Mostrando entradas con la etiqueta violencia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta violencia. Mostrar todas las entradas

domingo, 21 de enero de 2024

Una vez más la izquierda justifica la violencia


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Un bochornoso incidente involucró a la presidenta Dina Boluarte en Ayacucho cuando un par de mujeres burló la seguridad (si se le puede llamar así) y atacaron a Dina tirándola de los cabellos. Este inciidente ha dejado varias cosas en claro. En primer lugar, obviamente, que la seguridad asignada a la presidenta Boluarte es de lo más ineficaz que se haya visto en cualquier país. Eso me parece quue es lo más bochornoso. ¿Tenían un plan? 

Meterse en medio de una multitud es un acto muy arriesgado para cualquier presidente, y más aun tratándose de Ayacucho, un lugar caliente y rojo. En principio debieron impedir ese acto temerario. De lo contrario, tendrían que haber rodeado a la presidenta con una nube de guardaespaldas, incluyendo agentes de civil encubiertos. Pero por lo visto solo habían cuatro agentes para su resguardo en medio de una multitud. Qué diferencia con el ejército que acompañaba a Pedro Castillo, al que lo rodeaba un cerco infranqueable de no menos de 30 metros. Iba raudo en su camioneta atravesando las mutitudes que lo insultaban desde las veredas y cercos policiales. Una vez le arrojaron huevos desde los balcones en Tacna. Creo que esa fue su máxima exposición. Pero lo de Dina es imperdonable. Ese cuerpo de seguridad debe ser cambiado en su totalidad, desde el jefe hasta los agentes. Incluso deberían ser sancionados por ineptos.

El siguiente episodio bochornoso vinculado al acto de agresión a Dina ha sido la reacción de la izquierda en su conjunto, desde a cviarada hasta el progresismo, pasando por los "intelectuales" de la izquierda quienes, fieles a su corazoncito filoterruco, han salido a justificar la violencia de estas mujeres porque "reclamaban justicia". La idea general de estos defensores de la moral es que Dina se ha buscado los golpes porque no ha hecho nada por darles justicia a los familiares de las víctimas del Estado durante las protestas. Es decir, la culpa es de Dina y no de las mujeres que la atacaron y trataron de buscar "justicia" por sus propias manos.

En realidad no sorprende para nada la actitud de la izquierda frente a otro cobarde acto de violencia contra una autoridad. Es lo de siempre. Son los mismos miserables que celebraron el conazo que le arrojaron a la cabeza del anciano congresista Tubino, del puñetazo artero que un salvaje le propinó al anciano congresista Burga, de la brutal patada al estómago que un energúmeno le metió al anciano ex ministro Luis Alva Castro, etc. Todos esos actos fueron celebrados y justificados por la izquierda. 

Y lo mismo hicieron con la asonada terrorista desatada por la izquierda en toda la región macro sur, con el intento de llega a la capital para tomar Lima hasta reponer en el poder a Pedro Castillo. Toda esa violencia salvaje fue justificada como "actos de protesta" y como "legímo derecho a la protesta", mientras cuestionaban el accionar policial y militar en la zona. De inmediato convirtieron en mártires a los muertos y pidieron juicios contra mandos militares, policias y el gobierno. Mientras hubo bloqueos de carreteras que duraban semanas, paros con amenazas a los comerciantes, nunca les preocuparon los derechos humanos de los ciudadanos afectados, extorsionados, paralizados y hasta muertos en los bloqueos. Los únicos derechos humanos que salieron a reclamar las oenegés y señoritos caviares fueron los DDHH de los muertos en las protestas. 

Y son los mismos que pergeñaron el informe final de la CVR, en cuyo capítulo central justifican el terrorismo culpando a la pobreza, el abandono y la marginalidad. Es decir, la culpa del terrorismo fue del Estado, del modelo y del sistema. Y es la idea que ha quedado porque hoy vemos gente como Guido Bellido y Carmen Gonzalez decir que los senderistas no eran malas personas, eran peruanos que buscaban justicia y que mataban no por criminales sino en busca de un fin superior. Eso es lo que hoy se enseña.

