jueves, 31 de julio de 2014

La receta de don Cucho


Escribe: Dante Bobadilla Ramírez

La gente tiende a preferir las explicaciones simples y, por ello mismo, a proponer soluciones simples para problemas complejos. Problemas que son poco entendidos porque son culturales y multifactoriales, donde intervienen a un mismo tiempo procesos y factores invisibles y que, para mayor desgracia, están ocultos fuera de nuestros alcances y posibilidades humanas. La gente solo percibe un malestar y luego cree que es posible cambiar ese estado con una simple medida como dar una ley. 

Pero la triste verdad es que las leyes no cambian la realidad. Un país no se vuelve industrializado porque una ley lo ordena o lo "promueve". El acoso escolar no desaparece por una ley "antibullying". Las armas de los delincuentes no desaparecen porque una ley los prohíbe creando engorrosos trámites que solo fastidian a la gente decente. Del mismo modo ninguna ley es capaz de crear "institucionalidad" en ningún lado. Y menos en la política.

Digo todo esto porque nuevamente se anuncia la segunda edición de la famosa "ley de partidos políticos" cuya primera versión se lanzó hace más de una década con la ridícula idea de que la realidad política del país se iba a arreglar. Por supuesto que no se arregló. Peor aun: empeoró. ¿Por qué entonces ahora se insiste en otra nueva ley de partidos políticos? Solamente porque la mula tiende a ir al trigo. 

El señor Mariano Cucho, jefe del ONPE, quiere que el Congreso apruebe su nueva ley de partidos políticos porque asegura que es "absolutamente indispensable para la institucionalidad democrática". Está convencido de que con esta dichosa ley se "fortalecerán los partidos políticos". Pero lo más sorprendente es que "este proyecto de Ley de Partidos establece el financiamiento público directo para que estas organizaciones puedan desarrollar una vida partidaria y no dependan de recursos externos". 

¿Puede haber mayor estupidez que regalarles dinero público a estas organizaciones mafiosas que solo se arman para asaltar el poder en cada elección? Escucho genios opinólogos que dicen que así se impediría que el narcotráfico llegue a los partidos. Así de simple y elemental es la lógica de nuestros genios opinólogos. Es decir que el narcotráfico se va a detener simplemente porque el Estado financia a los partidos. ja ja ja Esto es como creer que si les aumentamos el sueldo a todos los burócratas acabaremos con la corrupción. Creo que ni un niño creería eso. Una cosa no tiene que ver con la otra, aunque el simplismo lógico lo pinte así.

El pensamiento barato de nuestros burócratas no solo lleva a creer en la magia de las leyes sino en que el Estado puede arreglar todo si le arroja dinero al problema. Así se piensa que si el Estado le regala dinero a estas mafias políticas de trepadores y asaltantes del poder, la "institucionalidad política y democrática se fortalece". Y para sellar su argumentación nunca falta el progre que te dice "en otros países existe". Claro que en todos los países existen idiotas. No tenemos el monopolio. Por el contrario, los de acá no hacen más que copiar todo lo que ven afuera, aunque nuestra realidad sociocultural sea completamente diferente.

Regalarle dinero a los mal llamados "partidos políticos" solo incrementará los problemas. Donde hay dinero hay corrupción. Ya tenemos esta feria de vientres de alquiler montadas solo para vender inscripciones, como la que le ofreció la oportunidad de candidatear a Ollanta en el 2006 sin ser nadie. Lo único que hará la ley es extender el negocio político. En lugar de 30 agrupaciones llegaremos a superar el centenar. ¿Qué importa si no tienes dinero para la campaña? ¡El Estado te la financia! Y siempre te sobrará alguito. ¡Negocio redondo!

Por supuesto que esta ley será aprobada de un solo carpetazo. ¿Acaso algún partido se opondrá? Solo queda mostrar la indignación ciudadana ante este mamarracho legal que busca regalar el dinero de todos a las mafias de la política. Los partidos deben aprender a subsistir de sus afiliados, tal como lo hacen las numerosas iglesias que existen. Para las campañas reciben apoyos y estos deben ser transparentes. Si hay sospechas sobre su procedencia pues que el Estado investigue y punto. Para eso ya hay leyes y harta burocracia. Que hagan su trabajo. Ya basta de derrochar dinero público alegremente con ilusas intenciones.

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