viernes, 12 de octubre de 2012

Odio y mentira en la izquierda


El indulto a Fujimori se ha convertido en una nueva ocasión para que la izquierda peruana se pinte de cuerpo entero sacando a relucir toda su miseria, doble moral, odio fundamentalista y discursos plagados de mentiras y medias verdades. De hecho la izquierda es ese sector social y político que utiliza el odio como combustible ideológico. Son los que miran el mundo dividido entre buenos y malos, los que conciben la política como una lucha de clases sustentada en odio hacia quienes consideran "enemigos del pueblo". Por ello su mensaje está cargado de odio y resentimiento, y construido con interpretaciones paranoides donde la mayor parte de lo que hay en este mundo es un agente del mal que debe ser destruido. 

El máximo representante de la izquierda peruana es Sendero Luminoso. A eso es a lo que aspira finalmente toda la izquierda. Por ello la CVR describe a los senderistas como luchadores sociales que representan a los "sectores sensibles ante las diferencias que separan a ricos y pobres" (sic). La CVR engaña a todos tratando de justificar el accionar de SL por la pobreza, aduciendo que precisamente por ello surgió en Ayacucho. Tratan así de ocultar la verdad que fue la existencia del Cuartel General de SL en la Universidad San Cristóbal de Huamanga, donde su cúpula en pleno ejercían como docentes. Miente pues la CVR. Y esa es la esencia de la izquierda peruana: la mentira, el odio de clase y la violencia "revolucionaria". Por ello justifican y defienden cuanto paro y marcha existe, incluyendo bloqueos de carreteras y asalto e incendio de instalaciones públicas y privadas. Y por ello defienden los DDHH de los terroristas.

Hoy la izquierda exhibe nuevamente sus colmillos ante la posibilidad del indulto a Fujimori. Están enviando veladas amenazas y mensajes con advertencias encubiertas. Los diarios de izquierda son por estos días copia fiel de los diarios chicha manejados por Vladimiro Montesinos en las campañas de desprestigio de adversarios. En sus páginas se ve cada día un desfile de personajes celosamente elegidos para desvirtuar el indulto. Todos con la misma consigna y argumento: sería permitir la impunidad y dividiría al país. Aseguran cual expertos que Fujimori no califica, ni jurídica ni médicamente. Hasta el infaltable cura Bambarén, eterno opinante sobre todos los temas, aparece hoy con su clásico tinte rojo en la voz. Ya debería cambiar su crucifijo por la hoz y el martillo entrecruzados.

La izquierda miente al decir que el indulto solo puede ser humanitario. En la Constitución no hay ningún tipo de limitaciones para el indulto presidencial. El reglamento empleado para casos llamados "humanitarios" y que se aplica regularmente con los presos comunes, no elimina ni limita la prerrogativa presidencial del indulto y la gracia. EL presidente lo puede dar. Así de simple. No necesita estar respaldado por informes médicos. Pero aún, tratándose de la figura del indulto humanitario, este resulta plenamente procedente con Alberto Fujimori porque se trata de un anciano enfermo cuyo caso está objetivamente destinado a empeorar sin más opción. No se necesita que su mal sea un cáncer ni mucho menos que sea terminal. Eso es ridículo. 

Por ahora la prensa roja miente y acumula testimonios falsos de opinólogos de izquierda que solo exhiben odio, bajas pasiones y miseria humana. Decir incluso que Fujimori fue juzgado limpiamente en un proceso ejemplar es mentir, porque fue un juicio en el que se tuvo que recurrir a meras conjeturas enmarcadas en una curiosa teoría jurídica rebuscada, tratando de contrarrestar la falta de pruebas y evidencias indispensables para una lícita condena, especialmente cuando es tan grave como el "homicidio calificado". A Alberto Fujimori lo responsabilizaron sin pruebas de las matanzas de Barrios Altos y La Cantuta. Eso es inaceptable.  En su mayor muestra de contradicción, la izquierda afirma que Fujimori no fue responsable por la captura de Abimael pero sí de lo que hacía el grupo Colina. El juicio a Fujimori solo fue ejemplar como abuso de poder y sed de venganza por parte de unos jueces que habían sido echados de la magistratura por Fujimori. Fue además una evidente revancha política de parte de un sector intelectual representado por la CVR, cuyo fin último es legitimar y reivindicar la violencia de izquierda y dar escarmiento a quienes derrotaron al terrorismo.

El indulto a Fujimori es una necesidad histórica no solo para corregir un fallo desproporcionado e injusto, sino para reparar la imagen de un país que ya está dividido hace tiempo, desde que saltaron a la luz todos estos representantes de la izquierda caviar que hoy tratan de darnos lecciones de moral defendiendo, liberando y "reparando" a terroristas. La moral del país ya ha sido afectada con el papel de la CVR y de las ONGS de DDHH que han colocado al Perú de rodillas ante la Corte IDH. El indulto debe servir para pasar la negra página de la historia del Perú que se empezó a escribir con la creación de la CVR.


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