Mientras tengamos a esta izquierda justificando la violencia en todas sus formas y presentaciones, yo no me cansaré de llamarlos "pro terrucos". Y no porque no piensan como yo, que es lo que suelen achacarme, sino porque están del lado de la violencia.


domingo, 8 de abril de 2018

Esa tierna debilidad por la violencia


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

Una vez más nos toca ver el espectáculo patético de la violencia estudiantil en San Marcos. No me voy a detener a analizar las causas del vandalismo, ni las aparentes ni las verdaderas. Porque en todos estos casos siempre existen dos motivaciones: las que se presentan como excusa disfrazando las tropelías como defensa de "derechos", y las verdaderas razones de unos vándalos que defienden sus propios intereses gremiales. Ya han sido expuestas por docentes y conocedores del tema desde el interior de la universidad. Básicamente es gente que se resiste a perder el control y se opone a los cambios que la nueva ley universitaria exige. El resto es cuento para bobos.

No sé qué lado de toda esta situación es más patético: la violencia de unos salvajes que se creen con derecho a tomar una universidad para imponer sus puntos de vista, o los papanatas que desde los medios y redes sociales los apoyan para posar como padrinos de las causas justas. Es evidente que en este país existen demasiadas mentes confundidas, seres de pacotilla que prefieren guiarse por la pose correcta antes que por los principios que sustentan a cualquier sociedad civilizada. 

Para decirlo de forma clara, simple y directa: no hay manera de que podamos avanzar como país si no somos capaces de defender los principios de una sociedad civilizada que se sustenta en el respeto a la ley, el orden, la autoridad y la institucionalidad. Esto tiene que entrarles al cerebro a todos desde la escuela. Nadie puede arrogarse el "derecho" de pasar por encima de la ley y las autoridades para imponer sus puntos de vista por la violencia. Nadie. Y en esto no podemos claudicar.

De lo contrario no solo vamos a aplaudir tomas de locales universitarios sino cualquier acto de salvajismo, como las tomas de carreteras, que muchos defienden como "legitima protesta". De allí a justificar el terrorismo solo hay un paso. Y de hecho, la justificación del terrorismo ya es oficial, desde que la Comisión de la Verdad y Reconciliación planteó como explicación del "conflicto armado interno" la situación de pobreza y marginación de las zonas andinas. En buen romance, los terroristas eran luchadores sociales que buscaban un cambio a la situación de pobreza y que exageraron en su accionar llegando a niveles de terrorismo. Pero justificado está. 

Del mismo modo, la otra cara de esta estúpida postura es la crítica al accionar de las fuerzas del orden. Ahora resulta que pedir la intervención policial para recuperar el orden y la autoridad en la universidad es una "nefasta medida" que muchos han tenido el cuajo de criticar y condenar. ¿Pero dónde tienen el cerebro estos personajes de pacotilla que defienden a los vándalos y critican a los agentes del orden? ¿En qué sustentan su pobre raciocinio? ¿En qué mundo viven estos desubicados? 

En lugar de tantas boberías de género, en la escuela deberían enseñar los principios básicos que sustentan a una sociedad civilizada fundada en la ley, el orden y las instituciones. Deberían enseñarles a los niños que las ideas se discuten y se aceptan por consenso, no se imponen por la fuerza ni por las armas, como pretendían los criminales de la izquierda terrorista. Hay que enseñarles desde niños que el Estado tiene el deber de actuar en defensa del orden social y para imponer la ley mediante el uso legítimo de la fuerza pública, es decir, policías y fuerzas armadas si fuera el caso. Parece que todos estos papanatas no saben ni lo básico. ¿Qué podemos esperar de gente que ignora el ABC de la civilización? Siempre andan defendiendo las protestas como un "derecho", como si alguien tuviera el derecho de afectar a los demás por hacer prevalecer sus intereses. ¡Payasos!

Patético es leer a todos esos socialconfusos criticando el accionar policial en San Marcos y defendiendo las tropelías de los vándalos. ¿En qué país quieren vivir esos desadaptados? ¿En un país donde cada quien salga a imponer sus puntos de vista a balazos? ¿Donde los grupos políticos se declaren la guerra a ver quién queda vivo para establecer quién tiene la razón?  Qué patético realmente. Pero así estamos.

