viernes, 20 de julio de 2018

La moral de los inmorales


Por: Erick Flores Serrano
Director del Instituto Amagi - Huánuco

La izquierda, aquí y en cualquier parte del mundo, siempre ha tratado de adueñarse de la moral para poder juzgar al resto desde lo que ellos creen que es el último bastión de la decencia en la sociedad. Solo en el retorcido mundo que existe en sus cabezas, creen ser los salvadores de todos los horrores que hoy aquejan al mundo y que -solo en su imaginación- son el resultado de no haberles dejado a ellos, la administración de nuestras vidas. Ellos están convencidos de ser el oasis en medio del desierto, un manantial de virtudes que no solo acabaría con todos los vicios que hoy mancillan nuestra dignidad, sino que traerían el paraíso en la tierra.

En nuestro país, luego del escándalo de corrupción en el seno del CNM, han aparecido las voces de siempre. La izquierda ha pegado el grito al cielo y no ha dejado pasar la oportunidad para volver al escenario político y aprovecharse de la justificada indignación de la sociedad. ¿Alguien puede creer que la señora Verónika Mendoza, secretaria y persona de confianza de la pareja Humala-Heredia, tiene alguna autoridad moral para “indignarse” y “luchar contra la corrupción”? ¿Alguien puede creer que la señora Rosa María Palacios, que habiendo cobrado dinero de Odebrecht, puede levantarse de su cama y “alzar su voz de protesta” contra la corrupción? ¿Alguien puede creer que la señora Marisa Glave, íntima amiga y funcionaria de confianza durante la gestión de Susana Villarán (quien recibió coimas de OAS y Odebrecht durante su periodo en la alcaldía de Lima), tiene solvencia para decir algo en contra de la corrupción? Y podría seguir nombrando “ilustres” personajes de izquierda que teniendo probados vínculos con la corrupción en nuestro país, hoy hacen gala de su indignación selectiva y quieren vender el cuento de que solo la derecha hiede y está sucia.

Lastimosamente para esta gente, su ocurrente historieta nada tiene que ver con la realidad. Esa es la moral de los inmorales, personas que no dudan en tomar las calles y lavar las banderas cuando la corrupción salpica a la derecha pero jamás aparecen cuando la suciedad llega a sus filas. Lo que suele decir esta gente, con una frescura insultante, es: “pero es que ellos no son de izquierda”; como si la izquierda fuera ejemplo de algo en la historia. La izquierda que ayer organizó el paro “en contra de la corrupción”, fue la misma que llevó al poder a Toledo, la misma que llevó al poder a Humala-Heredia, la misma que llevó al poder a PPK. ¿Con qué autoridad moral vienen a darnos lecciones al resto? No tienen sangre en la cara, no tienen vergüenza.

A la izquierda peruana le preguntan por la corrupción de Odebrecht y se rasga las vestiduras, luego Lula Da Silva cae preso por corrupción en Brasil, y esta gentuza nada sabe decir. Mencionan a un tal Becerril en los audios de la corrupción y pegan el grito al cielo, pero cuando la letra de Veronika Mendoza apareció en las famosas agendas de Nadine Heredia, ¿dijeron algo estos impresentables? Castañeda fue uno de los alcaldes de Lima más criticados por la izquierda y, al margen de que haya o no razón en las críticas, cuando se destapó el escándalo de la Caja Metropolitana de Lima, ninguno de estos “críticos” dijo nada, ¿sería porque Susana Villarán, persona de izquierda, estaba en la gestión? Esta gente se indigna porque un puente construido en la gestión de Castañeda se cae pero nada dijeron cuando Villarán, siendo alcaldesa, recibió dinero brasileño para su campaña contra la revocatoria.

Y así uno puede seguir porque la lista es larga. Esa moral selectiva es la que demuestra que la izquierda jamás ha luchado contra la corrupción, nunca han visto en la corrupción un problema para el país, sino para sus bolsillos porque no son ellos los que están en los cargos. Y aquí no se trata de santificar a la derecha y demonizar a la izquierda, lo de la derecha en el país es una tragedia por donde se le mire, una vergüenza; pero debemos poner los puntos sobre las íes. Si la derecha no tiene virtudes y nada bueno se puede decir de ella, de la izquierda menos.

A final de cuentas, lo que las personas decentes debemos entender es que cuando un ladrón roba, no importa si lo hace con la mano derecha o la mano izquierda, lo que importa es que está robando y el robo es inmoral. Así que debemos tener mucho cuidado con los charlatanes y embusteros, sobre todo en contextos como este, donde la gente de la peor calaña solo busca pescar a río revuelto y llevar agua para su propio molino político.

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