lunes, 25 de julio de 2016

Llegó el circo rojo


El nuevo Congreso versión 2016-2021 juramentó y dejó en claro que no será mejor que el anterior. Especialmente por la presencia de la pequeña banda de izquierda, dispuesta a mantener la fama de los rojos en alto, como los demostraron con una serie de ridículas juramentaciones que fueron desde la pachamama y las lagunas hasta las "victimas del fujimorismo". Ver a los rojos haciendo payasadas en el hemicirco es algo tan normal como ver a los perros ladrar. Ya no llaman la atención. Apenas ha servido para distinguir quiénes serán los más vociferantes y delirantes. En ese aspecto se destacaron la chibola Indira Huilca y la ex regidora vacada del villaranismo fracasado, Marisa Glave. 

Que una chibola desubicada como Indira Huilca vaya al Congreso a hacer un papelón con una juramentación estúpida, todavía pasa. No hay mucho que esperar de una chica de nivel pulpín universitario que aun sufre de la imbecilidad del izquierdismo infantil, tan típico en nuestros jóvenes. Pero que una política de cierto recorrido como Marisa Glave haga el ridículo es algo que la desdibuja por completo. Obviamente no se puede contar con ella ni para vocera, siendo una de las líderes más importantes. Uno siempre espera que los enfermos mentales de izquierda salgan vociferantes e insultantes, porque ese es su nivel mental y sus modales políticos, pero que quienes lideran el grupo con un perfil más o menos dialogante caigan en ese nivel resulta lamentable y preocupante, pues ya no queda forma de entenderse con esos delirantes. Ya vimos cómo será su conducta en los próximos cinco años. Es decir, de esta gente no esperemos más que circo y confrontación. 

Más allá de la pose terruca de levantar el puño como todo buen comunista, los desquiciados del Frente Amplio han perdido toda capacidad de debate porque ya ni ideología tienen. No han jurado por sus principios que dicen defender. No. Lo único que han hecho es aprovechar la oportunidad para exhibir, una vez más, su antifujimorismo patológico. Eso es lo único que moviliza a la izquierda en estos tiempos. Políticamente están reducidos a ser un grupo de oposición radical a las grandes inversiones mineras con el cuento del ambientalismo y punto, más nada. Allí termina toda su actuación política. Es triste ver en lo que ha quedado convertida la izquierda peruana que antaño al menos cacareaban su biblia marxista con las ideas de Lenin y Mao. Ahora no son más que tristes repetidores de clichés de la "memoria" convertida en venganza rabiosa, viven frustrados llenos de consignas baratas y relamidas contra Fujimori. Entre su falso ambientalismo y la rabiosa venganza contra Fujimori, lo que más alienta a los rojos es obviamente su venganza histórica por la derrota del terrorismo. Una lástima que por cuestiones del azar electoral hayan alcanzado 20 congresistas que no merecen. 

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