Y más allá de estas absurdas posturas a favor de la violencia y en contra de las fuerzas del orden, tan típicas de la izquierda pro terrorista, está la insufrible cháchara sobre los "derechos". Me canso de leer a larvas juveniles cacareando sobre sus supuestos "derechos" a reclamar educación gratuita, vivienda gratuita, comida gratuita y transporte gratuito. ¿Quién les ha enseñado a estos mamones que tienen el "derecho" a que la sociedad los mantenga? ¿De dónde sacan que tienen "derecho" a obtener una carrera gratis? Y encima el "derecho" a gestionar la universidad y opinar sobre el currículo. Ya es el colmo. Estos chicos necesitan una buena dosis de ubicaína.

Desgraciadamente en este país tenemos políticos ignorantes que apelan a la demagogia y al gasto público para ganar votos y permanecer en el poder. Todos estos supuestos "derechos" que reclaman a viva voz los pulpines les han sido prometidos por estos demagogos. Pero nunca es tarde para aclararle el cerebro a nuestra juventud extraviada en la politiquería de la izquierda parásita y chupasangre. Acá nadie tiene ningún derecho a nada, a menos que pague por ello. Los jóvenes que reciben educación gratuita del Estado, sin ningún tipo de filtro social para verificar sus necesidades económicas, ni compromiso de devolución futura del costo, no tienen ningún derecho a reclamarle nada a nadie. Como dice el dicho: a caballo regalado no se le mira el diente. Si no les gusta la educación que reciben pueden irse a otra universidad y dejar de sufrir. 

En todo caso, todos los reclamos se tramitan por la vía administrativa. Existen órganos de cogobierno donde los estudiantes están representados y es allí donde se escucha su voz. No hay pues ninguna forma racional de poder justificar el vandalismo estudiantil para reclamar un "derecho". Todos esos revoltosos que se atrevieron a saltarse la ley y violentar el orden tienen que ser expulsados sin miramientos y llevados ante la justicia. Se sabe que esos dirigentes estudiantiles que promovieron el vandalismo son típicos estudiantes eternos que llevan más de una década parasitando en la universidad y quitándole el puesto a un joven pobre, que puede aprovechar mejor la educación gratuita. Esos parásitos deben ser expulsados de la universidad sin más trámite. Es más, hace tiempo que deberían haber sido expulsados por incapaces. 

Para finalizar, es hora de hablar claro y sin miedo en este país. Es hora de poner la cara y decir las cosas como son, sin complejos ni poses. Ya tenemos bastante con los pobre diablos que prefieren la comodidad de la pose correcta y el disfraz de luchador social y defensor de causas justas. Al diablo con toda esa basura. Las cosas claras. Acá nadie tiene derecho a exigirle nada a la sociedad. Nadie tiene el derecho de violentar la ley y pasar por encima de las autoridades y las instituciones para imponer sus puntos de vista. Nadie. Si esto no está claro, pues entonces no lloremos cuando regrese el senderismo que ya está listo para volver a actuar. 

jueves, 13 de septiembre de 2012

El verdadero origen de la violencia



Entender el origen de la violencia no requiere esforzados análisis sociológicos o antropológicos. Apelamos a ellos cuando queremos ocultar la verdad tras un cúmulo de argumentaciones teóricas, tal como se hace en el informe de la CVR. Pero el único origen de la violencia está en cierto conjunto de ideas que se usan para programar la mente de las personas. El ser humano es un organismo que, a diferencia de las demás especies animales, tiene la sorprendente posibilidad de actuar guiado por ideas. Eso es todo. Insertando las ideas apropiadas en la mente de una persona (tal como se instala un programa en la PC) podemos tener a un soldado de Dios o un soldado de la justicia o un soldado de lo que sea. Al final, es un simple asesino. 

