorismo en el Perú sino un conflicto armado, donde un partido político se alzó en armas para protestar por la pobreza mientras el Estado respondía como un terrorista que atropelló los DDHH. Y también que Alberto Fujimori es el peor asesino de masas de la historia. Sobran motivos para celebrar en la izquierda.

Evidentemente lo que está pasando acá es que Keiko Fujimori ha decidido forjarse un perfil propio como política y candidata. Ya no quiere seguir siendo la hija de Alberto Fujimori y cargar con la herencia del fujimorismo de los 90. Es obvio que ha contratado un asesor y han emprendido la gran transformación de Keiko. Lo único que falta es que le cambien el apellido y le arreglen los ojos rasgados mediante una cirugía. Lo malo de crear un frankenistein político para convertirlo en un buen producto comercial electoral, es que se arma un sancochado ideológico que tiende a caer en el lado izquierdo del espectro, es decir, en la pose de lo "políticamente correcto", pero al final no tienes nada. Tan solo un maniquí hueco. Que es precisamente lo que acabó siendo Ollanta Humala.

El precio que hay que pagar para ser un candidato ideal, de folleto de oferta electoral, es dejar de ser quien se es para convertirse en un fantoche. Keiko quiere dejar de ser la hija de su papá y ser alguien por si misma. Y es que realmente Keiko no es nadie politicamente hablando, más allá de ser la hija de Alberto Fujimori y representar algo en el imaginario popular, sea lo que sea eso. Ha decidido construir su propio perfil con un albañil que recurre a los productos más comerciales del mercado, convencido de que vestir al maniquí con los ropajes de moda le dará mayor arraigo popular. Una apuesta bastante riesgosa.

Por lo pronto, las reacciones mayoritarias en los círculos del fujimorismo han sido de enojo y decepción. Sienten que hay una especie de traición a los principios que tanto ha costado defender. Hoy se le pide a los soldados que se han batido en las trincheras soportando el fuego graneado del enemigo que salgan, arrojen sus armas, se rindan ante el enemigo y se sometan a ellos en aras de la paz. Hay que abrazar a los defensores de los terroristas, quizá a los mismos terroristas, a los jueces que encarcelaron a tantos inocentes entre funcionarios y militares que aun siguen presos, a los políticos que urdieron campañas sucias de desprestigio, a los que armaron colectivos dedicados exclusivamente al vil oficio de arrojarle basura al fujimorismo, a los profetas de la moral que prefirieron posar al lado izquierdo, junto a los defensores de terroristas, antes que salir junto a un régimen caído en desgracia. Los fujimoristas deben ahora abrazar a todos ellos.

Hay que decir las cosas como son: Keiko quiere ser alguien por si misma y para ello está dispuesta a condenar al fujimorismo, asumiendo incluso las banderas de la caviarada y el estatismo popular. Es lo que debe quedar claramente establecido. Lo que falta ver es si el fujimorismo estará dispuesto a secundarla en su gran transformación.

jueves, 1 de octubre de 2015

El retoque de Keiko


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Keiko Fujimori ha saltado a las primeras planas por las declaraciones que viene dando desde el domingo pasado, tomando nueva posición sobre diversos temas y causando sorpresas a más de uno. Tanto así que ya se produjo la primera baja en la bancada parlamentaria de Fuerza Popular con la renuncia del pastor Julio Rosas, lo cual, después de todo, ha sido como abrir las ventanas para que ingrese aire fresco al ambiente enrarecido de conservadurismo religioso medieval.

Varios miembros del fujimorismo han salido a calmar las aguas y controlar los daños, pero todo parece indicar que el viraje de Keiko ha tomado por sorpresa a más de uno. Ahora muchos están tratando de ver cómo encajan en el nuevo perfil del fujimorismo. Por lo pronto ya hemos escuchado a varios de sus miembros tartamudeando incoherencias ante las cámaras mientras muestran una sonrisa nerviosa. La sensación es que el fujimorismo trata de correrse al centro o incluso a la izquierda. Es decir, una pose enteramente electoral.

Ahora bien, en estos cambios hay cuestiones que son fundamentales y otras, accesorias. Por ejemplo, el tema de la Unión Civil es francamente secundario y hasta ridículo. Ni siquiera deberíamos estar discutiendo algo tan elemental como que el Estado reconozca la unión de dos personas adultas que quieren vivir juntas. Es algo tan simple que solo los muy confundidos quieren verlo como algo vital para el avance de la patria. Es un asunto que no afecta absolutamente a nadie, pero beneficia a un sector marginado de la sociedad, y que solo el obtuso fundamentalismo religioso y la inquina homofóbica de otros, impide que se concrete.

Más grave es el tema de la CVR. Reconocerle méritos al informe de la CVR es un error, sin duda, pues ese informe es el manual del antifujimorismo reclacitrante, la Biblia de la secta fundamentalista del antifujimorismo rabioso y la base de las acusaciones de Alberto Fujimori. Pero más allá de eso, es un informe sesgado y de mala calidad, llegando al nivel de panfleto. Tampoco debemos olvidar que la CVR fue una imposición sorpresiva de la caviarada dirigida por Diego García Sayán y la logia de su ONG de DDHH. No nació del consenso político, no se consultó con nadie como debió ser, al tratarse de algo tan importante para el país. Más allá de algunos de sus miembros (como el Tnte Gral FAP Arias Grazziani que no firmó el informe) la CVR estuvo manejada por una secta caviar PUCP y algunas ONGs de izquierda. Su interés se centró en las víctimas del Estado y acabó condenando al Estado y al gobierno de Fujimori. No hay pues razón para rendirle culto a ese mamarracho.

También me sorprende que Keiko deslindara de una manera tan tajante con el liberalismo, como si fuera un partido de terroristas. El liberalismo es una corriente muy amplia que alberga a muy buenos elementos, quizá los mejores del país. Sería muy largo enumerarlos, entre abogados y economistas brillantes. Es una lástima que en el Perú se haya impuesto la argolla caviar y los liberales sigan siendo marginados y hasta estigmatizados. Keiko ha llegado a decir que es un error confundir al fujimorismo con el liberalismo, y que su padre privatizó empresas públicas porque ya estaban quebradas. Luego añadió que no se privatizó SEDAPAL "porque el agua es un derecho". Nadie sabe qué quiso decir con eso. Es plenamente un discurso progre.

En síntesis, no me parece una buena idea que la candidata Keiko empiece a despintarse para cambiar de color y coquetear con otros sectores. Tal como estaba iba muy bien, acercándose raudamente al 40% de las simpatías y con chance de ganar en primera vuelta. Al menos tenía asegurado el pase a la segunda vuelta y triunfo asegurado. No nos olvidemos que en las elecciones pasadas perdió por un pequeño margen de 1% a pesar del rabioso antifujimorismo desatado. Algo que ahora no parece tener el mismo poder de convencimiento. Me parece que Keiko no necesitaba decir ni pio para seguir creciéndo. A veces la pose del muertito rinde dividencdos mientras los demás se matan.

Lo que un país necesita son líderes que tengan principios claros con rumbos definidos, y que salgan a explicar y convencer a la gente de que ese es el camino. No necesitamos productos edulcorados y candidatos maquillados por alquimistas electorales. Creo que es un error de Keiko pretender que va a convencer al votante de izquierda. Lo que es más probable es que pierda votos.