jueves, 23 de agosto de 2018

La respuesta de Keiko


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

En un capítulo más del espeluznante reality show que es la política peruana, apareció Keiko Fujimori en un video dando un mensaje a la nación, o algo parecido, aunque por momentos se dirigía al presidente Vizcarra. Debe ser una reacción al bajón en las encuestas porque para ser una respuesta política ha tardado demasiado. Por lo menos así ha roto su prolongado y tan criticado mutismo. No se puede liderar nada a escondidas. Ahora ya sabemos lo que piensa. 

En realidad hay muchas cosas que no se entienden en este país, donde cada quien construye su propia verdad o decide creer la versión que más le satisface. Si el Perú fuese un país normal, con una política decente, ejercida por seres cultivados, hace mucho tiempo que el presidente tendría que haber convocado a la lideresa del principal partido del país, que además ejerce la mayoría del Congreso, para poner sobre la mesa los principales problemas que necesitamos resolver como nación, y hacer un plan de reformas articulado y en consenso. 

Pero como el Perú no es un país normal y la política está en manos de politiqueros improvisados, los principales políticos se comunican mediante los titulares de la prensa y videos en Youtube. Recapitulemos: el Perú está gobernado por el suplente de una banda de politiqueros reciclados del toledismo corrupto, que llegaron al poder comprando un vientre de alquiler, y gracias a los votos de los enfermos mentales del antifujimorismo. Ese es el Perú ad portas del bicentenario. 

Tras la renuncia de PPK que salió más embarrado que palo de gallinero, Vizcarra empezó su gestión en la más absoluta orfandad. Pero lejos de convocar a las principales fuerzas políticas y formar un gobierno de ancha base, prefirió seguir la fallida receta de PPK, o sea pechar y confrontar al Congreso. En realidad es la estrategia política de todo buen mediocre, en especial del antifujimorismo delirante que solo viven del pleito de callejón, de la diatriba y la matonería. Y eso es lo que Vizcarra ha elegido como estrategia de gobierno en medio de su soledad. Cree, como creyó PPK, que los zombies del antifujimorismo serán su base política.

El reality show de la política peruana se reduce a una guerra de tribus. A nadie le importa un pepino el país ni los problemas que agobian a la nación. Todo se reduce a pelearse entre el Ejecutivo y el Congreso, pleito en el que la prensa basura toma partido contra el Congreso y contra el fujimorismo. A esto se suma el accionar casi delictivo de las ONG de izquierda cuyo único delirio mental consiste en atacar a Keiko todos los días del año. Es el deporte favorito de las cloacas de izquierda y de los medios mermeleros. 

En medio de todo este patético circo de payasos que se arrojan agua y polvo para jolgorio de las galerías, el presidente Vizcarra presentó al Congreso una serie de propuestas de reformas, calificadas por los expertos como populismo barato y verdadero sancochado incoherente y peligroso. El mensaje de Keiko Fujimori precisamente hace mención a estas reformas que no apuntan a resolver ningún problema álgido del país sino a seguir confrontando al Congreso, no solo por el sentido de dichas reformas sino porque, además, pretenden que no sean hechas por el Congreso sino aprobadas por la chusma mediante referendum, al mejor estilo de Hugo Chávez o Evo Morales. 

Tiene mucha razón Keiko Fujimori al decir que esas reformas no responden a ninguna urgencia del país porque, de aprobarse, empezarían a regir a partir del 2021. Ciertamente no se trata de reformas sino de payasadas. No tiene ninguna relevancia si el Congreso tiene una o dos cámaras. Ese es un debate académico y político que debe darse con calma en el Congreso y que implica reformar una buena parte de la Constitución. No se pueden dejar ese tipo de reformas al voto popular. No solo es irresponsable sino completamente estúpido. Tampoco soluciona ningún problema grave que los congresistas no sean reelegibles. Ese es un asunto que ya resuelve la gente con su voto. Los verdaderos problemas del país están en otras instancias del Estado copadas por la corrupción y la ineficiencia, como el Poder Judicial, la seguridad ciudadana, la educación pública, etc. Allí es donde hay que hacer reformas urgentes. Pero de eso nada ha dicho el presidente. Todo su show es de circo barato. 

La estupidez es lo que caracteriza a este gobierno, no solo por las actitudes desafiantes del presidente y todo su entorno que parecen decididos a ir a la guerra contra el Congreso, sino por las medidas cotidianas que se ven en diferentes ministros. El ministro de Educación está decidido a acatar las consignas del progresismo imponiendo la ideología de género en el currículo escolar, han resucitado el quebrado Agrobanco, han ampliado los alcances de Pensión 65 fortaleciendo el clientelismo político creado por Ollanta y Nadine, han decidido regalar bonos para alquiler de departamentos, han trasferido millones a la supuesta "lucha contra el machismo", millones a las regiones en las que pronto habrá nueva gestión. Es decir, ni un borracho lo haría peor. 

Frente a todo esto hace bien Keiko Fujimori en aparecer, dar la cara y demostrar que ejerce su liderazgo. Hace bien en aclararle las cosas al gobierno frente al país. Hace bien en llamar a las cosas por su nombre y en recomendarle al presidente que no siga viendo al Congreso como el enemigo. Ya era hora de que Keiko diera señales de que existe y de que manda, por lo menos en una buena parte de la política de este país. Hace muy bien en demostrar su liderazgo. 

Personalmente me hubiera encantado oirla decir que las reformas se harán en el Congreso de manera meditada y no necesariamente por referendum. Esto hubiera sido más categórico para bajarle los humos al Ejecutivo y a toda su comparsa de ayayeros en el Congreso, en los medios y las redes que creen que el referendum tiene que ir "si o si". No tiene por qué ser así. El Congreso debe coger las propuestas del Ejecutivo y ponerlas sobre la mesa de debate y ya se verá lo que sale. Nadie puede pasar por encima del Congreso ni ponerle plazos ni pecharlo. Que se ubiquen.

Si el presidente cree que la mejor manera de remontar las olas en su gobierno es confrontando al Congreso, se abre un peligroso frente de batalla en el que no tiene suficientes soldados. A menos que su plan sea patear el tablero haciéndoles caso a los enfermos mentales del antifujimorismo. Todo ese jueguito perverso en el que Vizcarra sirve de tonto útil a la mafia de medios y de la izquierda caviar no conduce al bienestar del país. A lo que nos lleva es al caos. Y ese es el escenario preferido por la izquierda patológica que disfruta creando el caos y generando crisis. Es imposible saber qué es lo que quiere Vizcarra ni lo que puede pasar en este país.

Lamentablemente no somos un país normal.

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