La violencia política que sacudió al Perú en los 80 se engendró en los 70 y un poco antes. Nos llegó la epidemia del comunismo mundial que la URSS y China empezaron a regar por el mundo en la posguerra. Los libros de Marx y Lenin se regalaban en las universidades, tal como se regalan hoy las biblias. En algunas librerías del centro de Lima se vendían a 1 sol. La propaganda marxista llegaba por toneladas y todo era gratis porque estaba subvencionada por la URSS. No solo eran libros marxistas sino revistas como Sputnik o Albania Socialista, que mostraban en grandes fotos a color las maravillas del mundo comunista, y que los ingenuos estudiantes miraban idiotizados.

Quien no ha vivido los años 70 en las universidades no se puede imaginar el espectáculo patético de grupos de estudiantes idiotizados, gritando consignas marxistas con el puño en alto, hablando del pueblo y de las masas, pese a que el pueblo ignoraba por completo la existencia de estos apóstoles del comunismo. De ese conjunto de estudiantes delirantes salió Sendero Luminoso, entre muchas otras agrupaciones de lunáticos de izquierda violentista que justificaban la guerra popular, que incitaban la lucha armada. Pero lo curioso es que no solo salió Sendero Luminoso sino también los integrantes de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. 

Esta CVR pretende ahora "explicarnos" que la violencia se debió al fanatismo de los senderistas (sus rivales ideológicos de los 70) pero principalmente a las condiciones de pobreza y miseria de los Andes, a la exclusión y la marginalidad, a la discriminación y, en fin, a todos los males que hay en este mundo. Solo les faltó citar el calentamiento global y al fenómeno del Niño. Sin embargo, los hechos los desmienten. No fueron los campesinos pobres quienes se levantaron sino maestros y estudiantes universitarios adoctrinados con el marxismo-leninismo-maoismo-pensamiento Gonzalo. La mayoría de los senderistas fueron jóvenes y hasta adolescentes. El campesinado más bien los rechazó desde el principio. Así que la mentira de la CVR queda en evidencia clara.

No nos dejemos engañar por la sociología marxista de la CVR. El origen de la violencia política que sacudió al Perú y otros países de Latinoamérica, como Colombia que hasta hoy tiene remanentes de las FARC, fue la prédica del marxismo, ese conjunto de ideas nefastas que engatuza a las mentes débiles para contarles una historia de odio. Básicamente les enseña que deben odiar al capitalismo y sus representantes, como los EEUU, las empresas y a los empresarios, a quienes deben ver como explotadores y enemigos del "pueblo". Les enseñan que deben destruir este sistema y que la violencia es la única manera de lograrlo. Así es como está programada la mente de un izquierdista.

Mientras dejemos que sigan infectando la mente de los jóvenes con marxismo, y si permitimos que enseñen las "explicaciones" de la CVR (que son de base marxista) nunca hallaremos las condiciones de la paz y del progreso sin violencia. Todo el origen de la violencia son las ideas que se le infunden a los jóvenes. A los jóvenes hay que enseñarles a trabajar y a surgir, no a odiar al "sistema". Ya es tiempo de dejar atrás toda la basura marxista que tanto daño le ha hecho al Perú y al mundo, no solo por la violencia, los muertos sino por la gran miseria que ha generado. No lo permitamos.


jueves, 30 de agosto de 2012

La verdad sobre la CVR



Un documento fundamental para entender cómo la izquierda peruana urdió la CVR con el objetivo de lavarse las manos mediante una interpretación antojadiza de la historia de la violencia, desviando toda la atención hacia el Estado, las FFAA y Policía Nacional, y salvando de toda culpa a los grupos radicales de izquierda que durante los años 70 se pasaron preparando y anunciando la guerra popular del campo a la ciudad. Muchos integrantes de esa izquierda delirante formaron parte de la CVR y se encargaron de encubrir la responsabilidad de la izquierda, culpando de todo a las condiciones de miseria y pobreza de los Andes. Al final Sendero Luminoso queda como un grupo que solo iba en busca de la justicia social. Por último, la CVR plantea que quienes deben pedir perdón a la sociedad son el Estado y las FFAA, como paso indispensable de la llamada "reconciliación" la que se funda básicamente en las famosas "reparaciones", que hoy constituyen el gran negocio de las ONGs de DDHH defensoras del terrorismo.


Documento para descargar y difundir:

La verdad sobre la Comisión de la Verdad y Reconciliación del Perú