Escribe: Dante Bobadilla Ramírez
El aumento de la delincuencia social es muy similar a la infección bacterial. Esta se produce en la medida en que los agentes patógenos superan la acción de los anticuerpos. Ocurre cuando no hay anticuerpos preparados para combatir un tipo especial de bacteria o cuando estas superan en número a las otras. No hay diferencias en el escenario social. El aumento de la delincuencia se debe a dos factores: poca policía y mal preparada. Ese es todo el diagnóstico. Lo demás es rollo.
La policía tiene que crecer en número en una adecuada correlación con la sociedad, debe estar preparada para enfrentar los diversos modos delictivos, adelantarse al accionar delictivo bloqueándolos, dejándoles sin espacio donde actuar impunemente, lo cual exige un plan permanente de capacitación y entrenamiento junto a un equipamiento especial que haga uso intensivo de las modernas tecnologías. Pero nada de esto ocurre en el Perú. No nos sorprendamos pues de que la delincuencia haga su aparición por todos lados.
Lamentablemente la policía ha caído en la modorra de medidas burocrática por demás estúpidas, como el exigir la prohibición de actividades en lugar de salir a combatir las modalidades delictivas. Desde la ociosa licencia para portar armas, hoy convertida en un sofisticado carnet lleno de extremas medidas de seguridad que superan a los billetes norteamericanos, hasta la licencia para las lunas polarizadas en los autos, no han hecho más que molestar a los ciudadanos decentes en lugar de combatir el crimen. Y por supuesto, esas medidas para nada han servido.
El facilismo mental de los idiotas que ven en la prohibición la solución de todos los problemas parece estar ganando terreno. Ahora se pide prohibir que dos personas circulen en moto. Otros quieren prohibir los Ticos porque son usados para delinquir. Luego pedirán prohibir las máscaras porque también son usadas por los delincuentes, después serán las capuchas. Así por el estilo, los burócratas acaban enredando la vida de las personas por darle gusto a las masas histéricas, en lugar de enfrentar el crimen con astucia y con cuerpos policiales especializados.
La policía siempre espera que ocurra un acontecimiento espantoso para salir a hacer sus operativos. Siempre están atrasados. Ayer montaron un escandaloso operativo para revisar a los motociclistas, como si los delincuentes van a ser tan estúpidos de meterse al operativo cuando se ve a cuadras de distancia. La policía debería actuar en cada patrullero que circula por la ciudad deteniendo inopinadamente a cualquier auto o moto sospechosa. Pero en estos días ya ni patrulleros se ven en las calles. Sin una acción decidida del gobierno vamos a terminar como Venezuela. Por desgracia, este gobierno que entró con demasiadas ínfulas y con exceso de triunfalilsmo ha demostrado que más allá de la pose y el discurso están en nada.
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